2.1. Proceso de hominización: nuevos hallazgos
Se denomina hominización a la evolución del ser humano desde que era un primate hasta el humano actual. En la Península Ibérica se han encontrado restos de homo antecessor, homo heidelbergensis, homo neandertal y homo sapiens, todos estos fósiles se han descubierto en la Sierra de Atapuerca. Los restos indican que estos homínidos vivían en grupos, cazaban y recolectaban frutos, e incluso el homo neandertal practicaba ritos funerarios. Habitaron la península durante el Paleolítico, fueron nómadas y construyeron herramientas, y aprendieron a obtener y mantener el fuego.
2.2. Pueblos prerromanos
Gracias a las fuentes grecolatinas conocemos los pueblos que habitaron la península durante el primer milenio a.C. Se dividen en pueblos autóctonos: Tartesos, se extendieron por el valle del Guadalquivir y se dedicaban a la agricultura y minería. Los íberos ocupaban el Levante peninsular, carecían de una política unitaria y estaban divididos en tribus. Se dedicaban a la agricultura, ganadería y metalurgia del hierro. Los griegos se situaron en el noreste peninsular y se dedicaban al intercambio de manufacturas. Los cartaginenses sustituyeron a los fenicios en su papel de colonización con medios violentos. Se asentaron en la costa mediterránea fundando Cartagonova y con las guerras púnicas finalizó su presencia en la península.
2.3 Conquista y romanización
La conquista comenzó con la victoria de Roma sobre Cartago en la segunda guerra púnica. Roma inició la conquista de Hispania sometiendo uno a uno a los pueblos íberos. El momento culminante de la península fueron las guerras Luisitanas y Celtiberas, cuyos símbolos de resistencia estuvieron encabezados por el caudillo lusitano, Viriato y Numancia. Con la conquista se inicia la romanización, proceso de implantación del modelo social y cultural romano sobre los pueblos indígenas. Su economía estaba basada en el esclavismo y la explotación de recursos mineros. La larga presencia romana dejó huella en la península, el latín se convirtió en una lengua oficial, el derecho romano es la base de nuestro sistema jurídico. Los indígenas hispanos fueron considerados bárbaros y una vez sometidos peregrinos, y la religión tenía un carácter politeísta hasta la llegada del cristianismo.
2.4 Las invasiones bárbaras, el reino visigodo
En el siglo V d.C llegaron a la península una serie de pueblos bárbaros que se dedicaban básicamente a la ganadería. Vándalos se asentaron en la Bética, Alanos en la meseta central y los suevos en Galicia. Ante tal invasión, el Imperio Romano consolidó un pacto con los visigodos (pueblos germánicos romanizados) solicitando apoyo militar a cambio de tierras. Un siglo después, los visigodos se asentaron definitivamente en la península, consiguiendo su independencia e instalando su capital en Toledo. El carácter electivo de sus reyes provocaba enfrentamientos entre las diversas clases, lo que originaba una gran debilidad de su reino. Trataron de imponer el arrianismo, hasta que el rey godo Recaredo optó por la conversión al catolicismo. Y en Toledo se unió la iglesia y la corona.
3.1 Formación y evolución política: Al-Andalus
En el año 711 un ejército bereber y árabe al mando de Tarik derrotó al rey Rodrigo en la batalla del Guadalete. Esta victoria supuso el derrumbe del reino visigodo. La conquista se realizó de forma pacífica mediante acuerdos. El islam llegó más allá de los Pirineos hasta que los francos les detuvieron en Poitiers en 732. La invasión supuso la islamización y Al-Andalus se convirtió en un emirato dependiente de Damasco, fijando la capital en Córdoba. Pronto surgieron enfrentamientos entre los bereberes y los árabes. En el siglo XIII, la familia Omeya fue aniquilada por la dinastía Abasí. Abd al-Rahman I consiguió escapar y dominar Al-Andalus en 756, proclamando el emirato independiente que suponía la sucesión política del imperio islámico. Abd al-Rahman III en 929 proclamó el califato de Córdoba, que supuso la independencia política, militar y económica de la dinastía abasí.
