TEMA7.
Con la muerte de Fernando VII, en 1833, comenzó en España una serie de cambios políticos, sociales y económicos.
En toda Europa occidental la burguésía sentaba la base económica de la Revolución Industrial y el sistema capitalista.
Fue el reinado de Isabel II donde se llevan a cabo las reformas fundamentales del régimen liberal muy moderado.
La revolución liberal-burguesa fue un proceso violento, por el cual, se cambió la sociedad feudoseñorial del antiguo régimen por una nueva sociedad liberal-burguesa y capitalista.
Para ello, se produjeron cambios políticos: Estado constitucional, libertad política, igualdad jurídica, división de poderes. Cambios económicos: crecimiento demográfico, la libre contratación de la fuerza de trabajo, nuevo concepto de la propiedad, libre circulación de capital, creación de mercados nacionales. Todas estas transformaciones se producen bajo la hegemonía de la burguésía como clase dominante.
En el caso de España la lentitud y fragilidad de los cambios, la fuertes resistencias de los grupos privilegiados, la conflictividad e inestabilidad y el retraso en los cambios frente a los países.
Con la muerte de Fernando VII, las tensiones acumuladas salieeron a la luz en forma de Guerra Civil, durante siete años, enfrentando absolutistas y liberales. Tuvo su principal teatro de operaciones en País Vasco y Navarra pero también se extendieron también a los enclaves montañosos de Cataluña, Aragón y Valencia. El bando cristino actuó con lentitud, por el contrario Tomás de Zumalacárregui pudo disponer de un tiempo preciso para convertir un ejército en toda regla.
1ª Fase.
Dos formas distintas de concebir el Estado, se encontraron con una guerra de sucesión dinástica. El absolutismo monárquico, la intrasigencia religiosa y la defensa de los fueros y del régimen tracional de propiedad de la tierra constituyeron los elementos fundamentales de la ideología carlista. El primer carlismo fue una verdadera reacción rural contra el progreso político y cultural.
Con el reconocimiento de los fueros vascongados por don Carlos, el carlismo se atrajo a la población campesina norteña. En un comienzo contó con el apoyo de aquellos sectores que se opónían a las reformas liberales. Eran los grupos sociales que nutrían los escuadrones de voluntarios realistas, muy activos en la persecución de vecinos y preparados de hecho para tomar las armas frente al liberalismo.
El ideario carlista no consiguió convencer a las clases ilustradas, contrarias al integrísmo religioso del pretendiente, ni ala burguésía y el proletariado urbano, que se alistaron en las milicias locales, defensoras de la reina regente.
Rusia, Austria y Prusia dieron su apoyo a don Carlos y Reino Unido, Francia y Portugal a Mª Cristina. Duante la «carlistda», España fue un hervidero de idealistas, buscadores de aventura y reporteros.
2ªFASE.
La movilización de los voluntarios realistas en todo el país, cuyos generales masivamente se inclinaron por María Cristina. Sin embargo, reportaron a los carlistas los primeros éxitos entre el ejercito de la reina. Carlos V, pudo sentirse monarca en un teritorio comprendido entre en Ebro y el Cantábrico, con su gobierno y leyes propias, su objetivo era Madrid.
La toma de las capitales del País Vasco era la obseción de los líderes carlistas, de ahí, el atractivo fatal del sitio de Bilbao, que malgastó la posibiliddes de una victoria útima sobre los liberales. Las tropas carlistas fueron derrotadas en Navarra. En Diciembre de 1836, después de la batalla de Luchana, el general Espartero levantó el sitio de Bilbao. En 1836 y 1837 tuvieron lugar expediciones militares carlistas intentando crear nuevos frentes. Don Carlos no se decidíó entrar en Madrid y esto fue entendido como un fracaso.
El carlismo incapaz de ampliar su radio de acción, las partidas guerrilleras siguieron operando y el ejército liberal caía frecuentemente en emboscadas.
