1. Los progresistas en el poder :
Los progresistas (liberales), descontentos con las tímidas reformas iniciadas por liberales moderados, tenían su fuerza en el dominio del movimiento popular, en su fuerte influencia en la milicia nacional y en las juntas revolucionarias. En el verano de 1835, y de nuevo en 1836, los progresistas protagonizaron una oleada de revueltas urbanas por todo el país.
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Ante la situación, en Septiembre de 1835, la regente María Cristina llamó a formar gobierno a un liberal progresista, Mendizábal, que rápidamente inició la reforma de la carta otorgada y tomó medidas con el fin de conseguir los recursos financieros necesarios para organizar y afirmar un ejercito contra el carlismo. Pero cuando decretó la desamortización de bienes del clero, los privilegios apremiaron a María Cristina para que lo destituyese en el verano de 1836.
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También tuvo lugar el levantamiento de los sargentos de la guarnición de la granja, residencia real de verano donde se encontraba la regente. Ante tantas presiones, en Agosto de 1836, maría Cristina accedíó a restablecer la constitución de Cádiz y entregó el poder al progresista calatrava.
El desmantelamiento del Antiguo régimen:
En el corto período de tiempo que transcurríó entre Agosto de 1836 y finales de 1837, los progresistas asumieron la tarea de desmantelar las instituciones del antiguo régimen. Una de sus primeras actuaciones fue la llamada reforma agraria liberal. La reforma agraria liberal se llevó a cabo en 1837 a partir de tres grandes medidas:
Afecta a la nobleza
1. La disolución del régimen señorial, ya iniciada en las cortes de Cádiz, implicó la pérdida de las atribuciones jurisdiccionales de los señores, aunque mantuvieron la propiedad de las tierras que los campesinos no pudieron acreditar como propias. Así, el antiguo señor se convirtió en el nuevo propietario y muchos campesinos pasaron a la condición de arrendatarios o jornaleros.
2. La desvinculación (supresión de mayorazgo,…) significó el fin de los patrimonios unidos obligatoriamente y a perpetuidad a una familia o institución, y sus propietarios fueron libres para poder venderlos sin trabas en el mercado.
Afecta a la iglesia: 1. La desamortización:
había sido un elemento recurrente desde el gobierno de Godoy (1798), como medio para conseguir recursos para el estado con la venta de tierras propiedad de la iglesia y delos ayuntamientos. En el año 1836, el presidente Mendizábal decretó la disolución de las órdenes religiosas (excepto las dedicadas a las enseñanzas y a la asistencia hospitalaria) y establecíó la incautación (apode ración de algo que no es tuyo) por parte del estado del patrimonio de las comunidades afectadas.
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Los bienes desamortizados fueron puestos a la venta mediante subastas publica a la que podían acceder todos los particulares interesados en su compra. Las tierras podían adquirirse en metálico o a cambio de títulos de la deuda pública. Mendizábal pretendía así conseguir los recursos necesarios para financiar al ejército liberal, recuperar vales de la deuda y aminorar el grave déficit presupuestario del Estado. Al mismo tiempo, los nuevos compradores constituirían unos sólidos apoyos sociales comprometidos con el triunfo del liberalismo. Más a largo plazo, las medidas deberían fomentar el desarrollo de la agricultura, al pasar la tierra de unos propietarios más emprendedores y dispuestos a introducir mejoras en las formas del cultivo.
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Una serie de medidas encaminadas al libre funcionamiento del mercado completaron la liberación de la economía.
La constitución de 1837 :
El gobierno progresista convocó unas cortes extraordinarias para redactar un texto constitucional que adaptase el de 1812 a los nuevos tiempos. El documento, aprobado en Junio de 1837, era breve y dejaba al margen una serie de cuestiones.
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La constitución de 1837 proclamaba algunos de los principios básicos del progresismo: la soberanía nacional, una amplia declaración de derechos de ciudadanos (libertad de prensa, de opinión,…), la división de poderes y la confesionalidad del estado.
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También recogía algunos elementos moderados; establecía dos cámaras colegisladoras, el congreso y el senado y concedía amplios poderes a la corona (veto de leyes).
