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El Bienio reformista incluye los años 1931-1933 a partir de la aprobación de la Constitución de 1931, en Diciembre. El Presidente de la República, Alcalá Zamora (Republicano de derechas, católico) encargó a Manuel Azaña (Republicano de Izquierda) la formación de un gobierno, y optó por la alianza con los socialistas.
El bienio se caracterizó por una política reformista para democratizar y modernizar el país, continuando la labor iniciada en el gobierno provisional. Estas reformas son:
Reformas laborales: llevadas a cabo por el ministro socialista Largo Caballero. Destaca la Ley de Contratos de Trabajo que regulaba la jornada laboral en ocho horas, el trabajo de mujeres y niños y la duración de los contratos buscando proteger al trabajador; la Ley de Jurados Mixtos que estarían constituidos por patronos y trabajadores con la misión de conciliar y arbitrar en los conflictos laborales; la Ley de Asociaciones Obreras que regulaba los sindicatos y los fortalecía frente a los patronos.
La reforma educativa y la política cultural: el objetivo era hacer de la educación, mixta, obligatoria, laica y gratuita un derecho universal. La religión católica había sido eliminada como asignatura y se había prohibido la enseñanza a las congregaciones religiosas. Se construyeron más de 13.000 escuelas y casi se duplicó el número de maestros atendiendo a su formación y a sus salarios. Paralelamente, con el objetivo de difundir la cultura hasta el último rincón de España se crearon las Misiones Pedagógicas que recorrían el país, sobre todo las áreas rurales, con bibliotecas, teatro, cine, reproducciones artísticas…
ejército al tiempo que limitaba el ámbito civil y buscaba su fidelidad a la República. Se recortó el presupuesto de Defensa, se suprimieron los tribunales de honor y se derogó la Ley de Jurisdicciones a favor de la jurisdicción civil. Se redujeron los mandos del ejército a los que se les obligaba a jurar fidelidad a la República o, si lo preferían, pasar a un retiro en el que se les respetaba el mismo sueldo
La Reforma Agraria: fue la reforma más importante y buscaba solucionar el atraso y la miseria del campo español, sobre todo desde que la crisis del 29 había acentuado los problemas de miseria entre los trabajadores. La Ley de Bases de la Reforma Agraria de 1932 pretendía modernizar técnicamente el campo, acabar con el latifundismo y realizar una redistribución de la propiedad más justa al asentar a los campesinos en las tierras expropiadas. Se expropiarían los antiguos señoríos, las tierras mal cultivadas, las que estaban permanentemente arrendadas y las de regadío no regadas. Sin embargo, su aplicación fue lenta por la cantidad de estudios que había que hacer antes de expropiar y por la insuficiencia del presupuesto para pagar las indemnizaciones y el asentamiento de los campesinos.
Los estatutos de autonomía. Tal como señalaba la Constitución del 31, las provincias o conjunto de provincias cuyos electores lo decidiesen por mayoría de dos tercios podrían optar a crear una Regíón Autonómica y su Estatuto debería ser aprobado en las Cortes. Cataluña fue la primera en obtener la autonomía cuyo estatuto fue aprobado a finales del 32, sin embargo, el estatuto para el País Vasco quedó bloqueado en la Cortes porque en el Estatuto Vasco se señalaba la confesionalidad católica. Estas reformas fueron aumentando la oposición al gobierno, tanto de derechas como de izquierda:
· En Agosto del 32, en Sevilla, se produjo la sublevación del general Sanjurjo que simbolizaba el descontento de los militares. El golpe fue rápidamente sofocado y su director condenado a cadena perpetua.
· Entre los trabajadores se fue extendiendo un sentimiento revolucionario que no era compartido por el gobierno, más reformista. Los anarquistas protagonizaron insurrecciones en Arnedo, Castilblanco. Al tiempo incluso en la UGT socialista se impónía la línea revolucionaria
· La derecha por su parte se reorganiza creándose un gran partido de derecha católica que es la CEDA. Aparecieron otros de extrema derecha como los ultramonárquicos de Renovación Española fundada por José Calvo Sotel, los carlistas mayoritarios en Navarra ya posicionados contra la República o los partidos fascistas de Falange Española y las JONS de Ramiro Ledesma.
