Sistema político de canovas del castillo

El sistema canovista. La Constitución de 1876 y el turno de partidos

El sistema político de la Restauración está absolutamente ligado a la figura de Antonio Cánovas del Castillo. Antiguo ministro de la Uníón Liberal, su pensamiento político fue reaccionario y antidemocrático, siempre fue contrario al sufragio universal. Sin embargo, fue un político pragmático y realista que buscó el consenso entre las fuerzas liberales en las que se cimentó el régimen de la Restauración.
Tras ser el artífice de la vuelta al trono de los Borbones y configurarse como la gran figura política del nuevo régimen, fue asesinado en 1897 por el anarquista Angiolillo.
Cánovas era partidario de mantener a los Borbones y el viejo sistema liberal antidemocrático basado en el sufragio censitario. Defendía la idea moderada de la soberanía compartida de Rey y Cortes, en un punto intermedio entre el Antiguo Régimen y monarquía democrática de 1869.
Sin embargo, era consciente de que era necesario renovar el agotado programa de los moderados. Estas eran las novedades que propuso:
··Alfonso XII debía reemplazar a la impopular Isabel II. Cánovas consiguió que la reina renunciara a sus derechos al trono en 1870.
·Había que terminar con las continuas intervenciones del Ejército, fuente continua de inestabilidad política.
·Había que crear un sistema bipartidista basado en dos partidos burgueses que pacíficamente se fueran turnando en el poder. Estos dos partidos serían el que él creo, el Partido Conservador, que debía sustituir al agotado partido
Moderado, y el Partido Liberal, dirigido por el antiguo progresista Práxedes Mateo Sagasta, que sería el heredero de los ideales de 1869 adaptados a los límites del sistema canovista.

La Constitución de 1876

El régimen de la Restauración se dotó de una nueva constitución que, en lo fundamental, es heredera de la moderada de 1845. Se reunieron unas Cortes constituyentes con mayoría canovista. En ellas se debatíó y aprobó un anteproyecto redactado por Alonso Martínez, aunque su verdadero inspirador fue el propio Canovas del Castillo.
Principales rasgos de la Constitución:
··Soberanía compartida: Lo que significaba la negación de la idea de soberanía nacional.
·Cortes Bicamerales:
··Congreso elegido por sufragio censitario.
·Senado en el que se representan las clases poderosas del país:
··senadores de derecho propio: Grandes de España y jerarquías eclesiásticas y militares
·senadores vitalicios, nombrados por el rey
·senadores elegidos por sufragio censitario de los mayores contribuyentes.
··Fortalecimiento del poder de la Corona que se constituyó como eje del Estado:
··Poder ejecutivo: designación de los ministros y mando directo del ejército
·Poder legislativo compartido con las Cortes:
··Derecho de veto absoluto sobre las leyes aprobadas por las Cortes
·Poder de convocar, suspender o disolver las Cortes
··Reconocimiento teórico de derechos y libertades, que en la práctica fueron limitados o aplazados durante los gobiernos de Cánovas.
·No se especifica el tipo de sufragio para elegir el Congreso. Posteriormente, bajo el gobierno del Partido Conservador de Canovas se aprobó la Ley Electoral de 1878 que establecía el voto censitario, limitado a los mayores contribuyentes.
·Recorte de la libertad religiosa. La religión católica es declarada religión oficial del Estado.

El Reinado de Alfonso XII (1875-1885): el turno de partidos


Cánovas diseñó un sistema basado en el turno pacífico de dos partidos en el poder. El Partido Conservador, dirigido por el propio Canovas del Castillo y heredero del moderantismo, y Partido Liberal, liderado por Sagasta, al que se unirán progresistas y demócratas del Sexenio. Sagasta a menudo hablaba como un progresista radical, pero actuaba de una manera moderada y pragmática.
El sistema de turno tuvo la gran virtud de garantizar la alternancia pacífica en el poder, poniendo fin durante un largo periodo al intervencionismo militar y a los pronunciamientos. Sin embargo, el turno fue un puro artificio político, destinado a mantener apartados del poder a las fuerzas que quedaban fuera del estrecho sistema diseñado por Cánovas: las fuerzas de izquierda, el movimiento obrero, los regionalismos y nacionalismos.
El turno en el poder no era la expresión de la voluntad de los electores, sino que los dirigentes de los partidos lo acordaban y pactaban previamente. Una vez acordada la alternancia, y el consiguiente disfrute del presupuesto, se producía el siguiente mecanismo:
··El Rey nombraba un nuevo Jefe de Gobierno y le otorga el decreto de disolución de Cortes
·El nuevo gobierno convocaba unas elecciones completamente adulteradas, fabricaba los resultados mediante el encasillado, la asignación previa de escaños en los que se dejaba un número suficiente a la oposición.
Este sistema de adulteración electoral no fue único de la España de la época, el transformismo en Italia y el rotativismo en Portugal fueron sistemas similares

