Bases
de Manresa:
En el reinado de Alfonso
XII, el regionalismo catalán desarrolló un primer programa político plasmado en
el Memorial de Agravios y las Bases de Manresa, exponiéndole al rey tres deseos
básicos: mantener el proteccionismo económico, conservar su derecho privado y
el reconocimiento de sus peculiaridades lingüísticas y culturales. Todo ello lo
desarrollará Prat de la Riva y dará origen a la Lliga.
Desamortización:
eran bienes amortizados los que su uso fructuario no
podía vender, ya fueran mayorazgos o bienes de la Iglesia. La desamortización
fue el proceso por el que se permitió la venta de estos bienes que habían
pertenecido a la Iglesia o a los municipios y que ahora serían de la nación.
Hubo tres importantes: la de Godoy, la de Mendizábal y la de Madoz.
Cantón:
durante la I República el proyecto federal preveía
tres niveles: el cantón, la región y la república federal. Cada ciudad
constituiría un cantón, que junto con las de su entorno formarían una región en
perfecta armonía. El problema fue que el cantonalismo se convirtió en algunos
lugares en movimientos independentistas y agresivos, especialmente en el caso
de Cartagena.
Carta otorgada
Luis XVIII de Francia, no
queriendo restaurar un absolutismo puro dio a su pueblo un documento legal
concediéndole sufragio, asamblea y ciertos derechos. Igual que lo habría
puesto, él podía quitarlo. En España, MªCristina de Borbón imitó esta carta
creando un sistema pseudoparlamentario con dos estamentos y un sufragio muy
restringido. Este sistema no sobrevivió a los sucesos de la Granja.
Regeneracionismo:
idea politicosocial iniciada en los años 90 del siglo
XIX con la obra de Lucas Mallada Los
males de la patria. Tras el Desastre aumentó su difusión con autores como
Macías Picavea y sobre todo Joaquín Costa. Su idea básica era que España
necesitaba europeizarse y abandonar las aventuras militaristas, como diría el
lema de Costa: “Escuela y despensa”
Pronunciamiento:
golpe de estado de carácter
cívico-militar en el que una parte del ejército se subleva contra el orden
establecido para imponer otro tipo de legalidad. No se trataba de que el
ejército tomara el poder, sino que se lo de a una opción política determinada.
El primer pronunciamiento triunfante fue el de Rafael de Riego en 1820. Otro
importante fue el de Martínez Campos, que puso en el trono a Alfonso XII. EL
último pronunciamiento decimonónico fue el de Miguel Primo de Rivera en 1923.
Progresistas:
partido político heredero de los
exaltados que se consolidará durante la minoría de edad de Isabel II en torno a
figuras como Espartero o Lózaga, Prim, etc… Sus tesis básicas eran soberanía
nacional, milicia nacional, juicio por jurado, sufragio amplio y una clara
declaración de libertades y derechos. Tras el sexenio democrático dio paso al
partido liberal fusionista.
Moderados:
fundado por antiguos doceañistas
(Cortes 1812) apareció ya en el trienio liberal como una opción conservadora
que admitía el liberalismo pero muy limitado y bajo unos presupuestos teóricos
(doctrinarismo) copiados de Francia. Sus puntos básicos eran: soberanía
compartida, sufragio limitado, bicameralismo, corona con poderes importantes, y
una elección por el orden antes que por la libertad.
Afrancesados:
durante la guerra de la Independencia fueron aquellas
personas que sirvieron a José I, entre ellos había gente de gran valor
intelectual, antiguos políticos (los dos Carlos, III y IV) , generales,
etc…Cabe destacar dos grupos: 1)Funcionarios que se vieron obligados a jurar a
José y 2) los que sirvieron a José por convicción, estos se justificaron con
tres argumentos: la imposibilidad de derrotar a Napoleón, la necesidad de
conservar América y el miedo al desorden social y la violencia del populacho.
Al acabar la guerra más de 12.000 familias de afrancesados se exiliaron.
Guerrilla:
tras la guerra de Ocaña los españoles
no tuvieron más remedio que acudir a la guerrilla, caracterizada por: 1)el
ataque es siempre por sorpresa y a unidades débiles, 2) no se quiere mantener
el territorio, 3) cuentan con el apoyo de la población civil 4) huyen y se
dispersan sin ningún problema, 5) no tienen necesidad de grandes planes
tácticos, son perfectamente autónomos. Los guerrilleros provocaron a los
franceses unas 90.000 bajas y sufrieron unas 30.000.
