CAUSAS DEL GOLPE MILITAR. En un contexto de crisis política y social, el 13 de Septiembre 1923 el general Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional y Alfonso XIII aceptó un Directorio Militar presidido por Primo. Su acción fue defendida como única solución para poner fin a la crisis y a la conflictividad. Las razones que justificaban esta necesidad de cambio son la inestabilidad del sistema político, el fraude electoral, el miedo a una revolución social, la influencia del republicanismo y los nacionalismos y el descontento tras la guerra de Marruecos. El apoyo del ejército y del rey a Primo se justifica por el deseo de evitar que las Cortes exigieran responsabilidades por el desastre de Anual a través del Expediente Picasso. En su manifiesto inaugural, Primo de Rivera anuncio su voluntad de limpiar el país de caciques y de acabar con la indisciplina y las amenazas a la uníón nacional a través de un régimen dictatorial transitorio, logrados sus objetivos dejaría el poder a un régimen constitucional. La dictadura fue una solución inconstitucional para frenar la posible reforma, que podía resultar amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales. LA REORGANIZACIÓN DEL ESTADO. Esta dictadura atravesó dos fases: hasta 1925 gobernó el Directorio Militar, pero a partir de ese año el gobierno incluyó a personalidades civiles como José Calvo Sotelo. Se pasó entonces al Directorio Civil. Las primeras medidas del Directorio Militar mostraron su carácter dictatorial: suspensión del régimen constitucional, disolución de las cámaras, prohibición de la actividad de los partidos y los sindicatos… Todo ello acompañado por la militarización del orden público y una represión del obrerismo radical. Para eliminar el caciquismo, se elaboró un Estatuto Municipal y otro Provincial. Se disolvieron los ayuntamientos, sustituidos por juntas integradas por los mayores contribuyentes de cada localidad. La regeneración prometida quedó en una gran farsa ya que se suspendieron todos los mecanismos electorales y se sustituyó a unos caciques por otros. El conflicto de Marruecos centró el interés de Primo. En 1925, en colaboración con Francia, se organizó el desembarco de Alhucemas que se saldó con gran éxito. En 1927, el ejército español dio por concluida la ocupación efectiva de todo el protectorado de Marruecos. A partir de 1926, se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria y Primo intentó institucionalizar su régimen para darle continuidad y permanencia, basándose en el fascismo italiano de Mussolini. Comenzó con la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva de carácter corporativo, sus miembros serían elegidos por designación entre los ciudadanos pertenecientes a las grandes instituciones. Creó un partido único, Uníón Patriótica. Se trataba de un partido gubernamental, sin un programa ideológico definido y cuya misión era proporcionar apoyo social a la dictadura y seguir las directrices del poder. Los afiliados al nuevo partido procedían del catolicismo, de los funcionarios de las administraciones y de los caciques rurales. POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL. La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional iniciada en los años 20, tras la PGM. El régimen puso en marcha un programa de fomento de la economía en el terreno industrial y en las infraestructuras, dejando de lado el problema agrario. Se nacionalizaron importantes sectores de la economía y aumentó la intervención estatal. El Estado fue protagonista gracias al fomento de las obras públicas: mejora y asfaltado de carreteras, instalación de tendido eléctrico, continuación de la red de ferrocarril… El gobierno aprobó el Decreto de Protección de la Industria Nacional, que concedía ayudas estatales a las empresas que no podían competir con el exterior. También se concedieron monopolios como el de telefonía, a la Compañía Telefónica Nacional de España y el del petróleo a CAMPSA. Todo ello fue financiado mediante los llamados Presupuestos Extraordinarios de forma que el Presupuesto Ordinario del Estado aparecía equilibrado, pero se iba acumulando una gran deuda extraordinaria. El mundo agrario siguió en manos de los grandes propietarios. La única medida tomada en este terreno fue el impulso del regadío a través de las Confederaciones Hidrográficas. En el terreno social, la dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado. Se creó la Organización Corporativa Nacional, que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones y regulaba los conflictos laborales. Su misión era la reglamentación de los salarios y de las condiciones de trabajo. El sistema fue bien visto por una parte de UGT que pudo desenvolverse con cierta libertad, mientras que los anarcosindicalistas y comunistas fueron obligados a permanecer en la clandestinidad. LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA. La oposición a la dictadura estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, los nacionalistas, los comunistas, los anarquistas, determinados sectores del ejército y los intelectuales. Los antiguos partidos del turno criticaron la excesiva duración del régimen y participaron en conspiraciones militares como la “sanjuanada” de 1926. Los intelectuales y el mundo universitario, descontentos por la censura y el cierre de las universidades, organizaron protestas estudiantiles que fueron el origen de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española (FUE) de carácter republicano.
