En 1923 el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado con el que puso punto
y final al decrépito sistema de la Restauración, iniciando un período de dictadura militar
que se extendíó hasta 1931.
El sistema político de la Restauración, en el que los partidos dinásticos se turnaban en el
poder de manera pactada se mantuvo hasta el establecimiento de la dictadura, pero
mostraba ya claros signos de desgaste.
La caída de la dictadura terminaría arrastrando también al rey, Alfonso XIII, debido a la
actitud permisiva que este mantuvo, que lastró en gran medida la posibilidad de liderar un
proceso de transición política de nuevo a un sistema constitucional.
1 – Contexto internacional y nacional
Situación internacional
La postura neutral que mantuvo España durante la Gran Guerra (1914-1918) se derivó de
no haber participado en los sistemas alianzas internacionales que se establecieron entre
las principales potencias europeas. La no participación en la guerra propició una
expansión de la economía española, ya que se redujo la capacidad productiva de los
países beligerantes y España, se convirtió en un importante suministrador. Sin embargo,
esto provocó una subida paralela de los precios, que acentuó la situación de pobreza de
las clases populares.
Durante la Gran Guerra, en 1917, estalló la Revolución Bolchevique en Rusia, la primera
vez en que un partido obrero se hacía con el poder. La burguésía europea, atemorizada
ante una eventual repetición de la revolución, exigíó a los gobiernos una mayor represión
contra los partidos obreros, producíéndose un aumento considerable de la conflictividad.
Partidos políticos de oposición
Los principales partidos de la oposición en los años previos al Golpe de Estado fueron:
• El partido republicano radical de Lerroux, que fue perdiendo apoyo por parte del
sector obrero, que comenzó a apoyar a los partidos obreristas, tendiendo hacia
posiciones conservadoras.
• El partido reformista, un partido republicano, laico y anti-caciquil que aspiraba a
reformar el corrupto sistema político.
• El partido socialista, que se encontraba en auge y que sufríó una escisión con la
que aquellos partidarios de apoyar la revolución bolchevique y de integrar la III
Internacional Socialista pasarían a formar el PCE.
El sindicalismo
Durante esta época los sindicatos obreros conocieron un fortísimo crecimiento,
especialmente la CNT. En Andalucía, la situación de miseria y las aspiraciones de cambio
social alimentadas por la Revolución bolchevique impulsaron revueltas anarquistas. Este
periodo habrá sido incluso denominado por algunos historiadores como ‘El trienio
bolchevique’ (1918-1921), que llevaría a una despiadada represión.
En Barcelona, la conflictividad también se acentuó. Los enfrentamientos entre patronal
y sindicatos se radicalizaron. Los representantes de la patronal crearon la Federación
Patronal para luchar contra el movimiento obrero, recurriendo a la contratación de
pistoleros. Hubo también sectores del anarquismo que recurrieron a la violencia, como el
grupo ‘Los solidarios’ (integrado por figuras como Durruti, Ascaso o García Oliver).
Destacarán episodios como el asesinato del presidente del gobierno
Euardo Dato.
Euardo Dato.
El problema de Marruecos
El gobierno español emprendíó en Marruecos una agresiva política militar tras la
pérdida de las últimas colonias en el 1898. Sin embargo, la Guerra de Marruecos
generaría también un fuerte movimiento de repulsa entre los sectores más humildes,
de donde nacían los efectivos humanos que irían a la guerra. Los enfrentamientos entre el
ejército español y el rifeño fueron numerosos, pero destacará el desastre de Annual tras un
ataque rifeño por sorpresa, con la muerte de miles de soldados españoles, que provocó
una fuerte desestabilización política.
El gobierno se vio forzado a dimitir, formándose un gobierno de concentración presidido
por Maura. El Congreso encargó una investigación del desastre de Annual, que sería el
famoso ‘Expediente Picasso’, que provocó fuertes debates y contó con el rechazo del
ejército al culpar del desastre a los principales mandos militares y a Alfonso XIII.
El Golpe de Estado
Días antes de la fecha prevista para discutir en las Cortes el ‘Expediente Picasso’, en
1923, el general Miguel Primo de
Rivera dio un Golpe de Estado. Exigíó la disolución del
Rivera dio un Golpe de Estado. Exigíó la disolución del
gobierno y la entrega del poder a los militares, a lo que Alfonso XIII accedíó
encomendando la formación de un nuevo gobierno integrado por militares.
Primo de Rivera justificó el golpe aduciendo que el régimen constitucional estaba
bloqueado y que existía un riesgo de revolución social, y se presentó como el remedio
para impulsar la regeneración del país. Anunció su pretensión de acabar con la corrupción
política y otros males del país, sin embargo, por otro lado, el golpe evitó la
democratización del sistema político promovido por el anterior gobierno de
concentración. Atendiendo a esto, su acción puede ser interpretada más como un intento de
frenar las reformas que como la pretensión de regenerar el sistema.