5. LA NORMALIZACIÓN EN LAS DEMOCRACIAS POPULARES
Para los países del Este de Europa el periodo de normalización va desde 1968 hasta 1982 (desde el fin de la Primavera de Praga hasta la muerte de Brezhnev). Tiene mucha importancia para la definición de la política de este nuevo periodo una intervención de Brezhnev en el Pleno del V Congreso del Partido Obrero Unificado de Polonia, en noviembre de 1968. En este congreso Brezhnev anuncia la doctrina de la soberanía limitada para todo el bloque soviético con el fin de evitar que ocurran acontecimientos como los que han sucedido en Hungría, Checoslovaquia, Polonia… en los años anteriores.
A partir de entonces, según proclama Brezhnev, el Pacto de Varsovia y todos los convenios entre la URSS y sus aliados deberán tener en cuenta que, si se produce algún tipo de agresión capitalista (no militar), la URSS (y aliados) actuará dentro de los países en los que se produzca dicha agresión aunque los Gobiernos no lo soliciten.
Esto tiene enormes consecuencias para la vida futura de estos países. No es sólo que los dirigentes comunistas del Este sean fieles a la URSS; sino que aunque no lo fueran, tienen por encima el temor a una intervención directa de poner en tela de juicio alguno de los principios de la política soviética.
Otro elemento a tener en cuenta a la hora de ver la normalización son los liderazgos.
Los líderes de los partidos comunistas en los países socialistas del Este de Europa no tienen ya ningún impulso reformista ni plantean ningún problema a la URSS.
A modo de compensacion por el mayor control sovietico, la urss aumenta sus créditos y ayudas económicas a los distintos países socialistas en los años 70.
A) LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA ALEMANA
La evolución de la RDA ejemplifica ese vínculo con la política soviética. En los diarios de la RDA se apoyan de manera explícita las tesis de la doctrina de la soberanía limitada soviética. Desde la RDA se critican las reformas de otras republicas,apoyando las intervenciones soviéticas.
En 1968 se aprueba una nueva constitución de la RDA que recoge los principios inspiradores del marxismo-leninismo. Es una constitución que protege los lazos con la Unión Soviética. A instancias de la Unión Soviética se entiende en la RDA que Ulbricht ya no está en condiciones para abordar el nuevo periodo asi que El Comité Central del partido aconseja a Ulbricht su dimisión, y se pone al frente del partido en 1971 Honecker, que tiene una larga trayectoria militante.
Económicamente, la RDA pasa por ser en esos momentos la perla del sistema socialista. Tiene la economía más boyante. Los sectores de óptica, industrias químicas, industrias agroalimentarias, la siderurgia… tienen un gran desarrollo. A finales de los sesenta la RDA está bien dotada de una estructura industria pesada importante. No obstante, adolece de los mismos defectos que la soviética, fundamentalmente la obsolescencia.
A la altura de 1971, pues, el proceso de normalización se ha completado.
la RDA por su singularidad muestra algunas características propias, que dan mayor solidez a esa normalización. Después de la guerra, cuando nacen los dos Estados dentro de Alemania, el nacimiento y la consolidación de ambos Estados supone que el reconocimiento por parte de un Estado de la RDA supone la ruptura diplomática con la RFA.
Las relaciones interalemanas son muy precarias. Los Estados alemanes se reclaman herederos de la nación histórica y no se reconocen mutuamente. Esta situación comienza a romperse a partir de 1968, cuando llega a la cancillería alemana Brandt. Con Brandt comienza a ponerse en marcha una “política hacia el este” que pretende abrir una vía de entendimiento entre la República Federal y los países socialistas, desempeñando la República Democrática en esa apertura un papel importante. Esa política de apertura hace que en muy breve espacio de tiempo la RFA firme un tratado de amistad y cooperación con la Unión Soviética, fruto del cual la URSS da el visto bueno a que ese diálogo entre las dos Alemanias se reinicie y fortalezca. Este clima de mayor entendimiento se concreta en un tratado interalemán que supone el reconocimiento de los dos Estados. A partir de entonces las relaciones diplomáticas de ambos países mejoran mucho hasta el punto de que la RDA se beneficia no sólo del intercambio comercial y económico con muchos países, sino sobre todo del intercambio comercial y económico con la RFA.
Se beneficia de ayudas técnicas y de créditos baratos del Gobierno de la RFA (también los recibe de la URSS). Esta mayor facilidad de la RDA para recibir créditos no la tienen otros países del este. A corto plazo resulta beneficioso. La RDA crece mucho. Pero como cara negativa, la RDA se convierte en el Estado socialista más endeudado. El proceso de endeudamiento es inmenso.
En cuanto a la agricultura, se halla totalmente colectivizada. No hay cambios importantes en la agricultura. Hay un fuerte atraso, que se traduce en un creciente distanciamiento entre el nivel de vida de los campesinos y los trabajadores industriales. La agricultura además está en declive. No se constata ningún gran programa para tratar de cambiar esta situación.
