LAS TRANSFORMACIONES ECONOMICAS Y SOCIALES DEL SIGLO XIX
LAS DESAMORTIZACIONES Y LA AGRICULTURA
Las desamortizaciones son expropiaciones realizadas por el Estado de bienes pertenecientes a la iglesia y a los municipios y su posterior venta en subasta pública. Con las desamortizaciones el Estado pretende liberar el comercio de productos agrarios, armar un ejército para combatir contra el carlismo, sanear la hacienda y conseguir que los compradores fuesen particulares. La primera desamortización en España fue llevada a cabo por Godoy en 1798 durante el reinado de Carlos IV. Posteriormente, durante las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal se produjeron nuevas desamortizaciones. A partir del reinado de Isabel II se realizaron por parte de políticos progresistas. En 1836, las desamortizaciones de Mendizábal pretendían hacer frente a la deuda pública, conseguir fondos para ganar la guerra carlista, y promover el acceso a la propiedad de los sectores burgueses para mejorar la producción; por lo que se vendieron las propiedades del clero regular. En 1841, Espartero nacionalizó y vendió los bienes del clero secular y los mansos de la iglesia. Pero diez años mas tarde se firma un Concordato con la iglesia en la que esta bendice las desamortizaciones y se paraliza lo que no se ha vendido además de la concesión de un sueldo a los eclesiásticos. Por último en 1875, Madoz lleva a cabo la venta de los bienes comunales y bienes eclesiásticos aun no desamortizados. Se recaudaron más fondos pero agravó mas la situación económica del campesinado puesto que se hicieron nuevos contratos durante las desamortizaciones que elevaron los impuestos. La desamortización pretendía la financiación del ferrocarril y la reducción de la deuda pública. Las desamortizaciones implicaron el mantenimiento casi completo de los bienes eclesiásticos, el surgimiento de grandes latifundios en el sur, la supresión de la Mesta y la aparición de políticas proteccionistas como la del cereal. Los campesinos no fueron los propietarios sino los antiguos señores.La agricultura durante el siglo XIX fue la actividad económica más importante al menos cuantitativa. A finales del siglo más de la mitad de la renta nacional se generaba en la agricultura. Los productos estrella de exportación española eran los cítricos. Las estimaciones parciales revelan un crecimiento modesto virtual al estancamiento de la agricultura hasta el último cuarto de siglo atribuido a factores geográficos, climáticos y culturales. El propietario de las tierras no estaba interesado en la modernización. Mas adelante llegaron nuevos mecanismos de Inglaterra. En 1890, el cereal, el olivo y la vid ocupaban el 90% de la tierra que producían. Existían un sector agrícola más prometedor, la agricultura frutícola y hortícola. En Asturias el cultivo principal era el de la manzana utilizada para la creación de sidra. El lento aumento de la productividad puede atribuirse a un marco natural poco favorable, pero sobre todo a una estructura de la propiedad que no fomentaba la mejora técnica. Es el caso de las pequeñas propiedades de la submeseta norte y Galicia, cuya producción era insuficiente para alimentar a una familiar, con lo cual toda la producción se destinaba al autoconsumo sin posibilidades de vender el excedente al mercado.
LA INDUSTRIALIZACION Y LOS TRANSPORTES
En la España del siglo XX, el proceso de industrialización sufrió un notable retraso con respecto a los países que lideraron la Revolución industrial. Sin embargo, y a pesar de que a comienzos del siglo XX la economía española siguiese siendo fundamentalmente agraria, algunas zonas de la Península iniciaron el camino hacia la industria moderna. En Cataluña, a partir de 1770, se había iniciado una incipiente manufactura textil, las fábricas de indianas, que a finales de siglo habían aumentado su producción y adoptando las primeras hiladoras mecánicas. Pero la Guerra de Independencia desarticulo los mercados y detuvo su expansión. Después del conflicto, el aumento de la producción se reanudo con rapidez ya que su principal mercado rea el del interior de España. Las medidas liberalizadoras de la producción y el mercado que establecieron los gobiernos liberales progresistas y muy especialmente la supresión de los privilegios gremiales aseguraron el libre ejercicio de la actividad industrial, y permitieron una rápida mecanización de la industria en lugares como Cataluña, que ya contaba con capitales y empresarios. Así, a mediados del siglo XIX, la industria textil catalana fue la que contribuyo a la industrialización de España. La industria se intentó poner a la altura de la inglesa. Tras la importación de maquinas de vapor, sucedió el fenómeno del ludismo que consiste en la destrucción de maquinas por parte de los obreros que las ven como las culpables de sus problemas, especialmente del paro. Uno de los movimientos más importantes fue el asalto a la plaza de la Plata en Barcelona.Los primeros intentos de crear una siderurgia moderna se desarrollaron en Málaga. De ese modo, la producción siderúrgica andaluza fue hegemónica en la Península durante treinta años. Sin embargo, esta primera tentativa fracaso por el uso de carbones vegetales ante la dificultad para adquirir carbón de coque. La existencia de yacimientos de hulla en Asturias convirtió a esta región en el centro siderúrgico de España entre 1864 y 1879. Aunque el volumen absoluto de la producción era reducido, la siderurgia de Asturias mantuvo su primacía hasta las últimas décadas del siglo XIX al ser la única zona de España que disponía de carbón mineral. Pero la llegada a Bilbao de carbón de coque gales significo la consolidación de la industria siderúrgica vasca. El poder calorífico del carbón gales y su precio reducido comporto la perdida de competitividad de las empresas asturianas. La consolidación del eje comercial entre Bilbao y Cardiff contribuyo a la industrialización de País Vasco.La construcción de la red ferroviaria en España se inicio en 1855, con la aprobación de la Ley General de Ferrocarriles. Anterior mente solo funcionaban las líneas de Barcelona-Mataró y Madrid-Aranjuez. La construcción de la rede ferroviaria se diferencio en tres fases: la primera gran expansión del trazado se realizo entre 1855 y 1866 y supuso una movilización de capitales, en la cual intervinieron compañías extranjeras; la crisis financiera de 1866 supuso un período de paralización de la construcción pero una vez finalizada se descubrió que los ferrocarriles producían unos beneficios muy escasos por lo que el valor de las acciones cayó; una nueva etapa constructiva se inicio a partir de 1873, completándose el trazado de la res que había quedado paralizado. La ley de 1855 consolidó una estructura radial de la red con centro en Madrid, fijó un ancho entre carriles, mayor que el de la mayoría de las líneas europeas y autorizo a importar libres de aranceles aduaneros todos los materiales necesarios para la construcción de la red ferroviaria.