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La imposibilidad de formar gobierno le llevó al presidente de la república Alcalá Zamora a disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones para Noviembre de 1933. En estas elecciones por primera vez votaron las mujeres y mientras que los partidos de la derecha, como la CEDA y otros, se presentaron unidos en coalición con el objetivo de revisar las reformas anteriores, los partidos de izquierda se presentaron divididos e incluso radicalizados como es el caso del PSOE. Los resultados de las elecciones supusieron un desplazamiento del electorado hacia la derecha: Los dos grandes partidos votados fueron de derechas (CEDA de Gil Robles) y los republicanos radicales de Lerroux conservadurizados. Al margen de estos una multitud de pequeños partidos fragmentados donde estaban incluidos los partidos que antes sustentaban la república.
El gobierno de Lerroux. Al Partido Radical le correspondíó gobernar con el apoyo de la CEDA que exigía el revisar las reformas del anterior bienio.
· En política religiosa los colegios católicos siguieron funcionando y el estado siguió manteniendo parte de los sueldos de los sacerdotes.
· La legislación laboral y la reforma agraria fueron rectificadas o ralentizadas. Se suprimíó la ley de términos municipales y los jurados mixtos se modificaron para favorecer a los empresarios.
· En política autonómica no se aprobó el nuevo estatuto vasco
· Se aprobó una ley de amnistía para reintegrar en sus puestos a los golpistas de 1932, la sanjurjada
Lógicamente todas estas decisiones acarrearon un aumento de la conflictividad. En el campo la UGT convocó una huelga general que se saldó con docenas de muertos. Otro foco de tensiones fue Cataluña donde Esquerra Republicana quería aprovechar la autonomía para quedar al margen de la legislación de Madrid. Aunque el mayor conflicto fue la Revolución de Octubre de 1934.
Para entonces la UGT y el PSOE, dirigidos por Largo Caballero, había cambiado de estrategia, se alejaban del reformismo y adoptaban la vía revolucionaria hasta crear una república federal socialista. Cuando en Octubre, un nuevo gobierno incluía a tres ministros de la CEDA, los socialistas con la excusa de que la república estaba en peligro (por esas mismas fechas Hitler había llegado al poder en Alemania) promovieron la insurrección.
El comité revolucionario dirigido por el socialista Largo Caballero convocó a una huelga general en todo el país pero tuvo un seguimiento desigual, teniendo el carácter insurreccional tan solo en Cataluña y en Asturias. En Cataluña Lluis Companys proclamó el Estado Catalán dentro del la República Federal Española y fue rápidamente sometido por los militares. En Asturias llegó a tener rasgos de revolución social, sobre todo porque se unieron socialistas, comunistas y anarquistas y partiendo de la cuenca minera llegaron a tomar Avilés, Gijón y Oviedo, incluso la fábrica de armas. La revuelta tuvo una duración de 12 días y para sofocarla el gobierno tuvo que traer al ejército de África, el balance fue de 1000 muertos entre los sublevados y trescientos entre los militares.
La represión fue durísima con miles de detenidos, Azaña, que no había participado en los hechos, fue encarcelado y la autonomía catalana suspendida indefinidamente.
Como consecuencias de la revolución debemos destacar la agudización del enfrentamiento de la derecha y la izquierda que empieza a aparecer irreconciliable.
La CEDA aumentó su presencia en el gobierno aprovechando la descomposición del Partido Radical de Lerroux, inmerso en escándalos de corrupción, y exigíó una fuerte represión a los revolucionarios. Se desmontaron las leyes de los jurados mixtos, hubo una nueva ley de reforma agraria, se ascendíó en el escalafón militar a los militares más antirrepublicanos, Como ya se ha dicho la autonomía catalana fue suspendida indefinidamente.