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Como la desamortización y la supresión del diezmo habían dejado al clero sin su patrimonio y sin sus fuentes de recursos tradicionales, la constitución recogíó el compromiso de financiación del culto católico. Otras leyes vinieron a culminar el entramado jurídico constitucional: la ley de imprenta (1836) hizo desaparecer la censura previa y la ley electoral (1837) fijó un sistema de sufragio censitario y extraordinariamente restringido.
2. La alternancia en el poder (1837 – 1843) :
A partir de este momento quedo configurado un primer sistema de partidos, sobre la base de los partidos moderados y progresistas. Pero el modelo político se vio fuertemente mediatizado por la intromisión constante de los militares, que habían aumentado su poder gracias a las guerras carlistas. Así, los generales Espartero, Narváez y O’Donnell desempeñaron un papel determinante.
Los moderados en el gobierno (1837 – 1840)
Una vez aprobada la constitución, se convocaron nuevas elecciones para Octubre de 1837, que fueron ganadas por los moderados. En esta etapa de gobierno, los moderados intentaron, sin salirse del marco constitucional, desvirtuar los elementos más progresistas de la legislación de 1837. En 1840 prepararon una ley electoral más restrictiva, limitaron la libertad de imprenta y una ley de ayuntamientos dio a la corona la facultad de nombrar a los alcaldes de las capitales de las provincias.
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La ley de ayuntamientos enfrentó a los progresistas y moderados. El apoyo de la regente a la propuesta moderada provocó la oposición progresista, que impulsó un amplio movimiento insurreccional con la formación de juntas revolucionarias en muchas ciudades. María Cristina, en 1840 dimitíó de su cargo. Entonces, los sectores afines al progresismo dieron su apoyo al general Espartero que asumíó el poder y se convirtió en regente en 1840.
La regencia de Espartero (1840 – 1843)
Durante su regencia actuó con un mercado unitarismo: fue incapaz de cooperar con las cortes y gobernó sin más colaboradores que su camarilla de militares afines, conocidos como Ayacucho. De este modo, Espartero se aisló cada vez más del entorno progresista y perdíó la popularidad.
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Una de sus actuaciones de mayor transcendencia fue la aprobación, en 1842, de un arancel que abría el mercado español a los tejidos de algodón ingleses. La industria textil catalana se sintió gravemente amenazada y la medida provocó un levantamiento en Barcelona.
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Espartero mandó bombardear la ciudad hasta conseguir su sumisión, colocando a Cataluña y a buena parte de sus antiguos partidarios en su contra.
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Los moderados aprovecharon la división del progresismo y el aislamiento de Espartero para realizar una serie de conspiración encabezada por los generales Narváez y O’Donnell. En 1843, Espartero abandonó la regencia y las cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II y la proclamaron reina a los 13 años.
3. La década moderada (1844 – 1854)
La configuración del régimen moderado
Las elecciones 1844 dieron la mayoría a los moderados, que formaron un nuevo gobierno presidido por el general Narváez, quien impulsó una política basada en los principios del liberalismo moderado.
Su pretensión era clausurar la etapa revolucionaria y normalizar el funcionamiento de las instituciones liberales, crearon una legislación básica para estructurar el nuevo Estado. Éste debía sustentarse en el predominio del orden del orden y la autoridad.
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Los primeros gobiernos moderados llevaron a cabo una fuerte represión contra los progresistas, cuyos principales líderes optaron por exiliarse.
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El régimen se asentó sobre el predominio de la burguésía terrateniente, nacida de la fusión entre los antiguos aristócratas que habían aceptado el liberalismo y la nueva burguésía de propietarios rurales.
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La corana y gran parte del ejército se convirtió en los garantes más fieles de un sistema que no dudó en falsear los mecanismos electorales para garantizar el triunfo del partido del gobierno, dejando a los opositores sin otra alternativa que la conspiración.
• La constitución de 1845
La nueva constitución de 1845, que recogíó las ideas básicas del moderantismo: soberanía conjunta entre el rey y las cortes, ampliación de los poderes del ejecutivo y disminución de las atribuciones del legislativo; restricción del derecho de voto e institución de un Senado no electivo. Los ayuntamientos y diputaciones quedaron sometidos a la administración central y se suprimíó la milicia nacional. Además, se otorgó exclusividad a la religión católica, que fue declarada la oficial del estado, y se acordó el mantenimiento del culto y del clero.
