Repercusiones de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa en España
España no participó en la Primera Guerra Mundial, pero sus efectos económicos y sociales se dejaron sentir en la grave crisis del sistema de la Restauración que se produjo en 1917. Provocó un acelerado crecimiento de la economía española que se dedicó a abastecer a los países beligerantes. Pero ese rápido crecimiento económico, además de originar una burguésía de nuevos ricos, dio lugar a una elevada inflación (aumento generalizado de los precios) y al desabastecimiento de algunos productos básicos, lo que provocó un sensible descenso del nivel de vida de las clases populares y sectores de las clases medias. Se produjeron motines y sublevaciones populares y una corriente de emigración desde el campo a la ciudad. Otra consecuencia de esta situación fue el crecimiento de la afiliación sindical, sobre todo de la CNT en Barcelona y la uníón de fuerzas de los dos principales sindicatos.
Por otra parte, la nueva situación de proveedores de los países beligerantes hizo que los propietarios de minas de carbón, los industriales del acero y armadores vascos y los magnates textiles catalanes experimentaran un ascenso que supuso el primer despegue importante de la industria española.
Los intereses agrarios siguieron siendo predominantes, pero los industriales ya no estaban dispuestos a tolerar su situación política de segundo orden.
La polarización económica, social y política terminó estallando en 1917.
A finales de 1917 llegaron a España las noticias de los sucesos de Rusia. Los acontecimientos parecían mostrar que la revolución estaba cada vez más cerca. Durante los años siguientes, 1918-1920, conocidos como el trienio bolchevique, las huelgas en el campo se sucedieron una detrás de otra.
En Barcelona se produjo en Enero de 1919 la huelga de La Canadiense, la compañía extranjera de electricidad que abastecía la ciudad. Barcelona quedó a oscuras durante una noche y los transportes de la provincia quedaron paralizados durante dos semanas. El éxito fue todavía mayor cuando, pocas semanas después, el Gobierno decretó la jornada laboral de ocho horas.
Por entonces, el número de afiliados de la CNT súperó los 700.000 en toda España, siendo mayoritaria en Andalucía, Cataluña, Levante y Aragón. La UGT no llegaba a un tercio de ese número.
Alarmados por el progreso sindical, la patronal catalana, con el apoyo de las autoridades militares (en particular del capitán general Martínez Anido), decidíó combatir a la CNT. Se crearon grupos de sindicatos libres, en realidad pistoleros a sueldo y gángsters, para asesinar a los sindicalistas más moderados. Los miembros más radicales de la CNT decidieron dar respuesta a estos asesinatos.
Como resultado, la CNT fue prácticamente desarticulada. La Ley de Fugas, que permitía abatir a los detenidos que supuestamente intentaban fugarse, convertía los asesinatos en ejecuciones legales sin juicio.
En 1921 un grupo de socialistas desgajado del PSOE funda el Partido Comunista de España (PCE), valedor del modelo revolucionario ensayado por Lenin en Rusia. Aunque tuvo escasa significación hasta la Guerra Civil, su aparición iba a consolidar la división tripartita del movimiento obrero como ocurría en todas partes.
La guerra de Marruecos
Tras la crisis del 98, y en el marco del imperialismo dominante en toda Europa, España intenta formar parte del nuevo orden mundial y centra su acción en el norte de África, pasando Marruecos a constituir el centro de su política exterior, aunque subordinada a los intereses de las grandes potencias europeas. El origen de la presencia española en el norte de África se encuentra en los acuerdos Franco-británicos de 1904.
