La Segunda República española
La proclamación de la República
Las elecciones municipales del 12 de Abril de 1931 fueron entendidas por la población como un plebiscito entre monarquía y república.
La participación fue muy elevada y los resultados electorales señalaron una clara voluntad de cambio político: el triunfo republicano fue evidente en las grandes ciudades (mayoría en 41 capitales de provincia) y en las regiones industriales, aunque los monárquicos obtuvieron un mayor número global de concejales. Ante estos resultados electorales y la proliferación de manifestaciones solicitando la proclamación de la República, AlfonSo XI suspendíó la potestad real, abandonó el país y partíó hacia el exilio. Dos días después, el 14 de Abril de 1931, fue proclamada la Segunda República española, y se formó un gobierno provisional con miembros de la coalición republicano-socialista, vencedora en las elecciones.
El gobierno provisional y las Cortes Constituyentes
El nuevo gobierno puso en marcha varias reformas solicitadas por un amplio espectro de la población: legalidad de todos los partidos y sindicatos, amnistía general para presos políticos de la dictadura, creación de una Generalitat provisional para el gobierno de Cataluña y amplias leyes sociales que incluían la jornada de 8 horas, el salario mínimo y el seguro ante los accidentes de trabajo.
La implantación de la República no estuvo exenta de problemas. Por un lado, la actitud hostil hacia el nuevo régimen de algunos sectores eclesiásticos provocó una oleada de anticlericalismo y en varias ciudades se quemaron iglesias. Por otro lado, algunos grupos anarquistas (sobre todo la CNT) presionaron al nuevo gobierno, llamando a la revolución social con una oleada de huelgas obreras y ocupaciones de tierras.
En Junio de 1931, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, que dieron la mayoría a la coalición republicano-socialista. La primera gran tarea de las nuevas Cortes fue elaborar una Constitución, que fue aprobada en Diciembre de ese mismo año.
Un nuevo clima político
La República dio lugar a una gran efervescencia política. Los debates en las Cortes eran seguidos con interés por la población, que según su posición ideológica apoyaba a unos u otros partidos. Dirigentes como el republicano Manuel Azaña, el socialista Francisco Largo Caballero, el conservador José María Gil Robles, la dirigente comunista Dolores Ibárruri, «la Pasionaria», y el anarquista. Buenaventura Durruti arrastraban a las multitudes en sus mítines.
LA CONSTITUCIÓN REPUBLICANA DE 1931
La nueva Constitución establecíó las bases de una república democrática y de progreso, pero no tuvo el apoyo de los grupos conservadores que disentían en cuestiones sociales, religiosas y autonómicas. El texto establecía los siguientes principios:• España se definía como un Estado integral, con la posibilidad de establecer gobiernos autónomos.
• Se instauró el sufragio universal masculino y femenino.
• Se proclamó la aconfesionalidad del Estado, pero se respetaban todos los cultos y creencias. Se permitíó el matrimonio civil y se implantó el divorcio.
• Presentaba una declaración de derechos individuales y establecía amplias libertades públicas y privadas. Reconocía el derecho a la propiedad privada, aunque el gobierno podía expropiar bienes de utilidad social.
• El poder legislativo residía en las Cortes, formadas por una sola Cámara; el poder ejecutivo estaba en manos del Consejo de Ministros y el Presidente de la República.
Se asentaba la independencia del poder judicial. Una vez aprobada la Constitución, Niceto Alcalá Zamora, republicano católico y moderado, fue elegido presidente de la República, y Manuel Azaña, republicano de izquierdas, fue nombrado jefe de un gobierno integrado por republicanos, socialistas y nacionalistas. Se iniciaba la etapa del Bienio Reformista (1931-1933).
¿Qué reformas emprendíó la República?
La reforma del ejército
• Decretos entre Abril y Septiembre de 1931 (Ley de Retiro), que posibilitaron la jubilación de casi la mitad de los oficiales.
• Cierre de la Academia Militar de Zaragoza donde se formaban los altos mandos, en general hostiles a la República.
• Cambio de destino de los oficiales contrarios al nuevo régimen.
• Creación de la Guardia de Asalto, nueva policía militarizada y leal a la República.
La separación Iglesia-Estado
• Supresión del presupuesto público para el mantenimiento del clero.
• Disminución de la influencia de las órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza y disolución de la Compañía de Jesús.
La reforma territorial: los estatutos de autonomía
. El primer territorio que se acogíó a la prerrogativa autonómica fue Cataluña.
Tras una Generalitat provisional en 1931, y pese a la oposición de las derechas en las Cortes, el Estatuto de Autonomía fue aprobado en 1932.
. En el País Vasco empezó a redactarse un estatuto, que fue aprobado en 1936.
• En Galicia, el inicio de la Guerra Civil frenó el proceso autonómico.