Concordato:
acuerdo entre un Estado y el Papa por el cual se
regulaban cuestiones relacionadas con los aspectos temporales de la Iglesia. En
el siglo XIX destacó el firmado por Bravo Murillo y el Papa Pio. Por este
acuerdo la Iglesia aceptó la desamortización de Mendizábal con dos condiciones:
que no se volvieran a tocar los bienes del clero y que el Estado se hiciera
cargo del pago a los eclesiásticos. Aunque estuvo a punto de romperse durante
el bienio progresista, los puntos básicos del concordato se mantuvieron.
Caciquismo:
sistema político basado en 1) el
fraude generalizado y admitido de las elecciones, 2) la existencia de una
personalidad comarcal con influencia social y económica, 3) la existencia de al
menos dos caciques (1 conservador y 1 liberal) y 4) una relación dialéctica
entre el poder y el cacique por la cual el cacique conseguía que saliera quien
tenía que salir y a cambio recibía fondos para él o para el pueblo. El sistema
perduró hasta 1923.
Mª Cristina de Borbón:
princesa
napolitana, cuarta esposa de Fernando VII, y madre de su hija Isabel II. Muerto
su marido, se convirtió en regente hasta que abandonó el poder por la presión
de Espartero. Fue muy criticada por tres razones: por su matrimonio secreto con
Fernando Muñoz, al que hizo rico y Duque de Riansares, sus preferencias por los
moderados y su fácil corruptibilidad económica. Durante el reinado de su hija
fue uno de los elementos clave para manipularla, junto con su yerno.
Bravo Murillo:
político de ala moderada y de
tendencias autoritarias. Buen administrador, eficaz gestor de obras públicas,
se arruinó políticamente al querer imponer un sistema político que era casi una
carta otorgada. Pese a sus chulerías, los generales moderados le quitaron el
poder y no volvió a tener protagonismo de primera fila.
Ramón Mª Narváez:
militar y político
español, fue el hombre fuerte del reinado de Isabel II. Perteneciente al
partido moderado, fue ministro de la guerra y el presidente del Gobierno en
varias ocasiones. Aunque tenía fama de duro, era sinceramente liberal y evitó
los excesos autoritarios de la camarilla de la reina. Murió poco antes de la
deposición de la misma.
Sagasta:
político liberal, estuvo condenado a muerte en
tiempos de Isabel II, empezó a destacar en el reinado de Amadeo, como una de
las cabezas del progresismo, En la Restauración fundó y consolidó el partido
liberal fusionista del que fue líder hasta su muerte. Hombre simpático y de
gran habilidad para conjugar intereses, fue conocido como el viejo pastor.
Falleció ya en el siglo XX, bastante anciano.
Agustina de Aragón:
(de Zaragoza y
Domenech) mujer de origen catalán, se hizo famosa durante la guerra de la
Independencia por su colaboración en la defensa, que culminó con el disparo de
un cañón cuyos servidores estaban muertos o heridos. Tras la guerra, el rey
Fernando VII le concedió el grado de alférez.
Mariano José de Larra:
escritor español,
famoso por sus artículos, básicamente costumbristas, por donde dejaba entrever
su clara determinación política de signo liberal. A diferencia de otros
escritores como Espronceda, no participó en la vida política activa, pese a que
su literatura era básicamente analítica, su temperamento romántico le indujo al
suicidio, que de alguna manera había predicho en su artículo “yo y mi criado”
(delirio filosófico)
Marqués de Salamanca:
figura clave en el mundo
de los negocios de tiempos de Isabel II. Conoció varias diferencias
arruinándose y recuperándose varias veces. Sus negocios tuvieron fama de sucios
debido a su cercanía con el duque de Riansares, la reina madre y otros hombres
de negocios como Antonio López. Su figura se identificó con el hagio, el
soborno, tanto en negocios inmobiliarios como en ferroviarios.
Pablo Iglesias:
obrero español nacido en
Galicia al que se le debe la fundación del PSOE. Pertenecía a la clase
ilustrada de los trabajadores, lo que le permitía un nivel económico razonable.
