12.3Isabel II comenzó su reinado en 1843, con sólo 13 años. Tres años después, se casó con su primo Francisco Asís de Borbón. Fue un matrimonio de conveniencia debido a las presiones de Gran Bretaña y de Francia. La reina Isabel carecía de la formación necesaria para asumir el trono debido a su corta edad. 1. LA DÉCADA MODERADA (1844 – 1854). Durante la mayor parte del reinado de Isabel II los liberales moderados lograron hacerse con el poder. La reina confiaba en el gobierno moderado y nunca eligió a los progresistas para la formación del gobierno. Debido a esto, los progresistas optaron por el recurrir a procedimientos violentos para forzar a Isabel II a entregarles el gobierno. Así pues, el partido moderado permanecíó en el gobierno desde 1844 a 1854. Como presidente del gobierno se nombró al general
Ramón María Narváez, jefe del Partido Moderado. Durante esta etapa los moderados realizan una serie de reformas: 1. Elaboración y aprobación de una Constitución en 1845. Aunque fue presentada como una reforma para mejorar la Constitución de 1837, en realidad se trataba de un texto nuevo, claramente moderado, que excluía toda pretensión de pacto con los progresistas. Se negaba que la soberanía nacional residiera en el pueblo y se afirmaba que dicha soberanía era dual, compartida entre el rey y las Cortes, que representaban al pueblo. Las reformas políticas más importante fueron la supresión de las limitaciones de los poderes de la reina y el aumento de sus poderes, con la consiguiente pérdida de autonomía de las Cortes. 2. Se suprime la Milicia Nacional, para acabar con la fuerza de los progresistas 3. Se crea la Guardia Civil, con la función de mantener el orden público, proteger a las personas, defender las propiedades, luchar contra el bandolerismo y reprimir revueltas sociales. 4. Se prohíbe la Libertad de Imprenta. 5. Se aprobó una nueva Ley de Ayuntamientos. El gobierno nombrara a los alcaldes entre los concejales elegidos previamente por los vecinos de cada municipio a través de un sufragio muy restringido. Con esta ley el gobierno pudo controlar mejor la vida municipal con la intención de evitar revueltas locales. 6. Reforma del sistema fiscal, para aumentar la recaudación de impuestos 7. Modificación de la ley electoral, para hacer más restringido el sufragio. Sólo podían votar el 0,8 %. 8. Se firma el Concordato de 1851, por el cual el Estado reconocíó a la Iglesia Católica como la única y verdadera.. Se paralizó la desamortización aunque no se devolvieron las tierras desamortizadas. Se cede al clero el control de la enseñanza. 9. Se crea un sistema de enseñanza pública que regulaba los tres niveles de enseñanza (elemental, secundaria y universitaria). Además, se establecíó una enseñanza primaria pública gratuita y obligatoria, aunque no se pudo aplicar esta reforma ya que el Estado carecía de recursos económicos. Durante este periodo de gobierno moderado se inicia la Segunda Guerra Carlista (1846 – 1849). El pretendiente a ocupar el trono en esta ocasión era Carlos VI, hijo de Carlos María Isidro. Esta guerra no tuvo ni la violencia ni el impacto de la primera. La causa del resurgimiento del conflicto fue el fracaso de la planeada boda entre Carlos VI e Isabel II. Este conflicto se desarrolló sobre todo en el campo catalán. El conflicto finaliza con la derrota de los carlistas y el matrimonio entre Isabel y su primo Francisco de Asís. 2. EL BIENIO PROGRESISTA (1854 – 1856). En 1854 aumentó el descontento social debido al incremento de los precios, el desempleo y la corrupción política. Este contexto va a ser aprovechado por los progresistas para subir al poder ayudados por algunos sublevados moderados. Se produce un levantamiento en Vicalvaro (Vicalvarada) de 2000 soldados que contaron con el apoyo popular. Debido a este levantamiento, Isabel II se vio obligada a entregar el gobierno nuevamente a Espartero, que vuelve a España y a O´Donnell,(que fundó un nuevo partido, la UníÓN LIBERAL, una especie de partido de centro entre moderados y progresistas) fue nombrado ministro de guerra. Los