Todo allanaba el camino hacia el final de la guerra, que se hizo inminente cuando Maroto mandó a fusilar a los generales contrarios al acuerdo de paz.
3ªFASE.
Las conversaciones secretas de Maroto con Espartero se culminaron en el Convenio de Vergara. El general liberal se comprometía al mantenimiento de los fueros vascos, mientras que los pactistas de Maroto reconocían a Isabel II como reina. La pacificación del País Vasco perminitió a los liberales concluir la guerra en 1840.
Entre 1833 y 1876, el conflicto se manifestaría a través de tres guerras civiles. A lo largo de un siglo de existencia, el carlismo fue un movimiento de protesta contra las corrientes dominantes de la época.
Tras la muerte de Fernando VII, la primera propuesta de los consejeros de María Cristina fue realizar unas reformas que parecían necesarias, a fin de alcanzar un «justo medio».
3.1. La regencia de Mª Cristina.
Entre los moderados y los progresistas no había demasiadas diferencias. Para dar estabilidad al estado, ambos admitían ciertas bases. El modelo moderado era pragmático, atendía prioritariamente a intereses económicos, su preocupación fundamental era construir un Estado unitario y seguro servido por una administración centralizadora por clases propietarias e ilustradas. Consideraban la monarquía como institución clave del sistema político.
El poder debía estar controlado por las clases propietarias e ilustradas. El procedimiento elegido fue el sufragio censitario que determinaba los límites de la participación política. El modelo progresista planteaba un programa reformista, no revolucionario, sustentado en principios políticos. También defendían el sufragio censitario, pero menos restringido.
En Enero de 1834, Martínez de la Rosa intentó lograr un equilibrio entre las tendencias moderada y radical que se habían ofrecido a ayudar a Mª Cristina. El primer resultado fue el Estatuto Real, este Estatuto fue sancionado y firmado por la reina gobernadora en 1834. Por un lado era una Carta otorgada, el monarca sin que las Cortes intervinieran, se limitaba a consentir a su lado otros poderes del Estado. Por otra parte era una Constitución incompleta.
Pudo comprobrarse que el Estatuto Real no satisfacía a los liberales radicales, quines propónían una auténtica Constitución nueva. La opinión liberal generalizada era que el Estatuto resultaba un freno para realizar las auténticas reformas que se reclamaban.
El malestar en las ciudades y la presión de los grupos liberales de los jefes del Ejército obligaro a la regente a encargar el Gobierno al conde de Toreno. El malestar urbano enseguida se manifestó con rebeliones extendidas por gran parte del país cuya culminación fue el pronunciamiento de los sargentos en La Granja, que obligó a la regente a restablecer la Constitución de 1812 y entregar el Gobierno a los progresistas.
La promulgación de la nueva Constitución coincidíó con que el ejército carlista avanzaba con firmeza hacia Madrid, por ello reflejó un concenso entre los grupos liberales, de forma que con esta reforma pudiesen gobernar ambos.
Era una Constitución breve, bicameral, basada en los principios de la soberanía nacional, división de poderes y reconocimiento de los derechos indiviuales. Los aspectos más progresistas fueron la libertad de prensa, la utonomía política y de gestión otorgada a los ayuntamientos. La milicia nacional había sido instituida en la Constitución de 1812 y repuesta en el Trienio, y era para los liberales progresistas la garantía de defensa ciudadana armada de la Constitución y de los derechos políticos.
3.2.La regencia de Espartero.
La cuestión de los ayuntamientos y de la Milicia Nacional sacó a la luz la auténtica lucha por el poder entre moderados y progresistas.
Tras el fin de la guerra con los carlistas, el prestigio del general progresista Espartero era enorme. Pero su prestigio crecíó aún más cuando en 1840 defendíó los lanzamientos de las provincias frente al proyecto de Ley de Ayuntamientos.
