¡Escribe tu texto aquí!Primer periodo: reconocimiento de la deuda.
El 3 de Agosto de 1821, Juan O´Donojú, Jefe Político de la Nueva España
firmó con Agustín de Iturbide el Tratado de Córdoba mediante el cual España
reconocía la independencia de México. Posteriormente, Iturbide se proclama primer
emperador de México siendo una de las primeras acciones de su gobierno la de
reducir los impuestos a pesar de saber que estos constituían la principal fuente de
ingresos. Por otro lado, los gastos públicos habían aumentado debido a la guerra, por
1 La clasificación de los periodos de la deuda la retomo de la obra Cartas Mexicanas de Patricio Marcos.
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lo que tres meses después de la firma de independencia el déficit público alcanzó la
cifra de 300 mil pesos. Un año después su administración se hallaba en la
desesperación porque gastaba más dinero del que captaba.
Al subir al poder Iturbide se encontró con un erario exhausto sin embargo en
vez de seguir una hábil política hacendaría tendiente a la reconstrucción económica
del país devastado por la guerra de independencia y una organización fiscal que
supusiera una buena administración en todos los órdenes, establecíó un gobierno
dispensioso que, lógicamente, debía conducir al nacimiento y expansión de la deuda
pública exterior.” (SHCP, 1969:13).
Aunado a ello, el gobierno de España presiónó para que se le pagara, según
argumentaba, por lo que se le debía al erario español como resultado de los adeudos
contraídos por el gobierno Virreinal. La presión tuvo efecto pues Iturbide2 reconocíó
la deuda con España a cambio del reconocimiento externo a su gobierno. A su salida
del poder el panorama económico del país era sombrío, desastroso, el erario se
hallaba vacío y sin ingresos para atender los gastos públicos substanciales.
Los mexicanos del Siglo XIX lucharon por su libertad, por su independencia,
por su reconocimiento y cuando lo lograron tuvieron que pagar el precio y éste fue
reconocer la deuda con España, y al hacerlo se perdía no sólo la libertad económica
sino la cultural y política. México alcanzó su independencia más no su libertad (V.
Mantecón, 1984: 7).
El 2 de Julio de 1823, el Secretario de Hacienda, Arrillaga, presentó un
informe sobre la situación de las finanzas públicas. En dicho documento se ponía de
manifiesto la situación caótica del erario público y la necesidad de obtener recursos.
Asimismo, se presentaban tres opciones para tratar de conseguir recursos para el
país. El primero se dirigía hacía una deuda interna; el segundo se inclinaba por
establecer un sistema de contribuciones, lo que implicaba elevar los impuestos; la
tercera opción era solicitar un empréstito externo, idea que finalmente se aprobó.
Para ejecutarla se decidíó solicitar un préstamo a Inglaterra por ser éste país
el primer prestamista del mundo. Por ello, el primero de Mayo de 1823, se autorizó
por decreto del poder ejecutivo, celebrar un empréstito por 8 millones de pesos con
la Casa Goldschmidt y Cía. De Londres. Pero el poder ejecutivo hizo ascender el
monto de la emisión a 16 millones en virtud de que la casa prestamista compró la
totalidad de los títulos al 50 %, lo que produjo de inmediato a ésta una ganancia de 8
millones y una pérdida igual para el emisor de los títulos. De esos 8 millones que se
iban a prestar, sólo se recibieron 5.7 millones de pesos. La diferencia entre estas
cifras (2.3 millones de pesos) radica en los pagos por adelantado durante 6 meses, de
intereses y amortizaciones.
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Desde entonces quedaría demostrado, con patetismo repetitivo, que la deuda
pública externa, ya ventajosa, ya nociva en los términos de su circunstancial
contratación es siempre ruinosa para México (P. Marcos, 1985: 141).
Después de este contrato se hizo otro pero ahora con la Casa Barclay Herring
Richardson y Cía. Por una cantidad igual que la anterior (16 millones de pesos). En
esta ocasión, la emisión fue vendida en el mercado de Londres a 85.75% de su valor
nominal, produciendo la cantidad de 13.8 millones, lo que ocasiónó una pérdida
inmediata para el país de 2.2 millones. De esos 13.8 millones, una parte se destínó a
comisiones y gastos, otra parte se entregó al gobierno de México en armamentos,
rifles y “buques de tercera” así como vestuario que no fueron sino desechos del
ejército inglés y la marina, de la peor calidad y a precios muy elevados. De esta
manera, el país recibíó por éste segundo préstamo en dinero y en especie la suma de
6.1 millones de pesos (P. Marcos, 1985: 141).
Fue así como a los pocos años de lograda la independencia de España, Gran
Bretaña logró ejercer una influencia determinante sobre México a través del
comercio, las inversiones directas y los empréstitos. En ocasiones también utilizó la
presión diplomática y hasta la amenaza de intervención armada. Rota la dependencia
directa respecto de España, México comenzó a gravitar económicamente dentro de
la órbita de Inglaterra, el país capitalista más poderoso de la época (J. L. Ceceña,
9
1970: 39).