progresistas sólo estarán en el poder durante dos años. Los sublevados moderados redactaron el famoso Manifiesto de Manzanares (1854), que recogía ciertas reivindicaciones progresistas (libertad de imprenta, restauración de la Milicia Nacional, etc.). La acción más notable de los progresistas fue la desamortización municipal dirigida por Pascual Madoz que pretendía aumentar los ingresos de la Hacienda y modernizar España, ya que gran parte de los ingresos fueron invertidos en la construcción de una red de ferrocarriles que ayudara al crecimiento industrial del país. Además en este periodo se preparó una nueva Constitución (1856) que no llegó a ser promulgada y una serie de reformas económicas para impulsar el desarrollo del país. Pero estas medidas no remediaron los problemas y aparecen las primeras huelgas obreras en España que pedían mejoras laborales. En esta situación, Espartero dimitíó de su cargo y la reina dio el gobierno a O´Donnell que reprimíó a los progresistas y facilitó el regreso de los moderados al poder. El general Narváez recupero el gobierno en 1856. 3. ÚLTIMA FASE DEL REINADO DE Isabel II (1856 – 1868). En la última fase del reinado de Isabel II se van a alternar en el gobierno los moderados dirigidos por Narváez y los de la Uníón Liberal dirigidos por O´Donnell. Pero el favoritismo de la Corona hacia los moderados y la marginación de los progresistas condujeron al fin del sistema político isabelino. Tras la dimisión de Espartero, O´Donnell asumíó la presidencia del gobierno con su partido “La Uníón Liberal” y presentó los objetivos principales de su gobierno que se basó en el restablecimiento del orden público y en conciliar las tendencias moderadas y progresistas. Restablecido el orden público, en su gobierno se va a reponer la Constitución de 1845 con un acta adicional que reconocía alguno de los principios progresistas. Este gobierno fue breve y pronto volvíó Narváez al gobierno suprimiendo el acta adicional y poniendo fin a las desamortizaciones municipales y se vuelve a un moderantismo puro. Narváez estará en el poder hasta 1858 cuando la Uníón Liberal volverá al poder hasta 1863. Este partido carecía de programa político pero se mantuvo seis años en el poder debido a la desaparición del partido progresista en 1856 y al desgaste de los moderados. El gobierno unionista ejercíó una política centrada en el impulso de las obras públicas y de las inversiones en sectores en desarrollo (ferrocarril, minas, banca). Fueron años de expansión económica en los que España se incorporó al lado de Francia a la carrera por reconstruir un Imperio colonial. La guerra de Marruecos (1859‐1861), con escasos logros territoriales pero de gran exaltación «patriótica», junto con las expediciones a México e Indochina, dieron cierto prestigio al Gobierno. En estas aventuras adquiríó un gran reconocimiento el general Prim, que demostró sus dotes militares y posteriormente dirigirá el partido progresista. En 1863 se produjo la caída de O´Donnell . Tras su dimisión en 1863 se rompe la estabilidad política y se sucedieron diversos gobiernos moderados de corta duración, marginando a los progresistas y empujándolos a la oposición violenta al régimen. En 1864 vuelve Narváez al gobierno y con él vuelve la política conservadora y la represión de las libertades públicas hasta su muerte en 1868: Su sucesor, González Bravo, continuó la política conservadora. Ante la imposibilidad de los moderados de responder a las demandas sociales y de participación política de los ciudadanos se produjo el descrédito de los moderados y del reinado de Isabel II. A este malestar social se le uníó una serie de crisis agrícola, industrial y financiera en 1866. En este contexto, en 1866 tuvo lugar la sublevación de los sargentos en el cuartel de San Gil que contó con el apoyo de los progresistas y con el apoyo popular en Madrid. El gobierno realizó una dura represión con 66 fusilados y más de 1000 prisioneros. Debido a esto, parte de los unionistas se pusieron en contra de los moderados y se acercaron a los progresistas. Tras esto