Etapas de la Evolución Política en España: Decada Moderada (1843-1854) y Crisis del Moderantismo (1856-1868)

ETAPAS DE LA EVOLUCION POLITICA: DECADA MODERADA (1843-1854)

Las elecciones de 1844 tuvieron lugar en medio de las graves dificultades para los progresistas. Así, las nuevas cortes abiertas en 1844 tenían una mayoría abrumadora de moderados. A su frente, Narváez, quien sentó las bases del nuevo Estado moderado y organizó sus principales instituciones. El régimen se asentó sobre el predominio social, económico y político de la burguesía terrateniente, nacida de la fusión de los antiguos señores y los nuevos propietarios rurales. Para estos grupos era necesario consolidar un nuevo orden social, que protegiese las conquistas de la revolución liberal contra la reacción del carlismo. No se trataba de volver al viejo absolutismo, sino de asentar un liberalismo conservador que reformara el Estado en interés de las nuevas clases dominantes y que restringiera la participación política al escogido de las clases respetables. Para poder gobernar, los moderados y la corona se aprestaron a elaborar una nueva constitución. La constitución de 1845 recoge las ideas básicas del moderantismo: rechazo de la soberanía nacional y sustitución de la soberanía conjunta del Rey y las cortes, ampliación de los poderes ejecutivos y disminución del legislativo, exclusividad de la religión católica y compromiso de mantenimiento de la nobleza y clero, supresión de la Milicia nacional y Senado no electivo sino nombrado por la reina. Se mantenía gran parte del artículo de la constitución de 1837, pero se remitía su regulación a leyes posteriores que fueron restrictivas con las libertades. Por último, confería enormes atribuciones a la Corona, ya que le otorgaba la facultad de nombrar el Senado. Los moderados intentaron mejorar sus relaciones con la Iglesia, y muy especialmente a causa de la desamortización y la abolición del diezmo. En 1851 se firmó un Concordato con la Santa Sede, en el que se establecía la supresión de la venta de los bienes eclesiásticos desamortizados, el retorno de los no vendidos y la financiación pública del culto y el clero.



EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

Durante 2 años, el nuevo gobierno intentó restaurar los principios del régimen constitucional de 1837 y restableció la Milicia y la Ley municipal progresista e inició la elaboración de una nueva Constitución (1856). Entre tanto, el nuevo gobierno emprendió un ambicioso plan de reformas económicas en defensa de los intereses de la burguesía urbana y de las clases medias. Las dos líneas de acción más importantes fueron la reanudación de la obra desamortizada y la ley de ferrocarriles. La nueva ley desamortizada afectó a los bienes del Estado, Iglesia… El volumen de lo puesto a la venta era mucho mayor que en 1837 y se pretendía igualmente conseguir recursos para la Hacienda y las inversiones públicas. La construcción del ferrocarril fue otro gran proyecto económico, que elaboró en 1855 la Ley General de Ferrocarriles. Sin embargo, las medidas reformistas del Bienio no mejoraron las condiciones de vida, lo que generó un clima de grave conflictividad social. La situación de crisis económica produjo levantamientos obreros en Barcelona, donde los trabajadores pedían la reducción de los impuestos, la mejora de los salarios y la reducción de la jornada laboral. El gobierno acabó presentando una Ley de Trabajo que introducía algunas mejoras laborales y permitía la formación de asociaciones de obreros. Por último, un grave levantamiento se produjo en el campo castellano con asaltos e incendios de fincas. La situación provocó una grave crisis, Espartero dimitió y la reina confió el gobierno a O’Donnell.

LA CRISIS DEL MODERANTISMO (1856-1868)

O’Donnell restauró el régimen que dos años antes había ayudado a derribar, restableciendo los principios de moderantismo. Durante la etapa que transcurre entre 1856 y 1863, la Corona confió la formación de gobierno a los políticos de la Unión Liberal, primero a O’Donnell y más tarde a Narváez, y se produjo una etapa de cierta estabilidad política, dominada por la vuelta al conservadurismo. Se restableció la constitución de 1845 y se anuló la legislación más progresista del Bienio (introducción de la desamortización, anulación de la libertad de imprenta…). Los unionistas llevaron a cabo una política exterior activa y cuyos objetivos eran desviar la atención de los problemas internos y fomentar una conciencia nacionalista y patriótica. Se desarrollaron acciones como la expedición a Indochina, la intervención en México… En 1863, el gobierno de los unionistas fue incapaz de afrontar la oposición política de progresistas, demócratas y republicanos. O’Donnell presentó su dimisión y la Reina entregó de nuevo el poder a los moderados. Entre 1863 y 1868, el moderantismo gobernó de forma autoritaria. Fue asimismo incapaz de mejorar la situación económica, agravada por la guerra y la crisis de las finanzas europeas. A partir de ese momento, amplios sectores de la sociedad coincidieron en la necesidad de dar un giro a la situación que no podía consistir en un simple cambio de gobierno, sino que implicaba a la propia monarquía isabelina.

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