LOS DERECHOS SEÑORIALES:
El señor gozaba de jurisdicción, es decir, podía ejercer atribuciones de carácter público sobre un territorio mucho más amplio (señorío jurisdiccional) que incluía no sólo sus propias tierras, sino también las tierras ajenas que eran de propietarios alodiales. También el señor ejercía las regalías, que le otorgaban funciones militares, de justicia, fiscales y de gobierno. Podía hacer la guerra y firmar la paz, acuñar moneda, dictar órdenes y reglamentos y juzgar a las personas de sus dominios así como a los transeúntes. Sacaba provecho económico del señorío jurisdiccional a través de los derechos de paso, pajes de puentes y caminos, de los derechos de circulación de mercancías, permisos de mercado y multas. A todo esto hay que añadir el diezmo: obligación que tenían los campesinos de entregar la décima parte de las cosechas a la Iglesia para asegurar el mantenimiento del clero y del culto, y una serie de tributos estatales de los que estaban exentos los grupos privilegiados.
LA INDUSTRIA TRADICIONAL Y LAS MANUFACTURAS:
Una parte de todo lo necesario para el consumo cotidiano se solía producir en el ámbito familiar. De todas formas, en las ciudades de la época existía una producción artesana controlada por los gremios: agrupaciones de artesanos que controlaban el volumen de producción, las técnicas empleadas y los precios. El aumento progresivo de la demanda de productos (siglos XVI y XVII) estimuló a los comerciantes y a algunos artesanos a buscar nuevos sistemas productivos para escapar del control gremial. Se empezó a extender el trabajo doméstico: un artesano-comerciante distribuía la materia prima y facilitaba los instrumentos de trabajo a una familia campesina para que elaborase los productos en su propio domicilio. Durante el Siglo XVII otro modelo de producción industrial fueron las manufacturas: establecimientos subvencionados, impulsados por el Estado, o de iniciativa privada, donde se elaboraban artículos de lujo.
EL DESPOTISMO ILUSTRADO:
La influencia del pensamiento ilustrado alcanzó las cortes europeas, y algunos soberanos intentaron experiencias reformistas. En buena parte de Europa aparecieron monarcas ilustrados (Federico II, María Teresa y Carlos III). Los rasgos comunes de la actuación fueron: absolutismo centralizador, racionalización de la administración, fomento de la educación y modernización económica. Todos ellos promovieron programas de desarrollo agrícola e industrial y facilitaron la libertad del comercio. De todas formas, estas experiencias resultaron muy limitadas.
LA SOCIEDAD ESTAMENTAL:
es un tipo de organización social nacida con el feudalismo, en la que los individuos están adscritos a unos estamentos.
LOS ESTAMENTOS:
La sociedad estaba dividida en estamentos, estados u órdenes que eran grupos cerrados a los que se pertenecía por las circunstancias del nacimiento y en los que el ascenso resultaba muy difícil. El derecho tradicional establecía tres estamentos: el clero, la nobleza y el estado llano, cuya función social era producir los bienes materiales, y comprendía grupos como el campesinado, la burguésía y las clases populares. La carácterística principal era su desigualdad civil que comportaba la división en dos grupos:
los privilegiados (gozaban de derechos y exentos de pagar impuestos) y los no privilegiados (debían soportar todas las cargas fiscales).
LOS PRIVILEGIADOS:
El clero representaba una parte muy pequeña de la población, no tenía que pagar ningún impuesto y sus ingresos provénían del diezno y de su propio patrimonio, ya que poseía muchas propiedades urbanas y rurales. El alto clero (abades, obispos, canónigos y altos cargos) provénía de las clases nobiliarias y vivía en el lujo. El bajo clero (sacerdotes, párrocos y monjes) era de origen campesino y no gozaba de privilegios. La nobleza (2% y 3%) ostentaba la propiedad de la mayor parte de la tierra, gozaba de una serie de concesiones honoríficas, económicas y fiscales y tampoco era un grupo homogéneo. Existían diferencias entre la rica y poderosa nobleza de la Corte, la nobleza de provincias y la nobleza de toga.
LOS NO PRIVILEGIADOS:
El tercer estado integraba la mayoría de la población y agrupaba a sectores sociales muy diferentes. Les unía un interés común: su oposición al régimen feudal y la reivindicación de la igualdad civil. La burguésía era el grupo económico más dinámico y se podía distinguir: la burguésía rentista (vivía de las rentas de sus propiedades o capitales), la financiera (banqueros y cobradores de impuestos), la manufacturera o industrial y la pequeña burguésía (artesanos, pequeños comerciantes y profesionales liberales). Las clases populares urbanas agrupaban los trabajadores manuales de las ciudades (obreros, personal doméstico…). El campesinado era la mayoría de la población y se distinguía entre campesinos libres, jornaleros y siervos.