O´Donnell se exilia a Gran Bretaña. LA REVOLUCIÓN GLORIOSA. Además de lo anterior, los casos de corrupción del gobierno moderado generaron la crítica del pueblo y de la oposición. El aislamiento de la monarquía, respaldada únicamente por la alta burguésía, la nobleza y parte del ejército, llevó a los partidos opositores a la firma de un acuerdo para destronar a la reina, pacto al que también se unieron los unionistas tras la muerte de O´Donnell. Por todo ello en 1866 la oposición firmo el Pacto de Ostende (progresistas, demócratas y unionistas) en el que se comprometían a acabar con el régimen isabelino y construir un nuevo orden (monarquía ó república). Esta decisión se dejaba en manos de de unas Cortes Constituyentes que serían elegidas por sufragio universal tras el triunfo de la insurrección. La revolución de Septiembre de 1868 (La Gloriosa) es la que pone fin al reinado de Isabel II. Comenzó con un clásico pronunciamiento militar. El levantamiento fue dirigido por los generales Prim (progresista) y Serrano (unionista) y en la mañana del 18 de Septiembre se sublevó la marina en Cádiz, al mando del almirante Topete. Gracias al apoyo popular, la revolución triunfó si apenas derramamiento de sangre. Los militares sublevados dieron un manifiesto titulado “ESPAÑA CON HONRA”, en el que expónían las razones del levantamiento: expulsar del trono a la reina Isabel II, establecer un gobierno provisional que representase a todas las fuerzas políticas excluidas del poder, y la regeneración política del país mediante la convocatoria de Cortes constituyentes elegidas por sufragio universal masculino. La participación popular convirtió el pronunciamiento militar en un movimiento revolucionario que aspiraba a profundas reformas sociales. Los revolucionarios pronto se organizaron en Juntas revolucionarias de carácter civil en las principales ciudades. La respuesta de Isabel II fue enviar las tropas leales al mando de general Novaliche, derrotadas por los sublevados al mando del general Serrano. El día 30 de Septiembre, Isabel II sin apoyos abandonaba España. Tras esto, los sublevados piden a la Junta Revolucionaria de Madrid que se nombre un gobierno provisional de carácter centrista. El General Serrano fue proclamado regente y el general Prim presidente del gobierno provisional. Tras esto, se disolvieron las Juntas y se desarmó a la Milicia Nacional. Tras esto entramos en el periodo del Sexenio Democrático (1868‐1874)
Ramón María Narváez, jefe del Partido Moderado. Durante esta etapa los moderados realizan una serie de reformas: 1. Elaboración y aprobación de una Constitución en 1845. Aunque fue presentada como una reforma para mejorar la Constitución de 1837, en realidad se trataba de un texto nuevo, claramente moderado, que excluía toda pretensión de pacto con los progresistas. Se negaba que la soberanía nacional residiera en el pueblo y se afirmaba que dicha soberanía era dual, compartida entre el rey y las Cortes, que representaban al pueblo. Las reformas políticas más importante fueron la supresión de las limitaciones de los poderes de la reina y el aumento de sus poderes, con la consiguiente pérdida de autonomía de las Cortes. 2. Se suprime la Milicia Nacional, para acabar con la fuerza de los progresistas 3. Se crea la Guardia Civil, con la función de mantener el orden público, proteger a las personas, defender las propiedades, luchar contra el bandolerismo y reprimir revueltas sociales. 4. Se prohíbe la Libertad de Imprenta. 5. Se aprobó una nueva Ley de Ayuntamientos. El gobierno nombrara a los alcaldes entre los concejales elegidos previamente por los vecinos de cada municipio a través de un sufragio muy restringido. Con esta ley el gobierno pudo controlar mejor la vida municipal con la intención de evitar revueltas locales. 6. Reforma del sistema fiscal, para aumentar la recaudación de impuestos 7. Modificación de la ley electoral, para hacer más restringido el sufragio. Sólo podían votar el 0,8 %. 