2. APOYOS:
– Ejército rebelde:
El verano de 1936, con los cuarteles vacíos, solamente las unidades militares provenientes de África estaban preparadas para luchar. El resto de sublevados lo constituía un conglomerado de oficiales, soldados, guardias civiles, carabineros, guardias de asalto y paisanos.
Los oficiales encuadraron a los grupos de civiles en columnas, que comenzaron sus movimientos hasta los puntos y ciudades estratégicas. Durante esta primera fase, las milicias constituyeron el grupo más importante de los sublevados.
En el resto del bando se encontraban tres grupos: falangistas, los tercios del requetés (combatientes carlistas muy importantes en las operaciones del norte) y los militantes de las Juventudes de Acción Popular o Renovación Española.
Alemania, Italia y Portugal apoyaron con unidades militares, recursos y financiación al ejército franquista. Por parte de Alemania, la legión Cóndor prestó gran ayuda. Su marina defendíó las costas de los republicanos y colaboró en algunas ofensivas como la ocupación de Málaga. Italia envió aviones para facilitar el paso del estrecho de Gibraltar (tropas de África) y envió a las Tropas Voluntarias. Otras unidades menores fueron las remitidas por Portugal.
En el bando franquista, la dirección militar fue estricta y las unidades estaban completamente militarizadas y encuadradas en unidades bajo la dirección del general Monasterio.
– Ejército republicano:
En el bando republicano, las milicias de voluntarios se agrupaban según su adscripción política o sindical, y desempeñaron un papel determinante en la derrota de la sublevación en Madrid, Barcelona, Valencia… Sofocada la sublevación se formaron columnas con nombres diversos.
El origen del nuevo ejército lo constituyó el Quinto Regimiento, unidad de milicias formada tras la toma del cuartel de la Montaña en Madrid. Contó con un importante número de hombres y fue el eje del nuevo ejército popular. A su frente estaban Enrique Castro y Leaster. En Septiembre de 1936 se organizó un ejército estructurado en brigadas mixtas. Más tarde se crearon las divisiones como gran unidad militar.
La República contó con el apoyo de las Brigadas Internacionales, pero tuvo grandes dificultades para adquirir suministros debido a la política europea de no intervención.
Los republicanos en 1938 solicitaron la retirada de combatientes extranjeros de ambos bandos, y en Noviembre de ese año, las Brigadas Internacionales abandonaron el país.
3. POLÍTICA:
– Bando FRANQUISTA:
Tras la muerte de Sanjurjo y del General Mola, Franco constituyó el primer palno de la rebelión. La Junta Técnica creada en Burgos funciónó como gobierno provisional, hasta que en Septiembre de 1937, se acordó nombrar a Franco generalísimo y jefe de un nuevo Estado aún sin definir.
En los meses siguientes lograría hacerse con la jefatura política y militar del nuevo Estado.
La sublevación fue adquiriendo nueva orientación cuando Franco adoptó en Agosto la bandera roja y gualda y oficializó el grito de Viva España, con lo que se ganaba la adhesión de monárquicos al grupo sublevado. Además, preso para ser fusilado José Antonio de Rivera, líder de la Falange, Franco pudo encabezar también este cada vez más numeroso contingente.
Con respecto a la CEDA, Franco expulsó a Gil-Robles y a Fal Conde (líder carlista) a Portugal, aunque estos tenían intención de obedecerle.
De esta manera, aglutina todo el poder en su persona, elimina la oposición poniéndose al mando de todo, y va a gobernar buscando el apoyo de la Iglesia. En Febrero de 1937, establecíó como himno nacional la Marcha Real, y en Abril, se constituyó en jefe nacional del partido único (Falange Española Tradicionalista y de las JONS). Manuel Hedilla, jefe nacional de la Falange hasta el momento, fue condenado a muerte por Franco.
