Los Reyes Católicos fueron el primer ejemplo de monarquía autoritaria en los reinos hispánicos.
La uníón dinástica
El matrimonio Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, dio origen, al acceder ambos al trono, a una nueva entidad política: la monarquía hispánica.
Ésta debe entenderse como una uníón dinástica, de dos coronas, en las que cada reino siguió rigiéndose por sus leyes e instituciones, por lo que se conformó un Estado plural y no unitario, integrado por unos territorios que sólo tenían en común una misma monarquía. Se denominaba España a la asociación de todos los pueblos de la Península Ibérica, pero no tenían un significado político. En la nueva monarquía las leyes y disposiciones reales eran firmadas por representantes de ambos reinos. A pesar de este aparente equilibro, el mayor peso territorial, demográfico y económico de la Corona de Castilla originó un descenso de la influencia política de la Corona de Aragón, a lo largo de los siglos XVI y XVII.
La expansión territorial
Unidas las dos Coronas, los Reyes Católicos coincidían en la necesidad de incorporar todos los reinos peninsulares a la nueva monarquía hispánica. Esta política de expansión se realizo en las siguientes fases: -La conquista del Reino nazarí de Granada.
La guerra que emprendieron los Reyes Católicos contra el Reino de Granada supuso el fin de la larga conquista de Al-Ándalus. Los Reyes Católicos pusieron al servicio de esta contienda de la potencia militar de Castilla y Aragón y también utilizaron dos nuevo recursos: la diplomacia y la artillería. La campaña se preparó como una cruzada contra los infieles. En 1482 el papa Sixto IV emitíó una bula que otorgaba gracias especiales a cuantos contribuyeran a financiar o participaran en dicha campaña. La guerra se prolongó durante diez años.
El 2 de Enero de 1492 se rindió Granada y su último rey
Boabdil, entrego las llaves de la Alhambra a los Reyes Católicos.
-La habilidad diplomática del rey Fernando consiguió la recuperación para la Corona de Aragón de los territorios del Rosellón y la Cerdaña.
-El Reino de Navarra se hallaba en manos de una dinastía francesa. Tras el fracaso de algunas tentativas diplomáticas, Fernando de Aragón, aprovechó la declaración de guerra al rey de Francia para ocupar militarmente Navarra. Así, este reino fue incorporado a la Corona castellana en las Cortes de Burgos del año 515.
-Los Reyes Católicos prepararon también la anexión de Portugal a la Corona mediante una hábil política matrimonial.
La proyección exterior. Las bases de la política imperial
Los Reyes Católicos dedicaron grandes esfuerzos a la política exterior.
La política exterior fue tarea conjunta de ambas Coronas, pero se establecíó una separación nítida entre los intereses de Castilla, volcados en el Atlántico y los de Aragón, vinculados al Mediterráneo.
Los monarcas realizaron, por una parte, una intensa política matrimonial, mediante la formación de diversas alianzas con diversos reinos europeos: con el impero alemán, al casar a su hija y heredera Juana con Felipe, hijo de Maximiliano. Con Inglaterra, al casar a otra hija, Catalina, con el futuro monarca Enrique VIII, y con Portugal, a través de un complejo proceso dominado por la firma de diversos tratados, y por el matrimonio de las hijas de los Reyes Católicos, Isabel y posteriormente María, con el rey de Portugal Manuel el Afortunado. Gran parte de los esfuerzos diplomáticos y de la política matrimonial de los Reyes Católicos iban dirigidos a consolidar el poder de la Corona de Aragón en la zona del Mediterráneo y defender la intensa actividad comercial. Para aislar a Francia, los Reyes Católicos establecieron alianzas con Inglaterra, los Países Bajos y el Papado. Por otro lado, la lucha contra los turcos, fue constante pues uno de los objetivos centrales del reinado era expandir la cristiandad y frenar el avance turco en el Mediterráneo. Por último, la pacificación de las relaciones con Portugal fue un proceso complejo dominado por la firma de diversos tratados, entre los que destacan el de Alcáçovas, (mediante el cual los portugueses consiguieron el control de la costa africana a cambio de renunciar a sus pretensiones sobre la Corona de Castilla), y el de Tordesillas, (que le dio el control del actual Brasil).
La reorganización del Estado. Las instituciones
Los Reyes Católicos coincidían también en la necesidad de imponer su autoridad a la nobleza y a parte del clero, que durante la baja Edad Media se habían levantado repetidamente contra el poder real. Primero vencieron por las armas a la nobleza y a los grandes señores eclesiásticos e impusieron su autoridad. Después recuperaron parte del patrimonio real en manos de los señores. Con este objetivo consolidaron los privilegios jurisdiccionales de nobles y eclesiásticos, así como su poder dentro de la Mesta. Dominados la nobleza y el clero, los monarcas organizaron una serie de instituciones.
Crearon un ejército permanente y también crearon un cuerpo de embajadores.
Otra figura importante fue la de los corregidores.
La función del corregidor era representar el poder en villas y ciudades, presidir los ayuntamientos y asumir funciones judiciales y de orden público. También se creó la Santa Hermandad, con atribuciones policiales, judiciales y de recaudación de impuestos.
Los reyes reorganizaron el Consejo Real.
Las Cortes representaban a los grupos sociales más privilegiados y su atribución más importante era tomar juramento al rey, hacerle aceptar los fueros o leyes tradicionales de cada territorio y votar nuevos impuestos. Las cortes perdieron protagonismo, ya que los reyes prácticamente no las convocaban, y únicamente se reunían cuando los monarcas necesitaban más recursos financieros. Por último, también, se reorganizó la Audiencia de Valladolid y se crearon otras nuevas, en Sevilla y Galicia. En la Corona de Aragón se mantuvieron las instituciones tradicionales, así como el mayor peso político de las cortes. Ahora bien, se instituyó el cargo de lugarteniente, y posteriormente el del virrey;
éste era un representante de los monarcas, que ejercían plenamente la autoridad real. En Aragón continuó vigente la figura del Justicia Mayor, cuya misión consistía en ejercer del árbitro entre el rey y sus súbditos. Los Reyes Católicos se desplazaban de manera prácticamente continua por todo el territorio para impartir justicia y reforzar su autoridad.