Introducción. En 1902 finaliza la regencia de María Cristina de Habsburgo y accede al trono Alfonso XIII. El reinado del nuevo rey hasta 1923, en que se inicia la dictadura de Primo de Rivera, se caracteriza por un proceso de crisis y caída del sistema político de la Restauración. Hasta 1912 la crisis política del sistema se trata de combatir con intentos de reformas promovidos por partidos dinásticos, siguiendo la tendencia regeneracionista. El fracaso de estos intentos y las consecuencias sociales y económicas de la 1ª Guerra Mundial van a producir, entre 1912 y 1923, la agudización de la crisis y la caída definitiva del sistema con la implantación de la dictadura de Primo de Rivera.
1. La crisis del sistema político de la Restauración
En la crisis política del sistema intervinieron varios factores: 1) la fragmentación en múltiples de los partidos dinásticos al desaparecer sus líderes históricos. Cánovas en 1897 y Sagasta en 1903. Ello dificultó enormemente la práctica del turno de los partidos dinásticos y, aunque se mantuvo hasta comienzos de la Gran Guerra, lo hizo en medio de una fuerte inestabilidad política. 2) la inestabilidad tuvo como consecuencia el mayor protagonismo del rey en el sistema político. Alfonso XIII, utilizando sus importantes prerrogativas constitucionales, aumentó su poder frente al Parlamento y su intervención fue decisiva en el cambio político. Se habla por ello de crisis orientales, esto es, producidas desde el Palacio de Oriente por un excesivo intervencionismo real. 3) aumentó también la oposición de las fuerzas antidinásticas, debido tanto a su mayor implantación derivada de los cambios económicos y sociales, como a la debilidad interna del sistema. El nacionalismo y regionalismo chocaron también en sus demandas contra la concepción centralista del Estado de la Restauración. Pero esta oposición no fue lo suficientemente fuerte para reformar o poner fin al sistema.
2. El fracaso del reformismo dinástico. La Semana Trágica.
Las dos propuestas más sólidas de reforma del sistema de Restauración las realizaron los gobiernos de Maura y Canalejas. Eran propuestas que pretendían eliminar los vicios y modernizar el sistema sin salirse de la Constitución del 76. Maura opinaba que había que hacer la revolución desde arriba, para impedir que la hicieran desde abajo los revolucionarios. De 1907-1909 adoptó una serie de medidas para llevar a cabo su programa: -por una parte, quiso acabar con la corrupción electoral y conseguir lo que él denominó el descuaje del caciquismo. – por otra parte, trató de dar autonomía a los poderes locales con la Ley de Administración Local (1907). Los sucesos de la Semana Trágica del verano de 1909 pusieron fin al gobierno de Maura y a su revolución desde arriba. Los enfrentamientos en Melilla con los marroquíes llevaron al gobierno de Maura a reclutar reservistas para reforzar las tropas españolas en Marruecos. Tras las derrotas españolas en la batalla del Gurugú y Barranco del Lobo, se convocó una huelga general que produjo graves disturbios y manifestaciones de contenido anticlerical (quema de iglesias y conventos) en Barcelona. El ejército reprimió la insurrección con gran dureza. El pedagogo anarquista Ferrer Guardia fue inculpado como inductor y jefe de la insurrección y condenado a muerte y ejecutado. Ante este escándalo, el rey cesa a Maura, que a partir de ese momento no se mostró colaborador con el turno.
El nuevo líder liberal Canalejas, intentó, entre 1919-1912 reformar el sistema político en una dirección democrática. Sintetizemos su programa en los siguientes enunciados: 1) contemplaba un activo intervencionismo social y laboral en el que colaboraron algunos de los más activos miembros de la Institución Libre de Enseñanza a través del Instituto de Reformas Sociales. Redujo la jornada laboral, reguló el trabajo de mujeres y niños, el descanso dominical y fomentó la implantación de la seguridad social. 2) satisfizo dos de las reivindicaciones tradicionales de las clases populares: la aprobación de un servicio militar universal y obligatorio, y la supresión de los odiados impuestos de consumos. 3) Trató de redefinir las relaciones Iglesia-Estado, estableciendo la separación entre ambas instituciones. Para ello intentó, sin éxito, elaborar una nueva ley de asociaciones religiosas. Logró sacar adelante la Ley del Candado, que trató de frenar la expansión de las órdenes religiosas durante dos años, hasta que se aprobara la Ley de Asociaciones. 4) la Ley de Mancomunidades aprobada en 1912 trataba de dar soluciones al problema de la descentralización del Estado. El asesinato de Canalejas en este mismo año de 1912 paralizó la aplicación de su programa reformista.
