// la segunda república española: el bienio radical-cedista. La revolución de 1934.Las elecciones de 1936 y el frente popular

3.- EL BIENIO RADICAL-CEDISTA


El descontento generalizado contra el Gobierno fue aprovechado por las fuerzas conservadoras para reorganizarse y presentar batalla en las elecciones de 1933. Se inicia el Bienio Derechista o radicalcedista que durará hasta 1936. Se distinguen dos periodos; el periodo radical cuyos gobiernos estaban formados con miembros del Partido Radical; el periodo radical-cedista caracterizado por la entrada de ministros de la CEDA en el gobierno.

La torpeza y los excesos del gobierno en la represión de los motines campesinos añadieron un factor más al descontento popular que ya no era solo de la derecha.
Las bases sociales del cambio operado en 1931 fueron: la oligarquía latifundista que no hizo caso de los decretos del gobierno Provisional; la patronal que se aglutinó en torno a la Uníón Económica Nacional; las fuerzas conservadoras se reorganizaron en torno a Acción Popular que se transformó en la CEDA. La derecha tenía el apoyo de la jerarquía católica. Aparecieron la JONS y la Falange Española. La Ley Electoral del momento favorecía las coaliciones electorales. La derecha lo tuvo muy en cuenta de hay que formará la CEDA. Aunque el número de escaños obtenidos por la derecha fue mucho mayor a los de la izquierda, la diferencia de votos no era tan grande contando además con los mas de los dos millones de votos de centro.
Alcalá-Zamora encargó formar gobierno al Partido Radical (centro) el cual para mantenerse en el poder necesitaba el apoyo de la CEDA por lo que no tuvo más remedio que aceptar sus planteamientos ideológicos. Respecto a la materia religiosa, el Estado pagará parte del sueldo de los sacerdotes y los colegios católicos siguieron funcionando con normalidad. Laboralmente se derogó la Ley de Términos y se concedíó más fuerza a los terratenientes. En materia militar, no se tocó la reforma de Azaña pero se indultó a los militares que participaron en la Sanjurjada. El partido radical se separó en dos, los partidos republicanos de izquierda formaron Izquierda Republicana y los movimientos obreros y campesinos se radicalizaron todavía más. Autonómicamente se produjo un conflicto con la Generalitat catalana y se bloqueó la propuesta de estatuto para el País Vasco.
La entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno radical provocó inmediatamente la reacción de algunos sectores de la izquierda, los cuales consideraban que se traicionaba a la República. Se empezó por una campaña de huelgas por todo el país que dio paso a sucesos más graves como el levantamiento armado en Madrid. En Cataluña el conflicto tuvo carácter político más que social. Las Alianzas Obreras hicieron un llamamiento a huelga general dirigida contra la política del Gobierno central. Companys llegó a proclamar la República catalana (Estat Catalá) la cual fue disuelta rápidamente por el ejército y el Gobierno de la Generalitat fue detenido. En Asturias el movimiento tuvo un carácter eminentemente social y revolucionarios, este movimiento pretendía superar los esquemas de la República burguesa para sustituirla por un Estado obrero similar al modelo ruso de Stalin. La CNT y la UGT participaron unidos bajo las siglas UHP que incluía a otras fuerzas de la extrema izquierda. Lo carácterístico de este alzamiento armado es la presencia de elementos civiles- era una verdadera revolución obrera que perseguía el control del poder político por parte de los trabajadores. El balance de muertos, heridos y detenciones fue aterrador. Ante estos hechos la CEDA se empleó a fondo para castigar a los responsables de la sublevación asturiana. En Cataluña se suspendíó el estatuto de autonomía. Socialmente se llevó a cabo un proceso de reforma de la Ley de Reforma Agraria y más medidas reaccionarias. Militarmente se encumbró a lo más alto del escalafón a militares famosos por su antiazañismo y de dudosa lealtad republicana.
La experiencia de la República de derechas se caracterizó por su inestabilidad y por su carácter reaccionario. El gobierno se vio sometido a tensiones internas, entre radicales y cedista, y a tensiones externas que eran por parte de la extrema derecha que le acusaba de tibieza y la izquierda y la extrema izquierda de reaccionarismo. La causa de la desaparición de este bienio hay que buscarla en las consecuencias de la revolución de Asturias y varios escándalos de corrupción política. El presidente de la república cambió al presidente del gobierno aunque no quería nombrar a Gil Robles, líder del partido más votado. La última respuesta del líder de la CEDA fue retirar el apoyo a cualquier gobierno. Esto desembocó en un callejón con una única salida, la convocatoria de elecciones para Febrero de 1936 de donde saldría triunfante la izquierda aglutinada en torno al Frente Popular.