3.2 Crisis del siglo XVI: reinos taifas e imperios norteafricanos
Tras la muerte del caudillo Almanzor, verdadero gobernante del tercer califa, se intensifican las tensiones disgregándose el califato en taifas, lo que provocó una debilidad política y militar frente a los reinos cristianos. El avance cristiano continuó y en 1085 conquistaron Toledo, alarmado a la comunidad andalusí, que pidió ayuda a los almorávides, tribu bereber que había formado un imperio y que derrotaron a los cristianos en la batalla de Sagrajas (1086), incorporando Al-Andalus a su imperio, pero no lograron retomar Toledo al ser derrotados por el Cid Campeador. A mediados del siglo XII resurgen los reinos de taifas, lo que aprovecharon los cristianos para ampliar sus territorios. Los andalusíes solicitaron ayuda a los almohades, imperio norteafricano, que con ello comenzó la invasión en 1146 y en 1196 en la batalla de Alarcos consiguieron derrotar a los cristianos. 20 años más tarde, la unión de los ejércitos cristianos logra la victoria decisiva en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Esto supuso el derrumbe del imperio almohade, quedando como único representante del islam el reino nazarí de Granada.
3.3 Al-Andalus: organización política y social
La estructura social estaba formada por diversos grupos étnicos, divididos en función de su religión: musulmanes y no musulmanes. Dentro de los musulmanes se encuentran los árabes, con mejor nivel económico y ocupaban mejores cargos políticos. Bereberes, ocupaban peores tierras y cargos inferiores a los árabes. Muladíes: cristianos conversos, eran la mayoría de la población. No musulmanes: cristianos, pagaban mayores impuestos y conservaban su religión, y los judíos que eran poco numerosos. La economía andalusí estaba basada en la agricultura, introdujeron nuevos cultivos (algodón, cítricos, azúcar…) y técnicas de riego. También destacó por su artesanía, y gracias a ello se desarrolló el comercio, tanto interior como exterior, formando una economía monetaria y urbana.
3.4 El legado cultural
En la cultura andalusí florecieron la literatura, música, medicina y la filosofía, cuyo mayor representante es Averroes, que divulgó el pensamiento aristotélico (asocia la felicidad humana con la sabiduría). Introdujeron el sistema numérico y los principios matemáticos de trigonometría y álgebra. Los califas potenciaron la creación de escuelas donde se tradujeron al árabe obras de la antigüedad clásica para fomentar su difusión. La ciencia alcanzó un importante desarrollo en el mundo islámico, debido a que el Corán exhorta a sus fieles a la investigación y al estudio.
4.1 Los primeros núcleos de resistencia
En las montañas cántabras se formaron núcleos de resistencia contra los musulmanes que, con el paso del tiempo, iniciaron la reconquista. En las montañas del norte se formaron diferentes reinos: Reino de Asturias, noble godo derrota a los musulmanes en la batalla de Covadonga y es coronado rey de Asturias. Posteriormente, el sucesor Alfonso III ocupa la cordillera cantábrica y de Galicia, y traslada la capital a León. En el año 930, el condado de Castilla se convirtió en un reino independiente. Reino de Navarra, se formó en el siglo X y su capital era Pamplona. El rey Sancho III, con la anexión de Castilla y Aragón, logró hacer de Navarra el centro político y más poderoso. Murió en 1035 y el reino se dividió entre sus hijos. Reino de Aragón, se formó en 1035, su primer rey fue Ramiro. Condados catalanes, en el siglo IX consiguieron la independencia de Francia.
4.2 Principales etapas de la reconquista
Se conoce como reconquista a la lucha entre cristianos y musulmanes por el dominio de la península desde el 711 hasta 1492 con la conquista de Granada. Se inició sobre territorios poco poblados como el valle del Duero, Pirineos y Cataluña vieja. Fue un avance lento ya que Al-Andalus era un estado fuerte. En 1085, los reinos de León y Castilla ocuparon el valle del Tajo (Toledo). Del siglo XII al XIII, conquistaron la submeseta sur llegando hasta el valle del Guadalquivir (Portugal se independiza). Mientras tanto, el reino de Aragón y Cataluña avanzan hasta Zaragoza, y forman la Corona de Aragón (el Condado de Barcelona se casa con la heredera de Aragón), que fue un avance rápido puesto que Al-Andalus estaba dividido en taifas. Durante el siglo XIV, los cristianos conquistaron Valencia (El Cid Campeador), Baleares y Murcia. Al-Andalus quedó reducido al reino nazarí de Granada, hasta que en 1492 fue conquistado por los Reyes Católicos.
