El pronunciamiento militar de 1923.
El ambiente de deterioro político y social que había caracterizado al periodo de 1918 a 1923, unido al asesinato de Eduardo Dato y el Desastre de Annual (1921), llevaron al general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, a pronunciarse contra la legalidad constitucional y a declarar el estado de guerra el 13 de Septiembre de 1923. Más que un Golpe de Estado de tipo fascista, inicialmente Primo de Rivera asumió el papel de “cirujano de hierro” que Joaquín Costa, en su retó rica regeneracionista, creía necesario para acabar con los males de España. El propio general justificó su golpe militar señalando que pretendía terminar con el caciquismo, la corrupción y los problemas sociales.La posible implicación del rey y de altos mandos del ejército en el Desastre de Annual, unida al
tenso clima político-social, convencieron a Alfonso XIII de los beneficios de esta solución militar.
Así, Primo de Rivera juró el 15 de Septiembre de 1923 como presidente del Gobierno, asistido por
un Directorio militar.
Esta dictadura puede dividirse en dos etapas: el Directorio militar y el Directorio civil. Durante la
primera gobernó un Directorio militar, formado exclusivamente por militares. Sin embargo, desde
1925 el dictador incluyó en su gobierno a civiles como José Calvo Sotelo y el conde de Guadalhorce,
aunque el peso de los militares continuó siendo muy importante y el régimen se mantuvo como una
dictadura.
Desapareció la estructura propia de un régimen constitucional, prohibiéndose la actividad de los
partidos políticos y sindicatos, y reprimiendo el movimiento obrero más extremista, es decir la CNT
(anarquistas). Sin embargo, se buscó las alianzas con los sociales de la UGT, más moderados.
A nivel provincial, la máxima autoridad la ejerció el gobernador militar, designándose por debajo
diputados provinciales y concejales de los ayuntamientos. Para ello, se elaboró un Estatuto
municipal y otro provincial, que en principio pretendían eliminar el caciquismo, pero que finalmente
se limitaron a sustituir a unos caciques por otros.
Siguiendo el modelo del fascismo italiano, se creó la Unión Patriótica. No era un partido tradicional,
sino un partido de gobierno, sin ideología definida salvo el catolicismo y el conservadurismo, que
buscaba el apoyo de la sociedad a la dictadura. Paralelamente se revitalizó la institución del Somatén
(organización con origen en la Cataluña medieval con objeto de defender el orden y la propiedad.
Primo de Rivera la revitalizó integrando a ciudadanos armados que terminó extendiéndose a toda
España).
El conflicto con Marruecos fue el hecho más importante durante la primera etapa: Tras la derrota
española en Annual, el líder rifeño Abd el-Krim ocupó también territorios en el protectorado
francés. Por ello, España y Francia llevaron a cabo de forma conjunta el desembarco de Alhucemas (
1925), operación que finalizó con la derrota del jefe rifeño, que se entregó a Francia.
En el cénit de su popularidad, Primo de Rivera fue abandonado la idea de una dictadura transitoria y
acariciando la posibilidad de un régimen más permanente. A tal fin, ajustándose al modelo fascista
italiano, se convocó en 1926 una Asamblea Nacional Consultiva con carácter corporativo, cuyos
miembros fueron elegidos entre las grandes instituciones del Estado (municipios, universidades, etc),
relegando así el sufragio universal.
La dictadura se benefició de la positiva coyuntura económica de los años veinte y pudo emprender
diversas iniciativas. Los principios rectores de la política económica fueron la nacionalización, el
intervencionismo y las obras públicas, aunque no solucionó el problema agrario. Entre las
principales iniciativas destacan: Un amplio programa de infraestructuras y de obras públicas, como
construcción de ferrocarriles y carreteras; una Concepción de monopolios, como la naviera
Transmediterránea y a la Compañía Telefónica Nacional, y creación en 1927 de CAMPSA, dedicada
a la explotación petróleo; en el ámbito agrario se promovió el regadío a través de las llamadas
Confederaciones Hidrográficas, destinadas a un mejor aprovechamiento de los ríos.
Estas y otras iniciativas mejoraron las comunicaciones e hicieron que se redujera el desempleo, pero
todo este programa solo fue posible aumentando los gastos del Estado y la deuda pública. A esto
contribuyeron también las exposiciones celebradas en Barcelona y Sevilla en 1929.
En los aspectos sociales, la dictadura se inclinó por la intervención del Estado en los conflictos
laborales y por la integración de los sectores moderados del movimiento obrero. Para ello creó la
Organización Corporativa Nacional que, siguiendo el modelo del sindicalismo vertical de corte
fascista, agrupaba a patronos y obreros dentro de una misma organización para resolver losproblemas y conflictos que pudieran surgir. En cualquier caso, la dictadura termino beneficiando a
las clases acomodadas, y reflejo de ello fue el desarrollo de la oligarquía vinculada al sector de la
banca.
