TEMA 5.- LA SEGUNDA REPÚBLICA
1.- Proclamación DE LA República Y PERIODO CONSTITUYENTE (1931)
El 12 de Abril de 1931 se celebraron elecciones municipales mediante sufragio universal masculino. Las candidaturas republicano-socialistas triunfaron en las grandes ciudades (41 de las 50 capitales de provincias). Ante la nueva situación, el rey Alfonso XIII decidíó exiliarse.
El 14 de Abril en varias ciudades se fue proclamando la república. En Madrid, los firmantes del Pacto de San Sebastián constituyeron un gobierno provisional, que el mismo día en el Ministerio de Gobernación (en la Puerta del Sol) proclamaron oficialmente la Segunda República española.
Los miembros de ese gobierno provisional representaban las principales fuerzas de la conjunción republicano-socialista y convocaron elecciones a Cortes constituyentes para el día 28 de Junio. La victoria fue para la coalición republicano-socialista, que obtuvo 250 diputados sobre los 464 escaños de la Cámara baja. Niceto Alcalá Zamora pasó a ser el jefe del gobierno.
Su primer objetivo fue elaborar una nueva constitución:
La Constitución de 1931
Esta constitución tenía un carácter democrático y progresista. En ella se establecían los siguientes principios: 1) El Estado se configuraba de forma “integral”, pero se aceptaba la posibilidad de constituir gobiernos autónomos en algunas regiones; 2) El poder legislativo residía en las Cortes con una sola cámara, el poder ejecutivo en el gobierno y el judicial en unos jueces independientes; 3) Se reconocía una amplia declaración de derechos y libertades. 4) Se afirmaba la laicidad del Estado. Por primera vez, se concedía el voto a las mujeres.
La Constitución no consiguió el consenso de todas las fuerzas políticas, y aunque fue aprobada por amplia mayoría, existían profundas discrepancias, sobre todo en lo referente a la cuestión religiosa y autonómica.
La aprobación de los artículos religiosos provocó la dimisión de los sectores católicos del gobierno.
Alcalá Zamora fue sustituido por Azaña en la jefatura del gobierno, y pasó a ser presidente de la República.
La etapa republicana inauguró un periodo de gran actividad de las formaciones políticas y sindicales. El Parlamento pasó a ser el centro de la vida política del país.
La izquierda política era partidaria de la laicidad del Estado, de la democratización del ejército, de la reforma agraria, de los derechos sociales y laborales y de la autonomía. Los partidos que destacaron los Radical-socialistas, la Acción Republicana(M. Azaña), el Partido Socialista Obrero Español(PSOE), donde existían dos corrientes, una socialdemócrata (Besteiro y Prieto) y otra más revolucionaria, la UGT (Caballero). Más a la izquierda destacó el Partido Comunista de España (J. Díaz, D. Ibarruri). También estaba el sindicato anarquista CNT, donde se enfrentaron dos corrientes; los trentistas y la Federación Anarquista Ibérica (FAI)
La derecha política era partidaria de un Estado confesional, de que el ejército gozara de privilegios, de la defensa de la propiedad agraria tradicional, era contraria a las reformas laborales y defendía un Estado unitario.
Existían algunas formaciones republicanas de centro-
derecha como el Partido Radical (Lerroux) o la Derecha Liberal Republicana ( Alcalá Zamora). El gran partido de la derecha católica y conservadora fue la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA)
dirigida por José María Gil Robles.
Existían grupos monárquicos como Renovación Española (José Calvo Sotelo) y pequeños grupos de corte nacionalsocialista y fascista como las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS)
y la Falange Española (José Antonio Primo de Rivera)
2.- BIENIO DE IZQUIERDAS (1931-1933)
REFORMAS LLEVADAS A CABO
La cuestión religiosa
Uno de los primeros objetivos de la República fue limitar la influencia de la iglesia y secularizar la sociedad española. La Constitución decretó la no confesionalidad del Estado, la libertad de cultos y la supresión del presupuesto del culto y clero. Se permitíó el divorcio y el matrimonio civil. Pos su parte la Ley de Congregaciones religiosas, limitó la posesión de los bienes de las órdenes religiosas y prevíó la posibilidad de su disolución en caso de peligro para el Estado. La compañía de Jesús fue disuelta. Además resurgieron movimientos populares anticlericales que los días 11 y 12 de Mayo de 1931 incendiaron conventos y edificios religiosos en varias ciudades (Madrid, Sevilla, Cádiz,…). La jerarquía eclesiástica no dudó en manifestar su antagonismo hacia la República.