I. LA SITUACIÓN DE LA AGRICULTURA ESPAÑOLA EN EL S. XIX.-
Según el Censo de Godoy de 1797, el 80 % de la población activa trabajaba en la agricultura. Esta tenía muchos lastres:: mediocres rendimientos por hectárea ; uso del arado romano, aunque las mulas sustituyen a los bueyes, que araban más rápido pero menos profundo. Los latifundios siguen dominando en
Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía, y sus dueños no están interesados en invertir, sino solo en mantener sus rentas. Por contra, los minifundios resultaban insuficientes para alimentar a una familia. El vino y sus derivados eran los principales productos de exportación, destacando los vinos de Jerez, cuyo desarrollo fue espectacular en la década de 1870, debido a la epidemia de filoxera -insecto parásito de la vid- de los viñedos franceses que multiplicaron por 10 las exportaciones de vino español.
Los estados señoriales estaban sujetos a mayorazgo, una institución creada por los RR.CC. En las Corte de Toro
(1505), según la cual as propiedades de un señor debían pasar intactas a su hijo primogénito quien, a su vez, no
podía venderlas o enajenarlas, para evitar así la fragmentación de las posesiones de los grandes nobles.
Campesinos propietarios de tierras y ganados -grandes o pequeños- que a menudo arrendaban sus fincas a otros
campesinos. En Cataluña, practicaban también el mayorazgo («hereu), por la cual las tierras familiares pasaban
íntegramente al hijo mayor.
Los campesinos arrendatarios, como los enfitéutas catalanes y foreros gallegos, que arrendaban tierras por
períodos amplios (tres vidas, o la vida de 3 reyes) a cambio de un censo o renta fija. Por el contrario, en Castilla y
Andalucía dominan los arrendamientos a corto plazo (2,3, 5 años), con lo cual aumentan cada poco tiempo,
trabajados por los pelentrines.
Jornaleros y pelentrines andaluces. La peor situación se vivía en Andalucía. Los grandes latifundistas
arrendaban sus tierras a arrendatarios que cultivaban las mejores tierras del ruedo o alfoz mediante jornaleros.
Según Pablo de Olavide, los jornaleros andaluces eran los hombres más pobres y desgraciados de la Tierra. Las
tierras de peor calidad eran subarrendadas a campesinos que poseían algún animal de trabajo y aperos de labranza
(pelentrines) mediante contratos a corto plazo y rentas muy elevadas
2. LAS REFORMAS NECESARIAS DE LA AGRICULTURA.- Por todo ello, eran necesarias reformas estructurales
para lograr una Revolución agrícola, siguiendo el modelo británico. La labor de Estado liberal fue garantizar la a
propiedad privada y aumentar el nº de propietarios, mediante 3 medidas diferentes: la abolición de los señoríos; la
desvinculación de los mayorazgos y la desamortización de los bienes eclesiásticos, municipios y otras "manos muertas".
Con estas medidas, se trataba de liberalizar las tierras, romper las ataduras que impedían su venta y acabar con la
preponderancia económica de la Iglesia y lograra el desarrollo del capitalismo en la agricultura
LAS DESAMORTIZACIONES Y DESVINCULACIONES del Siglo XIX se desarrollan en varias fases:
La desamortización de Godoy (1798-1808)
La desamortización de José I (1808-1813)
Las medidas desamortizadoras de las Cortes de Cádiz
Medidas desamortizadoras Trienio Liberal (1820-23)
La desamortización de Mendizábal (1836-1851)
La desamortización del gobierno progresista de José Mª Calatrava (1836-1837), continuada en a Regencia de Espartero (1840-43)
La desamortización de Madoz (1855-1924)
1. LA DESAMORTIZACIÓN DE GODOY (1798-1808) fue una desamortización eclesiástica. Estas tierras fueron vendidas en pública subasta y podían ser pagadas, al menor en parte, con vales reales. Entre 1798 y 1808 se puso en venta 1/6 de las propiedades eclesiásticas de la Corona de Castilla por un valor no bien conocido , lo que sirvió para amortizar gran parte de los vales reales. Las tierras fueron compradas por ricos comerciantes y terratenientes y no por los labradores, al carecer éstos del dinero necesario para la subasta.
2.. Durante la Guerra de Independencia ambos bandos continuaron la desamortización eclesiástica
José I mando suprimir las órdenes regulares mendicantes (agost 1809), como los trinitarios, dominicos, carmelitas
y mercedarios; y confiscó sus renntas para abastecer al ejército y los gastos de guerra de las tropas francesas.
