SUBLEVADOS:
El texto que me dispongo a comentar es un texto circunstancial de carácter político-
militar, puesto que es una proclama redactada por un grupo de generales españoles, cuyo destinatario es la población nacional. La fecha y lugar de la redacción de dicho documento queda indicado en el mismo, siendo el 19 de septiembre de 1868 en Cádiz, antecediendo al golpe que inicia la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa.En el escrito quedan reflejados los motivos e intenciones por los que se sublevan los militares y mediante el cual llaman a todos los españoles para que asistan al pronunciamiento y que se unan a la causa, reduciendo el número de víctimas. No se trató tan sólo de un pronunciamiento militar, sino que también tuvo un componente social de primera magnitud, cuyos factores desencadenantes fueron la crisis económica (malas cosechas y decadencia de la industria textil y ferroviaria) y social que asediaba el país.La primera línea revela la situación prerrevolucionaria de la ciudad de Cádiz, cuya bahía será el lugar donde se lleve a cabo la batalla. Advirtiendo de la crispación presente, se declara solemnemente que rechaza al gobierno, representado por la reina
Isabel II, y que en nombre de todos los españoles, no soltarán las armas hasta que los ciudadanos recuperen la soberanía nacional. Con el siguiente párrafo los militares argumentan las razones por las que toman tal decisión: se ha despreciado la constitución de 1845, redactada durante la Década Moderada y repuesta por ODonnell, en donde se recogen los principios del liberalismo doctrinario, tales como la soberanía nacional; el sufragio se halla corrompido por la amenaza y el soborno; la falta de autonomía de los municipios; la corrupción administrativa; inmoralidad de la Corte y de la pecaminosa vida privada de la reina; la tiranizada educación que se halla bajo el poder clerical y la censura de la libertad de expresión de los estudiantes, siendo reprimidas sus manifestaciones (noche de San Daniel), y de la prensa, llevada a cabo por Narváez, llamado de nuevo por la reina tras la masacre de la durísima represión sobre la sublevación del cuartel de San Gil.Las dos siguientes líneas esclarecen el deseo de una igualdad ante la ley, viviendo una vida de honra y libertad. Esta última afirmación es una clara ofensa hacia la reina, puesto que era conocido por todos su promiscuidad con los distintos ministros para conceder las peticiones que le hacían.A continuación se expresa el deseo de un gobierno provisional, lo cual consiguen a través del Pacto de Ostende de 1866, que establece un gobierno por elección mediante sufragio universal masculino, entre un gobierno monárquico y republicano. Con esto se deseaba alcanzar un sistema que representase a todas las fuerzas vivas del país, concediendo así una regeneración social y política.
El siguiente párrafo enumera todos los grupos que apoyan a la revolución, encabezada por el grupo militar, entre los que encontramos a los liberales, cuyo deseo es el de dar la oportunidad de poder nombrar a otros grupos políticos; las clases acomodadas, que no desean que sus impuestos acaben en las alcobas de aquellos que plazcan a la reina, cabe destacar el sarcasmo de este lenguaje con la alusión de los sudores de los enriquecidos, cuando es la clase obrera la que realiza el fatigoso trabajo, y con la interminable serie de favoritos de la reina. Además de estos grupos, encontramos a los amantes del orden, partidarios de las libertades individuales, formado por los progresistas, que quieren conceder todos los derechos políticos; los sacerdotes, representando la Iglesia, y por último y no menos importante, el consentimiento de Europa entera. La parte final del escrito está dirigida al pueblo español, pues es donde se le anima a unirse al bando reformador, para poder así evitar el derramamiento innecesario de sangre, ensalzando la imagen de los españoles como valientes y generosos y que si se unen a su bando en la contienda, lo único por lo que se ha de preocupar el enemigo es de comprobar la entrega con la que se introducen en la batalla. La carta termina con el lema que dará a conocer este documento, ¡Viva España con honra!.De entre todos los autores que se citan en la proclama, cabe destacar al general progresista Juan Prim, que tras varios pronunciamientos fracasados, es el que promovió el Pacto de Ostende de 1866, en el que se aliaron progresistas con unionistas y demócratas para derribar a Isabel II. En 1868 Prim llega a Cádiz donde se encuentra con el almirante Juan Topete, al frente del golpe, junto a quien se unieron el resto de los generales firmantes. De entre estos últimos, señalamos el general Serrano, duque de la Torre, presidente de los unionistas, quien dirigió las tropas sublevadas en su avance hacia Madrid y en la batalla del puente de Alcolea, donde derrotó al ejército isabelino. Este hecho, junto a la formación de Juntas por Andalucía y Madrid, obligaron a Isabel II a marcharse a Francia.Tras estos sucesos se planteó el problema de la dualidad de poderes entre los militares y las Juntas. A pesar de que el programa del segundo era más radical, ambos coincidían en algunos puntos, tales como el sufragio universal y la libertad de prensa y comercio. Se formó el gobierno provisional, presidido por los generales Serrano y Prim, que consiguió la autodisolución de las Juntas y puso en marcha un programa revolucionario democrático, con una reforma fiscal (expulsión jesuitas, conventos…) y el comienzo de una transformación de la vida política, implantando el sufragio universal masculino y la celebración de elecciones a Cortes Constituyentes. Éstas últimas estaban encargadas de la elaboración de la Constitución de 1869, bajo la fórmula de una monarquía democrática, donde se recogían los principios democráticos que alentaron la revolución.