Etapas de la Prehistoria en la Península Ibérica
La Prehistoria se divide en dos etapas fundamentales. El Paleolítico abarca desde la aparición del ser humano (hace unos 800.000 años) hasta el surgimiento de la agricultura y la ganadería. Durante este periodo, se desarrolla el proceso de hominización, y se pueden diferenciar tres subperiodos:
Paleolítico Inferior (hasta hace unos 100.000 años)
- Aparición de restos de piedra tallada.
- Los humanos vivían de la recolección, la pesca y la caza.
- Eran nómadas y se organizaban en pequeños grupos.
- Vivían en campamentos al aire libre, en abrigos rocosos o en la entrada de cuevas.
- El principal yacimiento es el de Atapuerca (Burgos).
Paleolítico Medio (hace unos 35.000 años)
- Aparición del Neandertal, que elabora gran variedad de objetos.
- Dominio del fuego y práctica de ritos funerarios.
- Destaca el yacimiento de Morín (Cantabria).
Paleolítico Superior (hasta el 5000 a.C., aproximadamente)
- Aparición del Homo sapiens.
- Aumento de la población debido a una dieta más diversificada (caza, recolección, pesca y marisqueo).
- Diversificación de los útiles y uso de materiales distintos a la piedra (marfil y hueso).
- Manifestaciones artísticas: arte mobiliar (objetos tallados) y rupestre (pinturas en rocas).
- Ejemplos de arte rupestre en cuevas del Cantábrico (Altamira, Tito Bustillo) y en el Levante peninsular (Parpalló, Valencia).
La Revolución Neolítica en la Península Ibérica (a partir del 5000 a.C.)
Alrededor del 5000 a.C., se produce una revolución que marca el paso del Paleolítico al Neolítico. En la Península Ibérica, este cambio se inicia en el Mediterráneo. La fase de transición se conoce como Mesolítico (9000-5000 años a.C.).
Las causas principales de este cambio son:
- Aparición de la agricultura, procedente de Oriente Próximo a través del Mediterráneo, que conduce a la sedentarización.
- Domesticación de animales, que da inicio a la ganadería.
- Final de la glaciación, que provoca un calentamiento del planeta y la desaparición de los grandes herbívoros de clima frío, dificultando la caza.
Se conservan abundantes restos de este periodo, como los de Can Tintoret (Barcelona) o los de Menga (Málaga).
Consecuencias de la Revolución Neolítica
El paso de una economía depredadora (Paleolítico) a una productora (Neolítico) basada en la agricultura y la ganadería provoca:
- Sedentarización.
- Aparición de novedades técnicas (pulimentación de la piedra) y nuevos útiles líticos (azadas, hachas).
- Aparición de la cerámica a mano (esencial para el transporte, almacenaje y cocción de alimentos).
- Organización social más compleja: formación de poblados y comunidades.
- División social del trabajo (jefes, guerreros, agricultores) y diferencias de riqueza y poder (evidenciadas en los enterramientos).
- Surgimiento de nuevas actividades económicas (minería, comercio).
- Aparición de las primeras necrópolis y sepulcros en fosa.
Pueblos Prerromanos en la Península Ibérica
Antes de la conquista romana, existían en la Península Ibérica diversos pueblos, conocidos gracias a fuentes escritas. Se agrupan en dos zonas:
- Íberos: Predominio en la costa este y meridional.
- Celtas: Predominio en el resto del territorio.
Los Íberos
La cultura ibera se extendió por el área levantina y el sur peninsular. Eran pueblos autóctonos influenciados por los colonizadores fenicios y griegos. Alcanzaron su pleno desarrollo hacia el siglo V a.C. y perduraron hasta la romanización (a partir del 218 a.C.). Las fuentes clásicas mencionan diversas tribus ibéricas, como los Turdetanos (en el valle del Guadalquivir).
Pueblos Celtas
Los pueblos celtas ocupaban el centro, norte y oeste peninsular. Eran de origen indoeuropeo, procedentes de Centroeuropa, y aportaron la metalurgia, el torno y la incineración.
Los Celtíberos
Los celtíberos se situaban en el centro y oeste peninsular, en el punto de contacto entre las áreas culturales ibera y celta. El grado de desarrollo de estos pueblos era variable, siendo los del norte los menos desarrollados. Los pueblos del norte no tenían escritura ni moneda propia. Solo existió un intento de unificación política, realizado por Tartesos, que logró unir bajo su poder a toda la parte meridional de la Península.
Primeras Colonizaciones de la Península Ibérica
A partir de la primera mitad del primer milenio a.C., pueblos del Mediterráneo oriental establecieron colonias en la costa este y sur de la Península. Los motivos eran económicos: necesidad de materias primas (estaño, plata, cobre) y control de las rutas comerciales.
Fenicios
Procedentes de Tiro, llegaron a la Península en el siglo VIII a.C. y permanecieron hasta el siglo VI a.C. Establecieron colonias en la costa andaluza (Gadir, Sexi, Abdera, Malaka). Su colonización fue comercial, intercambiando metales por manufacturas y realizando salazones de pescado.
Griegos
Contemporáneos de los fenicios (siglo VIII a.C.), procedían de Focea (Asia Menor). Intentaron establecerse en el sur peninsular, pero entraron en conflicto con los fenicios, quienes los relegaron al nordeste de la costa. Fundaron colonias como Emporion y Rhode. Mantuvieron relaciones comerciales con los indígenas (Tartessos).
Cartagineses
Se establecieron en el sudeste peninsular entre los siglos VI y III a.C., sucediendo a los fenicios. Reactivaron el comercio y fundaron nuevas colonias. Su colonización tuvo un carácter mercantil, que adquirió un componente militar al enfrentarse a Roma en las Guerras Púnicas (siglo III a.C.). Buscaban plata, mercenarios y bases militares.