En 1924, suscribieron un manifiesto con más de cien firmas en contra de la política cultural. Algunos de los intelectuales que criticaron la dictadura fueran Unamuno, Ortega y Gasset… El conflicto político más persistente se produjo con el republicanismo y los nacionalismos, especialmente el catalán. La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la “Alianza Republicana” que logró desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. En Cataluña, las medidas anticatalanista tomadas por Primo de Rivera provocaron un notable distanciamiento incluso entre sectores que, como la Lliga Regionalista de Cambó, habían acogido con simpatía el régimen. La oposición del catalanismo de izquierdas y republicano fue aún más. Destacó el grupo Estat Catalá. Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida lo que agravó el enfrentamiento en su interior entre los partidarios de posturas radicales y los que defendían posturas posibilistas. En Julio 1927 los primeros, crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición hacia 1929, cuando rechazó los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la república. LA Caída DE Primo de Rivera. La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. El rey optó por retirar su confianza al dictador, quien acabó dimitiendo el 30 de Enero de 1930. Se pasó así a la época conocida como la “dictablanda”. El general Berenguer fue el encargado de sustituirle con la misión de retornar a la normalidad constitucional. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (Agosto 1930) para construir un comité revolucionario que se convertiría en el gobierno provisional de la futura República a través de una insurrección. En Diciembre de 1930 se produjo en Jaca un intento de insurrección militar para proclamar la república que fracasó por la falta de coordinación. Sus figuras más importantes, Galán y García Hernández fueron fusilados. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y en 1931 fue sustituido por el almirante Aznar. El gobierno decidíó convocar elecciones municipales, al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía, y las fijo el 12 de Abril de 1931. Alfonso XIII se había comprometido demasiado con la dictadura lo que provocó que las elecciones dieran un triunfo aplastante al republicanismo dando lugar al establecimiento de la II República el 14 de Abril 1931.
de carácter corporativo, sus miembros serían elegidos por designación entre los ciudadanos pertenecientes a las grandes instituciones. Creó un partido único, Uníón Patriótica. Se trataba de un partido gubernamental, sin un programa ideológico definido y cuya misión era proporcionar apoyo social a la dictadura y seguir las directrices del poder. Los afiliados al nuevo partido procedían del catolicismo, de los funcionarios de las administraciones y de los caciques rurales. POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL. La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional iniciada en los años 20, tras la PGM. El régimen puso en marcha un programa de fomento de la economía en el terreno industrial y en las infraestructuras, dejando de lado el problema agrario. Se nacionalizaron importantes sectores de la economía y aumentó la intervención estatal. El Estado fue protagonista gracias al fomento de las obras públicas: mejora y asfaltado de carreteras, instalación de tendido eléctrico, continuación de la red de ferrocarril… El gobierno aprobó el Decreto de Protección de la Industria Nacional, que concedía ayudas estatales a las empresas que no podían competir con el exterior. También se concedieron monopolios como el de telefonía, a la Compañía Telefónica Nacional de España y el del petróleo a CAMPSA. Todo ello fue financiado mediante los llamados Presupuestos Extraordinarios de forma que el Presupuesto Ordinario del Estado aparecía equilibrado, pero se iba acumulando una gran deuda extraordinaria. El mundo agrario siguió en manos de los grandes propietarios. La única medida tomada en este terreno fue el impulso del regadío a través de las Confederaciones Hidrográficas. En el terreno social, la dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado. Se creó la Organización Corporativa Nacional, que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones y regulaba los conflictos laborales. Su misión era la reglamentación de los salarios y de las condiciones de trabajo. El sistema fue bien visto por una parte de UGT que pudo desenvolverse con cierta libertad, mientras que los anarcosindicalistas y comunistas fueron obligados a permanecer en la clandestinidad. LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA. La oposición a la dictadura estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, los nacionalistas, los comunistas, los anarquistas, determinados sectores del ejército y los intelectuales. Los antiguos partidos del turno criticaron la excesiva duración del régimen y participaron en conspiraciones militares como la “sanjuanada” de 1926. Los intelectuales y el mundo universitario, descontentos por la censura y el cierre de las universidades, organizaron protestas estudiantiles que fueron el origen de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española (FUE) de carácter republicano. En 1924, suscribieron un manifiesto con más de cien firmas en contra de la política cultural. Algunos de los intelectuales que criticaron la dictadura fueran Unamuno, Ortega y Gasset… El conflicto político más persistente se produjo con el republicanismo y los nacionalismos, especialmente el catalán. La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la “Alianza Republicana” que logró desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. En Cataluña, las medidas anticatalanista tomadas por Primo de Rivera provocaron un notable distanciamiento incluso entre sectores que, como la Lliga Regionalista de Cambó, habían acogido con simpatía el régimen. La oposición del catalanismo de izquierdas y republicano fue aún más. Destacó el grupo Estat Catalá. Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida lo que agravó el enfrentamiento en su interior entre los partidarios de posturas radicales y los que defendían posturas posibilistas. En Julio 1927 los primeros, crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición hacia 1929, cuando rechazó los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la república. LA Caída DE Primo de Rivera. La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. El rey optó por retirar su confianza al dictador, quien acabó dimitiendo el 30 de Enero de 1930. Se pasó así a la época conocida como la “dictablanda”. El general Berenguer fue el encargado de sustituirle con la misión de retornar a la normalidad constitucional. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (Agosto 1930) para construir un comité revolucionario que se convertiría en el gobierno provisional de la futura República a través de una insurrección. En Diciembre de 1930 se produjo en Jaca un intento de insurrección militar para proclamar la república que fracasó por la falta de coordinación. Sus figuras más importantes, Galán y García Hernández fueron fusilados. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y en 1931 fue sustituido por el almirante Aznar. El gobierno decidíó convocar elecciones municipales, al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía, y las fijo el 12 de Abril de 1931. Alfonso XIII se había comprometido demasiado con la dictadura lo que provocó que las elecciones dieran un triunfo aplastante al republicanismo dando lugar al establecimiento de la II República el 14 de Abril 1931.
excesiva duración del régimen y participaron en conspiraciones militares como la “sanjuanada” de 1926. Los intelectuales y el mundo universitario, descontentos por la censura y el cierre de las universidades, organizaron protestas estudiantiles que fueron el origen de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española (FUE) de carácter republicano. En 1924, suscribieron un manifiesto con más de cien firmas en contra de la política cultural. Algunos de los intelectuales que criticaron la dictadura fueran Unamuno, Ortega y Gasset… El conflicto político más persistente se produjo con el republicanismo y los nacionalismos, especialmente el catalán. La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la “Alianza Republicana” que logró desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. En Cataluña, las medidas anticatalanista tomadas por Primo de Rivera provocaron un notable distanciamiento incluso entre sectores que, como la Lliga Regionalista de Cambó, habían acogido con simpatía el régimen. La oposición del catalanismo de izquierdas y republicano fue aún más. Destacó el grupo Estat Catalá. Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida lo que agravó el enfrentamiento en su interior entre los partidarios de posturas radicales y los que defendían posturas posibilistas. En Julio 1927 los primeros, crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición hacia 1929, cuando rechazó los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la república. LA Caída DE Primo de Rivera. La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. El rey optó por retirar su confianza al dictador, quien acabó dimitiendo el 30 de Enero de 1930. Se pasó así a la época conocida como la “dictablanda”. El general Berenguer fue el encargado de sustituirle con la misión de retornar a la normalidad constitucional. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (Agosto 1930) para construir un comité revolucionario que se convertiría en el gobierno provisional de la futura República a través de una insurrección. En Diciembre de 1930 se produjo en Jaca un intento de insurrección militar para proclamar la república que fracasó por la falta de coordinación. Sus figuras más importantes, Galán y García Hernández fueron fusilados. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y en 1931 fue sustituido por el almirante Aznar. El gobierno decidíó convocar elecciones municipales, al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía, y las fijo el 12 de Abril de 1931. Alfonso XIII se había comprometido demasiado con la dictadura lo que provocó que las elecciones dieran un triunfo aplastante al republicanismo dando lugar al establecimiento de la II República el 14 de Abril 1931.
García Hernández fueron fusilados. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y en 1931 fue sustituido por el almirante Aznar. El gobierno decidíó convocar elecciones municipales, al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía, y las fijo el 12 de Abril de 1931. Alfonso XIII se había comprometido demasiado con la dictadura lo que provocó que las elecciones dieran un triunfo aplastante al republicanismo dando lugar al establecimiento de la II República el 14 de Abril 1931.