Este proyecto de ley reducía el poder independiente de los ayuntamientos al establecer que los alcaldes o serían elegidos, sino nombrados por los gobiernos. La reina gobernadora firmó la ley en Julio. Pero con la firma llegaron los desórdenes y Mª Cristina decidíó viajar a Francia, renunciando a gobernar.
Se formó entonces un breve ministerio-regencia, presidido por Espartero, que duró hasta 1841, año en el que las Cortes lo eligieron regente.
Su mandato estuvo salpicado de revueltas encabezadas por generales moderados partidariaos de Mª Cristina: O”Donnell, Narváez De la Concha.
Espartero reprimíó con dureza pronunciamientos moderados, como el de 1841, financiado por Mª Cristina, y tras el cual fue fusilado, entre otros, el general Diego de León, a pesar de las numerosas peticiones de indulto. En 1842 llegó a ordenar el bombardeo de barrios de Barcelona.
A finales de Julio de 1843, un nuevo pronunciamiento del general Narváez puso de manifiesto que Espartero ya apenas tenía partidiarios.
Ya en los últimos meses de 1843, los moderados comenzaron a desplazar definitivamente a los progresistas del poder. Cuando Narváez llegó a la presidencia del Gobierno, inició una serie de reformas que limitaban la libertades propuestas por los progresistas.
El orden público estricto y el control político desde una Administración centralizada fueronlos principios orientadores de las contrarreformas moderadas. En 1843 se suprimíó la Milicia Nacional, sustituida por un nuevo cuerpo del orden público, la Guardia Civil. En Enero de 1845, una ley orgánica suprimíó el carácter electivo de los alcaldes, que serían nombrados por el Gobierno.
En Julio de 1845 se pasó al control directo de la imprenta y de la prensa. La liquidación del consenso constitucional se culminó con la promulgación de una nueva Constitución,
presentada como mejora de la de 1837, sustituyó el principio de soberanía nacional por la soberanía compartida, limitando el poder de las Cortes y ampliando las prerrogativas del rey.
Otro aspecto destacado de la Constitución fue la declaración de que la religión de la nacíón española era la católica, apostólica y romana. Por entonces, los moderados intentaban restablecer las relaciones con el papa, después de la ruptura provocada por la desamortizaciónd de Mendizábal.
El concordato interpretaba que la única religión del Estado era la católica. Las principales consecuencias de esta afirmación eran la intervención que se concedía a los obispos en la enseñanza y el apoyo que los Gobiernos se obligarían a prestarles en la represión de las llamadas doctrinas heréticas. Con las medidas adoptadas por entonces para regular la libertad de imprenta se concedíó la capacidad de censurar las obras sobre la religión y moral.
En el orden político iban a conseguir dos importates logros: la aceptación por Roma de que los bienes desamortizados quedaran en manos de sus propietarios, y la renovación del derecho de presentación de obispos.
En este proceso de acercamiento a la iglesia había prevalecido la convicción de los moderados de que el orden público pasaba por un pacto con la religión.
Los objetivos fundamentales de los moderados eran tres: un orden jurídico unitario, una Administrción centralizada y una Hacienda con unos impuestos únicos. Un proyecto de Código Civil centrado en la defensa de la propiedad privada. Presentando al Gobierno en 1851, y rechazado, será el texto básico para la redacción del código en 1889. De acuerdo con este interés, complementado al proyecto, en 1848 se publicó en nuevo Código Penal.
Mediante leyes concretas que regulaban la ordenación territorial, concentrando en los gobernadores civiles la autoridad de cada provincia y haciendo depender de ellos a los alcaldes de las poblaciones.
El escandaloso favoritismo en todos los campos de la vida social y la generalizada corrupción en la política enconómica y financiera provocaron reacciones y movimientos subversivos en amplios sectores. La revolución de 1854 trajo un cambio en la orientación política del país, una fracción del ejército encabezada por O, Donnell se enfrentó a las trops del Gobierno. En Manzanares se le uníó el general Serrrano y ambos decidieron mandar un manifiesto del País con promesas progresistas. A la vista de los acontecimientos, la reina Isabel II decidíó entregar el poder al general Espartero.
