12.2. Isabel II (1833-1843) Las regencias
Tras la muerte de Fernando VII comienza la consolidación de la revolución liberal burguesa, proceso acompañado de una guerra civil entre liberales y carlistas. Para conseguir combatir el carlismo la reina gobernadora transforma el régimen para atraer a los liberales. Cea Bermúdez ofrece reformas liberales muy moderadas que no contentaron a nadie, en concreto la división en provincias por Javier de Burgos. Martínez de la Rosa elabora el estatuto real en el que supone el inicio del liberalismo moderado este estatuto es una carta otorgada; una convocatoria a cortes limitada a regular el funcionamiento del órgano legislativo en el que las cortes estaban compuestas por dos cámaras. Por un lado Próceres y por otro procuradores. La crisis de 1835 supone el final del estatuto real debido principalmente a la epidemia de cólera en la que se culpó a los frailes de envenenar el agua (anticlericalismo) y al descontento político y social contra el gobierno de Toreno que supone una revuelta ludista como el incendio de la fábrica de Bonaplata en Barcelona. Tras esto comienza el gobierno de Mendizábal, liberal progresista que introduce leyes de desamortización y reformas del Estatuto. Más tarde es sustituido por Isturiz, liberal conservador que trajo pronunciamientos como la Sargentada de la Granja y como consecuencia la reina es obligada a firmar el restablecimiento de 1812.
Después de esto llega la constitución de 1837, que arranca de la de 1812 y es progresista. Actualizada en Cádiz pretende ofrecer un marco constitucional frente al radicalismo liberal y al carlismo. Pretende conciliar a moderados y progresistas y es ideada por Argüelles. En ella se recoge: la soberanía nacional, una declaración de derechos, unas cortes bicamerales con votación directa en la que interviene el rey el rey en la designación, un sufragio censitario, atribuciones del rey como el derecho a veto o el nombramiento de ministros, la religión en la que se mantiene el culto católico pero lo prohíbe, la milicia nacional y la ley electoral con sufragio directo censitario.
El fin de la regencia de María Cristina supone el enfrentamiento entre moderados y progresistas. Los moderados quieren excluir a los progresistas de los municipios mediante la modificación de la Ley de Ayuntamientos apoyados por María Cristina. Ante esto los progresistas reaccionan y piden a la junta de Madrid la intervención de Espartero, convirtiéndose en nuevo regente.
Tras el fin de la primera guerra carlista Espartero, militar progresista comienza su regencia en 1840. Presenta un programa revolucionario que ya había sido rechazado por María Cristina. Este programa fracasa debido a una serie de acontecimientos. En primer lugar la hostilidad de los moderados que conspiran en 1841 saltando el Palacio (Diego de León). En segundo lugar por la inclinación dictatorial que hace que se separen de su partido Joaquín María López y Salustiano de Olózaga. En tercer lugar por levantamientos radicales. En cuarto lugar por la política de desamortización que beneficiaba a los propietarios y en quinto lugar por la conspiración de María Cristina desde París. Tras todo esto es derrotado por una sublevación militar dirigida por Narváez proclamando así reina a Isabel II y exiliándose Espartero a Inglaterra.
12.3 Isabel II (1843-1868) El reinado efectivo
Tras la caída de Espartero los moderados se hacen con el poder y su modelo político es el liberalismo doctrinario. Su programa practica el orden y es socialmente oligárquico. Tienen una una política de camarillas y existe una corrupción electoral. En la constitución de 1845 se expresa el ideario político del moderantismo con una soberanía compartida entre Rey y Cortes. Hay una declaración de derechos que son regulados posteriormente y se limita la libertad de prensa. Las cortes son bicamerales, tienen un sufragio censitario restringido y se reducen las atribuciones de las cortes para legislar y aprobar contribuciones y aumentan las atribuciones del rey. Como religión adoptan la confesionalidad católica, se elimina la milicia nacional y no hay poder judicial.
El estado liberal es un estado centralizado y uniformado en el que se admite el sistema foral en Navarra y País Vasco además de estar jerarquizado en jefes políticos provinciales, diputaciones, alcaldes y ayuntamientos. La Legislación liberal crea la guardia civil que combate el crimen en zonas rurales y vela por el orden público, una Ley de Ayuntamientos, una reforma fiscal por Alejandro Mon que incrementó la presión fiscal en impuesto directos e indirectos además de la fiscalidad en los monopolios de tabaco y lotería y se implantó el sistema métrico decimal y la unificación de las pesas y medidas. También se creó una legislación educativa que fue continuada por Moyano en el 57 en la que había una educación secundaria y universitaria como instrumento del estado. Se comienza con un código civil y un código penal y se establece un concordato que sienta las relaciones iglesia-estado autorizando las órdenes religiosas. Y por último se creas una Ley de funcionarios en la que se da un acceso a la administración del estado. En cuanto a su desarrollo político destaca la segunda Guerra Civil carlista “Guerra dels martiners”, el surgimiento del partido demócrata como consecuencia de los ecos revolucionarios de 1848 y la crisis del moderantismo que se precipitó tras el intento del ultraconservador Bravo Murillo.
En 1854 hay una revolución que nace con el pronunciamiento militar de O´Donell, Dulce y Serrano “La vicalvarada”. Esta revolución triunfa después del manifiesto de Manzanares redactado por Cánovas del Castillo. Isabel II entrega el gobierno a Espartero y se crea la constitución de 1856, la “non nata”. Como medidas económicas está la desamortización de Madoz con la ley de ferrocarriles y la ley de de sociedades Bancarias y Crediticias. El bienio progresista que acaba en 1856 fracasa por la conflictividad social fruto de la epidemia de cólera, del alza de los precios del trigo, las malas cosechas y las huelgas obreras. Ante esto O´Donell reprimíó duramente las revueltas. Tras esto se liquida la obra del bienio y se vuelve a la constitución de 1845 liberalizada mediante un acta adicional. La uníón liberal que es un partido formado por moderados y progresistas trata de salvar la corona y de modernizar España superando el bipartidismo. Formado por moderados puritanos aperturistas y progresistas resellados se hizo una reformulación del moderantismo en clave puritana. El gobierno de O´donell se caracteriza por la tolerancia donde se quiere impulsar obras públicas y prestar atención a cuestiones económicas. En su política exterior destaca una exaltación del nacionalismo y se hacían intervenciones en el extranjero de forma ocasional para desviar la atención en cuestiones políticas la guerra del pacífico frente a Perú. Sin embargo la uníón liberal era una frágil coalición en la que se marginan los partidos de derechas e izquierdas. Esto junto al resurgimiento del Moderantismo reaccionario apoyado por la corona y la utilización del poder monárquico en beneficio de los moderados se llega a una crisis política.
Tras esto, surgen motines y pronunciamientos como la primera algarada estudiantil por la destitución de Castelar como catedrático y la sublevación del cuartel de San Gil. Todo esto lleva a una crisis económica en 1866 que paraliza la construcción del ferrocarril por la falta de rentabilidad y de mercado interior, por la crisis de la industria algodonera y por las malas cosechas y el alza del precio del trigo. El reinado de Isabel II finaliza con el Pacto de Ostende y se exilia a Francia abdicando en el príncipe Alfonso.