LA REFORMA AGRARIA
La República abordó el problema del latifundismo. En algunas zonas de España, sobre todo en Andalucía y Extremadura, existían cientos de miles de jornaleros sin tierras y en una situación de extrema miseria, mientras que la propiedad se concentraba en manos de unos centenares de propietarios. Una ley de 1932 decretó expropiables las grandes fincas que no se cultivaran, y permitíó distribuirlas entre los campesinos sin tierras. Se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA) para indemnizar a los propietarios y facilitar el asentamiento a las familias campesinas. Sin embargo, la escasez de recursos para indemnizar a los propietarios y los numerosos pleitos que estos interpónían hicieron que la reforma fuera lenta y limitada.
El Bienio Conservador y el Frente Popular
El Bienio Conservador (1933-1935)
La represión de los sucesos de Casas Viejas generó críticas al gobierno y división en la coalición republicano-socialista. Miembros de la CNT y socialistas denunciaron el autoritarismo gubernamental, y la derecha acusó al gobierno de incapacidad para controlar las revueltas. Azaña dimitíó como jefe del gobierno, y el presidente Alcalá Zamora convocó nuevas elecciones para el 18 de Noviembre de 1933.
Los republicanos de izquierda se presentaron divididos a las elecciones, mientras los conservadores se unieron en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA)
liderada por Gil Robles. La victoria del centro-derecha (Partido Radical y CEDA) comportó la formación de un nuevo gobierno presidido por Lerroux, que paralizó buena parte del proceso reformista desarrollado en la etapa anterior.
En Octubre de 1934, la entrada de ministros de la CEDA en el gobierno provocó un fuerte rechazo entre los partidos y sindicatos de izquierda. En Asturias, un movimiento insurreccional, impulsado por socialistas y comunistas, declaró la revolución social y ocupó la cuenca minera. En Cataluña, la Generalitat proclamó el Estado catalán dentro de la República federal española.
Ambos movimientos fueron duramente reprimidos por el ejército, causando un gran número de víctimas y detenidos en Asturias. En Cataluña, el conflicto acabó con la suspensión del Estatuto y el encarcelamiento del gobierno.
Después de estos sucesos de Octubre de 1934, las diferencias entre el Partido Radical y la CEDA fueron en aumento. En 1935 algunos ministros radicales se vieron implicados en diversos escándalos de corrupción, y el presidente de la República convocó elecciones para Febrero de 1936.
El Frente Popular (1936-1939)
Los partidos republicanos de izquierda concurrieron a las elecciones formando un Frente Popular. El sindicato anarquista CNT no propuso la abstención a sus afiliados como en ocasiones anteriores.
Los partidos de centro y de derecha se unieron en coalición en la mayoría de las provincias. Su programa era continuar la política contra-reformista del Bienio Conservador y modificar la Constitución.
La victoria electoral correspondíó por escaso margen al Frente Popular. El gobierno fue asumido por los republicanos de Azaña, quien se convirtió en presidente de la República mientras Santiago Casares
Quiroga asumía la jefatura del gobierno.
El Frente Popular puso de nuevo en marcha el programa de reformas iniciado en 1931, pero con mayor iniciativa y resolución política.
Se aceleró la reforma agraria, se reinstauró la Generalitat de Cataluña y se reinició el proceso autonómico en el País Vasco y Galicia. Asimismo, a los militares sospechosos de preparar un Golpe de Estado (Fran-co, Mola y Goded) se les dio un destino lejos de Madrid.
DEL FRENTE POPULAR A LA Guerra Civil
El triunfo del Frente Popular fue mal recibido por los sectores más conservadores de la sociedad, que se opónían al proceso democratizador y reformista iniciado por las fuerzas republicanas en 1931. Al mismo tiempo, algunos sindicatos y grupos de izquierda defendieron la conveniencia de impulsar un proceso de revolución social. En este contexto, los militares opuestos a la República (Emilio Mola, desde Navarra, Francisco Franco, desde Canarias, y José Sanjurjo, desde Portugal) establecieron contactos con grupos de extrema derecha (algunos monárquicos, tradicionalistas, falangistas) para organizar un Golpe de Estado. Las tensiones políticas desencadenaron un clima de enfrentamiento entre milicias de izquierdas y derechas. El 13 de Julio fue asesinado el diputado monárquico José Calvo Sotelo, en represalia por la muerte del teniente José Castillo, militante socialista, abatido a tiros en Madrid. Este clima de confrontación social sirvió de pretexto a las fuerzas contrarias a la República para acelerar sus planes golpistas. El levantamiento militar se inició el 17 de Julio en el Norte de África (Melilla, Ceuta y Tetuán), y los días 18 y 19 se extendíó a Canarias, Baleares y toda la Península. La insurrección fracasó, sobre todo en las grandes ciudades y zonas industriales, gracias a la resistencia popular y de algunos cuerpos policiales, y a que un sector del ejército se mantuvo leal a la República.