4.3 Formas de ocupación y estructura de la propiedad
La repoblación es el proceso de ocupación, por parte de la población cristiana, de tierras deshabitadas o conquistadas al islam a principios de la reconquista. Existían 4 tipos de ocupación: Aprisio, consistía en la ocupación espontánea por parte de los campos de tierras sin dueño. Concejil, los monarcas concedían privilegios para atraer a la población a zonas fronterizas. De órdenes militares, los reyes recompensaron a las órdenes con grandes propiedades que dedicaron básicamente a la agricultura. Repartimiento, los reyes distribuían las tierras conquistadas en función de la condición social. El feudalismo originó una sociedad dividida en estamentos en los que estaban: ‘los que luchan’ (nobles), ‘los que rezan’ (clero) y ‘los que trabajan’ (el tercer estado). Los dos primeros gozaban de privilegios tales como el impago de impuestos y el cobro de los mismos al tercer estado.
4.4 Diversidad cultural
La diversidad cultural ha sido posible gracias a que tres culturas diferentes convivieron e intercambiaron idiomas, dietas alimenticias, religiones e incluso filosofía. Hasta el siglo XI, la España islámica hizo grandes aportaciones en matemáticas, medicina, y fueron impulsores de la obra aristotélica. En la zona cristiana, la iglesia monopolizaba la cultura, y el clero eran los únicos que sabían leer y escribir. A partir del siglo XI, hubo un impulso de desarrollo cultural y apareció la Universidad de Salamanca. En el desarrollo de la lengua y literatura destaca el Cantar del Mio Cid, el uso del latín, y la Escuela de Traductores de Toledo. El Camino de Santiago se convirtió en una ruta clave en la difusión de culturas, construyeron monasterios, hospitales, caminos… para los peregrinos.
5.1 Reinos cristianos en la Baja Edad Media: organización política e instituciones
La organización política y administrativa de los principales reinos peninsulares fue muy diferente. En Castilla se fortaleció el poder real. Así, en 1348 se aprobaron los Ordenamientos de Alcalá, en los que el monarca, apoyado en la baja nobleza urbana, consolidaba su mando. El rey se veía asistido en su acción de gobierno por distintas instituciones: el Consejo Real, la Audiencia encargada de la administración de la justicia, y la Real Hacienda encargada de los impuestos. También nacieron las Cortes, una asamblea estamental formada por representantes de la nobleza, el clero y las ciudades. Este organismo carecía de poder legislativo, pero decidía sobre los impuestos extraordinarios y podía presentar peticiones al rey. La administración local se basó en los Concejos. En cuanto a Aragón, la unificación del reino se basó en una confederación de Estados (Valencia, Mallorca y Cataluña). Además, el poder del monarca era débil, de manera que debía pactar con los estamentos privilegiados, respetando las leyes de cada reino. Esto se conoce como pactismo. Entre las instituciones destacaban el Consejo Real y la Audiencia, así como las Cortes de Aragón, existentes en cada reino y que gozaban de más poder. Para vigilar el cumplimiento de las aprobaciones se crearon las diputaciones, en Cataluña la Generalitat. Se dio una división de los reinos en merindades (Castilla) y veguerías (Cataluña), y los municipios fueron quedando bajo el control de las oligarquías locales.
