Independencia de las colonias americanas wikipedia

. En abril de 1823, unos 100 000 soldados (los Cien Mil Hijos de San Luis), al mando del duque de Angulema, irrumpieron en territorio español y repusieron a Fernando VII como monarca absoluto.Alarmadas por la constante agitación en la que vivía España, las potencias restauradoras consideraban necesarias algunas reformas moderadas.Pero Fernando VII no se avino a estas peticiones y de nuevo se produjo, como en 1814, una feroz represión contra los liberales, muchos de los cuales marcharon hacia el exilio para escapar de la muerte o de la cárcel. El ajusticiamiento de Mariana Pineda en 1831 por el delito de bordar una bandera liberal se convirtió en un caso emblemático de la represión fernandina.La otra gran preocupación de la monarquía fue, de nuevo, el problema económico. Las dificultades de la Hacienda, agravadas por la pérdida definitiva de las colonias americanas, forzaron a un estricto control del gasto público, dado que era imposible aumentar la recaudación sin tocar los privilegios fiscales de la nobleza. A partir de 1825, el rey, acuciado por los problemas económicos, buscó la colaboración del sector moderado de la burguesía financiera e industrial de Madrid y Barcelona.Esta actitud incrementó la desconfianza de los realistas y de los sectores ultramontanos de la corte, ya muy descontentos con el monarca porque no había restablecido la Inquisición y no actuaba de forma más contundente contra los liberales. En la corte dicho sector se agrupó alrededor de Carlos María Isidro, hermano del rey y su previsible sucesor, dado que Fernando VII no tenía descendencia. Al margen de estos asuntos, a lo largo del siglo XVIII, la decidida preocupación de los Borbones por los territorios de ultramar había dado lugar a una etapa de prosperidad basada en la reactivación del comercio. El crecimiento económico propició el desarrollo de un poderoso grupo burgués criolloFue entre esta burguesía criolla donde las ideas de emancipación de la metrópoli tomaron cuerpo y se fraguaron los programas y los proyectos de independencia.

Estos anhelos estaban provocados por el trato discriminatorio dado a los criollos en los cargos coloniales, por el sometimiento a fuertes impuestos y por el control que España ejercía sobre la economía y, esencialmente, el comercio. Además, el ejemplo de la independencia de Estados Unidos (1776) fue crucial para mostrar que era posible enfrentarse a la metrópoli y conseguir la victoria. Gran Bretaña, deseosa de controlar el mercado americano, se encargó de respaldar los movimientos secesionistas.A partir de 1808, en plena Guerra de la Independencia, los criollos optaron por no aceptar la autoridad de José Bonaparte y crearon Juntas que, a imitación de las españolas, asumieron el poder en sus territorios. Sin embargo, aunque teóricamente se mantenían fieles a Fernando VII, no reconocieron la autoridad de la Junta Suprema Central



. En la primera fase del proceso de independencia, hacia 1810 muchas de ellas se declararon autónomas respecto a la metrópoli. Los focos más declaradamente secesionistas fueron: el virreinato del Río de la Plata, donde José San Martín proclamó en 1810 la independencia de la República Argentina; el virreinato de Nueva Granada y Venezuela, a cuyo frente se situó el otro gran líder de la independencia americana

Simón Bolívar; y México, cuyo levantamiento dirigieron Miguel Hidalgo y José María Morelos.En la segunda fase, en 1814, finalizada la guerra hispanofrancesa, el gobierno de Fernando VII, en vez de buscar el acuerdo con los americanos, respondió con el envío de un ejército.La total intransigencia de la monarquía respecto a la autonomía de las colonias, estimuló al crecimiento del movimiento libertador.San Martín atravesó los Andes, derrotó a los españoles en Chacabuco (1817) y propició la independencia de Chile (1818) y puso las bases para la formación de la Gran Colombia, que dio origen posteriormente a las repúblicas de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá. En México, el movimiento independentista liderado por Agustín de Iturbide logró atraerse a la Iglesia y a las clases poderosas y en 1821 se independizó de la metrópoli. Tras la derrota de Ayacucho (1824) y las independencias de Perú y Bolivia se acabó la presencia española en la América continental. Sólo las Antillas y las Filipinas permanecieron como posesiones españolas.En primer lugar, el sueño de los libertadores de conseguir una América unida, poderosa y solidaria se mostró imposible. Los intereses de los caudillos locales, de las burguesías comerciales y de los grandes terratenientes condujeron a innumerables guerras y al fraccionamiento del territorio en múltiples repúblicas. En segundo lugar, los criollos que habían dirigido el movimiento de independencia abandonaron a su suerte a la gran población india, negra o pobre, lo cual daría lugar a profundas convulsiones sociales en los años venideros.Por último, la independencia política no supuso la independencia económica. El dominio español fue sustituido por la constante intromisión de Gran Bretaña y Estados Unidos, que fueron los primeros en reconocer a las nuevas naciones.

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