El texto histórico que se me presenta para comentar se titula “Estatuto de Autonomía del País Vasco (18-12-1979)”. Por su contenido podemos clasificarlo como político legislativo. Se trata de un fragmento de fuente primaria que situamos en 1979, en la transición hacia la democracia con Adolfo Suárez y la UCD en el gobierno de España. Este gobierno abordó la cuestión autonómica y aprobó el Estatuto del País Vasco el 18 de Diciembre de ese mismo año. Se llevó a cabo en Madrid, donde se encuentra el Palacio Real; y el autor del proyecto que se aprobó fueron la Asamblea de parlamentarios vascos que formarán el Consejo General Vasco. Fue firmado por Suárez, presidente del Gobierno desde su nombramiento para sustituir a Arias Navarro en 1976, tras la muerte de Franco. El destinatario de este texto era la ciudadanía española y, en concreto, los habitantes del País Vasco. Su finalidad fue la de dotar a este territorio de un autogobierno.
El tema de este fragmento es el Estatuto de Autonomía, también conocido como Estatuto de Guernica, que está formado por una serie de artículos, en concreto se mencionan los siguientes: se reconoce la autonomía del PV que se regirá con su Estatuto dentro del Estado Español. La CAPV estará formada por Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, y por Navarra si quisiera incorporarse. Estos territorios podrán restablecer y actualizar las Juntas y Diputaciones Forales, enmarcándolas en las leyes de la Constitución y del Estatuto. Además, la lengua del Pueblo Vasco, el euskera, se reconoce como lengua oficial de Euskadi junto con el castellano.
Podemos situar este texto históricamente en 1979, en pleno proceso de transición democrática, con Suárez y la UCD en el gobierno de España. Las elecciones de 1977 fueron las que dieron un triunfo aplastante a este partido, y tras las que se formaron las Cortes constituyentes que redactarían la Constitución de 1978, que reconocía las autonomías. Fue poco después de las elecciones cuando Suárez abordó decididamente la cuestión autonómica. Tras mediar con el Rey, contactó con Tarradellas, presidente de la Generalitat en el exilio, para restaurar provisionalmente la autonomía catalana. Los proyectos de la reforma territorial desconcertaban a amplios sectores del ejército, que no sabían si seguir apoyando al franquismo y rechazar los Estatutos que romperían la unidad de España, o apoyar al rey y las instituciones democráticas.
La Constitución fue aprobada en referéndum en 1978, y a pesar de ser la primera que reconocía reivindicaciones históricas vascas, el PNV pidió la abstención porque la C afirmaba la indivisibilidad de la soberanía española. La C no solo daba la posibilidad de autogobierno a las nacionalidades históricas, sino que también a todas las regiones que lo solicitasen de acuerdo al procedimiento constitucional. Así, finalmente el PNV aceptó la C como estrategia para conseguir el futuro Estatuto de Autonomía.
La Transición en el PV presentó diferentes rasgos por ser un territorio con más oposición al franquismo. Por una parte, sus estructura sociolaboral posibilitó un fuerte movimiento obrero. También había reivindicaciones de autogobierno (con el lema “libertad, amnistía y estatuto de autonomía) y reivindicaciones nacionalistas, apoyadas por las clases medias y el clero entre otros. Existía un brazo armado llamado ETA que había adquirido prestigio a partir del Proceso de Burgos (1970) y el asesinato de Carrero Blanco en 1973, figura clave del franquismo. Así, con un sentimiento anticentralista en muchos puntos de España, el gobierno se impuso como tarea inaplazable la reforma administrativa y territorial.
La sociedad del PV estaba bastante dividida, por lo que cualquier tema podía ser motivo de polémica. A pesar de las medidas tomadas por Suárez (legalización de la ikurriña, amnistías, expatriación de los presos más duros) la situación no se había normalizado, y ETA continuaba su escalada de acciones. Los diputados y senadores elegidos en las elecciones del 77 elaboraron un proyecto provisional de autonomía, estos formarían más tarde el CGV.
En 1979, una vez aprobada la Constitución, Suárez negoció el Estatuto (texto que comentamos) con Carlos Garaikoetxea, presidente del CGV y del PNV. El Estatuto fue presentado a las Cortes y aprobado, después refrendado por las provincias vascas, y por último fue promulgado el 18 de Diciembre, en plena transición hacia la democracia.
Este Estatuto, también llamado Estatuto de Guernica, actúa como la norma institucional básica del autogobierno vasco.
Fue refrendado y aprobado en 1979. Define al pueblo vasco como Comunidad Autónoma del PV o Euskadi, como aparece en el Art.1. Asimismo, como vemos en el Art.2, determina su extensión: Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, y Navarra si quisiera incorporarse. Se especifican las competencias que asume la autonomía ante la Administración central (reguladas por los Conciertos Económicos), lo que establece también una gran autonomía de los tres territorios históricos con respecto al propio Gobierno Vasco. En cuanto a la fiscalidad, el PV, al igual que Navarra, recauda y administra los impuestos y paga al Estado la cantidad pactada. El Estatuto reconoce el euskera como lengua oficial de Euskadi (Art. 6.1), y se establecen como símbolos la ikurriña y el himno oficial. Además, el control del orden público en la autonomía queda a manos de la Policía Autónoma, excepto en asuntos extra y supracomunitarios, de los que se ocupará la Policía Nacional (Art. 17.1).
La Constitución dio la oportunidad de restaurar las instituciones forales modernizadas, por lo que aparecen las Juntas Generales y las Diputaciones, que permanecerán en el País Vasco junto con las autonómicas (comunes a los tres territorios). Las instituciones forales son de carácter provincial, y como ya hemos dicho son las Juntas Generales (aprueban normas, votan presupuestos, deciden impuestos y eligen al ejecutivo) y las Diputaciones Forales, que ejercen el gobierno de las provincias. Ambas están reguladas por la Ley de Territorios Históricos, añadida en 1983.
La importancia de este texto reside en que significará el reconocimiento de la nacionalidad vasca y el restablecimiento de la autonomía de los territorios históricos vascos, perdida en el 37 con la caída en manos de las fuerzas franquistas. Además, el acuerdo político alcanzado significó un acoplamiento más riguroso del Estatuto de Guernica a la Constitución. Queda destacar que es el vigente hoy en día en el PV.