Proclamación y Primeros Pasos de la II República Española (1931-1933)

Introducción: El Advenimiento de la II República

Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 se transformaron en un plebiscito entre Monarquía y República. La victoria republicana en la mayoría de las capitales de provincia obligó al rey Alfonso XIII a abandonar España. El 14 de abril de 1931 se proclamó la II República Española, una oportunidad para modernizar social y económicamente el país. El nuevo régimen fue recibido con entusiasmo por las clases medias y populares, pero con temor y recelo por las élites socioeconómicas.

España inició su principal experimento democrático y reformista en plena Gran Depresión económica mundial y durante la crisis europea de las democracias, un periodo en el que los totalitarismos dominaban la política europea.

La incidencia directa de la crisis de 1929 en España fue leve. Aunque las potencias mundiales repatriaron capitales, dificultando la financiación externa, las dificultades económicas de la República también tenían raíces internas: paro, débil industrialización, desigual reparto de la tierra, escasa competitividad internacional y déficit en la balanza comercial. A esto se sumó la desconfianza de empresarios y propietarios agrícolas hacia la República.

La falta de tradición democrática, la alta conflictividad social, la lentitud de las reformas y la oposición de los grupos conservadores provocaron inestabilidad política, tensión social y el desarrollo de posturas extremistas que minaron la frágil estructura de la II República.

La Proclamación de la II República y el Gobierno Provisional

Tras la caída de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, Alfonso XIII encomendó al general Berenguer la celebración de elecciones para volver a la «normalidad constitucional». Su incapacidad llevó a su sustitución por el almirante Aznar, quien convocó elecciones municipales como paso previo a las generales.

Las fuerzas políticas se aglutinaron en dos bandos: monárquico y republicano. Los partidos dinásticos se habían distanciado del monarca, algunos incluso estaban en el exilio.

Los republicanos se organizaron tras la firma del Pacto de San Sebastián (17 de agosto de 1930), integrado por conservadores, católicos, anticlericales y nacionalistas de Cataluña y Galicia. De ahí surgió un comité revolucionario para acabar con la Monarquía y atender las reivindicaciones del nacionalismo. Más tarde se sumó el PSOE.

El sistema también enfrentó la oposición de destacados escritores y catedráticos, así como dos intentos fallidos de sublevación militar:

  • La sublevación de Jaca (12 de diciembre de 1930), liderada por los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, quienes fueron condenados a muerte.
  • La sublevación del aeródromo de Cuatro Vientos, encabezada por Gonzalo Queipo de Llano y Ramón Franco, quienes se exiliaron en Portugal tras su fracaso.

En la madrugada del 14 de abril, el Ayuntamiento de Éibar proclamó la República. El movimiento se extendió rápidamente y Alfonso XIII partió al exilio. Simultáneamente, el comité revolucionario se constituyó en Gobierno Provisional.

Aunque el cómputo total de votos favoreció a los partidos monárquicos, los republicanos triunfaron en la mayoría de las grandes ciudades. En las zonas rurales, predominaron los concejales monárquicos, debido en gran parte al control caciquil.

El Gobierno Provisional quedó conformado por una coalición de republicanos, socialistas y nacionalistas. Se inició un amplio programa de reformas, pero pronto surgieron los primeros conflictos, como la quema de conventos en Madrid y otras ciudades en mayo de 1931.

Las Cortes Constituyentes y la Constitución de 1931

Las elecciones generales a Cortes Constituyentes se celebraron el 28 de junio de 1931. Se estableció un Parlamento unicameral, con sufragio masculino para mayores de 28 años, listas abiertas y circunscripción provincial. Estas elecciones se desarrollaron con civismo y alta participación, resultando en una clara victoria de la conjunción republicano-socialista.

Se formó el primer gobierno republicano, compuesto por republicanos de derecha, de centro-izquierda, socialistas, y nacionalistas catalanes y gallegos. Los grandes propietarios, la oligarquía financiera, parte del ejército y la Iglesia mostraron preocupación. La CNT anarquista tampoco mostró entusiasmo.

La Constitución de 1931, de carácter democrático y progresista, se aprobó ese mismo año. Sus principales características fueron:

  • Establecimiento de un Estado integral, compatible con la autonomía de municipios y regiones.
  • Separación de poderes: el Legislativo en unas Cortes unicamerales; el Ejecutivo, bajo control parlamentario; y el Judicial, en jueces independientes.
  • Posibilidad de expropiación y nacionalización de servicios públicos.
  • Amplia declaración de derechos y libertades, incluyendo el matrimonio civil, el divorcio y el voto para mayores de 23 años, reconociendo el derecho al voto femenino.
  • Separación entre Iglesia y Estado.

Los debates parlamentarios más intensos se centraron en la cuestión religiosa y las regiones autónomas.

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