RESUMEN MILITAR. T3
Todos los avances militares en Prusia que se dieron en esta
época fueron fruto de la creación de la Academia de Guerra Prusiana y la
reforma del modelo prusiano. Todos los generales prusianos importantes
surgieron de esta academia fundada por Gerhard Von Schanhorst el cual fue
admitido en la academia militar de Wilhelmstein, y en 1778 fue asignado al
servicio del Estado de Hannover. Empleó el tiempo en mejorar su educación y sus
conocimientos literarios. En 1783, fue transferido a la artillería y designado
a la nueva escuela de artillería de Hannover. Para entonces ya había fundado un
periódico militar que sobrevivió hasta 1805. En 1788 redactó y publicó un
Manual para Oficiales en las secciones aplicadas de ciencia militar, y en 1792
también publicó su Manual militar para el uso en el campo de batalla. Carl von
Clausewitz que fue el teórico militar alemán más importante de su época. Esté
profundizo en los aspectos teóricos y abrazaba una romántica concepción de la
guerra, haciendo hincapié en cómo los factores opuestos interactúan y observar
cómo se desarrollan los nuevos desarrollos inesperados en el marco de la
«niebla de guerra». Esta niebla de guerra es la situación de
confusión en la batalla en la que resulta difícil planificar y coordinar los
movimientos debido a las polvaredas de
mosquetones y las cargas de caballería cinismo en el contexto del libro. Debido
a la ambigüedad de la naturaleza de la información durante el transcurso de la
guerra los oficiales deben tomar decisiones mediante la intuición. Por tanto
las informaciones que recibían los generales eran imprecisas y fragmentadas
procedentes de los subordinados.
Clausewitz pensaba que la guerra moderna es un “acto
político”, y esta manifestación ponía en juego el único elemento racional de la
guerra. En su concepción, los otros dos elementos de la guerra son: primero, el
odio y la enemistad. El primero de estos tres aspectos interesa especialmente
al pueblo; el segundo, al comandante en jefe, y el tercero, solamente al
gobierno. Las pasiones que deben prender en la guerra tienen que existir ya en
los pueblos afectados por ella. El juego, la pasión y la política forman un
trío inseparable, que dependen del uno del resto. En época de guerra, deberían
ponerse todos los recursos al servicio de la nación y a la guerra propia y que
esta debería acabar con la exterminación completa del ejército enemigo.
Durante
la guerra franco-prusa, los alemanes presentaron más de un millón de hombres y
los franceses no llegaban al medio millón. Helmuth Von Moltke es otro militar
de importancia, el cual discrepaba de Bonaparte y Clausewitz en su concepción
de la guerra como una ciencia, siendo más un negocio a calcular la cantidad de
beneficio respecto la inversión. El ejército debería estar dirigido desde una
base central y estar dispuesto en
diferentes bases y en el combate se deberían ir incorporando uno a uno,
siguiendo la máxima de “marchar separados y combatir juntos”. A esto lo
denominó estrategia de líneas de comunicación exteriores. La marcha debía
realizarse en columnas de división en las que el orden de las distintas armas
venía dado por la urgencia de su intervención. De esa forma en el avance, la
caballería iba en la vanguardia para reconocer el terreno y tantear al enemigo
mientras que en la retirada se desplegaba en la retaguardia para cubrir a la
infantería y artillería. Cuando se entraba en contacto con el enemigo se
buscaba envolverle en vez del ataque frontal. Moltke creía que cuanto menor
fuera el tiempo de ejecución de la campaña menor era la probabilidad de
incidentes que modificaran los planes iniciales por lo que la campaña debía ser
breve y contundente encaminada más a la destrucción del enemigo que a la
conquista del territorio. Los despliegues más complejos se requería una compleja descentralización del
mando y que para que este no perdiera su capacidad de dirigir la contienda una
vez producido el choque inicial, habría que reemplazar el plan de operaciones
por una serie de directrices generales. responsabilidades tácticas en manos de
los jefes de los distintos ejércitos. De Karl von Clausewitz aprendió su
interés por los asuntos extranjeros y la política, así como a reconocer la
primacía de esta última sobre lo militar, aunque una vez iniciada la guerra no
se mostró dispuesto a permitir injerencias en la dirección de las operaciones,
lo que le llevó a continuos roces con responsables políticos, especialmente con
Otto von Bismarck como el ocurrido cuando se negó a bombardear París por
razones logísticas, aunque al final cedió.
Anthonie-Henri Jomini era un francés cuyas obras tenían un carácter predominantemente didáctico, y sus teorías solían detallarse utilizando un vocabulario muy técnico y de carácter geométrico, usando así expresiones tales como «líneas estratégicas», «puntos claves» o «bases». Su máxima fundamental para las operaciones militares afirmaba que ha de ponerse una fuerza de combate superior en el punto decisivo para la batalla. Jomini escribió un compendio sobre la guerra.
También destacará Garibaldi gracias a sus grandes victorias.