4.-EL GOBIERNO DEL FRENTE POPULAR


Con el fantasma de una inminente revolución marxista, la extrema derecha hostigaba a la CEDA y José Calvo Sotelo regresó para hacerse cargo del Bloque Nacional. Caballero empujaba la UGT hacia proposiciones muy próximas a las de los comunistas, que desde la revolución de Octubre iban ganando adeptos y prestigio. Continuaban creciendo los fascismo en Europa. El comunismo internacional cambió de estrategia. La desuníón sería entre fascismo y democracia. La política a seguir debía pasar por el establecimiento de Frentes Populares, que implicaban la alianza del proletariado con las clases medias. La tarea comunista sería frenar al fascismo.
La teoría frentepopulista pudo llevarse a la práctica en España. Dejando de lado sus diferencias, la antigua conjunción republicano-socialista se preparó para la consulta con la firma de una alianza electoral (izquierda y progresista). Su programa defendía el restablecimiento de la política de reformas del primer bienio e incluía medidas como: reforma del tribunal de garantías constitucionales; amnistía general para los presos políticos; continuación de la reforma agraria… este programa era socialdemócrata reformista y se alejaba de la obsesión anticlerical. Aunque la derecha consiguió alianzas en varias provincias, carecíó del sentimiento de unidad que le dio la victoria en 1933 a la CEDA. Los candidatos del Frente Popular consiguieron la mayoría absoluta para gobernar.
Los resultados electorales, provocaron los primeros conatos de fuerza entre los perdedores y distintas maniobras que no presagiaban nada bueno para la República. La vida política no conseguía recuperar su pulso. Ardieron conventos e iglesias, mientras se agravaba la ola de pistolerismo callejero y los miembros de las organizaciones legales de derechas las abandonan para militar en movimientos más extremistas. La Falange multiplicaba sus actuaciones violentas y atentados. Los continuos rumores de Golpe de Estado provocaban un intenso antimilitarismo en la prensa de izquierdas. La situación se complicó más cuando el Congreso decidíó deponer a Alcalá Zamora de su cargo y fue sustituido por Manuel Azaña. Durante Junio y Julio el campo y la ciudad fueron testigos de la agitación revolucionaria. Campesinos famélicos ocupaban tierras en varias provincias sin que fuerzas del orden consiguieran evitarlo. Unos pistoleros asesinaron al teniente Castillo, de la Guardia de asalto. Calvo Sotelo a manos de un grupo de agentes del orden que trataba de vengar la muerte de su compañero. España entera se estremecíó sospechando que la conjura militar podía estar a punto de saltar a la luz.
Fue un error de la república destinar al General Mola a Pamplona en su deseo de alejar de Madrid a los militares sospechosos. Se ganó al requeté y se erigíó en director de la conspiración que desde el triunfo del frente
Popular algunos dirigentes monárquicos habían puesto en marcha. Los generales Franco y Goded en sus destinos de Canarias y Baleares respectivamente habían maquinado a gusto hasta encontrar la ocasión. La guarnición de Melilla se sublevó y declaró el estado de guerra en Marruecos, disparándose el mecanismo que llevaría a España a su peor Guerra Civil. Desde Canarias, Franco voló a Tetuán para ponerse al mando del ejército africano, mientras el levantamiento se ponía en marcga ante el desconcierto del gobierno de Quiroga. Ante el fracaso del levantamiento en las principales ciudades de España, el enfrentamiento entre las fuerzas sublevadas y las leales al Gobierno se convirtió en una Guerra Civil, en la que el general Franco adquiríó pronto un protagonismo decisivo.

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