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La nueva constitución manténía gran parte del articulado de la constitución de 1837, sobre todo en lo referente a la declaración de derechos, pero su regulación se remitía a leyes posteriores que fueron enormemente restrictivas con las libertades. También cónfería enormes atribuciones a la corona.
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Un decreto de 1845 regulo la libertad de imprenta lo que significaba el control gubernamental sobre la prensa.
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Al año siguiente, la ley electoral de 1846 planteo un sufragio censitario muy restringido que no superaba el 1 % de la población.
•El concordato con la santa sede
Los moderados intentaron también mejorar sus relaciones con la Iglesia. En 1851 se firmó un concordato con la santa sede, ene l que se establecía la suspensión de la venta de los viernes eclesiásticos desamortizados y el retorno de los no vendidos. A cambio, la santa sede reconocía a Isabel II y aceptaba la obra desamortizadora, mientras el estado se comprometía al sostenimiento de la iglesia española (presupuesto del culto y el clero), al restablecimiento de las órdenes regulares, a la concesión a la Iglesia de amplias competencias en materia de educación y al reconocimiento del catolicismo como religión oficial del país.
La institucionalización del estado liberal
El moderantismo pretendíó consolidar la estructura del nuevo estado liberal bajo los principios del centralismo, la uniformidad y la jerarquización. Una serie de leyes y reformas administrativas pusieron en marcha dicho proceso.
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Por un lado, el gobierno emprendíó la necesaria reforma fiscal (ley de mon-santillan de 1845) para aumentar los ingresos en la hacienda pública.
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Por otro lado se abordó la reforma de la administración publica, reorganizando los cargos del estado y creando una ley de funcionarios que regulaban su acceso.
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Además, se puso especial atención en el control del poder municipal. La ley de administración local de 1845 dispuso que los alcaldes de los municipios de más de 2000 habitantes y de las capitales de provincias serien nombrados por la corona, mientras que el gobernador civil designaría a los alcaldes de los municipios menores. En resumen, se creó una estructura jerarquizada y piramidal.
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Otra serie de medidas completaron este proceso. Se establecíó un sistema nacional de instrucción pública, que regulaba los diferentes niveles de enseñanzas (educación elemental, secundaria y universitaria) y elaboraba los planes de estudio, esta legislación se completó con la ley Moyano de 1857, que fue la primera gran ley de educación del país
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También se adoptó un único sistema de pesos y medidas, el sistema métrico decimal y se creó la guardia civil (1844), un cuerpo armado con finalidades civiles pero con estructura militar, que se encargaría del mantenimiento del orden público, sobre todo en el medio rural.
4. El bienio progresista (1854 – 1856)
La revuelta de 1854 y el nuevo gobierno progresista
El autoritarismo del gobierno moderado desembocó, en Junio de 1854, en el pronunciamiento de bicarburo a cuyo frente se colocó un moderado descontento, el general O’Donnell, que fundó un nuevo partido, la uníón liberal.
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Los sublevados elaboraron el llamado Manifiesto de Manzanares.
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La presidencia decayó de nuevo en Espartero, y O’Donnell fue nombrado ministro de la guerra. Las elecciones fueron convocadas según la constitución de 1837, que presentaba un censo electoral + amplio, lo que permitíó una mayoría progresista.
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El nuevo gobierno intento restaurar los principios del progresismo e inmediatamente restauro la milicia y la ley municipal que permitía las elección directa delos alcaldes. También prepararon una nueva constitución (1856), que no llego a ser promulgada.
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La actuación de mayor trascendencia para el futuro, emprendida fue un ambicioso plan de reformas económicas.
La legislación económica
La nueva ley desamortizadora de 1855, a cargo del ministro Madoz, afectó a los bienes de estado, de la iglesia, de las órdenes militares, de las instituciones benéficas y sobre todo de los ayuntamientos (bienes de propios y comunales). Igual que en 1837 se pretendía conseguir recursos para la hacienda e impulsar la modernización económica de España. Una buena parte de los ingresos fueron invertidos en la red de ferrocarriles.
