18. El comercio internacional del siglo XIX: problemas, fases y características
El comercio internacional creció a lo largo del siglo XIX mundializándose y prevaleciendo los intercambios de productos primarios, agropecuniarios y mineros, sobre las manufacturas. Europa continuó siendo el centro del comercio mundial, donde Gran Bretaña ocupará una posición hegemónica, aunque también declinante. El acrecimiento de los intercambios comerciales fue a la par con su extensión geográfica, pues más países y territorios entraron en los circuitos del comercio mundial.
Las direcciones del comercio mantuvieron en esencia los trazos heredados de épocas anteriores. Predominaban los intercambios entre europeos. Se puede considerar que hasta los años 1880-1890 cerca del 80% de los intercambios mundiales se llevaba a cabo entre países industrializados. De 1880 en adelante se produce una redistribución geográfica del comercio; la expansión a partir de este momento del volumen de las exportaciones europeas es debida en parte a un aumento de los intercambios con esos futuros países del Tercer Mundo. El comercio mundial seguía siendo, aunque en menor medida, en 1880, asunto primordialmente europeo, dado que en el viejo continente radicaban la mayoría de los países desarrollados y que l economía estadounidense había optado por la protección. La dominación europea de la globalización desde la perspectiva de la estructura geográfica del comercio es neta. La globalización era asimétrica.
La estructura del comercio en cuanto a composición por productos, experimentó por el contrario cambios sustanciales. A partir de 1870 se advierte un predominio de los productos primarios sobre los manufacturados. Este patrón distaba del de época anteriores, preindustriales, donde prevalecían los productos de lujo y manufacturas sobre alimentos y materias primas industriales (véase las importaciones que hacía España a las Indias de especias… en 1500). Esto supuso una auténtica novedad histórica, consecuencia de los cambios combinados experimentados en las agriculturas extra europeas y el transporte, tanto marítimo como terrestre. Este patrón comercial evolucionó algo entre fines de siglo y vísperas de la IGM: el peso de los productos primarios disminuyó relativamente mientras aumentaba el de manufacturas, y dentro de ellas, sintomáticamente, las de los bienes de equipo y producto intermedios asociados a la IIRI, como los químicos. El comercio recogía y se hacía eco de los cambios producidos por el sector industrial. Y ello testifica que el comercio era vehículo de industrialización.
En cuanto a la política arancelaria del comercio internacional, el siglo XIX estuvo dominado y animado por un largo debate sobre proteccionismo y librecambismo, discutida en escritos doctrinales. El periodo que discurre entre 1814 y 1914 estuvo caracterizado por una alternancia de fases liberales y proteccionistas, con la advertencia preliminar de que acabaremos verificando cómo a lo largo del siglo XIX, a excepción de en Inglaterra y en pequeños países como Bélgica, Holanda, Suiza y Dinamarca, el librecambismo generalizado estuvo vigente en un periodo muy corto de tiempo. Las fases descritas en sus notas esenciales son:
1ª fase, 1815-1846: donde se presenta una gradual adopción del librecambismo en el Reino Unido y reacción neomercantilista (mercantilismo es injerencia del Estado en la economía) en el Continente.
2ª fase, 1846-1860: donde los esfuerzos del Reino Unido y de grupos nacionales del Continente por extender el liberalismo en Europa. Reino Unido avanzaba en la senda del liberalismo, aboliendo en 1849 las famosas Leyes de Navegación, la reacción, aunque divergente, fue mayoritariamente proteccionista por parte de las grandes potencias.
3ª fase, 1860-1879: adopción del librecambio en la mayor parte de Europa. El tratado de 1860 fue el primero de toda una larga serie, la mayor parte de los países europeos, a través de tratados mutuos, entraron en lo que se denomina la red del tratado Cobden-Chevalier. Aunque hay dos excepciones a destacar: EEUU, que volvió al proteccionismo y Rusia, que no firmó ningún tratado con Francia hasta 1874.
4ª fase, 1879-1892: retorno de Europa continental al proteccionismo. Fue Alemania quien marcó el fin del librecambio y reabrió la vida hacia el proteccionismo con el arancel de 1879. Solo unos pocos países, los del Low Tariff Club, además de Gran Bretaña, permanecieron fieles a los principios del liberalismo en medio de una Europa proteccionista. El retorno a la protección fue el corolario lógico de las dificultades económicas surgidas con motivo de la Gran depresión
5ª fase, 1892-1914: reforzamiento nominal de las tarifas protectoras y reducción de la protección real en Europa continental; presiones proteccionistas en el Reino Unido y librecambistas en los países no desarrollados. Reino Unido, junto con Holanda, por el contrario, siguió manteniendo sus viejas posiciones. Permaneció Reino Unido como bastión del librecambio, del que no se apeará hasta 1932 en plena depresión de los años 30.
El librecambismo se fue abriendo camino en medio de dificultades a lo largo del siglo XIX, y si bien su imperio no fue general ni absoluto, los intercambios comerciales entre países distaban bastante en esa fecha de verse restringidos por las condiciones del sistema mercantil imperante a comienzos del siglo.