Tema 3 La península ibérica
3.2 La crisis del Siglo XI
El año 1.031 el califato de Córdoba desaparece fruto de sus divisiones internas dando paso a un nuevo periodo que conocemos como de los reinos de Taifas, en el que Al-Ándalus se dividíó en pequeños estados independientes entre sí. Esta situación de debilidad fue aprovechada por los reinos cristianos para iniciar su expansión hacia el sur, aunque contaron con la oposición de los pueblos beréberes norteafricanos (almorávides y almohades) que penetraron en dos ocasiones en la península para tratar de frenar el avance cristiano.
A mediados del Siglo XIII los cristianos habían llegado a reconquistar el valle del Guadalquivir y sólo el reino de Granado permanecía independiente.
Este complejo momento histórico lo podemos esquematizar en cuatro periodos
Primeros Reinos Taifas
Aunque los nuevos reinos conservan el alto nivel cultural de la época califal y su economía urbana y comercial no pueden disimular su debilidad militar que queda patente cuando los cristianos completan la reconquista de la Submeseta Norte y se avanza en la Submeseta Sur hasta el río Tajo conquistando Alfonso VI Toledo (1.085).
A pesar de la compleja historia de este periodo pedemos definir alguno de sus rasgos esenciales:
Fueron muy frecuentes las disputas entre los diferentes reinos taifas. Este término significa en árabe «facción” o “bandería”.
El nuevo mapa político era el resultado de las profundas divergencias que existían en el seno de la población islámica dirigente. Las taifas fueron controladas por tres grupos étnicos: taifas andalusíes (gobernadas por individuos de origen árabe o muladí) en el norte y centro de Al-Ándalus, Taifas eslavas (dirigidas por individuos de origen eslavo cuyos antepasados habían llegado a la península como esclavos de los musulmanes y se habían convertido al Islam para conseguir la libertad, llegando a ocupar importantes puestos en el ejército) en la zona levantina y taifas bereberes (individuos de origen norteafricano) en el sur de Al-Ándalus.
El elevado número de reinos (26 en un principio) se fue reduciendo por la incorporación délos más pequeños en otros mayores.
Frente a la superioridad militar de los reinos cristianos, la supervivencia de los taifas dependía con frecuencia del pago de parias (tributos anuales que se pagaban a los reinos cristianos a cambio de su protección y en reconocimiento de vasallaje).
Imperio Almorávide (1.086 – 1.146)
Una vez tomada Toledo los reyes Taifas veían cercano el final del Islam en España y llamaron en su ayuda al pueblo almorávide, que había creado un importante Imperio en el norte de África, para detener los avances cristianos. Aunque se frenó el avance cristiano y se volvíó a reunificar Al-Ándalus no recuperaron Toledo y en el valle del Ebro se conquistó Zaragoza el año 1.118.
La decadencia del Imperio almorávide llegó pronto, al entrar en contacto su rigor religioso y su austeridad con la sociedad andalusí y sus refinadas costumbres. La intolerancia religiosa hacia las minorías judía y mozárabe y el abuso de los gobernadores almorávides propiciaron una revuelta popular que desembocó en la disgregación del Imperio y en la aparición de una segunda breve etapa de reinos de taifas.
Segundos reinos Taifas (1.146 -1.170)
A la descomposición del Imperio almorávide, favorecida por la misma oposición de la población islámica, le sucedíó un nuevo periodo taifa.
Imperio Almohade (1.170 -1.232)
De nuevo en el norte de África se forma un Imperio bereber que toma el relevo a los almorávides y de nuevo acuden a la península llamados por los reinos Taifas en peligro ante el empuje cristiano.
Los almohades o “unitarios” pretendían restablecer los principios del Islam y el cumplimiento religioso de todas sus normas.
Tras las iniciales victorias fueron derrotados por una coalición de los reinos cristianos (Castilla, Aragón y Navarra) en la batalla de las Navas de Tolosa (1.212), que supuso la apertura del Valle del Guadalquivir a los cristianos y el principio del fin del Imperio Almohade.
La pérdida de poder de los almohades supuso una nueva fragmentación de Al-Ándalus y la aparición de las terceras taifas, que fueron sucumbiendo ante el avance cristiano, salvo el de Granada.
La Giralda y la Torre del Oro de Sevilla son recuerdo de su paso por Al-Ándalus
3.3 La organización económica y social
LA SOCIEDAD DE Al-Ándalus
En Al-Ándalus se va a configurar una sociedad compleja, no sólo dividida entre dominadores y dominados, sino que se van a mezclar componentes religiosos y de raza. Entre los 150.000 musulmanes que llegaron a Al-Ándalus aparece una clara división, pero también entre los cuatro millones de hispanovisigodos las distintas posturas adoptadas frente a la ocupación islámica van a marcar una diferenciación:
• Árabes y sirios, son una minoría privilegiada que ocupan el más alto escalafón social, poseen las mejores tierras y acceden a los más altos cargos políticos.
• Beréberes, procedentes del norte de África llegaron formando el grueso de soldados del ejército invasor y ocuparon las tierras menos productivas. Su inferior condición social les llevó a frecuentes enfrentamientos con los musulmanes de origen árabe.
• Muladíes es el nombre que reciben los cristianos que mayoritariamente abandonaron su religión para acogerse a la musulmana a fin de evitar persecuciones y el pago de mayores impuestos.
• Mozárabes era el nombre con que se conocía a los poco numerosos cristianos que seguían viviendo en territorio musulmán, permitíéndoseles conservar sus ritos a cambio de un pago de impuestos más elevados. Cuando se iniciaron las persecuciones a partir del siglo IX emigraron hacia los reinos cristianos que se habían formado en el norte de la península.
• Judíos, que constituían una minoría económicamente muy activa que vivía en las ciudades dedicados a actividades comerciales y artesanales.
La sociedad de Al-Ándalus conocíó un importante crecimiento demográfico, que se calcula en 7 millones durante el califato. La población se asentaba mayoritariamente en ciudades, como Córdoba que en el Siglo X súperó los 100.000 habitantes, y en las regiones agrícolas de más ricos regadíos.
FLORECIMIENTO ECONÓMICO
La agricnltura, encaminada a su comercialización para abastecer a las ciudades, era la base del sistema económico. Se introdujeron avances tecnológicos que aumentaron la productividad agrícola, como el regadío, que, aunque era conocido desde la época romana, ahora va incrementar su importancia con un completo sistema de acequias y norias. A los cultivos mediterráneas tradicionales (trigo, vid y olivo), se van a unir nuevas especies como el arroz, la caña de azúcar, el algodón la naranja y otros frutales.
La explotación de la riqueza minera peninsular (Mercurio, hierro, plomo, plata…), que venía haciéndose desde tiempos prehistóricos, cobró renovada importancia, aunque sin alcanzar la productividad del periodo romano..
En las ciudades se desarrolló una rica y variada actividad artesanal que iba desde los textiles hasta los repujados en cuero pasando por el cristal, la orfebrería o la cerámica.
Parte de la producción era destinada al abastecimiento del sistema urbano de Al-Ándalus, que seguía utilizando las calzadas romanas como principal infraestructura viaria, pero otra parte se dedicaba a un intenso comercio exterior a través del Mediterráneo con todos los puntos de la geografía islámica. Las rutas de comercialización de productos artesanales se complementaron con las del oro procedente de África y las europeas de los esclavos. En el auge comercial cobró grao, importancia la unificación mooebna en tamo al finar de oro y e! Dirhemes de plata.