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Se inició en 1855 con la ley general de ferrocarriles de lo que se beneficiaron especialmente los capitales extranjeros. La preocupación de las cortes por fomentar el desarrollo económico de España se reflejó también en una legislación para favorecer la reforestación, poner en marcha el sistema del telégrafo, ampliar la red de carreteras, fomentar el crecimiento de las sociedades por acciones y la de la banca y desarrollar la minería.
La crisis del bienio progresista
Las medidas reformistas del bienio no remediaron la crisis de subsistencias. En Cataluña, la delicada situación económica (alza de precios, malas cosechas…) produjo huelgas obreras en 1855. El malestar social condujo también a un importante levantamiento campesino en tierras castellanas y a la extensión de motines populares en muchas ciudades del país.
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El gobierno acabó presentando la ley de trabajo, que introducía algunas mejoras.
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La creciente conflictividad social, que significo la irrupción del movimiento obrero en la escena política del país, retrajo y atemorizo a las clases conservadoras.
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Espartero dimitíó y la reina confió el gobierno a O’Donnell, que reprimíó duramente las protestas. Es significativo el hecho de que el propio O`Donnell, en 1856, ayudase a derribar el gobierno que él había colocada ene l poder dos años antes.
5. La revolución de Septiembre de 1868
En el mes de Septiembre de 1868 se consumó un pronunciamiento militar no solo contra el gobierno del partido moderado, sino contra la monarquía de Isabel II. El movimiento, aclamado como la “gloriosa” revolución, tuvo un inmenso apoyo popular en todo el país, por lo que se impuso sin gran dificultad.
La revolución del 68 y el gobierno provisional
El 19 de Septiembre de 1868, la escuadra concentrada en la bahía de Cádiz, al mando del brigadier topete, protagonizo un alzamiento militar contra el gobierno de Isabel II. Prim (progresista) exiliado de Londres y serrano (unionista), desterrado en Canarias, se reunieron con los sublevados y rápidamente consiguieron el apoyo de la población.
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El gobierno no vio más salida que dimitir y la reina no tuvo más remedio que exiliarse a Francia.
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Además el pronunciamiento militar de los hechos bélicos, en la revolución tuvieron un gran protagonismo las fuerzas populares, sobre todo urbanas, dirigidas por un sector de los progresistas, los demócratas y los republicanos. En muchas ciudades españolas (Sevilla, córdoba,…) se constituyeron juntas revolucionarias, que organizaron el levantamiento y lanzaron llamamientos al pueblo. Las consignas eran parecidas en todos lados: demandas de libertad, soberanía, separación de la iglesia y el estado, supresión de las quintas, sufragio universal, abolición de impuestos de consumos (IVA), elecciones a cortes constituyentes, reparto de la propiedad o proclamación de la república.
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En los primeros días de Octubre, tras entrar en Madrid, los sublevados propusieron a la junta revolucionaria de la capital, que se hallaba bajo su control, el nombramiento de un gobierno provisional de carácter centrista, sin consultar a las juntas provinciales ni locales. El general serrano fue proclamado regente, y el general Prim, presidente de gobierno integrado por progresistas y unionistas, que marginaba al resto de fuerzas políticas. El nuevo ejecutivo ordeno disolver las juntas y desarmar la milicia nacional.
La constitución de 1869 y la regencia
El nuevo gobierno provisional promulgo una serie de decretos para dar satisfacción a algunas demandas populares (libertad de imprenta, sufragio universal,…) y convoco elecciones a cortes constituyentes. Los comicios, celebrados en Enero de 1869, fueron los primeros en España que reconocieron el sufragio universal masculino (+ 25). Dieron la victoria a la coalición gubernamental (progresistas, unionistas y sector demócrata), partidaria de la formula monárquica, pero también aparecieron en la cámara dos importantes minorías: la carlista y la republicana.
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La constitución de 1868, la primera democrática de la historia de España, establecíó un amplio régimen de derechos y libertades. La constitución también proclamaba la soberanía nacional.
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El estado se declaraba monárquico, pero la potestad de hacer las leyes residía exclusivamente en las cortes: el rey tan solo las promulgaba, no podía vetarlas.