Las Cortes de cádiz, además de la C. De 1812, promulgaron una serie de leyes que pretendían desvincular los bienes de la
nobleza y desamortizar los bienes eclesiásticos y municipales. Los principales hitos fueron:
La ley de Señoríos de 6 de Agosto de 1811, que suprimíó los señoríos y los privilegios de los señores, como sus
tribunales especiales, el nombramiento de las autoridades municipales o el cobro de rentas señoriales. Incluso se prohíbe
el uso de los términos señor y vasallo. Pero dominará la interpretación del art.
El decreto de 4 de Enero de 1813 expropió las tierras de los conventos con menos de 12 frailes, y establece la la
venta de baldíos y comunales.
Un decreto de Febrero de 1813 que nacionalizó los bienes raíces de los afrancesados, jesuitas, los de la orden Militar
de San Juan de Jesusalén ( o de los caballeros hospitalarios) , y los conventos suprimidos o destruidos por la guerra.
Sin embargo, durante el Sexenio Absolutista (1814-1820), Fernando VII invalidó todas las leyes de las Cortes de
Cádiz: devolvíó a los conventos la totalidad de los bienes confiscados y restablecíó el Régimen señorial.
3. Durante el TRIENIO LIBERAL (1820-1823), podemos distinguir dos fases:
El gobierno de los doceañistas o moderados (1820-1822), presididos por Martínez de la Rosa llevó a cabo la «Ley de
reforma de comunidades religiosas» (1820), que suprimíó los conventos y colegios de las órdenes militares (Santiago,
Calatrava, Montesa y Alcántara) y prohibíó fundar nuevas casas religiosas o aceptar nuevos miembros. Junto a ello ,
facilito la compra de bienes enejenados a los menos favorecidos económicamente
En el gobierno de los veinteañistas o exaltados, entre 1822 y 1823, destacó una nueva expulsión de los jesuitas y la
venta de tierras de los conventos de menos de 24 frailes.
4. LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL(1836-1851). Durante el gobierno progresista de Mendizábal
(sep.1835-may1836), la principal medida fue la desamortización de bienes eclesiásticos, a través de 3 decretos: la
Supresión de órdenes religiosas de frailes y monjas ( oct 1835), excepto los dedicadas a la enseñanza, la beneficencia y
las misiones en Filipinas; la ley de 19 de Febrero de 1936 que nacionalizó estos bienes, que pasan a propiedad del estado y
su posterior venta en subasta pública, no solo las tierras, sino también casas, monasterios y conventos y sus enseres,
incluidas obras de arte y libros.
Su objetivo era triple: obtener dinero para saldar la enorme deuda pública del estado, pagar una leva de 100.000 hombres
para poner fin a la 1ª Guerra Carlista y atraerse a la burguésía las filas liberales.
Los Resultados:
A) Afectó a 15-20% de las tierras cultivadas del país, porcentaje muy superior a la Ley de Reforma Agraria de la II
República.
B) Las tierras fueron adquiridas por la burguésía enriquecida. Por ello, aumentó el nº de latifundistas y
terratenientes, y los que ya lo eran (por ejemplo el duque de Alba aumentan sus propiedades.
c) El Estado obtuvo 327 millones de reales en metálico y 4.224 millones, en títulos de la deuda del estado, pero sólo fue
un parche que permitíó financiar la guerra carlista y saldar una parte de la Deuda Pública.
D) Mendizábal mandó a la calle a más de 30.000 frailes. Ello provocó la ruptura de las relaciones diplomáticas
entre España y la Santa Sede. La cuestión se resolvíó con el Concordato con la Santa Sede de 1851 por el cual se
pone fin a la desamortización.
5.Las MEDIDAS DE JOSÉ MARÍA CALATRAVA (1836-1837)
Tras el Motín de la Granja de 1836, se formó un nuevo gabinete de Liberales Progresistas (1836-1837), presidido por
José Mª Calatrava, quien nombró a Mendizábal ministro de Hacienda. Ambos pusieron de nuevo en marcha algunas leyes
del Trienio Liberal:
-La ley de señoríos de 16 de Agosto de 1837, que recupera la ley de 1811.
-Continua la desamortización eclesiástica (Julio 1837) que expropió ahora las propiedades del clero secular, es decir, los
bienes de catedrales e iglesias.
