En el Siglo XIX se desarrolla de forma paralela al Neoclasicismo un nuevo modelo de arte, el Romanticismo, una corriente muy unida al liberalismo1 y al nacionalismo2. Esto se debe a que proporcionará una base artística a estos dos movimientos, impulsando la nacíón y el nacionalismo a través de plasmaciones artísticas que refuercen los vínculos de unidad entre los ciudadanos, plasmando imágenes y relatos que fomenten la uníón entre los mismos. Esta corriente, a nivel artístico, surge como oposición al Neoclasicismo, debido al gran peso de las academias, ya que establecían rigurosas normas que limitaban la expresividad de los artistitas. Es por ello que sus miembros defenderán esta corriente como una que está libre de ataduras, potenciándose el desarrollo de cada artista. Al estar unido al artista, el Romanticismo defiende la libertad del individuo, una libertad que va asociada al plano político y que se plasmará en las obras que se realicen. 

Finalmente, en el caso de pintura observamos que se van a desarrollar dos tendencias artísticas: en primer lugar, una paisajística que predomina en el norte de Europa, principalmente en Inglaterra y Alemania. En ella se muestra el poder de los fenómenos naturales que hace palidecer al ser humano. Se representan tempestades y tormenta, como la Tormenta de nieve de J.M.W. Turner o paisajes abrumadores, como en el caso del Caminante sobre el mar de nubes de Caspar David Friedrich. La segunda corriente es la historicista y está muy ligada a los movimientos liberal y nacionalista, ya que muestra episodios nacionales que el pueblo ha de recordar. Un caso destacable es Delacroix y su libertad guiando al pueblo o en el caso español, Gisbert, con obras historicistas y realistas como los Comuneros, el fusilamiento de Torrijos o Amadeo I frente al sepulcro de Prim. En ambas tendencias podemos observar como el movimiento, el dramatismo y la expresividad vuelven a desempeñar un papel importante. 

En el caso de la arquitectura podemos destacar el espíritu de libertad que poseen los arquitectos, la cual los llevará a desarrollar nuevos modelos arquitectónicos inspirados en artes de épocas anteriores. Esto dará lugar a la corriente de los revivals, ya que los arquitectos buscan inspiración en otros artes, surgiendo nuevos como el Neorrománico (con ejemplos como la catedral de Marsella), Neogótico o el Neomudéjar, los cuales adaptan tradiciones arquitectónicas a los nuevos materiales y modos de construcción. El caso del Neogótico será uno de los más importante, especialmente en Inglaterra. En esta regíón podemos encontrar obras importantes como el Palacio de Westminster, en el cual se unen elementos arquitectónicos góticos a formas constructivas nuevas.  En España será importante el Neomudéjar, un arte en el que el ladrillo será vital. Ello dará lugar a obras como la plaza de toros de las Ventas, la catedral de Teruel, el Círculo de Contribuyentes de Alcalá o el Teatro Falla.

En el plano escultórico se observan pocas novedades, ya que se siguen empleando los cánones clásicos. Aun así, si hay diferencia con respecto al Neoclasicismo: al contrario de las esculturas de aquel periodo, las de este ganan en expresividad de las emociones, lo que se traduce en expresiones faciales que se alejan del hieratismo neoclásico. Del mismo modo, también se ahonda en el movimiento. En ambos casos se busca con ello enfatizar situaciones y emocionar al espectador. Podemos observar temáticas nacionales y liberales, como los relieves que aparece en el arco de Napoleón, los cuales simbolizan la voluntad nacional y puede apreciarse el movimiento y la expresividad de los representados. La temática religiosa no se abandona. Podemos observar la Virgen velada de Giovanni Straza (de inspiración de Corradini), que muestra un gran dominio del trabajo del mármol y del perfeccionamiento de los pliegues y la anatomía.

La restauración de la dinastía Borbón​   Caos e inestabilidad de la República; dictadura del general Serrano 1874​   Descontento de la burguésía: búsqueda de otras opciones​   Los alfonsinos: Cánovas del Castillo​   Golpe de Estado del general Martínez Campos en Sagunto en favor de Alfonso​   Manifiesto de  Sandhurst: Cánovas en nombre del pretendiente Alfonso XII

Alfonso llega a España en Enero de 1875: comienza la Restauración​   La creación de un nuevo sistema: Cánovas y el turnismo​  Lo único que se debía preservar: Monarquía y Cortes​  Lo único que se necesitaba: bipartidismo estable al estilo inglés: Partido liberal de Sagasta y conservador de Cánovas​   El mecanismo: la genérica Constitución de 1876 y el turnismo​   La falsa democracia​

Oligarquía, gobernadores y caciques​   Elecciones amañadas: votan hasta los muertos​   Turno pacífico entre gobiernos​   Pucherazo ​   El resultado: una falsa sensación de democracia y una estabilidad trucada

La llega de Alfonso XIII​

1902: Alfonso se convierte en mayor de edad​

Nuevo periodo marcado por el protagonismo de regeneracionismo y del ejército.​

Los primeros 9 años. Sucesión de diez gobiernos turnistas sin poder solucionar lo problemas del país​

Problemas: atentados terroristas anarquistas​

nacionalismos​

1909: gobierno de Maura: el fin del turno pacífico: la semana trágica y la uníón de los liberales a las protestas contra los conservadores.​

El turno de partidos se va produciendo sin éxito en las medidas​

La primera Guerra Mundial: la neutralidad española y sus beneficios mal aprovechados​