También la izquierda tuvo que asumir lecciones de la experiencia de Octubre: los socialistas reconsideraron la vía insurreccional y volvíó a surgir un sentimiento de unidad de las fuerzas republicanas de izquierda, unidos sobre todo en la petición de la amnistía para los represaliados de Octubre.
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Durante el bienio derechista (Septiembre del 33 a Febrero del 36) los enfrentamientos políticos se radicalizaron y los bloques de derechas y de izquierdas parecían irreconciliables. La inestabilidad política llevó al Presidente de la República a disolver de nuevo las Cortes y convocar elecciones para Febrero.
A esas elecciones los partidos de izquierda (Republicanos de izquierdas, socialistas y comunistas) se presentaron unidos en el Frente Popular con un programa moderado consistentes en la amnistía para los encarcelados, anular las represalias políticas de la Revolución de Octubre y recuperar la política reformista del primer bienio. Las derechas y el centro se presentaron desunidos pues la CEDA fracasó en sus intentos de una gran coalición nacional y al margen quedaron los monárquicos de Calvo Sotelo, los falangistas de José Antonio Primo de Rivera, los carlistas y los nacionalistas.
Los resultados arrojaron una victoria muy ajustada del Frente Popular y mostraban el mapa de una España dividida: la izquierda ganó en las grandes ciudades, Extremadura, Andalucía, Asturias y litoral Mediterráneo; la derecha ganó en las dos Castillas, Aragón, Navarra y zonas del país Vasco.
Como Alcalá Zamora había disuelto dos veces las Cortes estas decidieron destituirlo y nombrar como Presidente de la República a Azaña. Este encargó el gobierno a Casares Quiroga, gobierno para el que no logró la participación de los socialistas a pesar de ser estos el partido más votado.
Las actuaciones del gobierno fueron, según lo acordado, las siguientes:
· Amnistía general para todos los represaliados por los acontecimientos de Octubre de 1934 (Lluis Companys fue excarcelado)
· Se restablecíó el estatuto de autonomía de Cataluña con Lluis Companys de presidente. Se reanudó el proceso de elaboración de los estatutos de Galicia y del País Vasco.
· Se apartó del poder a los generales proclives al golpismo como Mola y Franco
Por supuesto, estas medidas exacerbaron el antirrepublicanismo de propietarios, de los empresarios y de la Iglesia
Los desórdenes públicos fueron continuos. Las masas populares, movilizadas por los partidos y sindicatos de izquierda (Anarquistas y UGT), protagonizaron masivas ocupaciones de tierras en zonas de latifundio y huelgas multitudinarias. En la derecha también surgían grupos violentos, sobre todo Falange Española, que practicaban la violencia callejera en duro enfrentamiento con los militantes de izquierda.
Pero en el desenlace sería decisiva la intervención del ejército. Desde el momento en que se confirmó la victoria del Frente Popular se pusieron en macha diversas tramas conspirativas a partir de militares derechistas y de la Uníón Militar Española. El gobierno, informado, trasladó a los sospechosos aunque no muy certeramente: a Mola se le destínó a Pamplona cerca de los carlistas con los que entabló relación y a Franco se le mandó a Canarias cerca del ejército africano que le era fiel.
La golpe, preparado por Mola, consistía en una serie de sublevaciones simultáneas por todo el país que se harían con el poder, utilizando toda la violencia que fuese necesaria. Una vez tomado Madrid, se formaría una junta de generales que sustituirían al gobierno. Se fijó como fecha el 18 de Julio de 1936 pero sería el 17 de Julio cuando empezase en las guarniciones de Marruecos. El fracaso de la rebelión derivó en una Guerra Civil de tres años.
