Medidas de las Cortes de Cádiz en 1811
En 1811 se decretó la abolición del régimen jurisdiccional. Al no definirse con claridad qué pagos quedaban eliminados, los señores seguían cobrando sus rentas. Quedó extinguida la Mesta. También se decretó la eliminación del mayorazgo y se declaró la libre propiedad. Fueron suprimidos los gremios. Se estableció la libertad de imprenta, se eliminó la inquisición y por último se puso en marcha la desamortización de bienes propios y baldíos, con el fin de amortizar la deuda.
Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo
Se dirigió a Valencia, allí desencadenó un golpe de Estado mediante un Real decreto que suprimió las Cortes, declaró nula toda su actuación y por tanto abolió la Constitución. El general Eguía fue enviado a Madrid con orden de tomar la sede de las Cortes y proceder a detener a regentes, ministros y diputados. El golpe de estado fue posible gracias al apoyo prestado por parte del Ejército, de la nobleza y del clero reaccionarios, expresado en el Manifiesto de los persas, un documento entregado al rey a su llegada a Valencia. En él se defendía la vuelta al antiguo Régimen, el absolutismo real y la alianza del Altar y del Trono. El golpe tuvo el respaldo de un pueblo llano que creyó firmemente en Fernando VII. Además de la Constitución, fueron suprimidas las leyes desamortizadoras, la libertad de imprenta y la reforma de los impuestos. Se restablecieron el Tribunal de la Inquisición y la Mesta. El retorno al absolutismo en 1814 no es un hecho aislado en Europa, sino que se inscribe en un proceso general de restauración del Antiguo Régimen. La consecuencia inmediata del golpe de estado fue la represión.
Sexenio Absolutista
Fernando VII gobernó en permanente inestabilidad política, con continuos cambios de ministros. El auténtico gobierno en la sombra lo constituía la camarilla, formada por hombres de confianza del rey, clérigos… La situación económica era desastrosa. Tras el largo periodo de guerras en toda Europa se produjo una caída de los precios gracias a una racha de buenas cosechas. El problema más grave era la quiebra financiera del Estado. Sucesivos ministros fracasaron en su intento de resolver el problema. Eran conscientes de que la causa estaba en que los propietarios de la mayor parte de las tierras del país no pagan impuestos. La situación de los campesinos empeoró por las medidas tomadas en 1814. Hicieron subir la tensión en las zonas agrarias hasta desencadenar sucesivos movimientos de protesta. El ejército se vio también perjudicado. Fernando VII se negó a integrar en él a los jefes guerrilleros. Poco a poco se reorganizaba el movimiento clandestino liberal. Surgieron círculos secretos y sociedades masónicas en las principales ciudades.
El Trienio Constitucional
El comandante Riego se pronunció con éxito a favor de la Constitución. Los levantamientos campesinos que expresaban su descontento por la situación económica obligaron a Fernando VII a restablecer la Constitución de Cádiz. El periodo del Trienio Constitucional se caracterizó por la agitación política permanente. En primer lugar, la propia división entre los liberales, los moderados y los radicales. Una segunda fuente de inestabilidad la constituyó la actitud involucionista del rey. Se enfrentó a las Cortes, vetó leyes y mostró su desconfianza a los ministros liberales.
Reformas del Trienio
Las Cortes aprobaron una nueva legislación reformista. En primer lugar, se adoptaron medidas de reforma agraria. Pero la mayor parte de ellas beneficiaron más a los propietarios que a los campesinos.
La política religiosa de las Cortes estuvo marcada por el anticlericalismo y la defensa de la autoridad del Estado. Se exigió a los clérigos que se estudiara en las escuelas y que se explicara desde los púlpitos. Se suprimió de nuevo el Tribunal de la Inquisición y la Compañía de Jesús. Las Cortes también abordaron la reforma militar, igualmente se restableció la Milicia Nacional. La reforma educativa se concretó en la secularización de la enseñanza, su extensión gradual y su ordenación en tres niveles.
Caida del Gobierno Liberal
En 1822 se produjo un intento de insurrección contrarrevolucionaria, cuando cuatro regimientos de la Guardia Real se sublevaron. Se formó entonces un gobierno no radical, que pasó a vigilar estrechamente al rey, de quien desconfiaba desde 1821. En el norte actuaban partidas guerrilleras organizadas por la aristocracia y el clero absolutista. En 1822 las tropas realistas tomaron Urgel, donde se instaló una regencia que resistió varios meses al ejército constitucional. Las potencias europeas ya habían decidido una intervención militar para acabar con el gobierno liberal. Se encomendó a Francia la operación militar. Un ejército, los 100000 hijos de San Luis, entró en España en 1823. Liberaron al rey en Cádiz, devolviéndole su poder absoluto.
La Década Ominosa
La llamada por los liberales «década ominosa» está presidida por la vuelta atrás, el retorno del absolutismo, la represión y el terror frente a los liberales, la intolerancia económica y las presiones de los ultrarreaccionarios, que acaban formando un movimiento a la derecha del propio Fernando VII, que acabará cristalizando en el carlismo. Ya desde la entrada de los franceses se formó primero una Junta Provisional y semanas después, una Regencia que actuaron en nombre del Rey, aún «preso» del gobierno liberal. Las medidas tomadas, que serán luego ratificadas por Fernando VII, tuvieron como objetivo doble la vuelta al Antiguo Régimen y la represión indiscriminada a los liberales.
La Agonía del Absolutismo y la Crisis Sucesoria
El país continuó sumido en el caos económico. Solo la industria textil catalana apuntó un ligero crecimiento. A partir de 1830 volvieron a producirse conspiraciones liberales. Se desencadenó la crisis sucesoria, Fernando en 1829 contrajo matrimonio con su sobrina Maria Cristina. Fernando VII quiso garantizar la descendencia de su hijo o hija y publicó una pragmática Sanción que eliminaba la Ley Sálica y restablecía la línea sucesoria, favorable a la sucesión femenina. En 1832 se desencadenaron los llamados sucesos de la Granja, consiguieron que Fernando firmara la supresión de la pragmática, pero el rey se restableció y volvió a ponerla en vigor. Sustituyó a los principales ministros carlistas y puso a Cea Bermúdez, absolutista moderado, al frente del gobierno. En 1833 murió Fernando VII y se iniciaba la regencia de Maria Cristina.