Tras la caída del dictador Primo de Rivera se inició un proceso de vuelta a la normalidad constitucional anterior a 1923. Para ello, el rey nombró al general Berenguer en primera instancia y al almirante Aznar para conseguir este objetivo. Las elecciones del 12 de abril de 1931 dieron la victoria a las candidaturas republicanas. Ganaron en más de 40 capitales frente a los monárquicos que obtuvieron mayor número de votos.
El 14 de abril de 1931 será proclamada la Segunda República Española. Después se formó un gobierno provisional liderado por Alcalá Zamora, presidente de gobierno y de la república. El 28 de junio de 1931 se celebraron elecciones a cortes constituyentes, obteniendo el triunfo los republicanos de izquierda y los socialistas, que conformaron un nuevo gobierno presidido por Manuel Azaña. Dando lugar a la etapa conocida como Bienio Reformista 1931-1933. Una de las primeras medidas fue la promulgación de la constitución, el 9 de diciembre de 1931. La constitución define España como una república democrática de trabajadores de toda clase. Establece el carácter laico y también la igualdad de todo ciudadano ante la ley. También, el sufragio universal para mayores de 25. Fue la primera vez que las mujeres pudieron ser elegidas. Por último, dejaba la puerta abierta a la aprobación de estatutos de autonomía.
La labor legislativa de este gobierno se centró en 4 materias:
- Ejército: se impulsó la ley de retiro de la oficialidad para eliminar la macrocefalia del ejército. Todo militar que no juraba lealtad a la república era traspasado a la reserva. También se creó la guardia de asalto.
- Educación: se construyeron miles de escuelas y se contrataron miles de profesores para reducir las altas tasas de analfabetismo.
- Autonomías: se aprobó el estatuto catalán en septiembre de 1932, definiendo a Cataluña como ‘una región autónoma’. También se avanzó en la elaboración y redacción de estatutos en PV, Galicia, Aragón, entre otros territorios.
- Agricultura: el estado llevó a cabo una expropiación de tierras que fueron traspasadas al Instituto de Reforma Agraria, que las cedía a las juntas de campesinos encargadas de su reparto. También se llevaron a cabo reformas sociales por parte de F. Largo Caballero. Además, se eliminó el subsidio estatal a la Iglesia mediante la ley de confesiones y congregaciones religiosas en 1933.
Toda esta labor legislativa suscitó una fuerte oposición. El hecho más destacado fue el golpe de Estado fallido del general Sanjurjo, el 10 de agosto de 1932. Otro hecho destacado fue la fundación de la CEDA por parte de Gil Robles, lo que supuso la unión de los sectores más conservadores en una única formación política. El acontecimiento que condicionará este bienio serán los sucesos de Casas Viejas en enero de 1933. La dura represión ejercida generó muchas divisiones dentro del gobierno. Finalmente, Azaña dimitió y se convocaron elecciones en noviembre de 1933.
Pese a que la CEDA fue el partido más votado, Alcalá Zamora llamó a gobernar al partido radical. De esta forma, Alejandro Lerroux fue nombrado presidente del gobierno. Toda la voluntad legislativa del nuevo gobierno se basó en derogar y desmantelar la obra legislativa del bienio reformista: se concedió la amnistía a los golpistas de 1932 y se inició un proceso de devolución de tierras ocupadas. En octubre de 1934 se produjo la entrada en el gobierno de 3 miembros de la CEDA, lo que provocó una huelga general que en Asturias se convirtió en una verdadera revolución general de Fran Franco, quien llevó a cabo una dura represión. Otro acontecimiento que marcó el devenir de este periodo fue el escándalo del Straperlo en 1935, que salpicó directamente a miembros del gobierno, debilitando la autoridad de los dirigentes. Mientras tanto, la izquierda, conocedora de la necesidad de unir fuerzas, formó una coalición llamada Frente Popular en 1936.
En febrero de 1936 se convocaron elecciones generales, obteniendo el Frente Popular la victoria. Se formó un gobierno integrado por republicanos de izquierda y se nombró a Manuel Azaña presidente. No obstante, las diferencias con Alcalá Zamora desencadenarán su dimisión como jefe de estado, alzando a Manuel Azaña a la presidencia de la república. Y por tanto, se nombró presidente de Gobierno a Casares Quiroga. Una de las primeras medidas del nuevo gobierno fue conceder el perdón a los revolucionarios de 1934. Se aceleró el proceso autonómico y la ocupación de tierras. De forma paralela, se formó una coalición antigubernamental cuyo objetivo era terminar con la república. Crecieron tensiones sociales, llegando incluso a producirse el asesinato de José del Castillo, teniente de la guardia de asalto. Al día siguiente, sucedió lo mismo con el líder monárquico Calvo Sotelo. El gobierno, conocedor de los planes golpistas, mandó a los principales cabecillas a puntos separados de España: el General Mola a Navarra, Franco a Canarias, Godet a Baleares… Finalmente, el alzamiento comenzó el 17 de julio en Melilla, trasladándose a la península el 18 de julio. El fracaso del golpe de Estado dio lugar a la Guerra Civil Española, de 1936-1939.