El Bienio Progresista, un tiempo en el que los Gobiernos se esforzaron por poner en práctica medidas liberales. El punto principal fue la elaboración de una nueva Constitución, que al final, no fue promulgada.
El texto refleja más que ningún otro documento la ida del partido progresista: la soberanía nacional, las limitaciones del poder de la Corona, la prensa sometida al jurado, la vuelta de la milicia nacional, los alcaldes elegidos por los vecinos y un Senado elegido por los votantes
La política económica tuvo como eje principal la desamortización, ley de 1 de Mayo de Pascual y Madoz y una serie de leyes aperturistas. Ley de ferrocarriles, Ley Bancaria y la creacción del Banco de España.
A la izquierda del progresismo se consolidaron las opciones demócrata y republicana, esta última recogía corrientes como el socialismo y el federalismo.
Los orígenes del Partido Demócrata se remontan a la regencia de Espartero. Hacia 1840 la opinión demócrata y republicana se fueextendiendo debido a la atracción por el fourerismo.
En cuanto al movimiento obrero en España que también comenzó cuando surgieron las primeras organizaciones trabajadoras en Cataluña. Con el Bienio Progresista crecieron las esperanzas de reconocimiento y libertad de asociación. A la vez, que el carlismo volvíó a dar señales de vida, promoviendo partidas armadas en el campo.
Las acciones reivindicativas de obreros y campesinos y los intentos políticos de signo revolucionario para acabar con los Gobiernos fueron constantes. La inseguridad en la calle y la conflictividad aunmentaron, con esto la nueva crisis estaba servida.
Con la muerte de Fernando VII, en 1833, comenzó en España una serie de cambios políticos, sociales y económicos.
En toda Europa occidental la burguésía sentaba la base económica de la Revolución Industrial y el sistema capitalista.
Fue el reinado de Isabel II donde se llevan a cabo las reformas fundamentales del régimen liberal muy moderado.
1.La revolución liberal-burguesa
La revolución liberal-burguesa fue un proceso violento, por el cual, se cambió la sociedad feudoseñorial del antiguo régimen por una nueva sociedad liberal-burguesa y capitalista.
Para ello, se produjeron cambios políticos: Estado constitucional, libertad política, igualdad jurídica, división de poderes. Cambios económicos: crecimiento demográfico, la libre contratación de la fuerza de trabajo, nuevo concepto de la propiedad, libre circulación de capital, creación de mercados nacionales. Todas estas transformaciones se producen bajo la hegemonía de la burguésía como clase dominante.
En el caso de España la lentitud y fragilidad de los cambios, la fuertes resistencias de los grupos privilegiados, la conflictividad e inestabilidad y el retraso en los cambios frente a los países.
2.La Guerra Civil (1833-1840)
Con la muerte de Fernando VII, las tensiones acumuladas salieeron a la luz en forma de Guerra Civil, durante siete años, enfrentando absolutistas y liberales. Tuvo su principal teatro de operaciones en País Vasco y Navarra pero también se extendieron también a los enclaves montañosos de Cataluña, Aragón y Valencia. El bando cristino actuó con lentitud, por el contrario Tomás de Zumalacárregui pudo disponer de un tiempo preciso para convertir un ejército en toda regla.
2.1.Fases de la guerra
1ª Fase.
Dos formas distintas de concebir el Estado, se encontraron con una guerra de sucesión dinástica. El absolutismo monárquico, la intrasigencia religiosa y la defensa de los fueros y del régimen tracional de propiedad de la tierra constituyeron los elementos fundamentales de la ideología carlista. El primer carlismo fue una verdadera reacción rural contra el progreso político y cultural.
