2.5. Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad estamental
El feudalismo es el régimen político, económico y social que predomino en Europa durante la Edad Media. Surgíó a lo largo de la Alta Edad Media ante la situación de conflicto permanente y la necesidad de defender el territorio.
Los reyes ofrecieron a la nobleza la propiedad de feudos o territorios con la obligación de protegerlos y la capacidad para explotarlos económicamente y de ejercer el gobierno sobre sus habitantes. A cambio, los nobles se convertían en vasallos del rey, cuya obligación era ofrecer ayuda económica y apoyo militar en caso de que fueran requeridos. Los grupos populares buscaron protección asentándose en el territorio de un señor noble o eclesiástico y ofreciendo a cambio su trabajo y manutención. Con el tiempo, esta relación se hizo obligatoria y heredada, convirtiéndose en siervos, no pudiendo abandonar la tierra que trabajaban.
La organización política de los reinos europeos durante la Edad Media fue la monarquía feudal. En ella los monarcas eran considerados los depositarios del poder y los poseedores del territorio, pero su capacidad de gobierno se veía limitada en la práctica por el poder de la nobleza dentro de sus propios señoríos. En los núcleos de resistencia cristianos, las primeras monarquías fueron de carácter electivo. A la muerte de un rey, un consejo de notables formado por miembros de la alta nobleza y el clero, decidían por acuerdo a su sucesor. Con la evolución y consolidación de los reinos cristianos, los monarcas fueron ampliando su poder frente a la nobleza designando al heredero que debería sucederles a su muerte Así se consolidaron las monarquías hereditarias, que van a predominar en Europa a finales de la Edad Media
La organización política de los reinos europeos durante la Edad Media fue la monarquía feudal. En ella los monarcas eran considerados los depositarios del poder y los poseedores del territorio, pero su capacidad de gobierno se veía limitada en la práctica por el poder de la nobleza dentro de sus propios señoríos. En los núcleos de resistencia cristianos, las primeras monarquías fueron de carácter electivo. A la muerte de un rey, un consejo de notables formado por miembros de la alta nobleza y el clero, decidían por acuerdo a su sucesor. Con la evolución y consolidación de los reinos cristianos, los monarcas fueron ampliando su poder frente a la nobleza designando al heredero que debería sucederles a su muerte Así se consolidaron las monarquías hereditarias, que van a predominar en Europa a finales de la Edad Media
A partir del Siglo XII, a las sesiones de la Curia Plena se fueron incorporando representantes de las ciudades del reino, necesarios debido al floreciente desarrollo artesanal y agrícola, y para actuar como contrapeso a la influencia de la nobleza. La primera Curia Plena de este tipo se realizó en León en 1188. A partir de entonces, las reuniones plenarias pasaron a denominarse Cortes. En Cataluña, las primeras Cortes se convocarían en 1214 y en Aragón en 1247. Las Cortes eran convocadas por el rey, y a ellas acudían representantes de los tres estamentos o clases sociales del reino: nobleza, clero y burguésía o habitantes de las ciudades. Su función era servir como lugar de presentación de peticiones y quejas, atender las consultas del rey sobre asuntos importantes, sancionar las leyes promulgadas por el monarca y votar el cobro de impuestos para cubrir los gastos de la política real.
El territorio de los reinos cristianos quedó divido en señoríos. El régimen señorial establecía la propiedad de un territorio a manos de un miembro de la nobleza o del clero, incluyendo sus habitantes y recursos naturales. Estos señoríos eran entregados por el rey, y según el tipo de concesión, podían ser territoriales o jurisdiccionales. En un señorío territorial, el señor era propietario de la tierra y su producción, que explotaba con sus propios vasallos o arrendando la tierra a otros campesinos. Estos señoríos quedaban adscritos a una familia y se heredaban. En un señorío jurisdiccional, el señor podía explotar la tierra y, además, ejercer justicia sobre sus habitantes. Las Comunidades o Concejos, por otro lado, fueron creadas por el rey a partir de la concesión de un Fuero o leyes a un grupo de campesinos para organizar y gestionar un territorio de manera autónoma al domino señorial.
La sociedad medieval estuvo marcada por el régimen feudal y señorial. Este sistema creó un modelo social rígido, marcado por los lazos de vasallaje y dependencia entre las diferentes clases sociales, denominado sociedad estamental. Los estamentos eran clases sociales cerradas a las que se pertenecía por nacimiento y que contaba con unos derechos y unas obligaciones concretas. Existían tres estamentos, divididos en privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados (trabajadores o campesinos). Fuera de la sociedad quedaron los judíos y mudéjares, musulmanes que vivían en territorio cristiano.
Debido a su religión, vivían apartados en aljamas o barrios propios, y sus derechos y libertades quedaron muy limitados. Los judíos se dedicaron a la artesanía especializada y el comercio, mientras que los mudéjares eran en su mayoría pequeños artesanos y agricultores.
La nobleza o bellatores, los que luchan, eran propietarios de tierras y su actividad principal era la guerra. Contaban con importantes privilegios, como los señoríos y exenciones fiscales, no pagan impuestos, y jurídicas, eran juzgados con un código propio. La herencia se realizaba a través del mayorazgo, lo que otorgaba todas las tierras y propiedades al hijo primogénito, sin que éstas pudieran ser repartidas, vendidas o arrebatadas.
El clero, u oratores, los que rezan, también podían ser propietarios y su actividad principal era interceder ante Dios por medio de la Iglesia. Al igual que la nobleza, no pagaban impuestos y contaban con sus propios tribunales. Aunque los miembros del clero no podían heredar, la Iglesia recibía numerosas donaciones, lo que incrementaba constantemente su patrimonio. Para garantizar su manutención también poseían derechos como el diezmo, una décima parte de la cosecha, y la primicia, los primeros frutos de cada cosecha.
Los trabajadores, o laboratores, debían pagar impuestos para mantener al grupo privilegiado. Su estatus varíó mucho en los reinos cristianos. En las ciudades, trabajaban como artesanos y mercaderes o comerciantes. En el campo, podían ser villanos, o campesinos libres y siervos, adscritos a la tierra y bajo la autoridad de un señor.