Gran Bretaña deseaba mantener el control del estrecho de Gibraltar, por lo que veía con malos ojos la posibilidad de que una potencia militar fuerte como Francia controlara la costa norte marroquí, mientras que España, por ser una nacíón débil, resultaría menos peligrosa en el lado africano del estrecho. En los Acuerdos Franco-británicos de 1904 ambas potencias reservaron a España una pequeña zona al norte de Marruecos con centro en el Rif, habitada por cabilas o tribus de bereberes hostiles a la presencia extranjera. Posteriormente, en la Conferencia de Algeciras de 1906, todos los estados europeos y EE.UU. Reconocieron los acuerdos de 1904 y confirmaron los derechos de franceses y españoles sobre Marruecos. En 1912, un nuevo tratado con Francia sienta las bases del Protectorado Franco-español en Marruecos.El gobierno español quería garantizar la seguridad de Ceuta y Melilla y explotar la riqueza minera marroquí. La porción de Marruecos adjudicada a España era montañosa, su valor económico era escaso y no había vías de comunicación. El protectorado se dividía en dos zonas separadas entre sí (la occidental, con base en Ceuta y la oriental, en Melilla). El principal objetivo consistía en unir ambas zonas mediante el dominio de la bahía de Alhucemas. Sin embargo, la política seguida por los gobiernos españoles fue poco clara e incluso incoherente. Por otra parte, la guerra era impopular entre los obreros y las clases medias y dividía al ejército. La ocupación militar del territorio fue muy lenta. En 1909 los indígenas atacaron el ferrocarril construido cerca de Melilla para explotar los yacimientos de mineral. Las tropas españolas desplegadas para proteger el ferrocarril fueron derrotadas en el Monte Gurugú y en el Barranco del Lobo.
La repercusión más significativa de estos acontecimientos fue la «Semana Trágica».
El embarque de reservistas en el puerto de Barcelona fue su detonante. El ejército sofocó la insurrección con gran dureza (116 muertos, 300 heridos, 17 condenas a muerte, etc.). La represión culminó con la condena a muerte del pedagogo anarquista Francisco Ferrer y Guardia, inculpado, injustamente, como inductor y jefe de la insurrección. El proceso desencadenó una campaña política nacional e internacional que tuvo como consecuencia la destitución como jefe de gobierno de Antonio Maura.
Los avances a partir de entonces fueron lentos y el Ejército español se mostró incapaz de dominar la zona. El problema principal era que los tres enclaves que España poseía (Melilla, Ceuta y Larache) estaban aislados entre sí.
Finalmente, en 1921, el ejército colonial fue derrotado en Annual por indígenas dirigidos por Abd el-Krim:
Murieron 12.000 soldados, se perdieron gran parte de los territorios conquistados y llegó a peligrar la ciudad de Melilla. La causa del desastre estuvo fundamentalmente en la ineptitud de los generales. Annual se convertirá en uno de los motivos argumentados por Primo de Rivera para justificar el golpe de 1923.
Primo de Rivera aprovecharía el ataque de las tropas de Abd el-Krim contra la zona francesa del Protectorado para concertar una colaboración con Francia.
El ejército francés atacó por el sur y nuestras tropas desembarcaron en Alhucemas (1925) para sorprender por la espalda al enemigo; la operación fue un éxito, Abd el-Krim se rindió y se completó la ocupación total de la zona marroquí.
La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
A partir de la crisis de 1917, la inestabilidad política del sistema fue la norma y los conflictos sociales y la violencia social cada vez más graves y habituales. A ello se sumó la agudización del problema de Marruecos y el recrudecimiento de la cuestión de los nacionalismos. La salida a este estado de cosas fue el régimen dictatorial de Miguel Primo de Rivera.Otro factor a tener en cuenta era el contexto internacional.
En 1923 se había instaurado el régimen fascista de Mussolini en Italia, había fracasado el primer intento del Partido Nacionalsocialista de Hitler de tomar el poder, en Europa retrocedían las democracias y crecía el número de gobiernos autoritarios. Es en este contexto, en el que va a producirse el Golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera.