27. Sintetiza en un esquema las grandes fases de la guerra, desde el punto de vista militar
El fracaso de la sublevación militar y la incapacidad del gobierno para sofocarla dieron paso a una Guerra Civil de 3 años. Podemos establecer estas fases y destacar sus principales escenarios:
De los inicios (18 de Julio de 1936) a la primavera de 1937
La sublevación se inició el 17 de Julio en Marruecos y se extendíó al resto del territorio español entre los días 18 y 20 de Julio con resultados diversos: La rebelión triunfó en parte de Andalucía, en Navarra, en la mayor parte de Aragón, Castilla y León, La Rioja, Galicia, Canarias, Mallorca y parte de Extremadura; fracasó en las grandes ciudades de Madrid, Barcelona y Valencia, en Cartagena, en Asturias, País Vasco y Cataluña. Así España quedó dividida en dos zonas enfrentadas: la España urbana e industrial, la que tenía las reservas de oro del Banco de España en la zona leal al gobierno; la España agraria, conservadora y católica quedó en manos de los militares sublevados. En cuanto al ejército, el de tierra lo dominaban los rebeldes y la marina y del aire la República, aunque también aquí la balanza se inclinaría a favor de los rebeldes cuando llegó la ayuda italiana y alemana.
A partir de cada una de las zonas cada uno de los bandos organizó columnas militares para conquistar el territorio enemigo.
El principal objetivo de los generales rebeldes era tomar la capital, lo que se ha llamado Batalla de Madrid (Agosto del 36 a Marzo del 37). Al principio se intenta desde el norte pero son detenidos en la sierra de Guadarrama por lo que la iniciativa pasa a las columnas que proceden desde Andalucía. Desde allí, el ejército de África avanza decididamente hacia el norte (Especialmente cruel fue la toma de Badajoz) aunque Franco decide aplazar la conquista para liberar Toledo, esto permite que Madrid organice su defensa al tiempo que el gobierno abandona Madrid y se traslada a Valencia. Madrid resistirá hasta el final de la guerra a pesar de que las afueras sean escenarios de grandes batallas como la del Jarama o Guadalajara.
Etapa central (Abril-Mayo de 1937 a Noviembre de 1938)
Los fracasos ante Madrid hicieron que Franco cambiase su estrategia planteándose una guerra larga con la sistemática ocupación del territorio y aniquilación del enemigo. Franco se dirigíó hacia el norte industrial y minero y desde el Este se fue tomando Vizcaya, Santander y Asturias ya en Octubre del 37 con lo que concluía ya el frente del norte. En este frente, en Abril del 37, se produjo el bombardeo por la Legión Cóndor de la villa de Guernica que pasó a ser un símbolo contra la guerra.
En los meses de invierno del 37-38 se produjo una ofensiva republicana para tomar Teruel, una batalla extremadamente dura, en la que se impuso la superioridad de los rebeldes. A continuación Franco optó por una continuar presionando en el frente de Aragón hasta llegar al Mediterráneo con lo cual Cataluña quedó separada del resto del territorio republicano.
La república intentando romper el frente, en verano del 38, desencadenó una gran ofensiva, llamada la batalla del Ebro, que pasa por ser la más sangrienta de toda la guerra con 30.000 bajas franquistas y 60.000 republicanas.
Última etapa: de la Batalla del Ebro a la caída de Madrid
Tras la batalla del Ebro el ejército rebelde, ya muy superior al republicano, va a tomar Cataluña y a principios del 39 medio millón de personas, civiles y militares, miembros del gobierno como Azaña, personalidades como Machado, pasan la frontera pirenaica a Francia. Allí, muchos, fueron internados en campos de concentración.
Por estas fechas el territorio controlado por el gobierno se reduce a Madrid, territorios manchegos y la costa que va de Valencia a Almería. La derrota es irremediable y el bando republicano se divide entre los que desean rendirse y negociar con Franco y los comunistas que desean continuar hasta el final. El enfrentamiento desemboca en un Golpe de Estado en Madrid del coronel Casado y Besteiro. Estos intentaron una rendición con condiciones pero Franco se mantuvo intransigente y exigíó una rendición incondicional. En Marzo se rinde Madrid y el 1 de Abril, el general golpista Franco firma el último parte de guerra que pone fin a tres años de Guerra Civil