5.2 Reinos cristianos en la Baja Edad Media: crisis demográfica, económica y política
El siglo XIV fue de profunda crisis para las dos coronas peninsulares. La crisis demográfica tuvo lugar debido a que las malas cosechas provocaron hambrunas y el aumento de la mortalidad. Sin embargo, fue con la llegada de la Peste Negra desde Asia cuando se dio una mayor mortandad. Amplias zonas se despoblaron. Esto trajo consigo el aumento de los conflictos sociales, como la revuelta irmandiña en Galicia, la remensa en Cataluña y las matanzas de judíos. La Peste también dio lugar a campos sin cultivar, falta de mano de obra, aumento de precios… Todo ello dio lugar a una baja productividad agrícola, por lo que fue obligada la importación de trigo de zonas lejanas. En Cataluña existía un comercio muy desarrollado, pero este se hundió, así como la artesanía. Se desarrolló la ganadería trashumante (la Mesta), y se exportó lana a través de los puertos del Cantábrico. La lana tuvo una gran importancia debido al aumento de pastos a costa de las tierras abandonadas. Estos hechos provocaron enfados en la nobleza, que veían disminuir su estabilidad económica y que querían volver a su situación anterior. En cuanto a la crisis política, las guerras civiles asolaron los reinos. En Castilla tuvo lugar una crisis monárquica entre Pedro I y su hermano bastardo Enrique II de Trastámara, que subiría al trono. La monarquía hizo grandes concesiones a la nobleza perjudicando al estado llano, por lo que estallaron conflictos sociales. En la Corona de Aragón, Pedro IV se enfrentó a la nobleza de Aragón y Valencia. Martín el Humano murió sin descendencia, por lo que fue elegido Fernando I de Trastámara en el Compromiso de Caspe (1412).
5.3 Reinos cristianos en la Baja Edad Media: expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
Durante el reinado de Pedro el Grande se inicia la expansión militar de la Corona de Aragón en el Mediterráneo. Supuso la incorporación de Sicilia, Córcega y Cerdeña en la lucha con Francia y el papado, y el control militar y comercial de los estados norteafricanos. El proceso continuó con Jaime II y los Almogávares, que llegaron a conquistar ducados griegos de Atenas y Neopatria. Este esfuerzo obligó a los reyes de la Corona de Aragón a conceder fueros a las clases privilegiadas y a los diversos reinos que lo financiaron. El proceso de expansión de la Corona de Aragón terminó cuando Pedro IV, atacado por las sublevaciones nobiliarias y afectado por la crisis, tuvo que detener el proceso expansivo. La última conquista fue por parte de Alfonso V, que conquistó Nápoles en 1442. La expansión política dio origen a un importante comercio por el Mediterráneo con Italia, el norte de África y Oriente. Los catalanes importaban especias, perfumes, cereales, pieles… y exportaban tejidos y hierro. Fueron los primeros en usar letras de cambio, compañías mercantiles y lonjas.
5.4 Reinos cristianos en la Baja Edad Media: rutas atlánticas (castellanos y portugueses). Islas Canarias
El interés de Castilla por el control del Atlántico se debía a razones económicas: esta ruta era la vía principal de exportación de la lana castellana y de la importación de productos manufacturados y artículos de lujo. En el Atlántico Sur, la toma de Tarifa a finales del siglo XIII por Sancho IV fue fundamental para cortar toda ayuda norteafricana al reino de Granada. Las conquistas posteriores, Algeciras en el siglo XIV y Gibraltar en el siglo XV, abrieron definitivamente a Castilla las rutas atlánticas. Pero Portugal fue un gran rival para Castilla en los proyectos de expansión atlántica. El intento de los Trastámara castellanos de apoderarse del reino de Portugal fracasó tras la derrota de los castellanos en la batalla de Aljubarrota (siglo XIV) frente a las tropas de Juan I, rey de Portugal (dinastía Avis). Su hijo, Enrique el Navegante, fue el gran promotor de las expediciones portuguesas atlánticas. Portugal, en el siglo XV, ocupó Ceuta, Tánger y colonizó Madeira y las islas Azores. Además, con el objetivo de buscar oro y con la idea de abrir una ruta hacia Oriente en busca de las especias, iniciaron la exploración de las costas occidentales del continente africano. Por último, estaba el archipiélago de las Islas Canarias, que constituía una excelente base marítima de operaciones y aprovisionamiento. Aunque parecía que era objetivo de los portugueses, las expediciones a Canarias fueron realizadas por los castellanos, en concreto por Enrique III y Enrique IV. Las primeras tierras conquistadas se incorporaron al régimen señorial, pero al final las islas pequeñas quedaron en manos de señores, mientras que las islas mayores quedaron bajo poder real.