La guerra de Marruecos
Uno de los problemas para la monarquía de Alfonso XIII fue la guerra de Marruecos (1909-1927), cuyas causas fueron: la presencia de Francia en el norte de África, por la cual se celebró la Conferencia Internacional de Algeciras (1906) por la cual el sur del país quedaba bajo influencia francesa, mientras que el norte y la salida al mar Mediterráneo bajo influencia española. Además, había una influencia debido a los grandes negocios que particulares tenían allí (minas, ferrocarriles).Las primeras expediciones fueron en el Rif, habitada por tribus bereberes o cabilas. Las tropas españolas tuvieron que enfrentarse a el Raisuni y Abd el-Krim. La intervención militar se inició en 1909 cuando los rifeños atacaron a los obreros del ferrocarril que España estaba construyendo entre Melilla y las minas del Rif. En el Barranco del Lobo se produjo una derrota. Además, se creó un protectorado (1913). El general Silvestre se aventuró excesivamente en una operación militar y se alejó de Melilla. Los españoles fueron cercados en Annual por las tropas de Abd el-Krim. 5000 soldados murieron incluido Silvestre, y las posiciones españolas en el Rif se perdieron en pocos días. Los sucesos afectaron al Ejército, dividido entre africanistas (partidarios de seguir la guerra) y peninsulares o junteros (como Miguel Primo de Rivera)
. Los militares lanzaban frecuentes acusaciones a los políticos: les reprochaban que les exigieran resultados sin proporcionarles los medios adecuados. Además, abrieron un debate sobre las responsabilidades del desastre, que se utilizó para desacreditar al régimen. Entre 1922 y 1923, la monarquía de Alfonso XIII tenía solo dos alternativas, una democratización real del sistema o el establecimiento de un régimen autoritario. Se hicieron algunos esfuerzos para solucionar los problemas a través de medios civiles y constitucionales: se disolvieron las juntas de defensa, se cesó a Martínez Anido como capitán general de Barcelona y se nombró a un civil para dirigir la crisis de Marruecos. Sin embargo, el régimen derivó finalmente en una solución autoritaria.En la noche del 12 al 13 de Septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, declaró el estado de guerra y repartíó el manifiesto Al país y al ejército españoles.
El rey accedíó al Golpe de Estado y nombró a Primo de Rivera presidente de un Gobierno militar o Directorio.
La dictadura de Primo de Rivera
En la noche del 12 al 13 de Septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, declaró el estado de guerra y repartíó el manifiesto «Al país y al ejército españoles», donde, con un tono regeneracionista, prometía acabar con el terrorismo, la agitación separatista, el desorden y la utilización política de la Guerra de Marruecos. El rey accedíó al golpe y nombró a Primo de Rivera presidente de un Gobierno militar o Directorio. El golpe militar fue pacífico y la oposición política y social fue muy escasa, empezando por la del Gobierno, presidido entonces por García Prieto. La protesta sindical también fue débil y la opinión pública acogíó con agrado o indiferencia al nuevo Gobierno. La Dictadura instaurada por Primo de Rivera se divide en dos etapas.
Directorio Militar
Constituía una solución temporal. Aunque la Constitución no fue derogada, fueron suspendidas ciertas garantías constitucionales, además de disolverse las Cortes. Los gobernadores civiles fueron sustituidos por militares; se nombraron delegados militares en los ayuntamientos, y los concejales electos fueron reemplazados por vocales asociados. Así se militarizó la Administración. A partir de 1924, los cargos comenzaron a ser ocupados por civiles, la mayoría funcionarios, y algunos políticos de la derecha católica y el maurismo.En 1924 fue creada la Uníón Patriótica, que fue el movimiento político oficial de apoyo a la Dictadura. Constituyó un partido único, aunque el resto de los existentes no fueron ilegalizados. Sus miembros pertenecían al catolicismo político y social castellano.
Directorio Civil
El Directorio civil se creó en Diciembre de 1925, que formó un Gobierno formado por una mayoría de civiles de extrema derecha. Entre sus miembros destacaba el militar Severiano Martínez Anido, ministro de Gobernación y vicepresidente; y entre los civiles, Calvo Sotelo, ministro de Hacienda, y Eduardo Aunós, ministro de Trabajo. Primo de Rivera convocó también una Asamblea Nacional Consultiva, en la que estaban representados la Administración, las actividades profesionales y la Uníón Patriótica). Esta Asamblea llegó a elaborar un proyecto de Constitución que instituía un Estado corporativo.
Medidas Dictadura Primo Rivera
Las medidas más destacables de la Dictadura fueron las siguientes:
se copió la idea del Somatén, una milicia cívica constituida en Barcelona por propietarios para combatir el sindicalismo. El dictador la hizo extensiva a toda España con la creación del Somatén Nacional (1923), supeditada al Ejército para controlar el orden público. Por otro lado, Primo de Rivera cambió de opinión y decidíó continuar la Guerra de Marruecos, para finalizarla posteriormente. El dictador pasó así a una ofensiva gracias a una operación militar conjunta Franco-española que se inició con el desembarco de Alhucemas (1925), en el que se cercó a Abd el-Krim, terminando la guerra en 1927.También se quiso solucionar la conflictividad social.
Para ello, Aunós creó la Organización Corporativa Nacional (1926), un nuevo marco de las relaciones laborales constituido por los comités paritarios, cuyo fin era resolver los conflictos laborales. El Gobierno logró la colaboración de los socialistas y de los Sindicatos Libres. Por el contrario, la CNT y el PCE fueron marginados e ilegalizados.Además, Calvo Sotelo llevó a cabo una política económica, que se benefició de un período de crecimiento que duró hasta 1929. Fue impulsado por el incremento de los gastos estatales, sobre todo los dedicados a obras públicas. Sin embargo, el aumento del gasto fue insuficiente debido a la ausencia de reformas fiscales que permitieran ampliar los ingresos del Estado.
Oposición a la dictadura de Primo
A partir de 1928, hubo una gran decadencia política. Además, Primo de Rivera estaba gravemente enfermo. En Enero de 1930, el dictador dimitíó y se exilió a París, donde murió poco después, dejando a Alfonso XIII frente a un grave problema de gobierno. Tras la dimisión del dictador, Alfonso XIII confió el poder al general Dámaso Berenguer en un período que se apodó «dictablanda». En Enero de 1931 fue reemplazado por el almirante Juan Bautista Aznar, que formó un Gobierno monárquico de concentración compuesto por políticos que aún respaldaban a Alfonso XIII. El nuevo Gobierno anunció la convocatoria de elecciones, primero municipales y después a Cortes constituyentes; se comprometíó también a conceder la autonomía a Cataluña.