-La desvinculación de los mayorazgos de 1837, que permite a los nobles vender sus tierras libremente. A partir de
esta ley, enormes extensiones de tierras salieron al libre mercado.
6. La DESAMORTIZACIÓN DE Madoz (1854-1924).-
Las desamortizaciones se interrumpieron durante la Década Moderada (1844-1854), pero todo cambió durante el Bienio
progresista (1854-1856).
Destacó la ley de desamortización general de 1 de Mayo de 1855, apadrinada por Pascual Madoz, ministro de hacienda.
Su venta se prolongó hasta 1924, con el Estatuto municipal de Calvo Sotelo
Los objetivos fueron lograr el desarrollo político (enriquecimiento de los terratenientes y la burguésía agraria favorable al
régimen liberal) y el desarrollo económico, es decir, sanear la hacienda y potenciar obras públicas y el ferrocarril.
El procedimiento de venta fue una copia del de Mendizábal con algunas diferencias: Los pagos debían hacerse en
metálico (art. 6) y solo en casos excepcionales en títulos de la Deuda pública (de acuerdo con su cotización del día
anterior).
El dinero obtenido se dedicó a la expansión del ferrocarril. Los propietarios serían indemnizados con títulos de la
deuda pública, con una detracción del 20% para el Estado.
Los Resultados de desamortización de Madoz tuvieron varias vertientes:
a) El año 1855 fue el de más ventas en todo el siglo. La Iglesia protestó y el gobierno rompíó las relaciones con el Vaticano y se prohibieron los periódicos católicos.
B) Duplicó en volumen y valor a la de Mendizábal (con cerca de 8.200 millones de reales)
c) La burguésía, formada por comerciantes, hombres de negocios, profesionales liberales, fue la gran beneficiaria, ya
que compró la fincas más caras
D) Por contra, el campesinado pobre fue el gran perjudicado: Madoz dispuso la cesión gratuitas de algunas suertes
de propios y comunales a los vecinos.
E) Provocó la quiebra de las haciendas municipales
F) Solo en Asturias, Galicia y el levante con dominio del minifundismo, muchos colonos lograron incrementar sus
propiedades
G) Hubo un aumento de la superficie cultivada y por tanto, de la producción, pero no tanto de la productividad
H) Significó la ruina total de las órdenes religiosas
De 1856 a 1858 estuvo parada la desamortización. El Octubre de 1856 de Narváez suspendíó su aplicación, pero se
reanudó dos años después, en Octubre de 1858, con Leopoldo O'Donnell como del Presidente de Consejo de Ministros.
Desdee entonces, las ventas no cesan hasta fin de Siglo XIX. El Estatuto Municipal de José Calvo Sotelo de 1924
derogó definitivamente la desamortización de Madoz.
Desamortización de Mendizábal
Desamortización de Madoz
LAS CONSECUENCIAS DE LAS DESAMORTIZACIONES.
1. Consecuencias económicas. A lo largo de Siglo XIX pasaron a manos de particulares 19 millones de ha, es decir, el
39% de la superficie nacional. Pero, según Jordi Nadal, no se intento una verdadera reforma agraria, sino conseguir
dinero para los planes del estado: eliminar la deuda pública, ganar la guerra carlista, la expansión del ferrocarril, etc.
-Las tierras no se repartieron entre los menos favorecidos. Fueron compradas por la burguésía terrateniente,
funcionarios, comerciantes, militares.
-Ya en el Siglo XIX, las desamortizaciones fueron criticadas: Flórez Estrada (economista y ministro) en 1836 y Claudio
Moyano.
2. Consecuencias sociales. Supuso la ruina total de las órdenes religiosas, y el clero secular pasó a depender de la
«dotación de Culto y Clero».
-La gran nobleza mantienen sus grandes latifundios, y junto a ella crecíó una nueva clase de grandes terratenientes,
formada por la burguésía enriquecida que invirtió su dinero o títulos de la deuda en tierras (en lugar de inversiones
industriales).
-Los pequeños campesinos salen muy perjudicados con la pérdida de bienes comunales tras la D.De Madoz y el
endurecimiento de las condiciones de arrendamientos.
Se consolidó un proletariado agrícola de jornaleros con muy malas condiciones de trabajo, de tipo estacional.
3. Consecuencias culturales Destaca la pérdida de obras de arte, y la desaparición de escuelas parroquiales y
conventuales que provocó una tasa de analfabetismo del 70%.