El Liberalismo en España durante el Reinado de Isabel II

Reinado de Isabel II: Ascenso del Liberalismo en España

Sucesión y Conflicto Carlista

Fernando VII no tuvo hijos varones, lo que, de acuerdo con la Ley Sálica, convertía a su hermano Carlos en el legítimo heredero al trono español. Sin embargo, en abril de 1830, meses después del nacimiento de Isabel, la primera hija de Fernando VII, la Ley Sálica fue derogada mediante una Pragmática Sanción. Esta decisión frustró las expectativas de Carlos y los tradicionalistas, quienes iniciaron una fuerte oposición que obligó a María Cristina de Borbón-Dos Sicilias a aliarse con los liberales.

A la muerte de Fernando VII, Carlos se autoproclamó rey con el nombre de Carlos V, mientras que Isabel fue proclamada reina bajo la regencia de su madre, María Cristina, debido a su minoría de edad. Este conflicto dinástico desencadenó la Primera Guerra Carlista (1833-1840), un enfrentamiento entre el liberalismo y el absolutismo.

Focos y Bases del Carlismo:

  • Focos: Vasco-navarro, aragonés-catalán y el maestrazgo valenciano.
  • Apoyo internacional: Austria, Rusia, Prusia, Nápoles y, en ocasiones, los Estados Pontificios.
  • Bases sociales: Oligarquía rural, campesinos, artesanos, baja nobleza y bajo clero.
  • Ideología: Ultracatolicismo, defensa de la foralidad y la monarquía de origen divino.

El Bando Isabelino (Cristino):

  • Control: Instituciones del Estado, la mayor parte del ejército y las principales ciudades.
  • Apoyo internacional: Reino Unido, Portugal y Francia.
  • Bases sociales: Aristocracia latifundista, burguesía de los negocios, artesanos, pequeños comerciantes y campesinos que buscaban la transformación de la estructura agraria tradicional.

Desarrollo de la Guerra:

  1. Primera etapa (1833-1835): Revueltas campesinas descoordinadas que ganaron fuerza con la incorporación de líderes militares como Zumalacárregui. Su muerte en el asedio a Bilbao fue un duro golpe para la causa carlista.
  2. Segunda etapa (1835-1837): La guerra se extendió por todo el país. El asedio a Madrid por parte de Carlos V fracasó.
  3. Tercera etapa (1837-1840): Las divisiones internas en el bando carlista facilitaron el Abrazo de Vergara, un acuerdo con María Cristina que puso fin a la guerra.

Triunfo y Consolidación del Liberalismo

Las Regencias (1833-1844)

Durante la minoría de edad de Isabel II, se sucedieron dos regencias, marcadas por las guerras carlistas y la división entre los liberales.

1) Regencia de María Cristina (1833-1840)

El testamento de Fernando VII estableció un Consejo de Gobierno compuesto por absolutistas moderados, presidido por Francisco Cea Bermúdez. Ante la insurrección carlista, María Cristina nombró un nuevo gobierno presidido por el doceañista Francisco Martínez de la Rosa, quien promulgó el Estatuto Real (1834). Las reformas resultaron insuficientes, lo que llevó a revueltas urbanas y a la división de los liberales en moderados y progresistas.

La necesidad de recursos contra el carlismo llevó al nombramiento del progresista Mendizábal, quien inició la desamortización de bienes del clero. Los disturbios provocados por estas medidas obligaron a María Cristina a nombrar un gobierno moderado con Javier de Istúriz. El rechazo a estos cambios provocó nuevos motines, incluyendo el levantamiento de los sargentos de La Granja, que forzó el restablecimiento de la Constitución de 1812.

El progresista Calatrava asumió el poder y se aprobó la Constitución de 1837, un texto conciliador que establecía la soberanía nacional, la división de poderes y amplios poderes para la Corona. Los progresistas implantaron un sistema liberal, constitucional y de monarquía parlamentaria. Tras la victoria electoral de los moderados, la nueva Ley de Ayuntamientos provocó la “revolución de 1840”, liderada por Espartero.

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