En aquella época no existía un ejército nacional, si no que cada señor con sus medios defendía sus intereses. Los ejércitos de un señor servían a otro más poderoso y así existía una gran violencia entre ellos, siempre en defensa de sus tierras o intereses.
No había psiquiátricos ni cárceles, por lo que a los delincuentes o se les dejaba libres, o se les ejecutaba, no había término medio.
No había que ver la inquisición como una institución que simplemente se dedicaba a atemorizar a las poblaciones así porque sí. Era una institución de la cristiandad apoyada por nobles que se usaba para la represión. No era “una peli de buenos y malos”, ya que los papeles se cruzaban… había voluntarios que ayudaban a los inquisidores, los llamaban los familiares de la inquisición.
No es fácil hallar los comienzos, pero sí ver cuando ya estaba en funcionamiento. Algunos apuntaban que el origen remoto era el miedo de la iglesia tras la vuelta de los cruzados, ya que contaban lo que habían visto en sus viajes (tabernas), exagerando, tenían miedo a que eso germinara. Tenían miedo de que la gente descubriera que había otras formas de cristianismo, más sencillo, más austero, sin grandes burocracias, desvinculadas del poder y las riquezas. No quería que eso se difundiera y se pusiera en cuestión la iglesia ROMánica, ni a los laicos (poderosos) vinculados a ella.
En primer lugar surge la Inquisición
Papal. Unos clérigos nombrados por el Papa que tenían la finalidad de investigar y castigar aquellas conductas que se alejaban de la iglesia de Roma.
Esta primera inquisición no va a ser la que más incidencia tenga, sino que serán las inquisiciones conocidas como Inquisiciones Nacionales. El Papa Sixto IV da la opción a los monarcas, entre ellos los reyes católicos, de crear el Tribunal del Santo Oficio, por lo que es un tribunal que va a estar al servicio del Papa y de los reyes (como una especie de policía).
Los reyes católicos tenían tres concejos, entre ellos el de Estado y el de Finanzas, y a estos tres le van a sumar uno más, el del Santo Oficio. El tribunal del santo oficio se inserta en el aparato de Estado.
La época renacentista es un tiempo en el que hay muchas transformaciones y novedades. Los monarcas en un principio aceptan bien las novedades, hasta que se dan cuenta del peligro de ello. Podría ser el caso de la imprenta, que la reciben como un invento bueno y revolucionario, pero ésta permite difundir libros y mensajes (vayan en contra o no de los intereses de los reyes y el papado) a una cantidad de gente mucho mayor, lo que podría suponer una revolución del pueblo, y un menor control del mismo. Por ello acaban persiguiendo a todos aquellas que hagan o lean o divulguen cualquier crítica o texto u oración contraria a sus intereses.
La inquisición al final es un instrumento de control social al servicio tanto del Estado como de la Iglesia. No sólo se ocupa de temas religiosos sino también de temas sociales.
El tribunal de la inquisición tenía a su alrededor cierto oscurantismo, y a la vez estaba bien organizado y burocratizado. El tribunal del santo oficio se distribuía por regiones. Empiezan a constar muchos escritos de aquellos a los que investigaban y procesaban.
Los procesos eran por muchos temas diferentes:
Delitos por temas sexuales. Amplia persecución contra la homosexualidad. Brutal hacia el S.XVI.
Delitos por adulterio. Sobre todo se perseguía a mujeres.
Acusaciones no estrictamente religiosas: Brujería, Curanderismo, Astrología, Etc.
Delitos por palabras escandalosas. Ateísmos, anticristianismo, etc.
Delitos por críticas la propio tribunal.
Tenía una doble función, intervención político-social e intervención religiosa.
Cuando aparece la imprenta se crea el “Índice de Libros Prohibidos”. Es una lista que elaboran los monarcas para perseguir y prohibir determinados libros. (Finales del S.XVI)
Desde el punto de vista de la Historia de la Comunicación Social, la inquisición es un fenómeno de propaganda negativa, orientada a crear un sentimiento de sospecha negativa, de miedo que frene los cambios para que no se avance hacia delante y a crear un sentimiento de miedo y rechazo hacia lo nuevo.
Esto se consiguió por medio de 3 técnicas:
El secreto. El denunciado no sabía de qué se le acusaba y era él mismo quien tenía que recordar y relatar, confesar su delito (a pesar de que no sabía cuál era, o incluso de ser inocente). Muchas veces, sometidos a tortura, se inventaban las historias.
La incertidumbre, de lo que estaba pasando y de lo que iba a pasar.
La publicidad de los castigos.
Los castigos iban en aumento, desde la expropiación de los bienes de los reos, pasando por la infamia (esta pena pasaba a los descendientes de los acusados), hasta la pena de muerte. También hubo reos que fueron nobles, pero eran una minoría.