La revolución comunista
La milenaria historia de China conocíó un gran cambio a inicios del Siglo XX, cuando tras la caída del Imperio chino se formó la República de China (1912). La inestabilidad del nuevo sistema condujo a una guerra civil, en 1927, entre el Partido Nacionalista (Kuomintang) y el Partido Comunista.
El enfrentamiento tuvo un largo y complejo desarrollo, con un cierto paréntesis a raíz de la invasión japonesa de China (1937-1945) durante la cual ambos combatientes se enfrentaron al enemigo común. Se reanudó tras la guerra y terminó en 1949 con el triunfó de la revolución comunista dirigida por Mao Zedong y la división en dos estados. El gobierno de Chiang Kai Shek y sus seguidores se instalaron en la isla de Taiwán, mientras en el continente se creaba la República Popular China.
La nueva China de Mao Zedong
Bajo el régimen comunista, China experimentó la mayor transformación de su historia. Se liquidaron las viejas estructuras imperiales, se acabó con la gran propiedad, se impulsaron las cooperativas y se reformaron costumbres ancestrales ligadas a la religión, al matrimonio, la familia y la mujer.
Inicialmente, se adoptó el modelo soviético de planificación económica y de fomento de la industria básica (acero), pero los escasos resultados económicos provocaron la adopción de un modelo económico diferente y el progresivo distanciamiento con la URSS.
A finales de la década de 1950, la nueva orientación económica se concretó en la creación de comunas agrarias y el impulso de industrias rurales. Las comunas eran organizaciones económicas de propiedad colectiva y una representación del poder estatal en las zonas rurales. Se dedicaban a la producción agrícola y ganadera, y a actividades industriales y comerciales; cada una de ellas reunía entre 20.000 y 40.000 personas.
Los objetivos de crecimiento no se consiguieron y se produjo una etapa de crisis y tensiones internas (Revolución Cultural, 1968), mientras se acentuaban las discrepancias con la URSS, disconforme con la deriva del comunismo chino.
Tras la muerte de Mao en 1976, su sucesor Deng Xiaoping inició un periodo de reformas para convertir el país en una gran potencia económica, incorporando ciertas prácticas del capitalismo, pero sin cambiar el régimen político de predominio del Partido Comunista.
La guerra de Corea, 1950-1953
Fue la primera guerra de la Guerra Fría. Estimulada por la victoria maoísta en China, en Junio de 1950, la URSS animó a sus aliados de Corea del Norte a invadir Corea del Sur. La ONU condenó la agresión y aceptó el envío de tropas norteamericanas dirigidas por el general McArthur. Estas rechazaron la invasión e iniciaron su expansión hacia el Norte, pero la intervención de tropas chinas les obligó a retroceder. El conflicto finalizó con la Paz de Panmunjom, en 1953, que restablecíó la frontera donde estaba y consolidó la división de las dos Coreas.
La guerra duró tres años y provocó más de cuatro millones de muertos, la mitad civiles, y se reprodujeron las brutalidades (masacres, asesinatos…). En Estados Unidos se reforzó el anticomunismo, se multiplicó por cuatro el gasto en defensa y la presencia militar en el exterior de forma permanente. Corea del Norte quedó devastada por los bombardeos y China vivíó como un triunfo el haberse enfrentado con éxito al poder occidental.
Los nuevos movimientos sociales
El movimiento obrero se configuró como un agente esencial de los movimientos sociales. Los sindicatos abandonaron los postulados revolucionarios y canalizaron las reivindicaciones de los trabajadores con huelgas y otras acciones, para mejorar sus condiciones laborales y de vida.
Por otro lado, la década de 1960 vivíó la eclosión de protestas sociales en las que la juventud alcanzó un gran protagonismo. En ellas confluyeron la contestación a situaciones de injusticia (segregación racial, discriminación de la mujer…), la oposición a la guerra (Vietnam) y la defensa de un nuevo modelo social.
En EE.UU. Surgíó el movimiento hippie, que defendía la libertad sexual, la vida en comunas, se opónía a la violencia y defendía el medioambiente. Propiciaron una contracultura que se reconocía en las formas de vestir, el pelo largo y sus nuevos gustos musicales y artísticos.
La lucha por los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos, y por la emancipación de la mujer, los movimientos antinucleares y ecologistas, y las movilizaciones de jóvenes contra la guerra de Vietnam impregnaron unas sociedades que hasta entonces se habían instalado en el conformismo.
Especial relevancia tuvieron las revueltas estudiantiles de Mayo de 1968 en París (que se extendieron a otras ciudades). Impugnaron el sistema establecido, el imperialismo americano y la vida conservadora. Postularon reformas radicales, el acercamiento a los trabajadores y valores alternativos como: libertad (sexual, de vida…), antiautoritarismo, etc.