Historia del crecimiento económico

15. Caracteres generales comparativos de los procesos de industrialización en el Siglo XIX


Las vías de industrialización no siguieron trayectorias idénticas, pero el camino trazado por Inglaterra marcó una pauta de la que fueron dependientes, de una manera u otra, los países seguidores hasta donde su disponibilidad de recursos y factores les permitíó.
Demográficamente, el crecimiento demográfico fue más rápido en Europa, EEUU y sobre todo en las regiones del mundo dominadas y colonizadas por Europa, que pasaban a ganar peso relativo en la población mundial, mientras que Asía y África, los continentes más densamente poblados, sobre todo Asía, perdían posiciones a causa de su bajo ritmo de crecimiento. Las causas de tales diferencias en el crecimiento, si descontamos el fenómeno migratorio, se encuentra en el cambio de modelo demográfico, pues la mayor parte del mundo se desenvolvía en un modelo demográfico antiguo, Europa occidental estaba experimentado la transición demográfica, que supuso el cambio de régimen demográfico, causante inmediato del incremento de la población.
En cuanto a la agricultura, hacia mediados del siglo se dio inicio a lo que se ha convenido en llamar Segunda Revolución Agraria, consistente en esencia en la mecanización de las labores agrícolas y el empleo de inputs externos al propio sector, tal que abonos nuevos y fertilizantes químicos, lo cual tendrá su pleno desarrollo a lo largo de la segunda mitad del siglo. El crecimiento de la producción agraria fue a nivel mundial probablemente mayor que el de la población ya que la información al respecto es escasa y desigual, dependiendo de las regiones y países del mundo. El crecimiento fue mínimo en EEUU y Australia, mayor en Europa y prácticamente nulo en el resto del mundo, donde producción y población crecieron poco menos que a la par. El crecimiento agrícola de los países avanzados respondíó a una combinación de modelo extensivo e intensivo, lo que redundó en mejoras en la productividad de los factores tierra y trabajo. Estas mejoras, sin embargo, no tuvieron el mismo alcance y profundidad en todas partes.
Por el lado de la demanda, la población agraria constituíael principal mercado de bienes de consumo y de capital.
En cuanto a la industria, el perfil de crecimiento en los diferentes países también fue relativamente similar. También la estructura o composición básica de la industria era bastante parecida. Predominaban las industrias de consumo sobre las de inversión. El modelo británico de industrialización vía industrias de consumo fue emulado inicialmente por todos. A lo largo del periodo el peso relativo de las industrias de consumo fue mermando a favor de las inversiones en algunos países, lo más avanzados, con Inglaterra a la cabeza, marcándose con ello las primeras diferencias entre países en punto a estructura industrial. La industria siderúrgica alcanzó por doquier un importante crecimiento. El desarrollo general de la industrialización impulsaba necesariamente el de la industria del hierro. Desde el lado de la oferta no existe en este periodo innovación técnica crucial e importante, salvo diferentes ensayos de ahorrar combustible. Tan solo es de destacar la inyección de aire caliente en los hornos de fundición con el objeto de disminuir el empleo de combustible.
Finalmente, en cuanto al transporte, hubo grandes mejoras en Europa, con ampliaciones de carreteras y construcción de canales para el tráfico de mercancías y movimiento de pasajeros en el interior de los continentes. Pero el auténtico cambio revolucionario que rompíó con los cuellos de botella del tráfico terrestre, fue el ferrocarril, invención que afectaba tanto a medios como a infraestructura y que además articuló la tecnología más de punta del momento, impulsando a su vez la industria. El ferrocarril fue tanto consecuencia como causa de la industrialización.  Pero el tema de la renovación del transporte no se cierra con el ferrocarril, si bien será luego, en la siguiente etapa, cuando los cambios adquieran trascendencia decisiva con la aplicación de la máquina de vapor, la arquitectura metálica de acero y finalmente el diésel, pues la aplicación del vapor comenzó en este periodo pero sólo en el transporte fluvial y el cabotaje, pues en alta mar planteaba diversos problemas que solo serían resueltos más tarde por medio de diversas innovaciones complementarias.

16. Carácterísticas de la Revolución Liberal y su efecto en las actividades económicas

Las revoluciones políticas llevadas a cabo en EEUU y Francia a fines del Siglo XVIII entran con pleno derecho en la nómina de factores impulsores del cambio económico. La Declaración de Independencia de los EEUU (1776), y su Constitución, así como la Revolución francesa (1789) y las guerras revolucionarias (1790-1815) provocaron un cambio radical de panorama en toda Europa y en América. Todas ellas tuvieron consecuencias decisivas económicas a largo plazo, pues iniciaron el cambio institucional, condición necesaria, aunque insuficiente, para el cambio económico. Se daba así inicio al llamado ciclo de las revoluciones liberales burguesas en Europa que no terminaría de completarse hasta 1848. En adelante, las economías de estos países podrían desenvolverse en un contexto nuevo, el liberalismo, base favorable al desarrollo.
Las consecuencias económicas inmediatas de las revoluciones políticas, no fueron en general positivas. Por un lado, su aislamiento respecto del mercado británico impuesto por la misma guerra y el bloqueo continental, la carencia de ciertos bienes y el incremento de la demanda de material bélico crearon poderosos incentivos para la sustitución de importaciones industriales inglesas y la innovación de productos y procesos, tanto en EEUU, como en Europa. Por el contrario, la destrucción de capital y recursos humanos provocados por las guerras fueron en algunos casos, como España, costosísimos.
Las consecuencias a largo plazo fueron de otra naturaleza, pero decisivas. Los cambios institucionales que se produjeron por medio de reformas legislativas, y en su caso, la codificación del derecho crearon un contexto favorable para el desarrollo de la empresa privada, del mercado y el Estado. En adelante, las actividades económicas se desenvolverían en un ambiente de creciente y generalizado liberalismo a nivel tanto nacional como internacional.
En general, el derecho de propiedad fue recogido por el código civil, en términos de libre y absoluta disponibilidad por el titular individual. De acuerdo con los principios de libertad e igualdad, se establece la libertad de contratación y comercio, así como la fijación de precios y salarios no sometida a decisiones fuera del mecanismo de mercado. El mercado se afirmó frente a los privilegios de los estamentos y corporaciones profesionales de manera que los gremios artesanales pierden sus funciones originales para convertirse en asociaciones de socorro mutuo.
Por último, el fortalecimiento del Estado supuso la culminación del proceso de centralización iniciado bajo el absolutismo en la época moderna, pero sobre unos principios completamente nuevos. Las viejas funciones del Estado son renovadas al mismo tiempo que aparecen otras ,como la defensa de la propiedad privada, la oferta de educación formal, la inversión en infraestructuras, y la regulación del mercado, y en general, la dirección del cambio institucional. La afirmación del principio de legalidad frente a la arbitrariedad del estado constituye la principal garantía de que dispone el derecho de propiedad privada.

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