Cambios Políticos y Transformaciones Ideológicas en la España del Siglo XIX
A partir de la muerte de Fernando VII, continuaron las guerras carlistas. En el espectro político liberal, existían principalmente dos partidos: el moderado y el progresista.
Partidos Políticos Principales
- Los moderados: Eran partidarios de un constitucionalismo conservador, buscando evitar cambios radicales y manteniendo un poder significativo para la Corona. Contaban con el apoyo de las clases adineradas y defendían el sufragio censitario, un sistema en el que la mayoría de la población no podía votar al no poseer un determinado nivel de bienes o renta.
- Los progresistas: Abogaban por cambios más profundos, una reducción del poder real y la ampliación del derecho a voto.
Ambos partidos se alternaron en el poder durante gran parte del reinado. Hacia el final del reinado de Isabel II, gobernó un partido de centro denominado Unión Liberal.
Otras Corrientes Políticas
A la derecha de los grupos liberales se situaban los absolutistas, que defendían los derechos dinásticos de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII. Esta disputa dio lugar a las guerras carlistas, que se convirtieron en una verdadera guerra civil a lo largo del siglo XIX.
A la izquierda de progresistas y moderados se encontraba el Partido Demócrata, que defendía el sufragio universal (masculino) y libertades más amplias que las propuestas por los progresistas. Además, en la década de 1840 comenzaron a ganar fuerza grupos que no contaban con la monarquía como forma de gobierno: los republicanos.
Desarrollo (y limitaciones) de la Agricultura
El crecimiento demográfico durante este periodo impulsó un aumento de la superficie cultivable en España. Sin embargo, las técnicas agrarias no evolucionaron significativamente. Aunque se introdujeron algunos nuevos abonos, se mantuvieron en gran medida las herramientas tradicionales. Se ampliaron y mejoraron los viñedos, la plantación de olivos y algunas zonas de regadío. El producto más extendido continuó siendo el trigo.
Para reformar la estructura agraria y modernizar el país, los gobiernos liberales promulgaron leyes importantes. Se abolió el diezmo eclesiástico y se suprimieron los derechos señoriales heredados del Antiguo Régimen. Las leyes más significativas fueron las desamortizaciones de tierras, especialmente las eclesiásticas. Si bien estas medidas buscaban modernizar la agricultura y obtener recursos para el Estado, no facilitaron el acceso a la tierra para el campesinado, ya que la mayoría no podía permitirse comprar las tierras subastadas. Esto provocó que muchos campesinos tuvieran que emigrar.
La Desamortización de Mendizábal
Para intentar frenar el movimiento revolucionario y estabilizar la situación política, la regente María Cristina (durante la minoría de edad de Isabel II) recurrió a los liberales progresistas para formar gobierno. Juan Álvarez Mendizábal ocupó la presidencia del Consejo de Ministros en 1835.
El nuevo jefe de gobierno intentó mejorar la difícil situación económica y promulgó algunas medidas políticas de carácter más liberal, aunque perdió pronto el apoyo de la regente y tuvo que dimitir. Posteriormente, fue nombrado nuevamente ministro de Hacienda (1836-1837) y promulgó medidas políticas y económicas de carácter claramente progresista. Entre ellas destacan:
- Reorganización del ejército para intentar acabar con la primera guerra carlista.
- Supresión de las pruebas de nobleza que se exigían para entrar en ciertas entidades.
- Puesta en práctica de la famosa Desamortización de los bienes de las comunidades religiosas (conocida como Desamortización de Mendizábal), con la que se pretendía solucionar parte del problema financiero del Estado, agravado por las guerras carlistas, y crear una base de propietarios afines al régimen liberal.
(Nota biográfica: Juan Álvarez Mendizábal fue un político y financiero nacido en Cádiz en 1790. Ocupó cargos como Ministro de Hacienda y Presidente del Consejo de Ministros. Impulsó importantes reformas y volvió a ser Ministro de Hacienda en varios periodos. Murió en Madrid en 1853).
El Fracaso de la Revolución Industrial en España
Mientras que durante el primer tercio del siglo XIX varios países europeos experimentaban cambios políticos y económicos que favorecieron el nacimiento y desarrollo de la industria (la Revolución Industrial), esto no ocurrió al mismo ritmo en España, que mantenía una estructura económica en gran medida anticuada.
Este relativo fracaso de la industrialización española se debió a diversas causas:
- Una agricultura poco productiva que no generaba suficientes excedentes ni poder adquisitivo para que los campesinos comprasen productos industriales. Es decir, no existía un mercado interior fuerte capaz de impulsar la economía hacia la industrialización.
- Un sistema de transportes interiores muy deficitario, que dificultaba el comercio y el movimiento de materias primas y productos manufacturados.
- La falta de acumulación de capital necesario para invertir en la creación de grandes industrias.
- La inestabilidad política crónica (guerras carlistas, pronunciamientos militares, cambios de gobierno).
La Constitución de 1845 y la Década Moderada
El periodo conocido como la Década Moderada (1844-1854) consolidó las aspiraciones de gran parte de la aristocracia terrateniente y la burguesía conservadora. Estos grupos apoyaban el poder fuerte y centralizado propugnado por los moderados, esperando que garantizase el orden necesario para prosperar y asegurar sus rentas y beneficios.
La primera gran medida de este periodo fue reformar la Constitución progresista de 1837 y promulgar una nueva, la Constitución de 1845. Sus características principales eran:
- Restricción del sufragio censitario: Solo podía votar aproximadamente el 1% de la población.
- Aumento del poder de la Corona (soberanía compartida Rey-Cortes, en lugar de soberanía nacional).
- Implantación de disposiciones de carácter centralista: Se reorganizaron las diputaciones provinciales y los ayuntamientos, siendo el gobierno central (y en última instancia, el Rey) quien nombraba a los alcaldes de las poblaciones importantes.
- Unificación de la contribución de impuestos (reforma fiscal de Mon-Santillán).
- Creación de un cuerpo armado para el mantenimiento del orden público, especialmente en el ámbito rural: la Guardia Civil (1844).
- Firma de un acuerdo con la Santa Sede, el Concordato de 1851, que establecía:
- La religión católica como la única oficial de España.
- El Estado se comprometía a sufragar los gastos del clero y el culto.
- Se reconocía el derecho de la Iglesia a adquirir bienes y se paralizaba la venta de los desamortizados, devolviéndose algunos de los no vendidos.