2. LA INSURRECCIÓN MILITAR Y SU RESPUESTA: La sublevación militar se inició en Melilla el 17 de julio de 1936. Poco después, Franco se ponía al frente del ejército de África.
El 18 de julio se alzó en Sevilla el general Gonzalo Queipo de Llano, y del 18 al 19, el general Mola y otros jefes militares declararon el estado de guerra en el resto de España.
2.1. España dividida: Inicialmente, la insurrección no tuvo éxito en todas partes y el 20 de julio el país quedó dividido. Los rebeldes habían triunfado en la España rural. El resto del país se mantuvo fiel a la República, que conservaba las ciudades más importantes y las zonas industriales. Las tropas africanas, además, habían quedado frenadas en el estrecho de Gibraltar, donde la Armada, que se había mantenido mayoritariamente al lado de la República, les cerraba el paso.
En las primeras semanas de levantamiento, en la España leal a la república se crearon numerosos comités locales y provinciales que asumieron de manera espontánea la administración de los ayuntamientos y de las instituciones para garantizar el abastecimiento y el orden público. Así durante los tres primeros días de golpe, el Gobierno tuvo tres presidentes: Quiroga, diego Martínez Barrio y José Giral. El poder popular, a pesar de no tener unidad ni coherencia política, consiguió desplazar en las decisiones a los políticos. En algunas ocasiones y determinadas zonas se cometieron muchos abusos del poder y asesinatos, sobre todo de miembros del clero.
A ello se añade que, en la zona republicana, el ejército prácticamente había desaparecido. Obviamente, en el bando insurrecto no sucedió lo mismo. Por eso, el esfuerzo militar de los republicanos en los primeros meses de la guerra fue asumido por las milicias populares.
En la zona insurrecta, los generales rebeldes fueron sustituyendo a los alcaldes, gobernadores, etc., que representaban la legalidad vigente. Muchos de los militantes o simpatizantes de los sindicatos y de los partidos del Frente Popular fueron asesinados o fusilados sin juicio. La respuesta a la insurrección militar había dejado a España dividida en dos zonas, cada una con un ideario diferente. Empezaba una larga Guerra Civil que los insurrectos no habían previsto.
La población civil quedó situada forzosamente en un bando u otro, sin poder decidir sobre su adscripción ideológica, ni sobre las actuaciones sociales y económicas de ninguna de las dos zonas.
2.2. La dimensión internacional de la guerra: La Guerra Civil española conmocionó a todo el mundo occidental. En general, la opinión pública mundial se posicionó a favor de la democracia republicana frente al fascismo.
Tanto el bando franquista como el republicano pidieron ayuda al exterior, por lo que tuvieron que realizar un gran esfuerzo diplomático.
El ejército franquista obtuvo la ayuda directa de Hitler y de Mussolini, sin la cual difícilmente habría ganado la guerra. Los republicanos obtuvieron el apoyo de la URSS y Francia. Además, hay que señalar el importantísimo papel que desempeñaron las Brigadas Internacionales, que acudieron de manera voluntaria para ayudar a salvar la República.
Las democracias occidentales propiciaron un Comité Europeo de No Intervención encargado de que no se enviara material de guerra a ninguno de los bandos, pero ni Alemania ni Italia acataron tales resoluciones.
3. LAS FASES MILITARES DE LA GUERRA: La guerra puede dividirse en tres fases: desde el levantamiento hasta diciembre de 1936, los dos años de la guerra de frentes y el periodo final de descomposición de la resistencia republicana y los grandes avances de las tropas golpistas.
3.1. Los primeros meses de la guerra (julio- diciembre de 1936): El primer objetivo militar de los insurrectos era Madrid. El general Mola envío allí columnas. Mientras tanto, el ejército de África había conseguido atravesar el estrecho de Gibraltar con la ayuda de la aviación de Mussolini.
Una vez en la Península, Franco se dirigió a Madrid por Extremadura, que ocupó a pesar de la defensa encarnizada que opusieron los republicanos en Badajoz. Pero cuando llegó a Madrid, la eficaz defensa de la capital le obligó a detenerse. En septiembre, el general Mola ocupó Donostia-San Sebastián, mientras las tropas concentradas en Galicia, llegaron a Oviedo y acabaron con la resistencia republicana.
La desorganización y la falta de preparación de estas columnas republicanas explican su debilidad.
3.2. De la batalla del Jarama a la batalla del Ebro (1937-1938): Durante la segunda fase de la guerra, tras las tropas insurrectas intentaron de nuevo conquistar Madrid mediante unas maniobras para cercarla, primero por A Coruña, después por el valle del río Jarama y, por último, por el norte de la provincia de Guadalajara. Pero no lo consiguieron. Ante la imposibilidad, Franco decidió centrar su ataque en lo que quedaba de Andalucía e intentar acabar con las resistencias en Asturias y País Vasco. Tras el fracaso de las tropas franquistas, el general Mola, con la ayuda del ejército italiano y de la Legión Cóndor, inició una decisiva campaña militar en el frente norte.
Bilbao cayó en manos del ejército nacional en el mes de junio. Esta continuó en Asturias, con lo que toda la cornisa cantábrica quedó en manos de los franquistas.
Durante el mes de diciembre de 1937, las tropas republicanas lanzaron una ofensiva contra Teruel. Pero en febrero, después de una batalla, las tropas nacionales volvieron a recuperar el control de la ciudad. Poco antes, el Gobierno de la república se había trasladado a Barcelona.
En marzo de 1938, Franco comenzó una ofensiva contra el frente de Aragón. El 3 de abril ocupó las primeras plazas catalanas, y el día 5 derogó el Estatuto de Autonomía de Cataluña. El 15 de abril las tropas insurrectas llegaron al norte de la Comunidad Valenciana, con lo que la zona republicana quedaba dividida.
El ejército republicano, reorganizado por Vicente Rojo, preparó una ofensiva en la zona del Ebro para volver a unir el territorio republicano. El ataque comenzó durante la noche del 24 al 25 de julio.
La batalla del Ebro se prolongó durante 5 meses. Finalmente, Franco consiguió romper el frente republicano y tuvo libre el acceso hacia Cataluña. En esta batalla, la República perdió la posibilidad de cambiar el curso de la guerra.
3.3. La rendición final ( 23 de diciembre de 1938-1 de abril de 1939): El 23 de diciembre de 1938, Franco dio la orden de iniciar la ofensiva final contra Cataluña
El ejército franquista fue ocupando toda Cataluña y el 9 de febrero llegaba a la frontera francesa.
El 28 de febrero de 1939, Manuel Azaña dimitió como presidente de la República; no obstante Juan Negrín, jefe del Gobierno, volvió a Valencia para dirigir la resistencia de la zona republicana, pero ya no había nada que hacer. El 28 de marzo, las tropas franquistas ocuparon Madrid. Las otras ciudades de la zona republicana se entregaron sin resistencia: Jaen, Ciudad Real, Albacete, Valencia y Murcia. La última ciudad que ocupó el ejercito franquista fue Alicante, el día 31 de marzo. El 1 de abril de 1939, la guerra había acabado.