CONTEXTUALIZACIÓN :Como hemos avanzado en el análisis del texto, tenemos delante parte del articulado de la constitución de 1876. Para entender bien el sentido del texto, empezaremos analizando el contexto, comenzando por las causas tanto remotas como próximas que dan origen a la caída de la primera República al inicio de la Restauración. Antes de esta Constitución había habido varias, entre ellas, la de 1812, la Constitución de 1837, la Constitución de 1845 … Todas ellas mezclaban elementos tantos moderados como progresistas, pero sin duda la más liberal hasta entonces fue la Constitución de 1869, elaborada en el Sexenio Revolucionario (1868-1874). En 1873 tras la abdicación de Amadeo de Saboya (1873), se instauró en España la primera República. En enero de 1874 el general Pavía dio un golpe de estado poniendo fin a la República y más tarde el general Martínez Campos se pronunciará en Sagunto proclamando rey a Alfonso XII (hijo de Isabel II). Así dio comienzo la Restauración moderada. Durante esta etapa apareció un personaje carismático, Cánovas del Castillo, para quien era esencial que la Restauración se consolidase. Cánovas era un liberal conservador que no tuvo pretensión de monopolizar la Monarquía. Para él la Monarquía debía de fundamentarse en un par de fuerzas que se complementaran y equilibraran, de modo que a un partido más conservador habría que sumar otro más liberal. Su programa quedó recogido en el “Manifiesto de Sandhurst” (1874), en el que proponía integrar a todos los partidos, crear un texto constitucional y hacer coincidir dos principios, el liberalismo y el catolicismo. Sus primeras medidas fueron varias. Se logró el apoyo de la Iglesia. De hecho, Cánovas trato de lograr el respeto de Francia y de Austria-Hungría e intentó que el Vaticano no pusiera trabas. También estableció una nueva policía y tribunales de censura; y consiguió un ejército “amigo” (a favor de la Restauración). Cánovas eliminó a los republicanos del funcionariado, y abolió los fueros con la ley de julio de 1876. Por otra parte, reforzó el centralismo, ya que los alcaldes serían nombrados por el rey. También dio pasos para que finalizara la tercera guerra carlista (1876) y al conflicto de Cuba, concluido con la Paz de Zanjón (1878). Sin embargo, la medida más importante fue la Constitución de 1876, objeto de nuestro comentario. En ella se mezclan características de los moderados y de los progresistas.Existe soberanía compartida entre el rey y las Cortes (ambos hacen las leyes) y también un sistema bicameral (el senado y el congreso). El Senado es representado por las clases más poderosas del país: los senadores de “derecho propio” (grandes de España y jerarquías eclesiásticas y militares), los senadores “vitalicios” (nombrados por el rey) y los senadores elegidos por sufragio censitario de los mayores contribuyentes. Se fortalece el poder de la Corona. Tiene poder ejecutivo, designa a los ministros y manda directamente al ejército. Comparte el poder legislativo con la Cortes: tiene derecho de veto absoluto sobre las leyes aprobadas por las Cortes y puede convocar, suspender o disolver las Cortes. Se reconocen los derechos y libertades. Existía libertad de imprenta pero con censura; y en cuanto a la ley de reunión, se impedía la celebración del aniversario de la primera República. Respecto al sufragio, no se especifica cómo se elige al Congreso, pero se promete sufragio universal masculino y femenino. Las primeras elecciones sí se hacen con el sistema de sufragio universal (1876), pero en las de 1878 la ley electoral fue ya censitaria y en las de 1890 sólo votarán los varones. Se recorta la libertad religiosa. La religión católica es la oficial del Estado, aunque se permite la libertad de culto. Y sin duda, la característica más destacada, se establece un turno de dos partidos políticos leales a la Corona. Por una parte, está el partido liberal-conservador, con Cánovas como líder; y por otra parte, el partido liberal-fusionista, con Sagasta. TRASCENDENCIA:Esta Constitución tuvo un importante impacto en el gobierno. El sistema político de la restauración se basó en el turno pacífico de dos partidos, lo que se conoce como turnismo o bipartidismo. Cuando un partido se agotaba en el poder, se garantizaba la entrada del otro partido posibilitando al segundo la representación necesaria. La alternancia en el poder se sucedía con regularidad. El turno el poder no era decisión de los votantes, sino de los dirigentes de los partidos que lo acordaban y pactaban previamente. El caciquismo o fraude electoral solo se daba en los núcleos rurales. Los caciques eran los encargados de llevar a la práctica los resultados electorales acordados por las elites de los partidos. Los gobernadores habían sido a su vez informados por el ministro de Gobernación de los resultados que “debían” de salir en sus provincias, siguiendo el “encasillado”, que consistía en la manipulación de los votos para poder situar en el gobierno al partido que le tocara. El gobierno realizaba las listas de candidatos que debían ser elegidos en cada distrito. Estas listas eran comunicadas a los alcaldes y caciques que manipulaban las elecciones mediante el falseamiento del censo electoral o de las actas. Los métodos desplegados eran varios, entre ellos, la violencia, el cambio de votos por favores, el “pucherazo”…