El Régimen de Primo de Rivera: Un Análisis Histórico

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930): Un Periodo Clave en la Historia de España

La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) surgió ante la crisis de la Restauración, debilitada por el Desastre de Annual (1921) y el Expediente Picasso, la agitación social tras la Gran Guerra y los sucesos de 1917. Además, el auge de la oposición republicana, obrerista y nacionalista intensificó el descontento. En este contexto, Primo de Rivera dio un golpe militar para restaurar el orden y recuperar una paz social idealizada.

El 13 de septiembre de 1923, Primo de Rivera dio un golpe de Estado en un contexto de crisis política, social y militar. Justificó su acción como una respuesta al «caos» de la Restauración, denunciando la corrupción, el caciquismo y la incapacidad del gobierno, especialmente en Marruecos. Declaró el Estado de Guerra, suspendió la Constitución de 1876 y estableció una dictadura militar provisional para resolver los “males” que aquejaban al país, obteniendo la sanción regia.

Primo de Rivera, de familia aristocrática andaluza, tenía una visión paternalista y autoritaria del poder con un sentido romántico del patriotismo, influida por el regeneracionismo y el papel central del ejército. Su pensamiento se basaba en la mentalidad jerárquica militar y el rechazo de los políticos profesionales, considerándose como el salvador de la patria. Tuvo una experiencia militar al participar en la guerra de Cuba y destacar en Marruecos. Su discurso directo le granjeó apoyo en sectores conservadores, pero su falta de experiencia civil limitó su gobierno.

La clase política, debilitada y desprestigiada, reaccionó con resignación. Los partidos del turno dinástico no ofrecieron resistencia significativa. La población, agotada por la inestabilidad, acogió el golpe con indiferencia o esperanza. Recibió el respaldo de empresarios, banca, Iglesia y terratenientes.

Alfonso XIII apoyó abiertamente el golpe, viendo en él una oportunidad para fortalecer la monarquía. Su respaldo fue clave, pero lo comprometió con la dictadura, dañando su imagen y contribuyendo a la caída de la monarquía en 1931 y la consiguiente proclamación de la Segunda República en 1931.

El régimen suspendió la Constitución de 1876, disolvió las Cortes, impuso censura y prohibió partidos y sindicatos. Los golpistas justificaron su acción por la crisis e inestabilidad del sistema político parlamentario (desconfianza de los militares en la política), el miedo a una revolución social, el descontento del ejército tras el desastre de Annual, el deseo por evitar que las Cortes pudieran exigir responsabilidades como en el Expediente Picasso y el auge de dictaduras europeas como el fascismo italiano.

Fases de la Dictadura de Primo de Rivera

La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) se desarrolló en dos fases: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930). Ambas carecieron de un proyecto político definido, con Primo de Rivera cambiando de idea con frecuencia, y se caracterizaron por un marcado autoritarismo.

Directorio Militar (1923-1925)

El Directorio Militar (1923-1925) se instauró tras el golpe de Estado con la disolución de las Cortes, la suspensión de las garantías constitucionales y la concesión al dictador de presentar al rey decretos con fuerza de ley. Sus principales acciones fueron la reforma político-administrativa, la fuerza política de la Unión Patriótica y los intentos de resolver el problema marroquí, el catalanismo y el movimiento obrero:

  • Reforma político-administrativa: Intento de erradicar el caciquismo mediante la disolución de Ayuntamientos y Diputaciones, sustituyéndolos por Juntas de Vocales Asociados. Los gobernadores civiles eran militares que llevaban a cabo la investigación sobre el caciquismo en los municipios pequeños. Se aprobaron el Estatuto Municipal (1924) y el Estatuto Provincial (1925) para avanzar a un sistema más democrático, aunque su aplicación efectiva fue nula, consiguiéndose fortalecer el control del Estado.

  • Unificación política: Creación de la Unión Patriótica (UP), un partido que servía como aparato propagandístico del régimen, compuesto por militares, conservadores, funcionarios, empresarios, personas anti republicanas participando a través de actos públicos.