La oposición a la dictadura.
A medida que la dictadura que se perpetuaba en el tiempo, la oposición a la misma fue aumentando.
Por un lado, varios líderes de los partidos dinásticos reclamaron la convocatoria de elecciones,
algunos de los cuales, como Romanones, participaron en conspiraciones militares, como la
“sanjuanada” de Junio de 1926, motivadas por el descontento de parte del ejército ante la
arbitrariedad en la concesión de ascensos.
Por otro lado, en el ámbito republicano se creó en 1926 la Alianza Republicana, que unió a diversos
grupos del republicanismo y demandó un sistema democrático y el fin del caciquismo. En Cataluña,
las medidas tomadas por la dictadura (eliminación de la mancomunidad, prohibición del uso del
catalán) generaron un profundo rechazo, incluso entre la propia Lliga Regionalista.
En el seno del movimiento del movimiento obrero, la CNT tuvo que actuar en la clandestinidad
ante la dura represión ejercida por la dictadura. Esta persecución condujo a una mayor radicalización
del anarquismo, plasmada en la fundación de la FAI (Fundación Anarquista ibérica). Por otra parte,
la colaboración del PSOE con la dictadura terminó rompiéndose en 1929. Además, gran parte de los
intelectuales rechazaron la dictadura al recurrir a la censura y al cierre de universidades. Los
conflictos más significativos se dieron con intelectuales como Unamuno, Ortega y Gasset y
Menéndez Pidal. Además, se creó la Federación Universitaria Española (FUE) de carácter
republicano.
La caída de la dictadura y el hundimiento de la monarquía.
Los años veinte llegaban a su fin y también lo hacía la coyuntura económica favorable, dando así
paso a la crisis económica de 1929. El distanciamiento de amplios sectores, la intensificación de los
conflictos sociales, gracias a la reorganización del movimiento obrero, y el auge del republicanismo
plantearon serias dificultades a la continuidad del dictador. Por ello, la decisión de Alfonso XIII de
retirarle su confianza llevó finalmente a Primo de Rivera a dimitir el 30 de Enero de 1930, exiliarse en
París y morir poco tiempo después.
La «dictablanda». Alfonso XIII designó nuevo presidente del Consejo a un militar de su confianza
, Dámaso Berenguer, con el encargo de recuperar paulatinamente la normalidad constitucional. En
este sentido suprimió la censura, permitió el regreso de los opositores exiliados y toleró las
actividades de los partidos. Pero los problemas de la «dictablanda» como su conoció popularmente
al gobierno de Berenguer, se multiplicaron. La crisis económica y las agitaciones sociales crecieron.
Políticos monárquicos como Niceto Alcalá-Zamora o Miguel Maura y Gamazo se inclinaron
abiertamente por la república y firmaron el 17 de Agosto de 1930 el Pacto de San Sebastián con la
izquierda republicana y los regionalistas catalanes y gallegos con la finalidad de constituir un comité
ejecutivo republicano, que presidiría Alcalá-Zamora, y que reconocería la autonomía catalana.
El 12 de Diciembre de 1930 se sublevó la guarnición de Jaca, adelantándose a los planes del comité
republicano que coordinaba, para el día 15, una insurrección en favor de la república. Fracasada la
sublevación, sus responsables, los capitanes Galán y García Hernández fueron condenados en un
consejo de guerra sumarísimo, y fusilados. Por su parte los miembros del comité fueron
encarcelados.
En Enero de 1931 Berenguer anunció la convocatoria de elecciones legislativas. Pero los partidos
políticos, incluido los liberales de Romanones, anunciaron su negativa a participar. El presidente del
Consejo dimitió el 14 de Febrero.La caída de la monarquía. Alfonso XIII formó un Gobierno de concentración presidido por el almirante Juan Bautista Aznar y con el conde de Romanones como hombre fuerte. Las elecciones legislativas se pospusieron hasta la celebración de elecciones municipales y provinciales, que se iniciarían en Abril.
Las elecciones municipales del 12 de Abril de 1931 estuvieron precedidas por una intensa campaña en la que se enfrentaron dos bloques electorales, el monárquico y el republicano-socialista. Aunque los resultados concedieron -un aparente triunfo al bloque monárquico, que obtuvo 22 150 concejales frente a los 5875 republicanos, la victoria de éstos en las grandes ciudades, donde se necesitaba un número mayor de sufragio para obtener concejales y el voto se ejercía con mayor libertad, significó un respaldo a la república,
En pocas horas el pueblo se lanzó a la calle en espontáneas manifestaciones de júbilo republicano. Romanones negoció con el comité republicano que exigió la inmediata salida del rey del territorio nacional. A últimas horas de la noche del 14 de Abril de 1931 el gobierno del almirante Aznar aceptó las condiciones del Comité y Alfonso XIII marchó rumbo al exilio. Ese mismo día se proclamó la Segunda República española.