8. Se firma el Concordato de 1851, por el cual el Estado reconocíó a la Iglesia Católica como la única y verdadera.. Se paralizó la desamortización aunque no se devolvieron las tierras desamortizadas. Se cede al clero el control de la enseñanza. 9. Se crea un sistema de enseñanza pública que regulaba los tres niveles de enseñanza (elemental, secundaria y universitaria). Además, se establecíó una enseñanza primaria pública gratuita y obligatoria, aunque no se pudo aplicar esta reforma ya que el Estado carecía de recursos económicos. Durante este periodo de gobierno moderado se inicia la Segunda Guerra Carlista (1846 – 1849). El pretendiente a ocupar el trono en esta ocasión era Carlos VI, hijo de Carlos María Isidro. Esta guerra no tuvo ni la violencia ni el impacto de la primera. La causa del resurgimiento del conflicto fue el fracaso de la planeada boda entre Carlos VI e Isabel II. Este conflicto se desarrolló sobre todo en el campo catalán. El conflicto finaliza con la derrota de los carlistas y el matrimonio entre Isabel y su primo Francisco de Asís. 2. EL BIENIO PROGRESISTA (1854 – 1856). En 1854 aumentó el descontento social debido al incremento de los precios, el desempleo y la corrupción política. Este contexto va a ser aprovechado por los progresistas para subir al poder ayudados por algunos sublevados moderados. Se produce un levantamiento en Vicalvaro (Vicalvarada) de 2000 soldados que contaron con el apoyo popular. Debido a este levantamiento, Isabel II se vio obligada a entregar el gobierno nuevamente a Espartero, que vuelve a España y a O´Donnell,(que fundó un nuevo partido, la UníÓN LIBERAL, una especie de partido de centro entre moderados y progresistas) fue nombrado ministro de guerra. Los progresistas sólo estarán en el poder durante dos años. Los sublevados moderados redactaron el famoso Manifiesto de Manzanares (1854), que recogía ciertas reivindicaciones progresistas (libertad de imprenta, restauración de la Milicia Nacional, etc.). La acción más notable de los progresistas fue la desamortización municipal dirigida por Pascual Madoz que pretendía aumentar los ingresos de la Hacienda y modernizar España, ya que gran parte de los ingresos fueron invertidos en la construcción de una red de ferrocarriles que ayudara al crecimiento industrial del país. Además en este periodo se preparó una nueva Constitución (1856) que no llegó a ser promulgada y una serie de reformas económicas para impulsar el desarrollo del país. Pero estas medidas no remediaron los problemas y aparecen las primeras huelgas obreras en España que pedían mejoras laborales. En esta situación, Espartero dimitíó de su cargo y la reina dio el gobierno a O´Donnell que reprimíó a los progresistas y facilitó el regreso de los moderados al poder. El general Narváez recupero el gobierno en 1856. 3. ÚLTIMA FASE DEL REINADO DE Isabel II (1856 – 1868). En la última fase del reinado de Isabel II se van a alternar en el gobierno los moderados dirigidos por Narváez y los de la Uníón Liberal dirigidos por O´Donnell. Pero el favoritismo de la Corona hacia los moderados y la marginación de los progresistas condujeron al fin del sistema político isabelino. Tras la dimisión de Espartero, O´Donnell asumíó la presidencia del gobierno con su partido “La Uníón Liberal” y presentó los objetivos principales de su gobierno que se basó en el restablecimiento del orden público y en conciliar las tendencias moderadas y progresistas. Restablecido el orden público, en su gobierno se va a reponer la Constitución de 1845 con un acta adicional que reconocía alguno de los principios progresistas. Este gobierno fue breve y pronto volvíó Narváez al gobierno suprimiendo el acta adicional y poniendo fin a las desamortizaciones municipales y se vuelve a un moderantismo puro. Narváez estará en el poder hasta 1858 cuando la Uníón Liberal volverá al poder hasta 1863. Este partido carecía de programa político pero se mantuvo seis años en el poder debido a la desaparición del partido progresista en 1856 y al desgaste de los moderados. El gobierno unionista ejercíó una política centrada en el impulso de las obras públicas y de las inversiones en sectores en desarrollo (ferrocarril, minas, banca). Fueron años de expansión económica en los que España se incorporó al lado de Francia a la carrera por reconstruir un Imperio colonial. La guerra de Marruecos (1859‐1861), con escasos logros territoriales pero de gran exaltación «patriótica», junto con las expediciones a México e Indochina, dieron cierto prestigio al Gobierno. En estas aventuras adquiríó un gran reconocimiento el general Prim, que demostró sus dotes militares y posteriormente dirigirá el partido progresista. En 1863 se produjo la caída de O´Donnell . Tras su dimisión en 1863 se rompe la estabilidad política y se sucedieron diversos gobiernos moderados de corta duración, marginando a los progresistas y empujándolos a la oposición violenta al régimen. En 1864 vuelve Narváez al gobierno y con él vuelve la política conservadora y la represión de las libertades públicas hasta su muerte en 1868: Su sucesor, González Bravo, continuó la política conservadora. Ante la imposibilidad de los moderados de responder a las demandas sociales y de participación política de los ciudadanos se produjo el descrédito de los moderados y del reinado de Isabel II. A este malestar social se le uníó una serie de crisis agrícola, industrial y financiera en 1866. En este contexto, en 1866 tuvo lugar la sublevación de los sargentos en el cuartel de San Gil que contó con el apoyo de los progresistas y con el apoyo popular en Madrid. El gobierno realizó una dura represión con 66 fusilados y más de 1000 prisioneros. Debido a esto, parte de los unionistas se pusieron en contra de los moderados y se acercaron a los progresistas. Tras esto O´Donnell se exilia a Gran Bretaña. LA REVOLUCIÓN GLORIOSA. Además de lo anterior, los casos de corrupción del gobierno moderado generaron la crítica del pueblo y de la oposición. El aislamiento de la monarquía, respaldada únicamente por la alta burguésía, la nobleza y parte del ejército, llevó a los partidos opositores a la firma de un acuerdo para destronar a la reina, pacto al que también se unieron los unionistas tras la muerte de O´Donnell. Por todo ello en 1866 la oposición firmo el Pacto de Ostende (progresistas, demócratas y unionistas) en el que se comprometían a acabar con el régimen isabelino y construir un nuevo orden (monarquía ó república). Esta decisión se dejaba en manos de de unas Cortes Constituyentes que serían elegidas por sufragio universal tras el triunfo de la insurrección. La revolución de Septiembre de 1868 (La Gloriosa) es la que pone fin al reinado de Isabel II. Comenzó con un clásico pronunciamiento militar. El levantamiento fue dirigido por los generales Prim (progresista) y Serrano (unionista) y en la mañana del 18 de Septiembre se sublevó la marina en Cádiz, al mando del almirante Topete. Gracias al apoyo popular, la revolución triunfó si apenas derramamiento de sangre. Los militares sublevados dieron un manifiesto titulado “ESPAÑA CON HONRA”, en el que expónían las razones del levantamiento: expulsar del trono a la reina Isabel II, establecer un gobierno provisional que representase a todas las fuerzas políticas excluidas del poder, y la regeneración política del país mediante la convocatoria de Cortes constituyentes elegidas por sufragio universal masculino. La participación popular convirtió el pronunciamiento militar en un movimiento revolucionario que aspiraba a profundas reformas sociales. Los revolucionarios pronto se organizaron en Juntas revolucionarias de carácter civil en las principales ciudades. La respuesta de Isabel II fue enviar las tropas leales al mando de general Novaliche, derrotadas por los sublevados al mando del general Serrano. El día 30 de Septiembre, Isabel II sin apoyos abandonaba España. Tras esto, los sublevados piden a la Junta Revolucionaria de Madrid que se nombre un gobierno provisional de carácter centrista. El General Serrano fue proclamado regente y el general Prim presidente del gobierno provisional. Tras esto, se disolvieron las Juntas y se desarmó a la Milicia Nacional. Tras esto entramos en el periodo del Sexenio Democrático (1868‐1874)