La crisis del moderantismo 1856-68

DÉCADA MODERADA (1843-53).

En este periodo se produce la institucionalización del régimen liberal bajo dos supuestos: centralismo y burocratización del estado. El personaje más importante fue Narváez.
Para acabar con los problemas que acarreaba el gobierno de regencias, se acordó otorgar la mayoría de edad a Isabel II con 13 años.
El gobierno de esta etapa contó con el apoyo de los sectores más acomodados, sobre todo después de aprobar la Constitución moderada de 1845, que establecía un sufragio censitario muy restringido (1% de la población). Otras carácterísticas de esta constitución fueron: soberanía compartida Cortes-rey, Cortes bicamerales, Congreso elegido con voto censitario, Senado de designación real y un gobierno con amplios poderes.
Otras medidas importantes de este periodo fueron:
Reforma de la Hacienda con la creación de un sistema tributario y hacendístico unido, con la excepción de los territorios vasconavarros. También se aplicaron impuestos indirectos como las “puertas” y los “consumos” que gravaban las transacciones en las ciudades.
Creación de la Guardia Civil, como un cuerpo policial rural para velar los intereses de los terratenientes. Eliminación de la Milicia Nacional.
Creación de un sistema jurídico común con el Código Penal de 1848.
Se firmó un Concordato con la Santa Sede con el fin de tranquilizar a los sectores más reaccionarios del país e integrar a los carlistas en el juego político. 
Se inició la construcción del ferrocarril y carreteras en medio de una gran corrupción 
Los gobiernos dependían del humor de la reina. Los casos de corrupción y el descontento político condujeron a la II Guerra Carlista (1846-1849), que se desarrolló casi exclusivamente en Cataluña.





BIENIO PROGRESISTA (1854-56).

El gobierno estuvo formado por una coalición progresista
Moderada donde el presidente de gobierno fue Espartero y O’Donnell Ministro del Ejército. En este periodo se procedíó a eliminar a los revolucionarios más radicales (demócratas y republicanos).
El Ministro de Economía Madoz llevó a cabo la Desamortización General que afectaba a los ayuntamientos. Este mismo ministro sentó las bases para la modernización económica con la creación de leyes como la Ley de Ferrocarriles, la Ley de Banca y Crédito y la Ley de minería.
Esta crisis económica fue una de las causas de la caída del gobierno junto con el limitado alcance de las reformas, la división interna de los progresistas y el desacuerdo entre progresistas y moderados. Con la excusa del desacuerdo entre progresistas y moderados, la reina encargó al general  O’Donnell a formar gobierno con el nuevo partido que había fundado: la Uníón Liberal, que pretendía unir a los más conservadores de los liberales progresistas y a los más progresistas de los liberales moderados, es decir, un partido de centro.

DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA ISABELINO (1856-1868)

Los gobiernos unionistas, liderados por O’Donnell, impuso una estabilidad política y una prosperidad económica (ferrocarril). Se produjo la manipulación de las elecciones, obteniendo su partido la mayoría. La política exterior estaba activa, se recuperó el prestigio internacional, el fervor patriótico y se contentó al ejército.  Más tarde se dieron discrepancias en la coalición interna lo que originó unos gobiernos inestables. Es por ello, que O’Donnell quería disolver las cortes pero la reina y los moderados se opusieron. Se produce la dimisión y entrega del poder a los moderados. 

En los gobiernos moderados volvíó Narváez y se restauró el moderantismo.
Aunque surgieron algunos problemas; querellas internas, conspiraciones, pactos, pronunciamientos, falta de apoyo social y debilidad de los gobiernos. La oposición acusa a la Corona de permitir la represión de los opositores. Los partidos progresista y demócrata se niegan a participar en las elecciones. Tiene lugar el pacto de Ostende, lo que supone el fin de la monarquía y la posibilidad de república. Posteriormente se produce la sublevación de San Gil, que es el acercamiento de unionistas a progresistas. 

Se produce una crisis de subsistencia debido a las malas cosechas y a la escasez del trigo, por lo que suben los precios. Hay una recesión financiera con la bajada de la bolsa por crisis de ferrocarriles y el rendimiento es menos de lo esperado porque hay un escaso desarrollo industrial. Los accionistas exigen subvenciones al gobierno ya que no hay dinero y la deuda está desplomada y las entidades cancelaron sus créditos, por lo que se extiende la alarma. Hay una crisis industrial, puesto que la industria textil sufre efectos en la Guerra de Secesión Americana y sube el precio de la materia prima y baja el precio de los productos por la crisis. La solución se ve en un pronunciamiento. 

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