El 12 de Septiembre de 1923 el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera da un Golpe de Estado en Barcelona. El golpe contó con el apoyo de la patronal, de la Iglesia, del rey y del ejército. La pasividad de la mayor parte de la opinión pública fue la tónica general. Incluso la UGT y el PSOE colaboraron con él en los primeros momentos. Solo la CNT y el PCE fueron declarados ilegales y sufrieron la represión del régimen.Los objetivos del golpe militar se expónían en un Manifiesto: acabar con el viejo sistema político surgido en 1875, solucionar definitivamente el problema marroquí, garantizar el orden público y terminar con el separatismo.Durante la primera etapa, el Directorio Militar, la dictadura se presenta como un régimen transitorio y un gobierno constituido totalmente por generales. No se derogó la Constitución de 1876, pero se suspendíó su vigencia. Primo, como presidente de un Directorio integrado por militares, concentraba en sus manos todos los poderes; el resto de los generales del Directorio sólo le asesoraban en tareas de gobierno. El Directorio disolvíó las Cortes, prohibíó las actividades de los partidos políticos y los gobernadores civiles fueron sustituidos por militares.
Para restaurar el orden público se instauró el estado de guerra y el somatén (milicia urbana creada en Cataluña para luchar contra la subversión obrera) se extendíó a toda España. Primo de Rivera trató de crear un partido, a imitación del partido único fascista italiano, la Uníón Patriótica, pero no consiguió que fuera un partido de masas a la manera de los partidos italiano o alemán.
Para acabar con el nacionalismo, Primo de Rivera disolvíó las Diputaciones catalanas y la Mancomunidad y prohibíó las manifestaciones públicas de los símbolos nacionalistas,como el uso de la lengua y las banderas catalanas.
El éxito del desembarco de Alhucemas en 1925 supuso la derrota de Abd el Krim y la pacificación del protectorado de Marruecos.
En 1925, una vez superado el problema de Marruecos, aprovechando el mejor momento para la Dictadura, Primo intentó institucionalizar su régimen. Para ello propuso al rey un gobierno de civiles que él mismo presidiría. Este gobierno, conocido como Directorio Civil supónía una cierta vuelta a la normalidad, puesto que el ejército volvía a los cuarteles, pero la Constitución y las libertades seguían suprimidas.El siguiente paso en el proceso de institucionalización de la Dictadura se realizó mediante la formación de una Asamblea Nacional Consultiva (equivalente a un Parlamento), constituida en 1927. Su representación era corporativa y de forma directa o indirecta, la Asamblea había sido elegida por el propio gobierno. El Directorio Civil y su intento de institucionalizar la Dictadura fue un fracaso.La Dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional de los años 20. Fueron años de política nacionalista y de dirigismo estatal que combinaron la intervención estatal con un impulso al desarrollo industrial de ciertos sectores.La Dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos sociales mediante la intervención del Estado, la integración de los sectores moderados del movimiento obrero y la represión de las organizaciones más radicales. A este fin se creó la Organización Corporativa Nacional.
Se trataba de una imitación del modelo corporativo italiano llevado a cabo por MussoliniLo cierto es que la Dictadura no resolvíó los problemas, sólo los aplazó;
Por eso emergieron de nuevo con fuerza después de 1929.
A partir de entonces, crecíó el número de opositores al régimen. Fue importante la oposición de la Federación Universitaria Escolar (FUE).
Reaparecieron los conflictos sociales y las huelgas, los mandos del ejército comenzaron a retirar su apoyo al dictador así como Alfonso XIII y el general dimitíó en Enero de 1930 (se exilió a París y murió dos meses después). Primo de Rivera había gobernado de un modo tan personalista e improvisado que le hacía culpable ante la opinión pública de todos los fracasos de su régimen.
Causas de la proclamación de la Segunda República. Las dificultades económicas de los años 30
Después de la renuncia de Primo de Rivera, el rey nombró jefe de gobierno al general Dámaso Berenguer (procesado años antes por su responsabilidad en el desastre de Annual), con la idea de retornar al sistema de la Restauración.
Esto supónía una anacrónica vuelta al pasado que ya resultaba inaceptable.