Las consecuencias de la Gran Guerra y la crisis de 1917: juntas de defensa, asamblea de parlamentarios y huelga general
España se mantuvo neutral durante la 1ªGM (1914-18). Los efectos económicos y sociales que esta neutralidad tuvo para España fueron de gran importancia y repercusión de manera clara sobre la grave crisis del sistema de la Restauración. En lo económico, la Guerra Mundial provocó un acelerado crecimiento de la economía española, que abasteció a los países beligerantes. Para ello llevó a cabo un importante proceso de desarrollo industrial, que estimuló la actividad bancaria y el comercio. La agricultura aumentó su producción para el abastecimiento de los dos bandos contendientes. Pero este rápido crecimiento se realizó sobre bases muy frágiles y causó graves desajustes sociales ya que dio lugar a una elevada inflación, es decir, sensible descenso del nivel de la vida de las clases populares y medias. Motines y sublevaciones mas corrientes migratorias del campo a las ciudades = aumento fuerte de la afiliación sindical, sobre todo de la CNT. Esta polarización económica (ricas burguesías industriales y terratenientes vs clases medias y trabajadoras), social y política, terminó estallando en 1917, dando lugar a una crisis que implica un intento de hacer desfallecer la Restauración por parte de las fuerzas antisistema, en esta crisis confluyen tres conflictos: el militar (las juntas de defensa), el político (la asamblea de parlamentarios) y el social (la huelga general).
1) Las juntas de defensa
La frecuente interferencia del ejército en la vida política se hizo explícita cuando un grupo de militares asaltó los periódicos barceloneses Cut-Cut y La Veu de Catalunya como respuesta a unas supuestas ofensas a la institución y a la patria difundidas por los medios. La presión de los militares terminó derribando el gobierno liberal e imponiendo la Ley de Jurisdicciones, por la que los delitos contra la patria pasaban a ser juzgados por tribunales militares. Además hubo un conflicto de orden interno, derivando de la protesta de los militares peninsulares contra los ascensos rápidos de los militares africanistas por méritos de guerra. Este conflicto se tradujo en la creación por parte de los peninsulares de juntas militares de defensa, que solicitaron subida de salarios y convocatoria a Cortes Constituyentes. El gobierno de Dato (conservador) tuvo que ceder concediendo la subida de salarios y la legalización de las juntas.
2) La asamblea de parlamentarios
Las fuerzas políticas no integradas en el sistema, siguiendo el ejemplo de las juntas militares, propusieron la formación de un gobierno provisional y la convocatoria a Cortes Constituyentes, eliminar las prerrogativas reales y reconocer los nacionalismos. El líder de la Lliga Regionalista, Francesc Cambó, convocó en Barcelona una asamblea de parlamentarios de los grupos antisistema, con excepción de los anarquistas, que no quisieron participar. Esta asamblea aprobó, antes de ser disuelta, las líneas de una nueva constitución de carácter democrático.
3) La huelga general
Ante la situación económica inflacionista, provocada por la neutralidad de la Gran Guerra, la situación de las clases más desfavorecidas se volvió insostenible, mientras propietarios y oligarcas eran los únicos que se beneficiaban = gran conflictividad social a través de huelgas populares. En 1916 se llegó a la unión sindical de UGT y CNT para forzar al gobierno a que tomara medidas. La HG logró la movilización obrera en los principales centros industriales (Cataluña, Asturias, Madrid y País Vasco). Pero el gobierno recurrió al ejército que llevó a cabo una durísima represión de los huelguistas. Además de un centenar de muertos, los miembros del comité nacional de huelga entre los que se encontraban Largo Caballero y Julián Besteiro, fueron condenados a cadena perpetua.
A esta inestabilidad general, se unió la agudización del problema de Marruecos con el desastre del Annual (1921) y el recrudecimiento de la cuestión catalana. Se acabó con el turno y el rey tuvo que recurrir a gobiernos de concentración monárquica. La conflictividad social fue en aumento y el partido comunista se escindió del PSOE. Grandes huelgas recorrieron el campo andaluz y la industria, como la de la fábrica de electricidad de La Canadiense, que terminó con la victoria de los obreros, que consiguieron temporalmente la aprobación de la jornada de 8 horas. La conflictividad social continuó y entre el 19 y el 22, los estados de excepción, y la suspensión de garantías constitucionales fueron la norma. Además, el conflicto de Marruecos iba en aumento tras la finalización de la Gran Guerra. El mando militar del territorio estaba dividido entre 2 generales: el Alto Comisario Damaso Berenguer, partidario de la vía pacífica y Silvestre, decidido defensor de la ocupación militar y muy vinculado al rey.
Una operación precipitada de Silvestre dio lugar a que rifeños de Abd-el-Krim (líder independentista) infligiera en una derrota a las tropas españolas en Annual (1921), que supuso más de 12000 muertos. Las consecuencias políticas de este desastre fueron graves: las responsabilidades alcanzaron al propio rey, al que se acusó de ser el incitador de Silvestre para realizar el avance que terminó con la carnicería de Annual. Los liberales y las fuerzas antidinásticas consiguieron que se instruyera un expediente, el expediente Picasso, que tuvo como consecuencia el procesamiento de una serie de mandos del ejército, incluido Berenguer (Silvestre había desaparecido en Annual), pero se soslayó la actuación del rey y se creó una comisión parlamentaria para estudiar los hechos; no se llegó a presentar informes a causa del golpe de estado del general Primo de Rivera en septiembre de 1923.