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La tarea del gobierno no era fácil: los republicanos mostraban su descontento con la nueva situación, los carlistas volvían a la actividad insurreccional, la situación económica era grave y, además, había que encontrar un monarca.
6. El reinado de amadeo de Saboyá 1871 – 1873
La constitución de 1969 establecía como forma de gobierno, una monarquía democrática; por tanto, la principal tarea institucional consistíó en encontrar un monarca que sustituyese a los desacreditados Borbones.
Un monarca para un régimen democrático
Prim fue el encargado de sondear a los embajadores extranjeros y llevar a cabo las negociaciones necesarias. Consiguió imponerse la candidatura de Amadeo de Saboyá, un hombre con una concepción democrática de la monarquía. Llegó al país por el puerto de Cartagena el 30 de Diciembre de 1870. Tres días antes asesinaron al general Prim, con lo que el nuevo monarca se quedó sin su valedor y consejero más fiel.
Las dificultades de la nueva monarquía
Pero la nueva dinastía contaba con escasos apoyos. Satisfacía a progresistas y unionistas y, aun así, no todos los sectores de dichos partidos estaban de acuerdo. Contaron desde el principio con la clara oposición de la aristocracia, el clero y las camarillas cortesanas de la época de Isabel II, sobre todo cuando el monarca mostró su intención de mantener una escrupulosa neutralidad en cuestiones políticas y redujo el boato de la Corte. Asimismo, una parte del ejército no vinculada a progresistas ni a unionistas mostró su resistencia a expresar fidelidad al nuevo monarca. Tampoco obtuvo el favor popular, por causa quizá del arraigo de republicanismo.
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Los dos años del reinado de Amadeo de Saboyá se vieron marcados por dificultades constantes. Los problemas económicos del Estado seguían siendo acuciantes y hubo de recurrir a la emisión de más deuda pública. Además, se produjo una lucha permanente entre los grupos políticos, así como la revitalización del conflicto carlista, de la guerra de Cuba y de las insurrecciones republicanas.
Una permanente inestabilidad
Amadeo I contó desde el principio en la oposición de los moderados, que consideraban ilegítima a la nueva dinastía y continuaban fieles a los Borbones. Conscientes a la impopularidad de Isabel II, empezaron a organizar la restauración borbónica en la persona del príncipe Alfonso, hijo de la reina. Cánovas del Castillo, el principal dirigente de este grupo, fue captando a muchos disidentes unionistas y progresistas. Esta opción contó con los apoyos de la Iglesia. También apoyó a los moderados la élite del dinero.
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Los carlistas, beneficiados por el clima de libertad que introdujo la “Gloriosa”, se habían reorganizado como fuerza política. La llegada de Amadeo de Saboyá dio argumentos a un sector del carlismo para volver a intentar métodos se insurrección armada y, en 1872, una vez desaparecida Isabel II, se sublevaron animados por las posibles expectativas de sentar en el trono a su candidato, Carlos VII.
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Amadeo I tampoco contaba con el respaldo de los sectores republicanos ni de los grupos populares que les daban apoyos y que aspiraban a un cambio de sistema social. En el año 1872 se produjeron nuevas insurrección de carácter federalista.
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Asimismo, en 1868 se inició, con el llamado “grito de Yara”, un conflicto en la isla de Cuba (guerra de los diez años), uno de los últimos territorios coloniales españoles. La insurrección, dirigida por algunos propietarios criollos (blancos nacidos en la isla) contó rápidamente con el apoyo popular al prometer el fin de la esclavitud en la isla.
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Ahora bien, la crisis final del reinado de amadeo de Saboyá fue resultado de la desintegración de la coalición gubernamental (unionistas, progresistas y demócratas). Finalmente, privado de todo apoyo, el 11 de Febrero de 1873, amadeo de Saboyá presento su renuncia al trono y abandonó España.