El caciquismo

El fraude electoral generalizado que caracterizó el sistema del turno tiene lugar en el contexto de un país agrario y atrasado. La clave de la adulteración electoral estaba en los caciques, que eran los encargados de llevar a la práctica los resultados electorales acordados por las élites de los partidos.
Los caciques eran personajes ricos e influyentes en la España rural (terratenientes, prestamistas, notarios, comerciantes…), quienes siguiendo las instrucciones del Gobernador Civil de cada provincia, amañaban las elecciones. Los gobernadores habían sido a su vez informados por el ministro de Gobernación de los resultados que «debían» de salir en sus provincias, siguiendo el «encasillado» acordado por las élites políticas.
Los métodos desplegados por los caciques durante los elecciones fueron muy variados: violencia y amenazas; cambio de votos por favores (rebajas de impuestos, sorteo de quintos, saldo de préstamos, agilizar expedientes que se eternizaban en las oficinas estatales…); o simplemente trampas en las elecciones, el conocido popularmente como pucherazo.
La prematura muerte de Alfonso XII en 1885 abríó el período de la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902) hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Tras la muerte del rey, Cánovas y Sagasta reafirmaron en el denominado Pacto del Pardo (1885) el funcionamiento del sistema de turno.
En el denominado «gobierno largo» de Sagasta (1885-1890) se aprobaron diversas medidas de reforma política:
··1887 Libertades de cátedra, asociación y prensa, suprimiendo la censura
·1890 Sufragio universal masculino
Sin embargo, el sistema de turno siguió basándose en la adulteración sistemática de las elecciones, aunque el sufragio universal permitíó que los republicanos obtuvieran un puñado de diputados en las ciudades, donde no funcionaba el caciquismo.


La oposición al sistema Las fuerzas marginadas

Varios grupos políticos, sociales e ideológicos se opusieron con escaso éxito hasta 1923 al régimen de la Restauración:
··Los carlistas. Fuerza cada vez más residual que, finalmente, había decidido renunciar a las armas. Con fuerza en el País Vasco y Navarra, nunca consiguieron más del 3% en las elecciones en que se presentaron.
·Los partidos republicanos. Con su base social en las clases medias urbanas, estos grupos defendieron la democratización del régimen y diversas reformas sociales. Estuvieron bastante desorganizados, destacando los republicanos moderados de Melquiades Álvarez y el Partido Radical Republicano, fundado en 1908 por Alejandro Lerroux, un político populista y demagogo que en sus primeros años en la carrera política destacó por su anticlericalismo.·El movimiento obrero: anarquistas y socialistas. Tras el nacimiento de la sección española de la AIT durante el sexenio gracias a la labor del anarquista Fanelli y el marxista Lafargue, tras el golpe de Pavía en 1874 los «internacionalistas», el movimiento obrero, fue reprimido. Al igual que en toda Europa, la ruptura entre Marx y Bakunin en el Congreso de La Haya en 1872 propició la escisión de las fuerzas obreras:··Anarquistas: grupo mayoritario en España. Tras la ley de Asociaciones de 1881, aprobada por el gobierno liberal de Sagasta, se lanzaron a una intensa actividad organizativa y de luchas sociales. En 1881 nacíó la Federación de Trabajadores de la Regíón Española, en la que destacó Anselmo Lorenzo, uno de los principales líderes de los inicios del movimiento anarquista. A partir de 1901 diversos grupos se organizaron en torno a la publicación Solidaridad Obrera. Finalmente en el Congreso de Barcelona (1910), nacíó la Confederación Nacional del Trabajo, la CNT, el mayor sindicato español, con gran fuerza entre los obreros agrícolas andaluces y los obreros industriales catalanes. Los anarquistas defendieron una ideología colectivista, libertaria, apolítica, anticlerical y revolucionaria.
·Socialistas: minoritarios en nuestro país. Todavía de forma clandestina, en 1879 nacíó en Madrid el Partido Socialista Obrero España, PSOE, con Pablo Iglesias como principal figura. En 1888, el PSOE celebró su primer congreso y se fundó la Uníón General de Trabajadores, la UGT, sindicato socialista. Opuestos a los anarquistas, los socialistas mantuvieron una ideología colectivista, anticlerical y antiburguesa, pero más moderada que la de la otra gran corriente del movimiento obrero español. Partidarios de la lucha política, Pablo Iglesias fue elegido diputado en 1910.··La oposición intelectual. Pensadores, profesores universitarios, novelistas contrarios a un sistema que impedía la modernización del país y la aproximación a la Europa avanzada. ·El regionalismo y nacionalismo en Cataluña y el País Vasco.

