TEMA 4. LA LA MONARQUÍA DE LOS REYES CATÓLICOS
Durante el Siglo XV, la monarquía castellana había vivido una continua situación de debilidad que culminó con el reinado de Enrique IV. En 1468, los nobles obligan a Enrique a nombrar heredera a Isabel (Pacto de los Toros de Guisando), poniendo el rey la única condición de que Isabel se casase con la persona que él designase.
Por esas mismas fechas, Aragón sufría una Guerra Civil entre Juan II y uno de sus hijos, Carlos, Príncipe de Viana. En busca de alianzas, Juan II propone el matrimonio entre su heredero Fernando e Isabel. La muerte de Enrique en 1474 desencadena una Guerra Civil entre los partidarios de Juana (que contaba con el apoyo de Portugal y las ciudades del sur de Castilla) y los de Isabel (ayudada por Aragón, la nobleza, el clero y las ciudades del norte de Castilla). En 1476 tuvo lugar la Batalla de Toro donde los seguidores de Juana fueron derrotados. Se iniciaba así el reinado de los Reyes Católicos:
Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón.
Sin embargo, las relaciones entre ambos monarcas no empezaron con buen pie y en 1475 hubo de firmarse la Concordia de Segovia, un acuerdo particular entre ambos donde se comprometían a gobernar juntos los dos territorios aunque manteniéndolos separados. Por tanto, la uníón entre Castilla y Aragón tuvo siempre un carácter personal. Por otro lado, Castilla fue el centro del poder, tanto por su mayor riqueza y potencial como por mostrarse menos opuesta al ejercicio del poder real.
Los Reyes Católicos fueron los encargados de introducir la monarquía autoritaria en España. La base de esta reforma consistíó en un fortalecimiento de las instituciones que siguió las siguientes pautas:
Creación del Consejo Real de Castilla, principal órgano de gobierno de este reino. Fundación de las Chancillerías, máximas autoridades judiciales, subordinadas al Consejo de Castilla y divididas en Audiencias. Existían dos, la de Valladolid y la de Granada. Introducción de las Secretarias de Gobierno y los Secretarios, similares a nuestros ministerios y que colaboraban con los reyes en la acción de gobierno. Aparición de la Santa Hermandad, fuerza de policía rural financiado por los concejos urbanos. Imposición de la figura del corregidor en las principales ciudades, nombrado directamente por los reyes y encargado de vigilar y dirigir a los alcaldes. Con ellos, los Reyes Católicos se hicieron con el control de las Cortes y, por tanto, de los impuestos.
En Aragón, en cambio, las Cortes siguieron teniendo un gran poder, y los monarcas crearon la figura del virrey, encargado de representarles ante ellas en su ausencia.
Estas reformas consiguieron sujetar a la nobleza y a las ciudades pero hacía falta tomar el control de la iglesia. Para ello, se llevo adelante una profunda reforma eclesiástica con numerosos frentes. Al mismo tiempo, Fernando era nombrado Gran Maestre de las Órdenes Militares más importantes que a partir de este momento quedaron bajo control real.
Más importante aún fue conseguir el Privilegio de Presentación ante el Papa, según el cual los reyes pasaban a controlar el nombramiento de los principales cargos religiosos.
Por último, en 1478 se instaló en España el Tribunal de la Inquisición, encargado de luchar contra le herejía y que se utilizó como una forma de control social. En esta misma línea habría que situar la expulsión de los judíos en 1492 y la conversión forzosa de los musulmanes en 1502.
Otro de los grandes objetivos de los Reyes Católicos fue la unificación territorial de todos los reinos de la Península Ibérica. El primer objetivo fue el reino musulmán de Granada que sería sometido tras una larga guerra (1481-1492). Finalmente tenemos el caso de Portugal, país al que se intentó unir a través de una activa política matrimonial.
Las relaciones exteriores de los Reyes Católicos contaron con una serie de valiosos instrumentos entre los que destaca el ejército y la diplomacia. Sin olvidar la activa política matrimonial de los reyes que casaron a sus hijos con los gobernantes de diversos e importantes países europeos (Portugal, Borgoña, Inglaterra) como forma de buscar sólidas alianzas.
La política exterior de los Reyes Católicos tuvo dos grandes objetivos: aislar a Francia y prevenir el peligro musulmán.
En 1494 Francia invade Nápoles. Esta finaliza con el Tratado de Granada que reparte Nápoles entre ambos países. Entre 1500 y 1503 estalla un nuevo conflicto que se cierra con una brillante victoria española (Batallas de Ceriñola y Garellano) y la ocupación total de Nápoles por parte de nuestro país.
El peligro musulmán (auténtica obsesión castellana) estaba encarnado en estos momentos por los ataques de los piratas berberiscos. Algo, por otra parte, que ya habían iniciado los portugueses con la conquista de Ceuta en 1415.
Pero, probablemente, el hecho más destacable durante el reinado de los Reyes Católicos fue el descubrimiento de América.
De la misma forma que por cuestiones geográficas Aragón se volcó en el Mediterráneo, Castilla los hizo hacia el Atlántico. De esta forma, y desde principios del Siglo XV, los castellanos iniciaron la conquista de las Canarias. Entre 1402 y 1474, pero especialmente durante el reinado de Enrique IV, nobles castellanos conquistan a título personal las islas de Lanzarote, Fuerteventura, el Hierro y la Gomera.