Comentario del texto 3.- MANIFIESTO CONJUNTO UGT-CNT (Madrid, 27 de marzo de 1917)
Este texto es un fragmento del Manifiesto Conjunto de las principales centrales sindicales obreras UGT-CNT. Es una fuente directa para conocer la situación económica de la clase trabajadora en el reinado de Alfonso XIII, en la 2ª etapa de la Restauración y, concretamente, durante la 1ª Guerra Mundial (1914-1918). El Jefe de Gobierno en la fecha del Manifiesto era el conservador Dato. Se encuadra dentro de la grave crisis de 1917, que engloba tres aspectos diferentes: crisis militar, crisis política y crisis social, que es a la que se refiere el texto.
Es, por tanto, una crisis paralela a la militar y a la política
En el texto, en los dos primeros párrafos, las dos centrales sindicales, la UGT y la CNT dicen que desde hace tiempo han protestado y argumentado las pésimas condiciones de vida que tiene el proletariado, situación que se ha agravado por la carestía de los productos básicos y por la falta de trabajo e incremento del paro durante el conflicto bélico. También plantean la necesidad de unión de todos los trabajadores contra el gobierno de la Nación. Por este motivo acuerdan:
1° Recurrir a la huelga general indefinida como el arma más poderosa de que disponen para hacer valer sus derechos, ante la ignorancia sistemática de las reivindicaciones obreras por parte de los responsables políticos (gobiernos de la etapa de la Restauración o sistema conservador que favorece a una oligarquía económica) y ante la creciente miseria de los trabajadores. Aquí se hace más hincapié en la Central UGT.
2° Poner en práctica todas las medidas necesarias para lograr con éxito la huelga general.
Aquí se observa más la ideología de la CNT aunque sin renunciar a la vía reivindicativa.
Aunque España adoptó una posición de neutralidad durante la guerra a causa del tradicional aislamiento de la política española, de la escasa importancia política de España y de la poca fuerza militar que poseía nuestro país, este conflicto tuvo unas importantes consecuencias económicas (expansión de la agricultura y de la industria, grandes beneficios de los empresarios e inflación) y sociales (empeoramiento de la situación de las clases populares al no aumentar los salarios e incrementarse las horas de trabajo; se acentúan las diferencias sociales y hay huelgas y continuas reivindicaciones) para los españoles.
Efectivamente, durante los años de la guerra, los beneficios económicos fueron muy desiguales para los distintos grupos sociales. Mientras la burguesía y, más concretamente, los empresarios se enriquecían, por un incremento de la demanda exterior y de la producción, las clases populares y el proletariado conocieron un empeoramiento de su nivel de vida por el descenso de los salarios reales provocado por la coyuntura bélica, en un momento en que las empresas acumulaban considerables beneficios; además, estos grupos populares resultaron perjudicados por la escasez y el continuo incremento de precios en los alimentos de primera necesidad -inflación-. El coste de la vida en 1917 aumentó un 68% y los salarios un 25%. Por tanto, en esta etapa aumentaron muchísimo las tensiones sociales debido a la acentuación de las diferencias entre los distintos grupos.
En este momento conviven en España los dos grandes sindicatos del momento, la UGT y la CNT, que se ven obligados a intervenir ante la grave situación que reina en el país.
La UGT, de ideología marxista, surge en 1888. Este sindicato, fundado por Pablo Iglesias, elaboró un programa reivindicativo para mejorar las condiciones laborales, defendía la negociación colectiva entre obreros y patronos y defendía el recurso de la huelga. Los marxistas defendían:
A) La abolición de las clases y la emancipación de los trabajadores
B) La transformación de la propiedad privada en propiedad social o colectiva
C) La conquista del poder político por la clase obrera
La CNT, de ideología anarquista, surge en 1910 y apareció en esta fecha para contribuir a extender estas ideas por toda España. La proliferación de atentados (Cánovas en 1897 y Martínez Campos en 1900, bomba en el Liceo de Barcelona contra la burguesía o contra la Iglesia en la procesión del Corpus) había ahondado la división del anarquismo en dos sectores: los que defendían la vía reivindicativa, la anarcosindicalista (la del texto), con más fuerza en Cataluña, que creían que era imposible llevar a cabo la revolución a partir de grupos de activistas y, por ello, dieron prioridad a la fundación de organizaciones de carácter sindical; y, en segundo lugar, los que habían elegido la acción directa y la violencia como método.
