El Golpe de Estado de Primo de Rivera, que acabó con el régimen constitucional en septiembre de 1923, daba paso al comienzo de otro período en el reinado de Alfonso XIII. Este tuvo causas muy diversas. En primer lugar la consecuencia del desastre de Annual, donde el Ejército pedía más medios para vengar la humillación a la vez que rechazaba el expediente Picasso, evitando la investigación de lo sucedido en Annual. Otra de las causas fue el auge del nacionalismo en Cataluña y País Vasco junto con el ascenso de socialistas y republicanos, más la división de los partidos conservadores y liberales y la posterior fundación del Partido Comunista de España, que alarmaron a militares y oligárquicos. Además, el crecimiento del movimiento obrero asustaba a las clases dirigentes. A esto se añadían las luchas sociales y el malestar por la corrupción política, el alza de precios y la cuestión marroquí, entre otras cosas. En este contexto, la derecha consideró la dictadura como una posible solución y para los militares era la única forma de frenar el expediente Picasso.
El
12
de septiembre de 1923,
Primo de Rivera dio un golpe de Estado que triunfó gracias al apoyo
de Alfonso XIII, que acabó pidiendo al general formar gobierno. A
pesar de que Primo de Rivera se presentó con un proyecto de
regeneración, sus primeras medidas se encaminaron a establecer una
dictadura
militar
.
Primo de Rivera se convirtió en un ministro asesorado por el
Directorio Militar, y los mandos militares se encargaron de los
gobiernos civiles, se suspendieron las garantías constitucionales y
se disolvieron las Cortes y se establecía una rígida censura de
prensa. Con todo esto el régimen constitucional era eliminado y sin
apenas resistencia.
El gobierno intentó introducir algunos cambios como el Estatuto Municipal de 1924, que buscaba aumentar la autonomía de los municipios. Sin embargó, los gobernadores provincianos continuaron controlando la vida local. Respecto a Cataluña, se prohibió la bandera, el himno y el uso del catalán al ámbito privado. También se creó un partido único, la Unión Patriótica, para promover la adhesión al nuevo Régimen, que seguía el modelo italiano. En cuanto al orden público, se dictaron terminantes instrucciones a los gobiernos civiles para reprimir manifestaciones o protestas.
Sin
duda el gran éxito del Directorio Militar fue poner fin
a la guerra de Marruecos.
Primo
de Rivera partidario de abandonar la guerra y negociar, redujo los
efectivos en Marruecos y ordenó una retirada parcial, lo que hizo
que los africanistas estuvieran al lado de la insubordinación. Pero
en 1925, después de que Abd el-Krim invadió la zona del
Protectorado, la respuesta fue el desembarco
de Alhucemas,
una operación conjunta de franceses y españoles que consiguió que
Abd el-Krim se entregara a los franceses, terminando así la guerra.
Esto provocó una gran popularidad al dictador y le reconcilió con
los militares.
A
finales
de 1925
Primo de Rivera decidió sustituir el Directorio Militar por un
gobierno
civil
.
En 1927
se convocó una Asamblea
Nacional Consultiva,
a la que se le encargó formar una especie de Constitución de
carácter fascista que no llegó a entrar en vigor. Pretendía
organizar un Estado muy autoritario, sin soberanía nacional ni
división de poderes.
También se imitó el modelo italiano en la política social, creándose el Consejo Nacional de Trabajoy aprobándose una serie de leyes sobre contratos de trabajo, accidentes, subsidios para familias numerosas y seguros de maternidad. Además se creó la Organización Corporativa del Trabajo, una especie de sindicato que mediaba entre patrones y obreros.
La oposición política abarcó un amplio espectro político. Muchos liberales y conservadores se apartaron de la vida política tras la negación de Alfonso XIII de restablecer las Cortes y convocar elecciones; los republicanos comenzaron a organizarse, la izquierda obrera empezó a reaccionar y los intelectuales también se sumaron a las críticas. En el Ejército también creció el descontentodebido a las arbitrariedades en los ascensos, haciendo que muchos militares estuvieras dispuestos a conspirar contra Primo de Rivera. En 1929, los universitarios se manifestaron organizándose en la Federación Universitaria Escolar, y el Gobierno respondió cerrando la Universidad de Madrid.
Tras
el crack
de la bolsa de Nueva York
en 1929, la oleada de huelgas que se produjo por todo el país, y el
derrumbamiento de la peseta acabaron llevando a Primo
de Rivera
a dimitir el 27
de enero de 1930
.
Para solucionar los problemas, Alfonso XIII nombró jefe de gobierno al general Berenguer, quien pretendía volver al régimen constitucional de 1923. Sin embargo, muchos políticos conservadores y liberales se negaron a participar en el gobierno, en el cual colaboraron miembros de la oligarquía caciquil y financiera como Romanones. Pero las libertades constitucionales se restablecían lentamente y el Gobierno no supo afrontar la situación económica. De esta manera la producción se hundió y el paro aumentó.
En 1930, la oposición al rey fue creciendo. A la derecha republicana se incorporaron políticos procedentes del turno como Maura o Zamora, mientras que la izquierda liberal republicana se organizó en torno a su líder Azaña. Nacionalistas, movimiento obrero e intelectuales se sumaron a la posición. El republicanismo se extendió también entre los militares más jóvenes.
En agosto, los principales representantes de los partidos de la oposición firmaron el Pacto de San Sebastián para acabar con la monarquía. Se decidió organizar un Comité Revolucionario, encabezado por Zamora, encargado de pactar con los militares republicanos y líderes obreros para organizar un levantamiento. Meses después, el PSOE decidió sumarse al Pacto, así como la CNT decidió apoyarlo pero sin sumarse a él.
Desde entonces se preparó un golpe militar para el 15 de diciembre, pero días antes los capitanes Fermín Galán y García Hernández se adelantaron pronunciándose en Jaca por la República y acabaron siendo ejecutados. Su fracaso mostró la imposibilidad de llegar a la República mediante un pronunciamiento.
Mientras
se juzgaba al Comité Revolucionario, sindicatos y FUE desataron una
oleada de movilizaciones. Al tiempo, Berenguer decidió convocar
elecciones
y promover un partido monárquico para ganarlas, pero como muy pocos
estaban dispuestos a colaborar con el rey, Berenguer decidió dimitir
el 14
de febrero
.
El
nuevo jefe de gobierno, el almirante
Aznar,
convocó elecciones municipales el 12 de abril, y los miembros del
Comité Revolucionario fueron puestos en libertad. Los resultados de
las elecciones fueron mucho más positivos para los republicanos de
lo que se esperaban. Esto llevó a la abdicación del rey, que se
exilió en Francia. Finalmente, el 14
de abril de 1931
se proclamaba la II
República
.