Decreto desamortización de Mendizábal

 A partir de 1833, en medio de una situación de permanente agitación política y con el trasfondo de la guerra carlista y de sus consecuencias; se produce una cadena de cambios, en la legislación y en la vida económica del país, que van a significar la instauración definitiva de una sociedad burguesa y capitalista. Una sociedad de clases y no de estamentos; exclusivamente ordenada por la riqueza y no por el nacimiento, como había ocurrido en el AntiguoRégimen. La riqueza que define la escala social la otorga la propiedad:
quien es propietario puede pertenecer a las clases dirigentes; quien carece de propiedad es un simple trabajador y, tampoco tiene derechos políticos. Por eso, casi todos los cambios que se producen en el proceso de implantación del Liberalismo tienen un propósito doble: establecer y consolidar la plena propiedad privada y, formar una clase dirigente en la que se unieran los antiguos señores y los nuevos propietarios capitalistas.

CAUSAS: –


La estructura de la  propiedad de la tierra.
La nobleza era propietaria de grandes extensiones de tierra debido a los mayorazgos. El clero también poseía grandes extensiones de “manos muertas”. Los municipios poseían dominios por concesión real (desde la Reconquista) con una doble utilización: tierras comunales y tierras «de propios” (arrendadas a particulares).

Bajos rendimientos agrícolas a causa del atraso técnico.

Predominio de la ganadería trashumante sobre la agricultura.
Cierto despoblamiento de los campos.

Crisis agrícolas constantes.

ANTECEDENTES.-


Hay que buscarlos en:                                                                                      En  el reinado de Carlos III aparecíó la crítica a la amortización de bienes raíces. Los Ilustrados la consideraban como la principal causa del estancamiento agrario y propónían, detenerla  e incluso suprimirla; pero la corona se opuso.                                                   En 1795, bajo el gobierno de Godoy, su política belicista y el consiguiente crecimiento de la deuda obligaron a iniciar la desamortización. En 1798, el gobierno declaró en venta los bienes de una serie de órdenes religiosas y destínó los fondos obtenidos a reducir la deuda e indemnizar a la Iglesia. Pero en vez de cumplir el fin inicial, el dinero se gastó en nuevas campañas militares. El resultado fue que en 1808 la deuda se triplicó.

Durante la Guerra de la Independencia, tanto el gobierno de Bonaparte como las Cortes de Cádiz, realizaron una legislación paralela de supresión  de órdenes religiosas y de puesta en venta de sus propiedades; destinando el producto a amortizar la deuda del Estado. La restauración del absolutismo en 1814 significó la anulación de las desamortizaciones y la devolución de los bienes vendidos a los frailes.                                         En el Trienio Liberal volvieron a entrar en vigor las decisiones de las Cortes de Cádiz.  Se aprobó el Decreto de Supresión de monacales y se emprendíó la desamortización de bienes de propios y baldíos. Pero en 1823 retornó el régimen absolutista y Fernando VII obligó a restituir los bienes vendidos provocando la indignación de los compradores, que desde entonces pasaron a apoyar al liberalismo.  Con estos precedentes, a partir de 1833, el proceso de desamortización se precipitó por varias causas:    

La Guerra Carlista obligaba al Estado a obtener recursos en un momento en que las arcas estaban vacías y el crédito exterior se había hundido.  

Se difundíó por el país un clima anticlerical a causa del apoyo del clero al bando carlista. 

Los compradores de bienes desamortizados en el Trienio presionaban al gobierno para que les devolvieran sus propiedades confiscadas. Por eso, no es extraño que el gobierno fuera poco a poco desamortizando conventos destruidos, devolviendo bienes a los compradores del Trienio y decretando una exclaustración general, que hizo desaparecer muchos conventos.

CarácterÍSTICAS DE LAS DESAMORTIZACIONES:


 

Propiciaron una explotación más adecuada del campo español.                                                 

Fueron realizadas por liberales y  tuvieron incidencia en la economía española.                                                                                                                                                     

Rompieron  la organización jurídica existente al desvincular las tierras.


 Privaron a los antiguos estamentos de su fuerza económica.                                                    

 Dotaron de tierras a los campesinos.

LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL (1836).-


Fue la primera de las dos grandes desamortizaciones de la revolución liberal.  En 1836 Mendizábal decretó la disolución de las órdenes religiosas (excepto las dedicadas a la enseñanza y la asistencia hospitalaria) y establecíó la incautación por parte del Estado del patrimonio de las comunidades afectadas. Los bienes desamortizados fueron puestos a la venta mediante subasta pública a la que podían acceder todos los particulares interesados en su compra. Las tierras podían adquirirse en metálico o a cambio de títulos de la deuda pública. El Decreto de Febrero de 1836 pretendía alcanzar varios objetivos que aparecen claramente señalados en el preámbulo de la Ley:  
Buscar ingresos para pagar la deuda pública del Estado.


Obtener financiación para la guerra contra los carlistas. 
– Crear una clase media agraria de campesinos propietarios. 


Ampliar el número de partidarios del liberalismo.


A largo plazo debería fomentar el desarrollo de la agricultura.

CONSECUENCIAS.-


Las desamortizaciones permitieron que miles de propiedades salieran al mercado y comportaron una profunda modificación de la propiedad territorial.
Como resultado de todo este proceso, a finales del Siglo XIX habían cambiado de manos miles de edificios y parcelas agrarias y se habían incrementado y diversificado los propietarios.

Pero la esperanza del liberalismo progresista de que la mayoría de los medianos y pequeños campesinos se convirtieran en propietarios no se consiguió, ya que, a excepción de algunas zonas, compraron tierras quienes ya las tenían y quienes contaban con recursos para adquirirlas (funcionarios, militares, comerciantes…). Gran parte de los nuevos propietarios estaban más interesados en conseguir beneficios rápidos y rentas seguras que en invertir en la tierra y dedicarse profesionalmente a ella.Que la desamortización no cumpliera las grandes esperanzas de realizar una reforma en profundidad de la estructura de la propiedad no debe llevar a considerarla un fracaso, ya que cumplíó con algunos de sus objetivos:

financiar la guerra contra el carlismo, paliar la grave situación de la Hacienda Pública, fomentar la construcción del ferrocarril y, poner una considerable proporción de la tierra de cultivo en manos de individuos, que al haber invertido dinero en su compra, tenían mayor interés en aumentar la producción y comercialización en los mercados, para obtener beneficios. Así, aunque de forma modesta, se mejoró el rendimiento, más por expansión del cultivo que por la mejora de las técnicas.En conjunto contribuyó claramente al cambio hacia una sociedad burguesa en la que se produjo la fusión de la antigua nobleza con la burguésía urbana para crear la nueva oligarquía terrateniente.

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