La nueva tendencia, de clara orientación anarco-sindicalista, comenzó a dar sus frutos a comienzos del siglo XX. Las sociedades obreras y los sindicatos autónomos de influencia anarquista crearon en Cataluña en 1907 la Solidaridad Obrera(Federación de Asociaciones obreras de carácter apolítico, reivindicativo y favorable a la lucha revolucionaria),que tuvo periódicos propios e intervino activamente en la Semana Trágica. Esta misma fundó en 1909 la Federación Regional de Cataluña que culminó con la Confederación Nacional del Trabajo (1910)
, la CNT, que es el sindicato que contaba con mayor número de afiliados. Los anarquistas tenían como objetivos principales:
A) La independencia del proletariado respecto a la burguesía y a sus instituciones (el Estado)
B) La necesidad de la unidad sindical de los trabajadores
c) La voluntad de derribar el capitalismo, procediendo a la expropiación de los capitalistas y acabando con todas las formas de explotación y opresión. La acción revolucionaria debería llevarse a cabo mediante huelgas y boicots hasta proceder a la huelga general revolucionaria.
En 1917 y ante la situación planteada en nuestro país, las dos centrales deciden unirse por primera y única vez, y este acuerdo se toma por unanimidad. Acordaron firmar un Manifiesto conjunto en el que se instaba al gobierno a intervenir para contener los precios bajo la amenaza de convocar una huelga general. Aunque anarquistas y socialistas actuaron unidos por vez primera, mantenían diferencias esenciales en cuanto a la finalidad y objetivos de esta huelga. Mientras que los cenetistas pretendían utilizar la huelga como arma revolucionaria para acabar violentamente con el sistema capitalista y el Estado, los socialistas se mostraban más prudentes en sus propósitos y únicamente deseaban acelerar un cambio de sistema, en sentido democratizador, haciendo caer al régimen político de la Restauración.
La tensión estalló en agosto de 1917 cuando, a raíz de un conflicto ferroviario en Valencia, la UGT apoyada por el PSOE, llamó a la huelga general que comenzó el 13 de ese mes y que se extendió por las principales ciudades y regiones industriales. Aunque tuvo una incidencia muy desigual y aunque no contó con la participación de los sectores campesinos, durante los días posteriores a la convocatoria se produjeron violentos incidentes en Barcelona, Madrid, Zaragoza, Asturias (duró un mes en minas y ferrocarriles) y Vizcaya, llegando a paralizar la vida cotidiana en estos dos últimos lugares
La respuesta del Gobierno fue básicamente represiva: se declaró el estado de guerra y la ley marcial y se envió al Ejército (que, a pesar de los problemas con el Gobierno colaboró) a reprimir el movimiento, enfrentándolos a los piquetes. Pese a la durísima actitud de éste, la huelga tardó en ser dominada en algunas zonas. Se encarceló a los miembros del Comité de huelga (Largo Caballero, Besteiro, Saborit y Anguiano), se les juzgó en consejo de guerra, se les condenó a muerte, pena conmutada por cadena perpetua ante las manifestaciones y protestas generalizadas. De hecho, el Gobierno hubo de decretar una amnistía y ponerlos en libertad, después de que los dirigentes encarcelados fueran elegidos diputados. En total hubo 70 muertos, 200 heridos y 2000 detenidos.
Lahuelga general, pese a su fracaso, constituyó una demostración de fuerza de las organizaciones obreras y su capacidad de movilización. A pesar de la fuerte represión del gobierno, no fueron desarticuladas, pero contribuyó a la separación de los socialistas y anarcosindicalistas, que no volverán a colaborar juntos, profundizándose sus rivalidades y diferencias ideológicas. Se produjo igualmente un desprestigio del Ejército por su actuación. También contribuyó a agravar la quiebra del sistema de la Restauración (gobiernos de concentración, no hay alternativa de poder, radicalización del anarquismo — Congreso de Sanz – y de la patronal –pistolerismo y sindicatos libres–, desastre de Annual, fin de la Restauración y Dictadura de Primo de Rivera).
El día 19 de julio (el mismo día que se reunió la Asamblea de Parlamentarios) se inició una huelga de ferroviarios en Valencia. Los socialistas denunciaron más tarde que fue una huelga incontrolada, prematura e irreflexiva. Toda la ciudad acabó sumándose al paro ante la violencia de la represión que culminó con la declaración del estado de sitio. El 23 terminó la huelga, pero la Compañía ferroviaria rehusó readmitir a 36 huelguistas. Entonces, y ante la pasividad del gobierno, los sindicatos convocaron huelga ferroviaria en todo el país para el día 10 de agosto. Las tensiones afloraron entre sindicatos y partidos de izquierda, pero aunque muchos socialistas juzgaron la convocatoria prematura, la mayoría de la UGT aprobó, aunque por un solo voto de diferencia, convertir la huelga del día 10 en un paro general. De hecho, la huelga se generalizó desde el 13 de agosto.
El factor esencial para el fracaso de la huelga fue el Ejército. Los organizadores de la huelga pensaron en un primer momento que llegaría a inhibirse, por la crisis militar existente, pero éste actuó al lado del Gobierno y lo hizo para demostrar a todo el país dónde estaba la verdadera fuerza de orden y para dar testimonio de fidelidad a la monarquía frente a los políticos. Tal actuación le valió la pérdida del prestigio popular.