Respecto a la industria pesada, continua el crecimiento extensivo basado en esta industria (óptica, farmacéutica, militar, de precisión, de máquinas y herramientas…). La base de esta industria creada en los años cincuenta no varía, dándose un proceso de obsolescencia. Se despilfarran enormes recursos. hay una gran producción, pero la productividad baja constantemente. Además, el mantenimiento de esa estructura industrial obsoleta es a costa de un enorme deterioro medioambiental.
No obstante, en la RDA, frente al caso de la Unión Soviética, se trata de crear para todo el Campo Socialista una base tecnológica e informática con la idea de convertirse la RDA en el centro de investigación para todo el bloque. . Pero el proyecto fracasa.
Estos problemas tienen una dimensión social.
A pesar del control férreo del partido y de los sistemas de información, en la República Democrática Alemana, sobre todo al final de los setenta, se detecta un malestar creciente que en principio no conduce a ningún movimiento de oposición. Es un malestar por el nivel de vida y en contra de la élite dirigente.
B) POLONIA
En cuanto a Polonia, al comenzar la década de los setenta, sufre una inestabilidad crónica. La coincidencia en el tiempo del encarecimiento del coste de la vida y la pérdida de la capacidad adquisitiva de las familias alienta una nueva protesta obrera en todo el litoral báltico. Los hechos del Báltico (la represión de los mismos) terminan con la carrera política de Gomulka y con toda una época en Polonia. El nuevo equipo dirigente, con Gierek al frente, sólo puede terminar con la crisis con la promesa de mejorar las condiciones vitales y laborales de la población. Sin embargo, pocos años más tarde, la consigna acuñada por Gierek sólo es papel mojado: su política económica expansiva y consumista dispara la deuda externa, motivo por el cual Polonia entra en una nueva fase de recesión económica.
Para intentar salvar su proyecto de modernización, Gierek decreta una subida indiscriminada de precios de los productos de primera necesidad, lo cual vuelve a provocar una nueva oleada de contestación social.
Al descontrol económico se une la movilización de los intelectuales en apoyo a los trabajadores represaliados, esto alienta la creación de un Comité de Defensa de los Trabajadores que desempeña un importantísimo papel en la defensa de los obreros perseguidos por el régimen, además de luchar por la recuperación de los derechos sociales y políticos de la sociedad. comienzan a crearse “Sindicatos Libres”, que un año más tarde elaboran una Carta de los derechos de los trabajadores
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El empeoramiento de las condiciones materiales y la radicalización de la vida política aconsejan a los dirigentes comunistas la realización de nuevos cambios al más alto nivel: el Politburó otorga todo el poder al general Jaruzelski, al controlar personalmente la jefatura del partido, del Gobierno y el Ministerio de Defensa. Durante el otoño los acontecimientos se precipitan y el 13 de diciembre Jaruzelski proclama la ley marcial. Con la ley marcial las autoridades logran dar un golpe de fuerza perfecto, y evitan la invasión del país por el Pacto de Varsovia. Pero fracasan a la hora de impulsar la reconstrucción socioeconómica al actuar el partido meramente a la defensiva, sin caudal regeneracionista.
F) BULGARIA
Con todo el poder en manos del Partido Comunista, Bulgaria entra en una etapa conocida como las “décadas tranquilas”.
En 1971 el país estrena Constitución, según la cual la República Popular de Bulgaria es un Estado socialista con el partido convertido en guía permanente de la sociedad y el reconocimiento de la propiedad colectiva de los medios de producción. Al mismo tiempo es proclamada de nuevo la unión indisoluble con la URSS y demás países socialistas. Como el desarrollo industrial y agrícola deja mucho que desear los responsables de la planificación económica dotan de mayor autonomía a las unidades productivas (empresas y granjas) con el objetivo de mejorar su rendimiento, pero dicho reajuste técnico no detiene el deterioro de la economía.
Ante la evolución de los acontecimientos, los grupos opositores al régimen publican en Viena la Declaración 1978, en la que solicitan el relajamiento del control del partido sobre la sociedad civil y la apertura del régimen.
Bulgaria hace un intento de apertura controlada del régimen lo que produce una oleada de protestas y el surgimiento de nuevos grupos de oposición.
C) CHECOSLOVAQUIA
Para terminar con el virus revisionista e impedir todo rebrote liberal, la segunda normalización en Checoslovaquia comienza con un proceso de depuraciones a gran escala en el partido, el Gobierno y la administración. Al mismo tiempo, es reestructurada la federación pasando a estar formada por dos Estados con los mismos derechos y deberes: la República Socialista Checa y la República Socialista Eslovaca. En cuanto a la economía, los nuevos dirigentes del país, con Husak al frente, proceden a reactivar el sistema tradicional de planificación centralizada, y entre 1971 y 1980 son ejecutados sendos planes con el objetivo de estabilizar la economía sin descuidar la legislación social. Pero la contestación disidente no es aniquilada, aunque su acción por el momento sólo sea perceptible en círculos comprometidos de la intelligentsia. Así, en 1969, aquélla presenta el manifiesto de los Diez Puntos, en el que se alude al espíritu de la primavera anterior; y un año más tarde vuelve a hacer acto de presencia a través del Movimiento Socialista de los Ciudadanos Checoslovacos.