  • Guerra de Marruecos: Marruecos fue el centro de sus preocupaciones. Francia y España prepararon una ofensiva, y se logró el éxito militar con el desembarco de Alhucemas (8 de septiembre de 1925), lo que puso fin al conflicto con Abd-el-Krim.

  • Represión (catalanismo y movimiento obrero): La CNT fue declarada ilegal, reduciendo el número de huelgas. Esta represión contribuyó a radicalizar al anarquismo, llevando a la formación de la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Por otro lado, se persiguió el catalanismo prohibiendo sus símbolos y restringiendo el uso público del catalán.

Directorio Civil (1925-1930)

El Directorio Civil (1925-1930) consolidado tras la victoria en Marruecos, buscó institucionalizar la dictadura y modernizar la economía:

  • Asamblea Nacional Consultiva (12 de septiembre de 1927): Creada para elaborar una nueva constitución, pero fracasó por la incapacidad de Primo de Rivera para encontrar un modelo institucional viable y diferente de la del pasado.

  • Política económica intervencionista: Estuvo claramente marcada por el nacionalismo y el intervencionismo estatal. Se complementó con las disposiciones de defensa de la economía española y acciones dirigidas a su reactivación. 

    • Defensa de la economía española: Protección arancelaria, monopolios nacionales. Fueron fundadas Telefónica (1924) y CAMPSA (1927)

    • Reactivación económica: Política ferroviaria, la construcción y renovación de carreteras y la política hidráulica. El financiamiento con Deuda Pública generó un déficit crónico.

  • Política social: Creación de los Comités Paritarios dentro de la Organización Corporativa Nacional (1926) para regular las relaciones laborales. Contó con el apoyo de la UGT y una parte del PSOE produciendo una división interna en el socialismo.

El Declive y la Caída de la Dictadura

La dictadura entró en crisis por el rechazo de los viejos partidos, que Primo de Rivera había desmantelado sin lograr un nuevo modelo político. Parte del ejército, inicialmente apoyo clave, también se alejó por descontento y desilusión por la falta de avances. El nacionalismo catalán, frustrado por la centralización y autoritarismo de Primo de Rivera, se opuso al régimen. Los republicanos vieron en la dictadura un obstáculo para la democracia, y el mundo intelectual rechazó la represión y la falta de libertades (destierro de Unamuno en 1924).

La crisis económica de 1929 reactivó conflictos sociales (huelgas, descontento), debilitando aún más el régimen. Primo de Rivera consultó al ejército sobre su continuidad, pero al no recibir apoyo, dimite en enero de 1930 sin consultar previamente al rey y muere poco después en París.

Su caída debilitó la monarquía alfonsina. Alfonso XIII, vinculado al régimen, ya no gozaba de la confianza popular por lo que aceptó la dimisión y nombró a Berenguer, iniciando un periodo conocido como la «Dictablanda» para restaurar el parlamentarismo. En 1930, el Pacto de San Sebastián unió a la oposición para instaurar la República, con apoyo de la CNT e incluso sectores militares (Sublevación de Jaca, 1931). Alfonso XIII se sentía cada vez más aislado y Berenguer fue sustituido por el gobierno del almirante Aznar poniendo en marcha unos comicios (municipales, provinciales y legislativas). En abril de 1931, las elecciones municipales dieron la victoria a republicanos y socialistas en las ciudades, lo que llevó a la proclamación de la II República (14 de abril de 1931) y la salida de Alfonso XIII.

Conclusiones

La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) buscó un orden autoritario para resolver la crisis de la Restauración, pero su carácter generó rechazo en políticos, militares, intelectuales y republicanos. La crisis económica de 1929 y la deslegitimación de Alfonso XIII aceleraron su caída. Tras la dimisión de Primo, el vacío de poder creó un clima de tensión que llevó a la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. Sin embargo, la República enfrentó grandes dificultades heredadas de la Restauración, lo que dio inicio a una etapa de tensiones políticas que culminaron en el Golpe de Estado de 1936.

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