En 1924, suscribieron un manifiesto con más de cien firmas en contra de la política cultural. Algunos de los intelectuales que criticaron la dictadura fueran Unamuno, Ortega y Gasset… El conflicto político más persistente se produjo con el republicanismo y los nacionalismos, especialmente el catalán. La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la “Alianza Republicana” que logró desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. En Cataluña, las medidas anticatalanista tomadas por Primo de Rivera provocaron un notable distanciamiento incluso entre sectores que, como la Lliga Regionalista de Cambó, habían acogido con simpatía el régimen. La oposición del catalanismo de izquierdas y republicano fue aún más. Destacó el grupo Estat Catalá. Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida lo que agravó el enfrentamiento en su interior entre los partidarios de posturas radicales y los que defendían posturas posibilistas. En Julio 1927 los primeros, crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición hacia 1929, cuando rechazó los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la república. LA Caída DE Primo de Rivera. La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. El rey optó por retirar su confianza al dictador, quien acabó dimitiendo el 30 de Enero de 1930. Se pasó así a la época conocida como la “dictablanda”. El general Berenguer fue el encargado de sustituirle con la misión de retornar a la normalidad constitucional. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (Agosto 1930) para construir un comité revolucionario que se convertiría en el gobierno provisional de la futura República a través de una insurrección. En Diciembre de 1930 se produjo en Jaca un intento de insurrección militar para proclamar la república que fracasó por la falta de coordinación. Sus figuras más importantes, Galán y García Hernández fueron fusilados. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y en 1931 fue sustituido por el almirante Aznar. El gobierno decidíó convocar elecciones municipales, al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía, y las fijo el 12 de Abril de 1931. Alfonso XIII se había comprometido demasiado con la dictadura lo que provocó que las elecciones dieran un triunfo aplastante al republicanismo dando lugar al establecimiento de la II República el 14 de Abril 1931.
de carácter corporativo, sus miembros serían elegidos por designación entre los ciudadanos pertenecientes a las grandes instituciones. Creó un partido único, Uníón Patriótica. Se trataba de un partido gubernamental, sin un programa ideológico definido y cuya misión era proporcionar apoyo social a la dictadura y seguir las directrices del poder. Los afiliados al nuevo partido procedían del catolicismo, de los funcionarios de las administraciones y de los caciques rurales. POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL. La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional iniciada en los años 20, tras la PGM. El régimen puso en marcha un programa de fomento de la economía en el terreno industrial y en las infraestructuras, dejando de lado el problema agrario. Se nacionalizaron importantes sectores de la economía y aumentó la intervención estatal. El Estado fue protagonista gracias al fomento de las obras públicas: mejora y asfaltado de carreteras, instalación de tendido eléctrico, continuación de la red de ferrocarril… El gobierno aprobó el Decreto de Protección de la Industria Nacional, que concedía ayudas estatales a las empresas que no podían competir con el exterior. También se concedieron monopolios como el de telefonía, a la Compañía Telefónica Nacional de España y el del petróleo a CAMPSA. Todo ello fue financiado mediante los llamados Presupuestos Extraordinarios de forma que el Presupuesto Ordinario del Estado aparecía equilibrado, pero se iba acumulando una gran deuda extraordinaria. El mundo agrario siguió en manos de los grandes propietarios. La única medida tomada en este terreno fue el impulso del regadío a través de las Confederaciones Hidrográficas. En el terreno social, la dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado. Se creó la Organización Corporativa Nacional, que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones y regulaba los conflictos laborales. Su misión era la reglamentación de los salarios y de las condiciones de trabajo. El sistema fue bien visto por una parte de UGT que pudo desenvolverse con cierta libertad, mientras que los anarcosindicalistas y comunistas fueron obligados a permanecer en la clandestinidad. LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA. La oposición a la dictadura estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, los nacionalistas, los comunistas, los anarquistas, determinados sectores del ejército y los intelectuales. Los antiguos partidos del turno criticaron la excesiva duración del régimen y participaron en conspiraciones militares como la “sanjuanada” de 1926. Los intelectuales y el mundo universitario, descontentos por la censura y el cierre de las universidades, organizaron protestas estudiantiles que fueron el origen de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española (FUE) de carácter republicano. En 1924, suscribieron un manifiesto con más de cien firmas en contra de la política cultural. Algunos de los intelectuales que criticaron la dictadura fueran Unamuno, Ortega y Gasset… El conflicto político más persistente se produjo con el republicanismo y los nacionalismos, especialmente el catalán. La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la “Alianza Republicana” que logró desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. En Cataluña, las medidas anticatalanista tomadas por Primo de Rivera provocaron un notable distanciamiento incluso entre sectores que, como la Lliga Regionalista de Cambó, habían acogido con simpatía el régimen. La oposición del catalanismo de izquierdas y republicano fue aún más. Destacó el grupo Estat Catalá. Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida lo que agravó el enfrentamiento en su interior entre los partidarios de posturas radicales y los que defendían posturas posibilistas. En Julio 1927 los primeros, crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición hacia 1929, cuando rechazó los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la república. LA Caída DE Primo de Rivera. La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. El rey optó por retirar su confianza al dictador, quien acabó dimitiendo el 30 de Enero de 1930. Se pasó así a la época conocida como la “dictablanda”. El general Berenguer fue el encargado de sustituirle con la misión de retornar a la normalidad constitucional. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (Agosto 1930) para construir un comité revolucionario que se convertiría en el gobierno provisional de la futura República a través de una insurrección. En Diciembre de 1930 se produjo en Jaca un intento de insurrección militar para proclamar la república que fracasó por la falta de coordinación. Sus figuras más importantes, Galán y García Hernández fueron fusilados. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y en 1931 fue sustituido por el almirante Aznar. El gobierno decidíó convocar elecciones municipales, al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía, y las fijo el 12 de Abril de 1931. Alfonso XIII se había comprometido demasiado con la dictadura lo que provocó que las elecciones dieran un triunfo aplastante al republicanismo dando lugar al establecimiento de la II República el 14 de Abril 1931.
excesiva duración del régimen y participaron en conspiraciones militares como la “sanjuanada” de 1926. Los intelectuales y el mundo universitario, descontentos por la censura y el cierre de las universidades, organizaron protestas estudiantiles que fueron el origen de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española (FUE) de carácter republicano. En 1924, suscribieron un manifiesto con más de cien firmas en contra de la política cultural. Algunos de los intelectuales que criticaron la dictadura fueran Unamuno, Ortega y Gasset… El conflicto político más persistente se produjo con el republicanismo y los nacionalismos, especialmente el catalán. La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la “Alianza Republicana” que logró desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. En Cataluña, las medidas anticatalanista tomadas por Primo de Rivera provocaron un notable distanciamiento incluso entre sectores que, como la Lliga Regionalista de Cambó, habían acogido con simpatía el régimen. La oposición del catalanismo de izquierdas y republicano fue aún más. Destacó el grupo Estat Catalá. Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida lo que agravó el enfrentamiento en su interior entre los partidarios de posturas radicales y los que defendían posturas posibilistas. En Julio 1927 los primeros, crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición hacia 1929, cuando rechazó los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la república. LA Caída DE Primo de Rivera. La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. El rey optó por retirar su confianza al dictador, quien acabó dimitiendo el 30 de Enero de 1930. Se pasó así a la época conocida como la “dictablanda”. El general Berenguer fue el encargado de sustituirle con la misión de retornar a la normalidad constitucional. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (Agosto 1930) para construir un comité revolucionario que se convertiría en el gobierno provisional de la futura República a través de una insurrección. En Diciembre de 1930 se produjo en Jaca un intento de insurrección militar para proclamar la república que fracasó por la falta de coordinación. Sus figuras más importantes, Galán y García Hernández fueron fusilados. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y en 1931 fue sustituido por el almirante Aznar. El gobierno decidíó convocar elecciones municipales, al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía, y las fijo el 12 de Abril de 1931. Alfonso XIII se había comprometido demasiado con la dictadura lo que provocó que las elecciones dieran un triunfo aplastante al republicanismo dando lugar al establecimiento de la II República el 14 de Abril 1931.
García Hernández fueron fusilados. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y en 1931 fue sustituido por el almirante Aznar. El gobierno decidíó convocar elecciones municipales, al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía, y las fijo el 12 de Abril de 1931. Alfonso XIII se había comprometido demasiado con la dictadura lo que provocó que las elecciones dieran un triunfo aplastante al republicanismo dando lugar al establecimiento de la II República el 14 de Abril 1931.