Aunque no tenía grandes conocimientos del marxismo, no dudó en romper con el
mayoritario anarquismo, y fundó en 1879 un partido al que seis años más tarde
se añadió a la rama sindical de la UGT. Hombre honesto, sus propios seguidores
le ocultaban sus propias corruptelas, lo que le permitió mantener su forma de
santo laico. Fue el primer diputado socialista español.
Batalla de Bailén:
el cuadro representa la
batalla de Bailén, primera gran victoria en campo abierto frente a las tropas
napoleónicas. Tras el alzamiento del 2 de mayo el ejército francés de Dupont
bajó a Andalucía, saqueó Córdoba y se dirigió a Jaén. Allí fue bloqueado por
las tropas de Castaños de Reding. Los franceses atacaron varias veces las
fuertes posiciones españolas sin ningún éxito y ante las elevadas pérdidas
(2.000 hombres) capitularon. Esta batalla provocó el pánico entre los
franceses, que abandonaron precipitadamente la península Ibérica. La suerte de
los desgraciados franceses capturados fue trágica, ya que les confinaron en la
inhóspita isla de Cabrera, donde muchos murieron de hambre. La derrota tuvo un
efecto negativo para España ya que provocó la venida del propio Napoleón.
Fusilamiento de Torrijos:
en la década ominosa
Fernando VII tuvo que hacer frente al malestar liberal, y para ello multiplicó
la represión. En el año 1830 el cambio dinástico en Francia aumentó las
intentonas de los liberales, una de las cuales fue la del general Torrijos.
Éste, fue atraído traidoramente por el jefe político de Málaga, que le prometió
ayudarle, pero en cuanto Torrijos y sus hombres desembarcaron, fueron fusilados
en la misma playa. De esta misma época fue la ejecución de Mariana Pineda, por
participar en otra conspiración. Lo curioso es que al mismo tiempo que Fernando
mataba a los liberales, estaba surgiendo un partido a su derecha, los
apostólicos o precarlistas que le acusaban de demasiado blando.
Espartero:
este cuadro representa al general
Espartero, militar que empezó en la guerra de la Independencia, combatió en
América, se hizo el general más prestigioso durante la guerra carlista,
especialmente tras su éxito en Luchana. Luego se abrazó con Maroto para firmar
el convenio de Vergara. Convertido en regente tras la marcha de Mª Cristina,
ejerció mal su cargo y provocó una rebelión
de sus propios correligionarios, que aprovecharon los moderados. Volvió
temporalmente durante el bienio progresista y desengañado de todo se fue a
Logroño. Todavía sonó durante el sexenio democrático como un hipotético rey.
Fue el segundo español sin sangre regia que ostentó el título de príncipe.
Banco de España:
tras el primer banco
estatal de la época de Carlos III (banco de San Carlos) se sucedieron los bancos
de san Fernando y el banco de Isabel II. Fusionados en una operación un poco
sucia nació ya el banco de España, que, sin embargo, durante unos años fue un
banco más sin el monopolio de emisión de moneda. Este banco se encargaba con
los demás de realizar operaciones varias y cuestiones monetarias. Durante el
sexenio democrático y después de otorgar al Gobierno un crecido donativo, éste
le dio el monopolio de emisión y desde entonces todos los billetes salían del
banco que a su vez se encargaba de avalarlos. A pesar de su condición de banco
nacional, siguió siendo una entidad privada hasta los años 60 del s.XX, en que
lo nacionalizó Franco. El banco se centró sobre todo en prestar dinero al
Estado dada su incorregible tendencia a tener déficit.
Ensanche de Barcelona:
a partir de 1840, las
ciudades derriban sus cercas y murallas,
aprovechan la desamortización para hacer plazas y casas nuevas, etc… Algunas
ciudades como Madrid y Barcelona tuvieron un crecimiento más estructurado, lo
que se llamó el ensanche. Esta obra de Castro y Cerdá suponía recuperar el
plano ortogonal con manzanas grandes y a veces patio central. Este barrio,
específicamente burgués tuvo en Barcelona la particularidad de una diagonal que
aunque rompe la geometría, facilita el transporte. Sin embargo, al margen de
los ensanches, la ciudad se ve creciendo
anárquica con un cinturón de infraviviendas, chabolas, casas rurales…
Embarque de Amadeo de Saboya:
expulsada Isabel
II, Prim impuso al Gobierno su tesis monárquica pero no borbónica, se buscó rey
en Portugal, en Prusia, finalmente en Italia, en concreto en la dinastía
Saboya. Amadeo fue el primer candidato, pero sus condiciones enfadaron a Prim,
que le descartó de momento, y pensó en su hermano menor, pero finalmente nombró
a Amadeo. Este hombre embarcó en Italia tras ser proclamado monarca por las
cortes por abrumadora mayoría. Apenas desembarcado en España, supo que su gran
valedor Prim fue asesinado en la calle del turco. Amadeo reinó dos años con el
partido progresista con Sagasta y Zorrilla, pero cansado de problemas,
desprecios y de sufrir atentados abdicó tras firmar el decreto que disolvía el
arma de artillería. Volvió a su país con su hijo recién nacido, que había sido
el más efímero Príncipe de Asturias.