Con el reconocimiento de los fueros vascongados por don Carlos, el carlismo se atrajo a la población campesina norteña. En un comienzo contó con el apoyo de aquellos sectores que se opónían a las reformas liberales. Eran los grupos sociales que nutrían los escuadrones de voluntarios realistas, muy activos en la persecución de vecinos y preparados de hecho para tomar las armas frente al liberalismo.
El ideario carlista no consiguió convencer a las clases ilustradas, contrarias al integrísmo religioso del pretendiente, ni ala burguésía y el proletariado urbano, que se alistaron en las milicias locales, defensoras de la reina regente.
Rusia, Austria y Prusia dieron su apoyo a don Carlos y Reino Unido, Francia y Portugal a Mª Cristina. Duante la «carlistda», España fue un hervidero de idealistas, buscadores de aventura y reporteros.
2ªFASE.
La movilización de los voluntarios realistas en todo el país, cuyos generales masivamente se inclinaron por María Cristina. Sin embargo, reportaron a los carlistas los primeros éxitos entre el ejercito de la reina. Carlos V, pudo sentirse monarca en un teritorio comprendido entre en Ebro y el Cantábrico, con su gobierno y leyes propias, su objetivo era Madrid.
La toma de las capitales del País Vasco era la obseción de los líderes carlistas, de ahí, el atractivo fatal del sitio de Bilbao, que malgastó la posibiliddes de una victoria útima sobre los liberales. Las tropas carlistas fueron derrotadas en Navarra. En Diciembre de 1836, después de la batalla de Luchana, el general Espartero levantó el sitio de Bilbao. En 1836 y 1837 tuvieron lugar expediciones militares carlistas intentando crear nuevos frentes. Don Carlos no se decidíó entrar en Madrid y esto fue entendido como un fracaso.
El carlismo incapaz de ampliar su radio de acción, las partidas guerrilleras siguieron operando y el ejército liberal caía frecuentemente en emboscadas.
Todo allanaba el camino hacia el final de la guerra, que se hizo inminente cuando Maroto mandó a fusilar a los generales contrarios al acuerdo de paz.
3ªFASE.
Las conversaciones secretas de Maroto con Espartero se culminaron en el Convenio de Vergara. El general liberal se comprometía al mantenimiento de los fueros vascos, mientras que los pactistas de Maroto reconocían a Isabel II como reina. La pacificación del País Vasco perminitió a los liberales concluir la guerra en 1840.
Entre 1833 y 1876, el conflicto se manifestaría a través de tres guerras civiles. A lo largo de un siglo de existencia, el carlismo fue un movimiento de protesta contra las corrientes dominantes de la época.
3.La evolución política (1833-1843)
Tras la muerte de Fernando VII, la primera propuesta de los consejeros de María Cristina fue realizar unas reformas que parecían necesarias, a fin de alcanzar un «justo medio».
3.1. La regencia de Mª Cristina.
Entre los moderados y los progresistas no había demasiadas diferencias. Para dar estabilidad al estado, ambos admitían ciertas bases. El modelo moderado era pragmático, atendía prioritariamente a intereses económicos, su preocupación fundamental era construir un Estado unitario y seguro servido por una administración centralizadora por clases propietarias e ilustradas. Consideraban la monarquía como institución clave del sistema político.
El poder debía estar controlado por las clases propietarias e ilustradas. El procedimiento elegido fue el sufragio censitario que determinaba los límites de la participación política. El modelo progresista planteaba un programa reformista, no revolucionario, sustentado en principios políticos. También defendían el sufragio censitario, pero menos restringido.
En Enero de 1834, Martínez de la Rosa intentó lograr un equilibrio entre las tendencias moderada y radical que se habían ofrecido a ayudar a Mª Cristina. El primer resultado fue el Estatuto Real, este Estatuto fue sancionado y firmado por la reina gobernadora en 1834. Por un lado era una Carta otorgada, el monarca sin que las Cortes intervinieran, se limitaba a consentir a su lado otros poderes del Estado. Por otra parte era una Constitución incompleta.