La monarquíahabía quedado implicada con la dictadura, lo que hizo que la causa republicana ganase adeptos, apoyada por los intelectuales. Representantes de todas las fuerzas antidinásticas se pusieron de acuerdo en el llamado Pacto de SanSebastián (Agosto de 1930) para terminar con la monarquía. De este pacto salíó elegido un Comité Revolucionario para conseguir el cambio de régimen, mediante un alzamiento militar apoyado por civiles. Los socialistas deciden participar en la acción organizando una huelga general que debía respaldar la acción militar. Se produjo así un intento de pronunciamiento por parte de militares republicanos en Jaca y Cuatro Vientos. Fracasa y sus autores son fusilados o huyen.
En Febrero de 1931 el almirante Aznar sustituye a Berenguer al frente del gobierno y se convocan elecciones municipales para el mes de Abril.
Estas elecciones se convirtieron en un auténtico plebiscito en torno a la cuestión de la forma de gobierno: o monarquía o república. Los candidatos republicanos y socialistas triunfaron en todas las grandes ciudades, convirtiéndose en una prueba concluyente del rechazo contra la monarquía. Alfonso XIII abandona España y el 14 de Abril de 1931 se proclama la II República.
Un gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora asumíó el poder de manera interina.
El inicio de la República coincidíó con la fase más grave de la depresión económica mundial, iniciada con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en Octubre de 1929. Aunque esta crisis incidíó de manera más débil en la economía española que en otros países occidentales, debido a la reducida relación de nuestra economía con el mercado internacional, imposibilitó el crecimiento económico, ya que toda la economía mundial entraría en una profunda recesión. Asimismo, la crisis paralizó la emigración a América, que constituía una válvula de escape para el paro crónico de algunas regiones españolas.
En cualquier caso, la crisis agravó los ya tradicionales problemas internos de la economía española:
Paro agrícola, déficit de la balanza comercial, escasa competitividad internacional, etc. El aumento generalizado de los salarios que decretó el gobierno del primer bienio, aunque elevó la renta de los trabajadores y con ello la demanda de bienes de consumo, no se correspondíó con un aumento de la productividad e hizo descender los beneficios empresariales. Esto dio lugar a un aumento del descontento y la desconfianza de empresarios industriales y propietarios agrícolas. Como consecuencia, la inversión privada tuvo un hundimiento espectacular.
Por último, el gobierno optó por una política orientada a disminuir el gasto público para reducir el déficit heredado de la dictadura. Pero la disminución de la inversión pública tuvo repercusiones desastrosas sobre los sectores de bienes de inversión (siderurgia, construcción naval y de maquinaria, etc.), al reducirse simultáneamente la inversión pública y la privada.
El inicio de la República coincidíó con la fase más grave de la depresión económica mundial, iniciada con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en Octubre de 1929. Aunque esta crisis incidíó de manera más débil en la economía española que en otros países occidentales, debido a la reducida relación de nuestra economía con el mercado internacional, imposibilitó el crecimiento económico, ya que toda la economía mundial entraría en una profunda recesión. Asimismo, la crisis paralizó la emigración a América, que constituía una válvula de escape para el paro crónico de algunas regiones españolas.
En cualquier caso, la crisis agravó los ya tradicionales problemas internos de la economía española:
Paro agrícola, déficit de la balanza comercial, escasa competitividad internacional, etc. El aumento generalizado de los salarios que decretó el gobierno del primer bienio, aunque elevó la renta de los trabajadores y con ello la demanda de bienes de consumo, no se correspondíó con un aumento de la productividad e hizo descender los beneficios empresariales. Esto dio lugar a un aumento del descontento y la desconfianza de empresarios industriales y propietarios agrícolas. Como consecuencia, la inversión privada tuvo un hundimiento espectacular.
Por último, el gobierno optó por una política orientada a disminuir el gasto público para reducir el déficit heredado de la dictadura. Pero la disminución de la inversión pública tuvo repercusiones desastrosas sobre los sectores de bienes de inversión (siderurgia, construcción naval y de maquinaria, etc.), al reducirse simultáneamente la inversión pública y la privada.