Guerra de África:
durante el periodo de la
unión liberal, bajo el mandato de Leopoldo O’Donell, se aprovecharon unos
incidentes en torno a Ceuta y Melilla para declarar la guerra a Marruecos. En
esta campaña destacaron Serrano y Prim. La guerra fue relativamente fácil, y
las tropas alcanzaron la ciudad de Tetuán. El sultán pidió la paz y la obtuvo
en condiciones razonables, aunque los españoles se quejaron de que había sido
una guerra grande y una paz pequeña. El conflicto, sin embargo, perduraría de
manera intermitente y en tiempos de la Restauración hubo nuevos choques en
torno a Melilla y Ceuta que al final llevaron a España a compartir con Francia
el protectorado de Marruecos. También durante la unión liberal cabe destacar
como aventuras exteriores la guerra del Pacífico, la expedición a Veracruz y la
anexión y pérdida de Santo Domingo.
La jura de Mª Cristina:
la muerte de
Alfonso XII creó un enorme conflicto, ya que ni siquiera se podía proclamar
reina a la hija mayor a la espera de que naciera el futuro Alfonso XIII.
Cánovas, presidente del Gobierno dimitió y la reina nombró a Sagasta.
Afortunadamente, Mª Cristina mostró además de virtudes personales, una buena
labor política y salvó la situación hasta el Desastre. Durante su regencia, se
hicieron avances como la implantación del sufragio universal, se sofocó el
último pronunciamiento militar, se celebró la exposición universal de
Barcelona…La derrota ante EEUU obligó a la regente y a todo el país a
replantearse el sistema canovista dando paso al famoso regeneracionismo, con el
gobierno de SIlvela, Polavieja y Durán.
Mapa:
en España el desarrollo del tren fue tardío y hasta
1850 no empezaron las construcciones de cierta importancia. Los problemas
técnicos para construir en España el material ferroviario hicieron que este se
importara. Ello impidió el desarrollo de nuestra siderurgia. También por
motivos técnicos España no adoptó el ancho de vía europeo, lo que dificultó la
comunicación con Europa. Aunque los trenes necesitaban la concesión
gubernamental, las compañías eran privadas y casi siempre de capital
extranjero, destacando tres: la MZA, la compañía de caminos de hierro del Norte
de España y los Ferrocarriles Andaluces. Para evitar que el capital se
retrajera se prometió a las compañías que si no tenían beneficios, el estado les
daba una cantidad determinada. Hacia 1880 lo básico de la red estaba
construido, más adelante se aumentarían las vías normales y las de vía
estrecha. Este modelo perduraría hasta 1941, hasta que se creó la Renfe.
Gráfico de resultados electorales:
durante la
Restauración el sistema caciquil se perfeccionó y se instauró un riguroso
turnismo. El mecanismo era el siguiente: el que estaba al poder provocaba una
crisis de Gobierno para dimitir, entonces el rey llamaba al jefe del otro
partido y le daba el decreto de disolución de las cortes, en esta elección el
partido que tenía que ganar sacaba más de 300 diputados, el partido que tenía
que perder se quedaba en 100 escasos y de esta forma había gobiernos sólidos.
Sólo se permitía que ganaran los dos partidos dinásticos: el conservador
liberal de Cánovas y el liberal fusionista de Sagasta, pero para la apariencia
se dejaba que hubiera minorías de carlistas, republicanos e incluso algún
integrista. Funcionó bien hasta el 98 porque desde entonces los regeneracionistas
le acusaron a este sistema de culpable de la decadencia española. Años después
intentaría por parte de Antonio Maura limpiar este sistema, pero fracasó.