Apoyándose en el Acta Final de la Conferencia de Helsinki de 1975 (firmada por todos los países participantes, incluida Checoslovaquia), la oposición crea la Carta 77 con el propósito de obligar al régimen a acatar sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos. Además, dicha plataforma reivindicativa comienza a elaborar informes sobre la realidad checoslovaca, sobresaliendo el referido al mundo de los trabajadores al sacar a la luz las penosas condiciones laborales que soporta la población asalariada y el problema del paro encubierto. A lo largo de toda la década de los ochenta, la disidencia continúa acosando al poder constituido.
D) HUNGRÍA
La salida de la crisis en Hungría se pretende hacer mejorando las estructuras socioeconómicas del país, sin que ello suponga en modo alguno el final del control ejercido por el PSOH sobre el conjunto de la vida pública. Así, en enero de 1968 se pone en marcha una reforma macroeconómica, el Nuevo Mecanismo Económico, con el objetivo de descentralizar la toma de decisiones en las esferas productivas y disminuir la burocracia para agilizar el conjunto de la economía. La reestructuración de la economía se deja sentir en la agricultura (colectivizada desde 1959), sector en el cual los cooperativistas comienzan a gozar de una cierta libertad de acción, sobre todo en las “unidades económicas familiares”. De la misma forma, el proceso de privatización en el turismo beneficia a un grupo social amplio. Sin embargo, el intento de conjugar la planificación (el Politburó a través de la Comisión Planificadora Central dicta las directrices económicas) con las reglas del mercado provoca un desorden económico generalizado. En otro orden de cosas, el régimen da por terminado el contencioso que le tiene enfrentado a la Iglesia Católica, y hasta el mundo de la cultura goza de cierto nivel de tolerancia. La pericia de Kadar para mantener el control estricto del partido sobre la sociedad civil y, al mismo tiempo, auspiciar una matizada autonomía cultural con el mantenimiento de una atenuada reforma de la economía, sin romper por ello sus vínculos con la URSS, logra dar cierta estabilidad al régimen.
Como en otros países socialistas, la crisis económica mundial de 1973 repercute de forma muy negativa en Hungría. El desarrollo extensivo se paraliza, las exportaciones descienden, las partidas presupuestarias de carácter social son recortadas y el nivel de vida de la población desciende. Los posteriores intentos de reforma de la economía (1980 y 1984: el plan de “estabilización dinámica”) terminan en fracaso ante el peso agobiante de la deuda externa. En el terreno político, el “socialismo a la húngara” auspiciado por Kadar sigue estando controlado por el partido comunista, aunque la constitución estalinistra de 1949 es reformada en 1972. Sólo a partir de los años ochenta comienza a cobrar cierto protagonismo una nueva oposición al régimen. Al iniciarse el proceso reformista de Gorbachov en la URSS, la Perestroika soviética anima la actividad de los grupos opositores. En 1987 es creado en Foro Democrático Húngaro, organización de carácter moderado, y posteriormente es fundada la Alianza de Demócratas Libres, más radical que el anterior. En mayo de 1988 Kadar es relevado por K. Grosz al frente del partido, lo que facilita el nombramiento de dirigentes de talante reformista para pilotar el cambio controlado en Hungría.
E) RUMANÍA
Con el propósito de instaurar en Rumanía su propio modelo de socialismo, sepromueve una “revolución cultural” de inspiración china, y para adoctrinar a las nuevas generaciones transforma el sistema educativo y somete a un férreo control el mundo de la comunicación y de la cultura. Con el plan del “salto adelante” pretende avanzar en la modernización del país acabando con los antagonismos todavía existentes entre el campo y la ciudad. En política exterior, la divergencia del régimen de Ceaucescu con respecto a la URSS -sobre todo durante la crisis de Checoslovaquia- le vale al dictador rumano el respaldo de Occidente y de las organizaciones internacionales. Sin embargo, las ayudas financieras, fruto de dicho reconocimiento internacional, son dilapidadas y no sirven para estimular el necesario desarrollo económico del país. Tampoco da resultado el “plan de sistematización rural”, pensado para concentrar a la población campesina en grandes centros agroindustriales.
Al comenzar la década de los ochenta, la situación de la economía se agrava al crecer la deuda externa, lo que produce recortes en el suministro de energía en instituciones públicas y para la población general, así como en la distribución de subsistencias. El pago de la deuda conlleva como corolario negativo la paralización de las inversiones, el descenso de la productividad y la subsiguiente caída de la renta; pero la política arbitraria llevada a cabo por Ceaucescu no impide en 1984 su reelección al frente del partido. Sin embargo, tres años más tarde la desesperación popular desencadena una revuelta obrera que es reprimida sin contemplaciones por las fuerzas represivas, lo que supone el paulatino aislamiento del régimen: Estados Unidos anula toda ayuda económica a Rumanía, y dos años más tarde la Comunidad Económica Europea suspende sus relaciones con el Estado rumano.