Pudo comprobrarse que el Estatuto Real no satisfacía a los liberales radicales, quines propónían una auténtica Constitución nueva. La opinión liberal generalizada era que el Estatuto resultaba un freno para realizar las auténticas reformas que se reclamaban.
El malestar en las ciudades y la presión de los grupos liberales de los jefes del Ejército obligaro a la regente a encargar el Gobierno al conde de Toreno. El malestar urbano enseguida se manifestó con rebeliones extendidas por gran parte del país cuya culminación fue el pronunciamiento de los sargentos en La Granja, que obligó a la regente a restablecer la Constitución de 1812 y entregar el Gobierno a los progresistas.
La promulgación de la nueva Constitución coincidíó con que el ejército carlista avanzaba con firmeza hacia Madrid, por ello reflejó un concenso entre los grupos liberales, de forma que con esta reforma pudiesen gobernar ambos.
Era una Constitución breve, bicameral, basada en los principios de la soberanía nacional, división de poderes y reconocimiento de los derechos indiviuales. Los aspectos más progresistas fueron la libertad de prensa, la utonomía política y de gestión otorgada a los ayuntamientos. La milicia nacional había sido instituida en la Constitución de 1812 y repuesta en el Trienio, y era para los liberales progresistas la garantía de defensa ciudadana armada de la Constitución y de los derechos políticos.
3.2.La regencia de Espartero.
La cuestión de los ayuntamientos y de la Milicia Nacional sacó a la luz la auténtica lucha por el poder entre moderados y progresistas.
Tras el fin de la guerra con los carlistas, el prestigio del general progresista Espartero era enorme. Pero su prestigio crecíó aún más cuando en 1840 defendíó los lanzamientos de las provincias frente al proyecto de Ley de Ayuntamientos.
Este proyecto de ley reducía el poder independiente de los ayuntamientos al establecer que los alcaldes o serían elegidos, sino nombrados por los gobiernos. La reina gobernadora firmó la ley en Julio. Pero con la firma llegaron los desórdenes y Mª Cristina decidíó viajar a Francia, renunciando a gobernar.
Se formó entonces un breve ministerio-regencia, presidido por Espartero, que duró hasta 1841, año en el que las Cortes lo eligieron regente.
Su mandato estuvo salpicado de revueltas encabezadas por generales moderados partidariaos de Mª Cristina: O”Donnell, Narváez De la Concha.
Espartero reprimíó con dureza pronunciamientos moderados, como el de 1841, financiado por Mª Cristina, y tras el cual fue fusilado, entre otros, el general Diego de León, a pesar de las numerosas peticiones de indulto. En 1842 llegó a ordenar el bombardeo de barrios de Barcelona.
A finales de Julio de 1843, un nuevo pronunciamiento del general Narváez puso de manifiesto que Espartero ya apenas tenía partidiarios.
4.La Década Moderada (1844-1854)
Ya en los últimos meses de 1843, los moderados comenzaron a desplazar definitivamente a los progresistas del poder. Cuando Narváez llegó a la presidencia del Gobierno, inició una serie de reformas que limitaban la libertades propuestas por los progresistas.
4.1.Contrarreformas moderadas y Constitución de 1845
El orden público estricto y el control político desde una Administración centralizada fueronlos principios orientadores de las contrarreformas moderadas. En 1843 se suprimíó la Milicia Nacional, sustituida por un nuevo cuerpo del orden público, la Guardia Civil. En Enero de 1845, una ley orgánica suprimíó el carácter electivo de los alcaldes, que serían nombrados por el Gobierno.
En Julio de 1845 se pasó al control directo de la imprenta y de la prensa. La liquidación del consenso constitucional se culminó con la promulgación de una nueva Constitución,
presentada como mejora de la de 1837, sustituyó el principio de soberanía nacional por la soberanía compartida, limitando el poder de las Cortes y ampliando las prerrogativas del rey.