7. La primera república española 1873 – 1874
La última etapa política del sexenio democrático fue la primera república. Su duración no alcanzo un año
La proclamación de la república
Las cortes, depositarias de la soberanía nacional en ausencia de monarca, decidieron someter a votación la proclamación de una república, que fue aprobada el 11 de Febrero de 1873. // Ahora bien, estos datos no reflejan un apoyo real a la nueva forma de gobierno. Gran parte de la cámara era monárquica, y su voto republicano fue una estrategia para ganar tiempo y organizar el retorno de los borbones al trono español. Así pues, la república nacíó con escasas posibilidades de éxito. // A pesar de todo, la república fue recibida con entusiasmo por las clases populares. Los federales ocuparon las corporaciones de muchos municipios y constituyeron juntas revolucionarias para desplazar de la administración a los antiguos cargos monárquicos. // Sin embargo, gran parte de los dirigentes del republicanismo federal, encargados de poner en funcionamiento la nueva república, estaban lejos de las aspiraciones revolucionarias de las bases. Se convocaron elecciones a cortes constituyentes, que ganaron ampliamente los republicanos. // Los federales obtuvieron 344 escaños. La victoria electoral de los republicanos era, sin embargo, engañosa, ya que más de un 60 % del electorado se abstuvo.
El intento de instaurar una república federal
Las cortes se abrieron el 1 de Junio de 1873 y el día 7 proclamaron la república democrática federal. La presidencia quedo en manos de Figueras, quien tomo las primeras medidas reformistas. Pero la falta de recursos del estado y la desorganización del ejército provocaron su dimisión, y el gobierno paso a manos de pi y Margall.
•El proyecto de constitución federal
En Julio se presentó en las cortes el proyecto dela nueva constitución, pero prácticamente no llego a ser debatido y, por consiguiente, tampoco fue aprobado. La constitución republicana federal de 1873 seguía la línea de la constitución de 1869 en relación a la implantación de la democracia y al reconocimiento de amplios derechos y libertades. El aspecto más novedoso era la estructura del estado. Se establecía que la nacíón española estaba compuesta por 16 estados, entre ellos Cuba, y declaraba que el poder emanaba de tres niveles: municipios, estados regionales y estado federal. Planteaba, por primera vez en el liberalismo español, un estado no centralista.
•Los conflictos armados
La primera república tuvo que enfrentarse a graves problemas que paralizaron la acción de gobierno. Uno de ellos fue una insurrección carlista. También continúo la guerra en Cuba que, iniciada en 1868.
8. La sublevación cantonal
La proclamación de cantones independientes, con sus gobiernos autónomos y su propia legislación, fue la consecuencia de aplicar de forma radical y directa la estructura federal desde abajo. El presidente Pi y Margall se opuso a sofocar la revuelta por las armas y dimitíó, siendo sustituido por salmerón, quien inicio una acción militar contra el movimiento cantonalista. Excepto en Cartagena, la intervención militar acabó rápidamente. Salmerón dimitíó al sentirse moralmente incapaz de firmar las penas de muerte impuestas por la autoridad militar. La presidencia recayó entonces en Castelar, dirigente del republicanismo unitario. La república inició a partir de ese momento un progresivo desplazamiento a la derecha. El 13 de Septiembre Castelar consiguió plenos poderes de las cortes para reorganizar el ejército, obtener un crédito y gobernar con el parlamento cerrado, que se mantuvo así hasta el día 2 de Enero de 1874.
El fin de la experiencia republicana
Ante esta situación, en Diciembre del mismo año, un sector importante de los diputados (Figueras, pi y salmerón) llegaron al acuerdo de plantear una moción de censura al gobierno Castelar para forzar su dimisión, cuando se reanudasen las sesiones de cortes. La intención de este grupo era volver a controlar el gobierno. El día 3 de Enero de 1874 se abrieron las cortes y el gobierno de Castelar fue derrotado. Eran inminentemente la formación de un gobierno de izquierda pero, al conocer este hecho, pavía exigíó la disolución de las cortes republicanas. Los diputados se resistieron en ppio pero, ante la invasión del hemiciclo por Pavía con fuerzas de la guardia civil, abandonaron la cámara el 4 de Enero de 1874. El poder pasó en los meses siguientes a manos de una coalición de unionistas y progresistas encabezadas por el general serrano, que intentó estabilizar un régimen republicano de carácter conservador. El 29 de Diciembre de 1874, el pronunciamiento militar de Martínez campos en Sagunto proclamo rey de español a Alfonso XII.