En Enero de 1938, se constituyó el primer Gobierno del nuevo Estado. A partir de ese momento, el poder en todos sus aspectos radicaría en el cuartel general de Franco. El gobierno constituía un agregado de las fuerzas conservadoras, compuesto por tradicionalistas, falangistas y militares.
· Medidas:
En el bando franquista, ya en el verano de 1936, una serie de decretos militares devolvían la sociedad a épocas anteriores, aboliendo las medidas sociales aprobadas en los años de la Segunda República. Algunos fueron:
– Abolición del sufragio universal y del divorcio.
– Reformas en el ámbito educativo con la creación del Ministerio de Educación Nacional: se depuraron los textos y el profesorado, se apoyó la enseñanza privada, y se dejó en manos de las órdenes religiosas amplias parcelas de la enseñanza.
– La vida social pasó a estar regida por una dura censura: prohibición del libre pensamiento y expresión.
– Bando REPUBLICANO:
La sublevación había provocado la inmediata dimisión del Gobierno de Casares Quiroga, de manera que Azaña encargó a Diego Martínez Barrio la formación de un nuevo gobierno. Pero su presidencia duraría poco, pues sus recelos de entregar armas al pueblo, lo llevaron a dimitir el 19 de Julio. De este modo, Azaña confió a José Giral (Izquierda Republicana) la formación de un nuevo gobierno, quién acepto la entrega de armas al pueblo.
La dinámica de los partidos y las organizaciones republicanas, con posiciones diferentes acerca de la marcha de la guerra y las medidas políticas consiguientes, provocó cambios de gobierno y enfrentamientos en el propio bando republicano.
El 5 de Septiembre de 1936, Azaña encargó formar gobierno a Largo Caballero, quién formó un gabinete de amplísima coalición que integraba a nacionalistas vascos y catalanes, partidos republicanos, el PSOE y el partido Comunista. Un día más tarde se integraron en el Gobierno cuatro ministros anarquistas (hecho excepcional).
Largo Caballero acometíó las principales reformas políticas y militares. La confianza en la victoria era grande.
El Partido Comunista de España, nada más comenzar la guerra, vio aumentar su protagonismo por diversas causas: la disciplina interna; el control de los suministros rusos (esenciales por la No intervención europea), y por la división entre las demás fuerzas republicanas. El PCE defendía la unificación para enfrentarse al enemigo (propone de hecho la formación de un nuevo partido catalán).
Además, el PCE buscaba la alianza con los sectores de la burguésía media, con el objetivo de primero ganar la guerra; si bien los anarquistas (POUM) defendían realizar primero una revolución social.
Los enfrentamientos llegaron a su culminación en Mayo de 1937 en Barcelona. Fue detenido el líder del POUM, Andreu Nin.
A partir de la cris de 1937, el Gobierno pasó a estar dirigido por el Doctor Negrín, partidario de la máxima unidad y apoyado por los comunistas. Negrín trasladó la sede del Gobierno de Valencia a Barcelona, buscando también el control de las industrias catalanas.
Mientras, en la retaguardia, la unidad se afirmaba con la marginación de los anarquistas. El apoyo de Francia y de la URSS hizo que los comunistas se mantuvieran unidos a este bando.
· Medidas:
El pueblo demandaba cambios en la organización económica y social: se redujeron los alquileres de viviendas, fueron nacionalizadas industrias de los sublevados, se establecíó el control estatal sobre los bancos…
El aspecto más llamativo y transformador radicó en las colectivizaciones de empresas y de explotaciones agrarias, que fueron llevadas a cabo por las organizaciones sindicales campesinas. Si bien, el PCE no estuvo totalmente de acuerdo con estas medidas.
En la zona republicana se continuó con el esfuerzo educativo, tratando de superar el analfabetismo. Se trató de desarrollar una importante escuela de diseñadores gráficos y cartelistas. La mayoría de la intelectualidad europea se solidarizó con la República española en la lucha contra el fascismo. La guerra provocó serios daños en el patrimonio artístico español (asalto conventos e iglesias y bombardeo Museo del Prado).