El Imperio colonial ultramarino español

Tras la independencia de la mayor parte del Imperio a inicios del Siglo XIX (Ayacucho, 1824), sólo las islas antillanas de Cuba y Puerto Rico, y el archipiélago de las Filipinas en el sudeste asíático, continuaron formando parte del Imperio español.
Cuba y Puerto Rico basaban su economía en la agricultura de exportación, esencialmente basada en el azúcar de caña y el tabaco, en la que trabajaba mano de obra negra esclava. Eran unas colonias que alcanzaron un importante desarrollo y que eran muy lucrativas para la metrópoli. Cuba se convirtió en la primera productora de azúcar del mundo.
Las duras leyes arancelarias impuestas por el gobierno de Madrid convirtieron estos territorios en un «mercado cautivo» de los textiles catalanes o las harinas castellanas. Esta situación perjudicaba claramente a las islas antillana que podían encontrar productos mejores y más baratos en los vecinos Estados Unidos.
En Cuba y Puerto Rico, la hegemonía española fue basando cada vez más en la defensa de los intereses de una reducida oligarquía esclavista, beneficiada por la relación comercial con la metrópoli.
El caso filipino era bien diferente. Aquí la población española era escasa y había muy pocos capitales invertidos. El dominio español se sustentaba en una pequeña presencia militar y, sobre todo, en el poder de las órdenes religiosas.

El problema cubano y la guerra con Estados Unidos

La Guerra Larga (1868-1878), saldada con la Paz de Zanjón, había sido un primer aviso serio de las aspiraciones independentistas cubanas.
La ausencia de reformas facilitó que el anticolonialismo se desarrollará pese a la represión. José Rizal en Filipinas y José Martí en Cuba fueron las figuras claves del nacionalismo independentista filipino y cubano respectivamente.
En 1895 estallaron de nuevo insurrecciones independentistas en Filipinas y Cuba. Una dura y cruel guerra volvíó a provocar que decenas de miles de soldados procedentes de las clases más humildes fueran embarcados hacia esas distantes islas.
La gran novedad va a ser la ayuda estadounidense a los rebeldes cubanos. Washington ayudó a los insurrectos caribeños esencialmente por dos razones:
··Intereses económicos mineros y agrícolas. Cuba era la primera productora del mundo de azúcar.
·Interés geoestratégico. El naciente imperialismo norteamericano buscaba el dominio del Caribe y Centroamérica. Lo que denominaban su patio trasero.
En realidad, el enfrentamiento que se aproximaba en Cuba mostraba la pugna entre un imperialismo moribundo, el español, y uno que estaba naciendo y que iba a marcar los tiempos posteriores, el norteamericano.
La aún inexplicada explosión en el navío norteamericano Maine en el puerto de La Habana, que costó la vida de 260 marinos estadounidenses, propició una furibunda campaña periodística de las cadenas Pulitzer y Hearst. El gobierno norteamericano del presidente McKinley, alentado por una opinión pública cada vez más belicista, declaró la guerra a España. El conflicto fue un paseo militar para Estados Unidos que conquistó Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
España firmó la Paz de París en Diciembre de 1898. Por este acuerdo, España cedíó a EE.UU la isla de Puerto Rico, que hoy sigue siendo un estado asociado de EE.UU, Filipinas y la Isla de Guam en el Pacífico.

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