Otro aspecto destacado de la Constitución fue la declaración de que la religión de la nacíón española era la católica, apostólica y romana. Por entonces, los moderados intentaban restablecer las relaciones con el papa, después de la ruptura provocada por la desamortizaciónd de Mendizábal.
El concordato interpretaba que la única religión del Estado era la católica. Las principales consecuencias de esta afirmación eran la intervención que se concedía a los obispos en la enseñanza y el apoyo que los Gobiernos se obligarían a prestarles en la represión de las llamadas doctrinas heréticas. Con las medidas adoptadas por entonces para regular la libertad de imprenta se concedíó la capacidad de censurar las obras sobre la religión y moral.
En el orden político iban a conseguir dos importates logros: la aceptación por Roma de que los bienes desamortizados quedaran en manos de sus propietarios, y la renovación del derecho de presentación de obispos.
En este proceso de acercamiento a la iglesia había prevalecido la convicción de los moderados de que el orden público pasaba por un pacto con la religión.
Los objetivos fundamentales de los moderados eran tres: un orden jurídico unitario, una Administrción centralizada y una Hacienda con unos impuestos únicos. Un proyecto de Código Civil centrado en la defensa de la propiedad privada. Presentando al Gobierno en 1851, y rechazado, será el texto básico para la redacción del código en 1889. De acuerdo con este interés, complementado al proyecto, en 1848 se publicó en nuevo Código Penal.
Mediante leyes concretas que regulaban la ordenación territorial, concentrando en los gobernadores civiles la autoridad de cada provincia y haciendo depender de ellos a los alcaldes de las poblaciones.
5. El Bienio Progresista (1854-1856)
El escandaloso favoritismo en todos los campos de la vida social y la generalizada corrupción en la política enconómica y financiera provocaron reacciones y movimientos subversivos en amplios sectores. La revolución de 1854 trajo un cambio en la orientación política del país, una fracción del ejército encabezada por O, Donnell se enfrentó a las trops del Gobierno. En Manzanares se le uníó el general Serrrano y ambos decidieron mandar un manifiesto del País con promesas progresistas. A la vista de los acontecimientos, la reina Isabel II decidíó entregar el poder al general Espartero.
El Bienio Progresista, un tiempo en el que los Gobiernos se esforzaron por poner en práctica medidas liberales. El punto principal fue la elaboración de una nueva Constitución, que al final, no fue promulgada.
El texto refleja más que ningún otro documento la ida del partido progresista: la soberanía nacional, las limitaciones del poder de la Corona, la prensa sometida al jurado, la vuelta de la milicia nacional, los alcaldes elegidos por los vecinos y un Senado elegido por los votantes
La política económica tuvo como eje principal la desamortización, ley de 1 de Mayo de Pascual y Madoz y una serie de leyes aperturistas. Ley de ferrocarriles, Ley Bancaria y la creacción del Banco de España.
A la izquierda del progresismo se consolidaron las opciones demócrata y republicana, esta última recogía corrientes como el socialismo y el federalismo.
Los orígenes del Partido Demócrata se remontan a la regencia de Espartero. Hacia 1840 la opinión demócrata y republicana se fueextendiendo debido a la atracción por el fourerismo.
En cuanto al movimiento obrero en España que también comenzó cuando surgieron las primeras organizaciones trabajadoras en Cataluña. Con el Bienio Progresista crecieron las esperanzas de reconocimiento y libertad de asociación. A la vez, que el carlismo volvíó a dar señales de vida, promoviendo partidas armadas en el campo.
Las acciones reivindicativas de obreros y campesinos y los intentos políticos de signo revolucionario para acabar con los Gobiernos fueron constantes. La inseguridad en la calle y la conflictividad aunmentaron, con esto la nueva crisis estaba servida.